Desplazamientos, desposesión y violencias | Historia y sociedad | 2020

La publicación del presente dossier (julio, 2020) coincide con un momento en el que las fronteras estatales han sido cerradas en distintas partes del mundo y los tránsitos y movimientos de personas se han visto limitados y mayormente controlados a partir de la “crisis” instalada por la pandemia del coronavirus. Las medidas adoptadas por los Gobiernos nacionales para la contención de la pandemia han sido muy variadas, reflejando en gran medida las actuales coyunturas político-económicas de los diferentes países. La situación en América Latina es especialmente dramática no solo por la situación de pobreza y por la histórica desigualdad social presente en el continente, sino también por las soluciones autoritarias y militarizadas puestas en marcha, expresión del retroceso experimentado en muchos países de la región en materia de garantía de derechos políticos, económicos, sociales y culturales.

La marca de estos nuevos tiempos parece ser la ampliación generalizada de la precariedad y del riesgo a la muerte, ya sea por la proliferación del coronavirus o por las medidas políticas adoptadas por los Gobiernos de algunos países, los cuales han manifestado públicamente el desprecio por la vida, incitando a la violencia y al racismo. En efecto, mientras han dado prioridad a la defensa de la economía y del mercado en detrimento de la vida, estos gobiernos han tomado parte en la economía política de la muerte. La necropolítica1 parece adquirir así su máxima expresión, puesto que se ha acelerado —en el tiempo— y se ha expandido —en el espacio—, obteniendo otro ritmo y escala. No obstante, si bien es posible afirmar que la novedad del tiempo presente recae en la radicalización de la violencia y la precariedad, del control de las fronteras y de las restricciones impuestas a las migraciones y a la movilidad de las personas, es importante indagar en qué medida estos fenómenos expresan continuidades con procesos anteriores y de larga duración. Leia Mais