Clase. El despertar de la multitud | Andrea Cavalletti

Aunque no circule profusamente, a lo largo de los parágrafos que contiene Clase. El despertar de la multitud, de Andrea Cavalletti, la figura de Walter Benjamin resulta sin duda crucial. El pensamiento benjaminiano, en efecto, y específicamente una nota al pie, otorga al libro una suerte de pivote que permite al autor posicionarse en las dos principales genealogías conceptuales del estudio, a saber, la teoría de las clases sociales y las reflexiones sobre la masa y la muchedumbre. Dicha matriz teórica, como veremos, sirve a Cavalletti para retomar el concepto de clase (devaluado tras la diagnosis –ya fetichizada– de la complejización postfordista de las relaciones sociales en el siglo XX) y tantear su posible reactivación en el terreno socio-político contemporáneo. Aunque sean muchos los nombres que conjugue en su despliegue (esenciales son también la Massenwahntheorie de Broch o Masse und Macht de Canetti), los 55 parágrafos del libro de Cavalletti gravitan sobre los múltiples estratos de la nota de Benjamin, al punto de legitimar su caracterización como un estudio benjaminiano, aunque no verse sobre él, y más aun considerando, retroactivamente, su cierre con una “Apostilla benjaminiana”.

La requisitoria que surge entonces es si, por una parte, y desde una perspectiva, digamos, interna, algunos de los estratos de lectura que contiene el fragmento de Benjamin no son exhaustivamente analizados. En segundo lugar, y ya más directamente sobre el quid del estudio, conviene determinar los alcances que la reactivación de la noción de clase puede poseer y qué campo de relaciones teórico-políticas permite delimitar. En este sentido, y sólo a guisa de ejemplo, resulta altamente llamativo que gran parte de los conceptos que forman parte de la actual cartografía de la filosofía política (la teoría hegemómica posmarxista laclausiana la impolítica de Espósito o la teoría sobre la democracia de Rancière, entre otras) sean totalmente omitidos del estudio. Nos referiremos a estas dos perspectivas de interpretación sobre el libro, luego de abordar sucintamente los aspectos más relevantes del mismo.

Como decíamos, una nota al pie, contenida en la segunda versión de Das Kunstwerk im Zeitalter seiner technischen Reproduzierbarkeit, específicamente la nota 12 perteneciente al parágrafo 12 dedicado a “La exhibición ante la masa”, y hallable con variaciones también en el Passagenwerk, en el legajo J81 a,1, otorga el anclaje esencial del estudio de Cavalletti, el que puede entenderse como una pesquisa, a partir de múltiples y heterogéneas fuentes, de esa nota que Adorno, dato que no olvida consignar Cavalletti, juzgara como lo más profundo que había leído en teoría política desde El Estado y al revolución, de Lenin. La extensa nota, que por razones evidentes no podemos reproducir aquí, señala que: “[…] la conciencia de clase proletaria, que es la de mayor claridad, transforma radicalmente la estructura de la masa proletaria. […] La lucha de clases funde la masa compacta de los proletarios”. Benjamin entiende así la clase como disolución o fundición de la masa compacta (compacta entre las dos fuerzas que la comprimen: burguesía y proletariado). La clase, de tal modo, nombraría la disolución de aquello que ha devenido objeto privilegiado de las estrategias totalitarias: la masa pequeñoburguesa, analizada por Le Bon y tantos otros, ejemplarmente por Canetti, aquella donde ‒siguiendo a Broch‒ prima el miedo o el pánico.

Benjamin, como mostrará Cavalletti, llegará más lejos aún en su delimitación de las nociones de masa y clase, pues al final de la nota nos dice que: “el proletariado prepara una sociedad en la que ya no se darán las condiciones, ni objetivas ni subjetivas, para la formación de las masas”. Tanto en este fragmento, como en el análogo del Passagenwerk, la masa cobra entonces un sentido dinámico, nos dice Cavalletti, que la puede acercar o a la noción de masse kompakte (la masa compacta), o a la noción de clase, esto último mediante lo que Benjamin llama una suerte de disolución o relajamiento. El término técnico que Benjamin utiliza para nombrar esa disolución es Auflockerung, concepto que Cavalletti, de forma muy fina, rastrea en los escritos sobre el teatro épico de Brecht y que encuentra presente ya en el temprano ensayo sobre Hölderlin de 1914-15; una constatación que permite mostrar la continuidad del pensamiento benjaminiano y, por otra parte, hacer sugerentes vinculaciones entre el campo sociopolítico y el campo artístico y estético.

Antes de llegar a la dilucidación de esta nota, cuyo análisis comienza en el parágrafo 16 del estudio, Cavalletti nos introduce en el problema del surgimiento de lo social y la sociedad, como entidad específica y distinta de la población, analizando cómo se articulan en ella las operaciones del Estado y las ciencias sociales y, esencialmente, a partir de esa explicitación, cómo comprender la noción de hecho social, para luego analizar específicamente (en una secuencia erudita y aguda, dónde son vinculados autores como Furio Jesi, Otto Rank o el etnólogo Otto Stoll) un hecho como la revuelta, análisis que irá allanando el camino para la comprensión de la relación masa-clase, meollo del estudio. Cavalletti, llegado a ese punto, ofrecerá una interpretación de la nota de Benjamin, desarrollando detenidamente (el que muchas veces, a pesar de la erudición, se echa de menos en otros pasajes) la hipótesis de la clase como disolución de la masa, y enfatizando al menos dos cuestiones que nos parecen relevantes.

En primer lugar, Cavalletti se encarga de mostrar que la “conciencia de clase del proletariado”, uno de los aspectos más problemáticos del entero debate filosófico y político del marxismo, no debe entenderse, siguiendo a Benjamin, como un fenómeno reflexivo, algo ya patente en Geschichte und Klassenbewußtsein, donde Lukács muestra que por conciencia de clase no hay que entender un fenómeno subjetivo sino, más bien, el “sentido devenido objetivo de la situación histórica de clase”. En Benjamin, por su parte, la conciencia de clase nombra ese relajamiento no reflexivo de la masa, una suerte de puesta en acto de la situación objetiva de clase, acción sin relación alguna con la psicología. Y esa puesta en acto, mostrará el autor, es en Benjamin obra de la solidaridad, la cual ‒y aquí radicaría el segundo aspecto que querríamos destacar‒ no debe entenderse, nuevamente, como un sentimiento cristiano o un estado subjetivo, sino como una modificación estructural al interior de la masa que transforma lo sociológico en político, esto es, el proletariado en clase revolucionaria. En este preciso sentido, conciencia de clase y solidaridad deben entenderse como indistinguibles: “Cuando no hay solidaridad ni conciencia, no hay clase, sólo hay masa pequeñoburguesa, con su buena psicología” (Cavalletti, 2013, p. 41).

Como hemos visto, el recorrido ofrecido por Cavalletti, desde el análisis del surgimiento de lo social, pasando por el estudio de hechos sociales como la revuelta, y luego de desmenuzar el fragmento benjaminiano, se detiene en el análisis de la conciencia de clase y la solidaridad. Este último pasaje, especialmente el llamado de atención sobre el carácter no reflexivo de la conciencia de clase y el carácter no subjetivo de la solidaridad, puede considerarse una poderosa contribución al materialismo antropológico benjaminiano, aún hoy poco comprendido, posiblemente por la influencia de la interpretación dicotómica (deriva teológica, deriva marxista) en que muchos años se situó su pensamiento.

Posteriormente, el estudio de Cavalletti dedicará un tramo de su desarrollo, aproximadamente entre los parágrafos 23 y 28, al análisis de algunos pasajes de Marx sobre la plusvalía y la situación contradictoria (y antinómica) que enfrenta al obrero con el capitalista. Si bien dichos pasajes pueden considerarse entre los más interesantes del estudio (véase, por ejemplo, su crítica al supuesto naturalismo de Marx), se realizan numerosas vinculaciones entre autores, Marx y Benjamin principalmente, que merecerían un tratamiento mucho más detenido. Pues aunque puedan resultar acertadas muchas analogías, lo cierto es que una perspectiva más amplia sobre muchos aspectos (por ejemplo, el debate en torno a la ideología entre Marx y Benjamin) sin duda complica, o al menos matiza, el acercamiento inmediato en que puedan situase ambos filósofos.

Luego de los análisis en torno a Marx, promediando el libro, Cavalletti analizará desde el parágrafo 35 cómo esa solidaridad tematizada por Benjamin (y Marx) puede ser comprendida, siguiendo las pistas de Jean Fallot, como una activación del placer, siendo este, el placer, otro de los nombres que puede adoptar esa puesta en acto, no subjetiva, de la conciencia de clase proletaria. El estudio de Cavalletti, de tal modo, culminará con una reactivación de la noción de clase mediante una suerte de hedonismo epicúreo que, a través de otras premisas (las del marxismo), abogará por una praxis revolucionaria.

En los últimos tres parágrafos, el autor mostrará el origen biopolítico de la noción de clase, específicamente en el contexto de los fisiócratas burgueses y sus teorías del arte de gobernar. Se trataría ahí del concepto que hace inteligible, dice Cavalletti, el elemento “natural” de la población, aquel que establece los vínculos entre sociedad y naturaleza, determinando un sistema de la vida conforme al orden natural. Luego, el uso dado a la noción de clase sería modificado por los autores de la Restauración, en cuanto sitúan la noción de clase en la historia e insertan, dando origen a la noción de lucha de clases, también en la historia la idea de antagonismo social. De todos modos, se trata de una modificación que, según el autor, no hará sino potenciar el discurso biopolítico fisiocrático. Para Cavalletti, será solo con Marx, quien reconoce la deuda del término lucha de clases con la historiografía burguesa, con quien se desactivará ese uso naturalista, saliendo así del horizonte biopolítico de la idea de clase, mediante su inserción efectiva en un contexto histórico y en una praxis revolucionaria. Praxis que Cavalletti pretende reimpulsar, como queda expreso en el último parágrafo de su estudio: Si la clase nombra, en sus orígenes, la afirmación biopolítica del poder, hoy, cuando no existe límite entre Estado y empresa, y cuando el aturdimiento o el ser crepuscular del capitalista (Dämmerwesen es el bello término de H. Broch citado por Cavalletti) se extiende en la sociedad entera, la noción de clase pareciera estar destinada a desaparecer, en tanto lo peor del mundo parece haber devenido obviedad. En ese sentido, reactivar la noción de clase, nos dice Cavalletti, es contrarrestar ese estado crepuscular generalizado, es luchar contra ese exceso de poder dado como natural.

Aunque muchas veces, como hemos indicado a propósito de Marx, se eche de menos un análisis más detenido en la comparación entre diversos pensamientos, el estudio de Cavalletti constituye un trabajo muy erudito y riguroso en su argumentación, muy finamente expuesto en su desarrollo, y muy certero en las consecuencias que teje su arquitectura. En este sentido, debería constituir un aporte importante en el debate filosófico político contemporáneo, especialmente en los intentos de repensar la subjetivación política y la emancipación.

Solo dos consideraciones críticas, con las que terminaremos, quisiéramos proponer, destacadas las notorias cualidades de este estudio. En primer lugar, y desde una perspectiva benjaminiana, si bien es encomiable la contribución que hace Cavalletti al materialismo antropológico de Benjamin, resulta altamente llamativo que el problema de la técnica no ocupe prácticamente ningún espacio en su tratamiento (solo el parágrafo 49 da indicaciones en esa dirección). Llamativo, a nuestros ojos, pues el problema de la técnica o, dicho de otro modo, de las mutaciones perceptivas en diferentes regímenes tecno-estéticos, si no es el más importante de sus objetos temáticos, es al menos un ámbito crucial en los escritos del último período de Benjamin. Y aunque no se comparta este juicio, al menos la fuerza con que diversas interpretaciones (Déotte, Weigel, entre otros) resaltan la centralidad de este tema, debería impulsar a un debate más atento y exhaustivo de la cuestión. No hay que olvidar que Adorno, en la misma carta donde alaba la reflexión benjaminiana sobre la masa, ha cuestionado previamente, y de forma frontal, todas las reflexiones sobre la técnica cinematográfica, de modo que soslayar dicho campo de estudio, nuevamente, podría volver a reforzar esa ceguera que, desde Adorno, bloqueó la comprensión del materialismo antropológico de Benjamin.

En segundo lugar, a la fuerza y urgencia con que Cavalletti argumenta sobre la reactivación de la clase, el debate con otras perspectivas analíticas podría contribuir de forma altamente significativa. Ciertamente no quisiéramos reprochar al autor por no tematizar la filosofía de otros contemporáneos, sabiendo que lo esencial es aquí el objeto tratado, pero a la vista del formato dado al texto, y la energía con que promueve su tratamiento, una evaluación de los posibles vínculos con otros pensamientos sin duda constituiría un aporte. En esa dirección, ¿no podría verse en la disolución de la masa por la clase, mediante la solidaridad, una modulación del argumento de Rancière sobre la subjetivación democrática? ¿Podría atisbarse ahí, en el relajamiento estético-político (Auflockerung) una extensión del reparto de lo sensible que desactiva un campo de experiencia dado, aun cuando en Rancière el proletariado no sea comprendido como clase, sino como disolución de todas las clases (Cfr. El descuerdo)? Son al menos algunas consideraciones que la lectura del excelente trabajo de Cavalletti podría sugerirnos.


Resenhista

Francisco Veja – Universidad Autónoma de Madrid.


Referências desta Resenha

CAVALLETTI, Andrea. Clase. El despertar de la multitud. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2013. Resenha de: VEJA, Francisco. Sophia Austral. Punta Arenas, n. 17, p. 79-83, 1º semestre, 2016. Acessar publicação original [DR]

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