Los primeiros andinos, Tecnología lítica de los habitantes de Chile trece mil años atrás – MÉNDEZ (EA)

MÉNDEZ, César. Los primeiros andinos, Tecnología lítica de los habitantes de Chile trece mil años atrás. [Lima]: Fondo Editorial de La Pontificia Universidad Católica del Perú, 20q15. Resenha de: ATENCIO, Lautaro Núñez. Estudios Atacameños, San Pedro de Atacama, n.54, 2017.

El colega César Méndez Melgar fue el primer Doctor graduado del Programa acreditado de Antropología de la alianza UCN-UTA con una defensa sobresaliente efectuada en el año 2010 y que hoy se difunde a raíz de un impecable aporte del Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Colección Estudios Andinos 2015). A través de 251 páginas, 35 figuras, 36 tablas y 387 referencias bibliográficas, el autor nos conduce desde una visión sudamericana a un análisis original sustentado en componentes líticos contextualizados, derivados de excavaciones cronoestratigráficas extendidas y confiables, llevadas a cabo en el centro-norte del país.

En sus propias palabras: “En este libro nos preguntamos cómo se configuró la organización socio-tecnológica de los grupos que poblaron el centro de Chile durante el Pleistoceno terminal (en adelante 11.100 a 10.000 años 14CAP. o ~ 13.000 a 11.500 años cal. AP). Se propone realizar una evaluación crítica de la tecnología lítica de los conjuntos asignados con fechados radiocarbónicos de este lapso temporal. Pensamos que uno de los aportes principales ha sido desarrollar un proyecto metodológico capaz de generar y contestar preguntas relativas a cómo los humanos organizaron su espacio habitado, mediado por decisiones relativas a cómo implementar su tecnología” (p. 23).

Se observará como se reconstituyen los paisajes líticos en la costa de Los Vilos, Caimanes-Tilama en el Chile se-miárido, Taguatagua-Estero Zamorano en la región mediterránea del centro, muy apoyado de la data faunística, geológica y petrográfica, previas intensas exploraciones y largos terrenos, siempre rodeados de alumnos, en sitios que no se abandonan de un día para otro. Una vez centrada su hipótesis a lo largo del valle longitudinal, se concentra en los ambientes paleolacustres, canteras y campamentos, con el fin de identificar ritmos sociales en la gestión de las materias primas, cadenas operativas, gestos tecnológicos, productivos, huellas de uso y descarte lítico. Estos indicadores los advierte derivados de la interacción entre los espacios de ocupación, el paisaje lítico y los patrones de movilidad, sin dejar de entrever los efectos paleoclimáticos y cómo la sociedad del fin del Pleistoceno se adaptó a los dramáticos cambios paleoambientales en el tránsito al Holoceno Temprano.

En general, se nota un tratamiento muy cuidadoso en términos de vincular sus evidencias duras con propuestas interpretativas bien acotadas, de modo que desde las rocas humanizadas logra con seguridad construir el mapa de los paisajes ocupados y los patrones de movilidad que articulan la funcionalidad de sitios y el abastecimiento de recursos líticos. En este sentido, la presentación horizontal de los pisos de ocupación con la locación de las evidencias culturales y faunísticas se contrasta con las columnas estratigráficas verticales y sus respectivos miembros sedimentológicos que permiten sellar las evidencias in situ. De esta manera logra revelar cómo se inició la habitabilidad en las tierras bajas de la depresión intermedia, en un escenario distinto al actual que nos ayuda a localizar dónde y cuándo los recursos bióticos estaban asociados al manejo de los humanos.

Así la tecnología y las cadenas operativas le señalan los atributos particulares y los ritmos de interacción social y espacial, logros poco comunes en las publicaciones sobre los tempranos poblamientos sudamericanos. En efecto, logró caracterizar los contextos líticos, su gestión tecnológica, la variabilidad y funcionalidad de los instrumentos y como corolario: la naturaleza de las cadenas operativas representadas en sitios diferenciados.

Al final ya está en condiciones de reconstituir la gestión de los recursos, los patrones comunes que definen conductas tecnológicas, la función diferenciada de los sitios y el control de espacios específicos. De modo que desde el utillaje lítico logra entender cómo se organizaron los espacios de subsistencia y aprovisionamiento, hasta destacar dos “pulsos” ocupacionales diferenciados cronológicamente que permiten postular distintos conocimientos del paisaje ocupado.

El Prof. Dr. Méndez Melgar ha logrado integrar y estimular a los colectivos científicos donde operan estas experiencias en torno a los primeros poblamientos, portando y optimizando los análisis interdisciplinarios que compartiera con su querido compañero Donald Jackson.

Ambos herederos de esa forma de encarar los yacimientos finipleistocénicos a través de excavaciones con escalas amplias, como las pioneras de Quereo y Taguatagua.

Ahora se desplaza desde el centro-norte a la Patagonia con un manejo documental lúcido, colocando el protagonismo en aquéllos que investiga: los primeros andinos. Él está consciente de que las tecnologías subyacen en las epopeyas que implicaron estas primeras colonizaciones a lo largo de este extraño territorio que los recibiera por los desiertos del norte hasta las frías y húmedas tierras del fin del mundo. Definitivamente, es una obra indispensable para quienes abordan los primeros poblamientos del Cono Sur de América.

No es extraño que hoy sea director de investigaciones y publicaciones de la Facultad de Ciencias Sociales y un genuino académico del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile, su Alma Mater por excelencia. Representa a ese ideario científico que crea conocimientos sólidos y perdurables desde proyectos en trayectoria, asociados a revistas de estándares internacionales, pero que profesa a su vez este afecto irresistible por los libros.

Lautaro Núñez A. – Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo, Universidad Católica del Norte, San Pedro de Atacama. Chile

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