Atlas Histórico y Geográfico de la Argentina. Calidad de vida I | Guillermo Velázquez

El Atlas Histórico y Geográfico de la Argentina. Calidad de vida I, que dirige Guillermo Velázquez, se torna un aporte imprescindible para los estudios históricos y sociales de la desigualdad en Argentina, vistos desde una perspectiva interdisciplinaria amplia, al considerar múltiples factores, como salud, educación, poder adquisitivo, entre otros. No obstante, el trabajo puede contribuir también a estudios comparativos de significativa importancia para la región. Naturalmente, el extenso periodo histórico que abarca, desde 1789 hasta comienzos del siglo XXI, lo convierte en un aporte fundamental para todas las disciplinas sociales, desde la historia, la economía y la sociología, hasta la geografía y la antropología.

El historiador Daniel Santilli abre una introducción sobre la primera parte del Atlas llamada La calidad de vida a través de la Historia. El mismo analiza la etapa preestadística del siglo XVIII y cómo, a partir de las metodologías empleadas, desde la construcción de canastas de consumos, series de precios, salarios y las practicadas desde la antropometría, se ha logrado estudiar periodos históricos en los que los censos nacionales eran inexistentes y las fuentes conservadas escasas. Santilli se basa en el análisis de un importante censo realizado para la campaña de Buenos Aires, que registraba las regiones de Magdalena, Areco y Pilar. El autor presenta conclusiones novedosas sobre este censo que ha sido analizado por importantes historiadores, desde los fallecidos Juan Carlos Garavaglia y Jorge Gelman, hasta Raúl Fradkin. Básicamente, Santilli nos invita a pensar cómo, a pesar de la desigual distribución de la tierra y no tanto del ganado, la primera no era imprescindible para la producción, especialmente en tiempos en los que las estructuras capitalistas aún no se asentaban en el territorio. De modo que en tiempos coloniales, la tierra constituía más un reservorio de status, aunque paralelamente los pequeños campesinos tuvieron un papel importante como abastecedores de carne y trigo.

La primera parte del Atlas se compone de varios capítulos encarados por historiadores y otros cientistas sociales, como Guillermo Velázquez, Hernán Otero, Juan Pablo Celemín, Gómez Lende, entre otros. Los abordajes ofrecen distintos análisis del Primer Censo Nacional de la República Argentina de 1869, con una mirada interdisciplinar enfocada en factores como la salud, la educación y la vivienda; además del ya tradicional estudio del diseño institucional y estadístico del mismo. La utilización variada de mapas, gráficos y estadísticas que presentan los autores, permite reconstruir de forma completa estas variables, siendo enriquecidas con el análisis sociohistórico del periodo. De la misma forma se aborda el Segundo Censo Nacional, aunque centrado en un examen apoyado en el uso de sistemas de información geográfica, como un índice de la calidad de vida. Este es construido específicamente para examinar de forma comparativa las diferencias provinciales, interprovinciales y regionales de forma diacrónica. Luego, el Tercer Censo Nacional, de 1914, es analizado siguiendo las mismas variables, a saber, vivienda y salud; aunque sin dejar de lado la riqueza y también acudiendo a sistemas de información geográfica. El análisis sobre el Cuarto Censo Nacional, de 1947, además de lo mencionado metodológicamente, incluye el estudio de la mortalidad infantil en una dimensión nacional, provincial y regional, con contrastaciones de fuentes importantes del entonces Ministerio de Salud de la Nación sobre Vivienda. Luego, las mismas metodologías como criterios de análisis, teniendo en cuenta una inédita colaboración entre geógrafos e historiadores, se aplican al Quinto Censo Nacional, de 1960, y al Sexto, de 1970.

Para 1980, además de examinar el Censo Nacional realizado ese año, comienzan a tener relevancia otras estadísticas construidas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y las Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud y Acción Social de la Nación. Así, en los análisis sobre 2001 y 2010 comienzan a aparecer otras categorías que atomizan y complejizan la cuestión de la desigualdad, tales como el concepto de “pobreza” que, dentro de la calidad de vida, comienza a considerar una Línea límite y Necesidades Básicas Insatisfechas. En el apartado dedicado a los años noventa aparecen importantes vicisitudes, como el proceso de globalización y las transformaciones en el modelo de desarrollo, dando cuenta que los índices construidos sobre la calidad de vida son tareas siempre inconclusas y variables a lo largo de la historia. De esta manera, la apuesta metodológica se complejiza a diferentes factores, como los físico-ambientales, además de los tradicionales socioeconómicos.

Una segunda sección está dedicada a la pobreza y el desarrollo humano, donde Fernando Manzano y Celemín abordan diferentes cuestiones desde sus múltiples definiciones, tradiciones de pensamiento, vinculación con el desarrollo económico hasta sus conceptualizaciones formales a lo largo de la historia. También otros apartados discuten la cuantificación de la pobreza como los alcances para una definición en el presente que supere la variable única del poder de compra, y que incluya otros factores, como el acceso a servicios e incluso el tiempo dedicado al ocio. También debe mencionarse el importante estudio sobre el Índice de Desarrollo Humano aplicado a todo el país desde los años 1990. Este fue adoptado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo como una alternativa de la medición del ingreso per cápita de los países que, a partir del aporte del Premio Nobel de Economía de 2001, Amartya Sen, permite analizar el bienestar desde factores como la nutrición, la salud, el conocimiento, el descanso gratificante, entre otros.

Una tercera parte del Atlas, en la que participan importantes autores como Luis Ernesto Blacha, Natalia Tumas, Sonia A. Pou, Laura Aballay, Juliana Huergo, entre otros, es denominada Otras Dimensiones relevantes de la calidad de vida y aglutina un conjunto de estudios específicos sobre diferentes cuestiones. Por ejemplo, sobre la alimentación se abordan las desigualdades nutricionales en los actuales sistemas de cadenas agroalimentarias, así como los cambios en los sistemas de consumo, con mayor presencia de alimentos ultraprocesados. También, la distribución de la salud en las mujeres, a partir de métodos de autopercepción debidamente contrastados con otras fuentes estadísticas, destaca el principal mal que constituye en la actualidad el cáncer de mama y de cuello de útero como su impacto regional y distribucional. De la misma manera, en esta sección se encuentran importantes abordajes, como una sociodemografía de la obesidad, enfermedades crónicas que preocupan en nuestros días, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, la importancia de la salud integral en la adolescencia, considerando factores como el sobrepeso, el sedentarismo, los consumos (alimentos, alcohol, tabaquismo) y las relaciones sexuales y cuidados, entre otros.

En la última parte llamada Profundización sobre los mapas de calidad de vida, Velázquez, Santiago Linares, Celemín, Adela Tisnés, Manzano, Claudia Mikkelsen, María L. La Macchia, Sofía Ares y otros abordan varios apartados sobre diferentes temáticas que complejizan lo que entendemos por “calidad de vida”. En este sentido, se ponen de relieve análisis estadísticos que consideran factores como la dinámica de la migración, la accesibilidad a servicios y zonas urbanas y niveles educativos que, en conjunto y observados territorialmente, dan cuenta de la heterogeneidad de las desigualdades.

No caben dudas que este primer volumen del Atlas sobre la desigualdad y la calidad de vida en nuestro país va a constituirse en una referencia obligada para varias disciplinas sociales. El volumen, que se encuentra ampliamente documentado, ofrece una foto completa sobre la evolución de la desigualdad en nuestro territorio nacional, desde las consideraciones sobre el pasado hasta las múltiples dimensiones que adquiere la misma en la actualidad. Además, este trabajo podría convertirse en una referencia para estudios análogos que, en países vecinos, especialmente latinoamericanos, busquen tomar como referencia la construcción estadística de las diferentes variables y los marcos teóricos desarrollados.


Resenhista

Ignacio Andrés Rossi – Argentino. Licenciado en Historia, Universidad Nacional de Luján (UNLu). Instituto del Desarrollo Humano (IDH), Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). E-mail: [email protected]


Referências desta Resenha

VELÁZQUEZ, Guillermo (Director). Atlas Histórico y Geográfico de la Argentina. Calidad de vida I. Tandil: Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, 2020. Resenha de: ROSSI, Ignacio Andrés. Revista de Historia y Geografía. Santiago, n.45, p.185-188, nov. 2021. Acessar publicação original [DR]

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