Tratado breve de medicina y de todas las enfermedades. Estudio, selección y notas de Marcos Cortés Guadarrama | Agustín Farfán Fray

Tratado breve de Medicina de Agustin Farfan 1610. Detalhe de capa.
Tratado breve de Medicina, de Agustín Farfán (1610). Detalhe de capa.

La insistencia en la contextualización a diversas escalas evita confusiones y anacronismos que perjudicarían gravemente la comprensión de la importancia, el alcance y el significado histórico, literario y científico del Tratado. E insisto esta triple adjetivación porque en ella radica una parte esencial de la novedad que supone la edición de Marcos Cortés. Porque la tesis principal del autor de esta edición a la hora de leer a Farfán consiste en tomar el Tratado breve de medicina como una poética y aplicarle las herramientas hermenéuticas de la crítica literaria. De hecho, el valor y significado literarios del Tratado ocupa para Marcos Cortés un lugar esencial, imprescindible (y, desde el punto de vista de la historiografía, innovador) en su atenta, provocadora e inteligente lectura del texto de Farfán.

La edición así planteada permite entender qué estaba ocurriendo en la producción intelectual de los médicos de formación universitaria enfrentados a la radical novedad de unas culturas médicas ajenas, no europeas, cuando desarrollaban su práctica en el mundo colonial, pero sobre cuando se ponían a escribir sobre ello. Y donde más y más tempranamente se pusieron a escribir fue en el mundo colonial ibérico en general y en novohispano en particular. De hecho, cuando Farfán, ese médico metido a fraile agustino al enviudar y cuya vida profesional se desarrolló durante cuatro décadas en la Nueva España, llevó a la imprenta de Pedro Ocharte en la ciudad de México su Tratado breve de medicina había transcurrido justo un siglo desde que las primeras tres naves europeas tocaran tierra insular caribeña bajo el mando de Cristóbal Colón. Durante ese tiempo, ya otras obras médicas se habían escrito e incluso en ocasiones impreso en ámbito colonial; entre ellas, una del mismo Farfán, especie de avanzadilla quirúrgica de la obra que nos ocupa: el Tratado breve de cirugía, impreso también en México, trece años antes.

Esta producción en suelo colonial no se entiende -y esta es otra de las tesis fuertes que dan vuelo historiográfico al estudio introductorio- sin tener muy en cuenta la tratadística de los siglos XV y XVI en castellano. La tratadística médica (Marcos Cortés es un gran conocedor de la obra de Alonso de Chirino, entre otros), pero también la filosófico-natural (de la obra de Huarte de San Juan a la de Oliva Sabuco, por citar dos destacados tratados que conoce bien y que relaciona con el de Farfán), e incluso la procedente de otras “poéticas” solo en apariencia alejadas de la de Farfán, como el Flos Sanctorum, que en su día editó el propio Cortés Guadarrama, con el mismo rigor y originalidad con los que ahora edita el Tratado breve de medicina. Estas lecturas satelitales construyen un gran racimo de textos que se va desgranando a medida que avanza la lectura del tratado del médico-fraile en clave literaria, poniendo en primera línea la imaginación (la facultad “imaginativa” de Aristóteles, pero también de Huarte y de Sabuco) para interpretar la poética de Farfán, su vía de acceso al conocimiento médico, propio y ajeno, así como su modo de comunicarlo a sus lectores.

Cortés Guadarrama tiene un excelente conocimiento de la literatura de ficción castellana de los siglos XV y XVI, en especial la picaresca, pero también la dramática y la poética. Quizá, sin embargo, no domina tan bien otras producciones que, en algún aspecto concreto, hubieran resultado de gran ayuda para su lectura del Tratado. Así, cuando incursiona en temas como la anatomía de la época, por ejemplo, comete varios errores que, aunque no tienen gran trascendencia en el conjunto de su edición, deslucen algo el resultado final; en el mismo sentido, es poco afortunada la decisión de ilustrarlo con imágenes tomadas del tratado anatómico de Valverde de Amusco que poco o nada tiene que hacer aquí, si no es confundir al lector acerca de una inexistente relación con la obra que se edita. Sobre todo, porque ni una cosa ni la otra aporta nada a la ya de por sí suficientemente sólida base de sus novedosas tesis principales, mientras que el riesgo de mostrar una dependencia excesiva de una historia de la medicina a la antigua usanza, impostada en un discurso que opone tradición “medieval” y modernidad “humanista”; un discurso que cree tener que evaluar el grado de retroceso o progreso que un determinado texto supuestamente merece. Sin embargo, paradójicamente, nada resulta más alejado de esta deriva que lo que Marcos Guadarrama consigue con su provocador análisis de la poética de Farfán. Por eso estaba en buenas condiciones para haberse liberado definitivamente de esa rémora.

Hecha esta salvedad, que solo es detectable en algunos pasajes del estudio introductorio, la compleja arquitectura que Marcos Guadarrama nos propone para abordar la lectura de Farfán se salda con notable éxito, pues pone a disposición de lectoras y lectores de muy variados intereses un texto médico inteligentemente leído y explicado. La sensación final es que el Tratado breve de medicina debería formar parte a partir de ahora del bagaje histórico, científico y literario de la cultura hispánica global. Solo comprendiendo textos como el de Agustín Farfán en el sentido con que lo hace aquí Marcos Cortés se alcanzará a dar cuenta cabal de lo que esta cultura significó, de cómo se forjó con apropiaciones de otras culturas con las que entró en contacto o en colisión, y de cómo se encuadró en el mundo surgido de ese binomio inseparable formado por la modernidad y la colonialidad.


Resenhista

José Pardo-Tomás – (IMF-CSIC, Barcelona). E-mail: [email protected]


Para citar esta resenha

FARFÁN, Fray Agustín. Tratado breve de medicina y de todas las enfermedades. Estudio, selección y notas de Marcos Cortés Guadarrama, Madrid-Fráncfort: Iberoamericana-Vervuert, 2020. 501p. Resenha de : PARDO-TOMÁS, José. Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia. Madrid, v.74, n.1, p594, enero-junio 2022. Acessar publicação original.

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