Del elefante a los dinosaurios. 45 años de historia del Museo Nacional de Ciencias Naturales (1940-1985) | Carolina Martín Albaledejo

El libro que nos ocupa, editado por la investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), Carolina Martín Albaladejo, presenta una panorámica histórica de uno de los periodos menos estudiados del Museo, desde el fin de la guerra civil hasta mediados de los años 80 del pasado siglo, cuando el MNCN sufrió una profunda reestructuración institucional que para muchos supuso un verdadero renacimiento. La obra, resultado del proyecto de investigación El Museo Nacional de Ciencias Naturales entre 1939 y 1985: de la disgregación a la reunificación en su contexto nacional e internacional, reúne trece capítulos escritos por reconocidos historiadores de la ciencia y especialistas en diferentes áreas que, en su conjunto, ofrecen una interesantísima visión “en mosaico” sobre el devenir histórico de esta institución científica durante el franquismo y la primera década de la transición.

Tras una breve presentación del contenido del libro por parte de su editora, quien actualmente es responsable del Grupo de Investigación Historia y Documentación de las Ciencias Naturales en España en el MNCN, la obra se abre con un prólogo firmado por Enric Trillas, presidente del CSIC entre 1984 y 1988, bajo cuyo mandato se llevó a cabo la profunda reorganización del Museo con la que se cierra el período abordado en el libro.

El primero de los capítulos, firmado por el historiador de la ciencia Andrés Galera (IH-CSIC) y por Carolina Martín Albaladejo (MNCN-CSIC), enlaza el periodo estudiado en la obra con la trayectoria previa del Museo y sirve como introducción general al resto del libro. Por medio de un recorrido a través de los nombres -personales e institucionales- más importantes para la vida del Museo tras la guerra civil y hasta la primera década de la democracia, los autores realizan una síntesis histórica de esta época, un periodo de decadencia científica en la que tres Institutos de Investigación del CSIC diferentes (el José de Acosta, el Lucas Mallada, y el Instituto Español de Entomología) se repartían la sede de un Museo prácticamente vaciado de su faceta investigadora y sumido en un deplorable abandono. Una situación que solo empezó a cambiar a mediados de los ochenta, con la reunificación institucional y el renacer del Museo.

En el segundo capítulo, las paleontólogas del MNCN Ofelia M. Santos Mazorra y Ana Bravo Arce abordan la historia de la Sección de Paleontología del MNCN y sus actividades de investigación, exposiciones y gestión de colecciones hasta los años 50, periodo en el que se produjo el tránsito de esa sección desde el Instituto José de Acosta al Centro Lucas Mallada de Investigaciones Geológicas.

En el capítulo tercero, Juan Pérez-Rubín Feigl (Instituto Español de Oceanografía) analiza las investigaciones ictiológicas y pesqueras desarrolladas en el Museo hasta finales de la década de los cincuenta por Luis Lozano Rey (1879-1958), autor de la monumental Ictiología Ibérica (1928-1960). La labor investigadora de Lozano en el Museo tuvo continuidad durante una veintena de años con la de su hijo Fernando Lozano Cabo (1916-1980) en el laboratorio de ictiología del MNCN, lo que constituye el foco de la última parte del capítulo.

En el cuarto capítulo, el microbiólogo e historiador de la microbiología española Alfonso V. Carrascosa (MNCN-CSIC) se centra en los estudios microbiológicos del Instituto José de Acosta, que, a pesar de la falta de una política científica bien definida, adquirieron un desarrollo relevante en estos años gracias al trabajo de figuras individuales, como Carlos Rodríguez López Neyra (1885-1958), Florencio Bustinza Lachiondo (1902-1982), Emilio Fernández-Galiano (1885-1953), su hijo Dimas Fernández Galiano (1921- 2002), o Trinidad del Pan Arana (1922-1990).

El genetista Antonio de Zulueta (1875-1971) es el protagonista del quinto capítulo, que firma Andrés Galera (IH-CSIC). El texto recorre la trayectoria profesional de Zulueta con anterioridad a la guerra civil, cuando produjo trabajos importantísimos a nivel internacional sobre la herencia ligada al sexo y la presencia de genes en el cromosoma Y. El esfuerzo investigador de Zulueta resultó crucial para que en nuestro país se implantara, al amparo de la JAE y desde su Laboratorio de Biología Experimental, un nuevo modo de hacer y de enseñar ciencia, un modelo que conjugaba teoría y práctica y que la guerra civil, como en tantos otros ámbitos convirtió en “lo que pudo haber sido y no fue”, sumiendo los estudios de genética nacionales (y con ellos, el laboratorio de Zulueta) en un triste abandono que duraría décadas.

El siguiente capítulo, obra del paleoantropólogo Antonio Rosas (MNCN-CSIC), analiza el devenir de la paleoantropología y los estudios sobre evolución humana en el Museo durante lo que denomina como “el período triste”, un período marcado por la discontinuidad, el exilio y la depuración, a los que siguió, según el autor, el estancamiento y el abandono de la investigación paleoantropológica, hasta su renacer con fuerza en los 70, cuando aparecen los primeros fósiles humanos en la Sima de los Huesos de Atapuerca. Rosas analiza una serie de factores que afectaron negativamente al desarrollo de la paleoantropología en el Museo durante el franquismo y llama la atención para que algo parecido no vuelva a suceder en el presente.

En el séptimo capítulo, el conservador de las colecciones de geología del Museo Aurelio Nieto Godina y el geólogo Javier García Guinea (MNCN) analizan las investigaciones sobre vulcanología en el Instituto de Geología del CSIC entre 1943 y 1984. Los autores destacan figura de J. M. Fuster Casas, quien promovió una renovación metodológica que afectó sobre todo a la microscopía, creando una escuela de geólogos que introdujo la investigación petrológica en España. A partir de los años 70, la investigación en volcanismo se orientó hacia estudios de geología aplicada. Se pretendía, entre otros fines, aprovechar las posibilidades de la energía geotérmica española; un programa de investigación que no acabaría dando los frutos esperados.

El octavo capítulo, escrito en coautoría por Juan Pérez Rubín Feigl, Raquel Aguilera Molina y Carolina Martín Albaladejo, constituye una contribución importante para la historia de las mujeres en la ciencia española durante el franquismo. El capítulo presenta un resumen de la biografía científica y rastrea la trayectoria profesional de un total de 54 mujeres pioneras del CSIC, entre biólogas, paleontólogas y geólogas que trabajaron en las sedes madrileñas de los institutos José de Acosta y Lucas Mallada. El capítulo se completa con información sobre las mujeres que trabajaron en aquella época en el Patronato Alonso de Herrera y en el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC, así como sobre las veinte primeras mujeres geólogas becadas por la fundación Juan March, hasta 1981.

En el siguiente capítulo, los conservadores de las colecciones zoológicas del MNCN Josefina Barreiro y Ángel Garvía repasan el devenir de las colecciones de aves y mamíferos del Museo hasta 1984. Se analizan aspectos como las mudanzas en el tipo de colector de especímenes, o la evolución de la escuela de taxidermia científica del Museo, que durante estos años fue perdiendo el protagonismo alcanzado en la etapa previa a la guerra civil, tras la incorporación de los famosos hermanos Benedito, y que inició su fin como producción propia del Museo.

En el décimo capítulo, la coordinadora de exposiciones del MNCN (y editora adjunta del volumen) Soraya Peña de Camus Sáez analiza la carencia crónica de espacio en el Museo -problema crucial, que aún perdura, y que aparece reflejado en otros capítulos del libro-, así como las propuestas de nuevas ubicaciones (Casa de Campo, Ciudad Universitaria, el parque de Arganzuela, Atocha, el Retiro…) o ampliaciones realizadas por los distintos directores del MNCN entre 1935 -cuando tuvo lugar la última ampliación, bajo la dirección de Ignacio Bolívar- y 1986, cuando finalizó la dirección interina de Emiliano Aguirre, quien inició una importante renovación institucional.

En el undécimo capítulo, el historiador de la ciencia Alfredo Baratas realiza un interesantísimo análisis que trasciende el marco cronológico del libro y en el que aborda la compleja relación institucional entre el Museo y la Universidad de Madrid. Una historia que el autor caracteriza como de vinculación y desapego. Baratas repasa esa trayectoria en zigzag desde la creación del Museo a fines del siglo XVIII y su integración en el ámbito de la Facultad de Ciencias en el segundo tercio del Siglo XIX, pasando por el proceso de relativa independencia del rol investigador del Museo promovido por Ignacio Bolívar antes de la guerra civil -un proceso incompleto, puesto que los investigadores del Museo continuaron siendo sistemáticamente los profesores de la sección de naturales de la Facultad de Ciencias, hasta la guerra. Tras la guerra civil, con la creación del CSIC y la dilución de las actividades del MNCN en tres institutos independientes, el Museo entró en una deriva degenerativa que afectó a sus instalaciones y colecciones. El abandono y empobrecimiento general del Museo como institución le conduciría a una agonía institucional al inicio de la década de 70, cuando la institución se vio sostenida gracias a la vocación de su escueto personal y la ayuda de voluntarios. Por entonces, la construcción del nuevo Pabellón III de la Facultad de Ciencias, destinado a la enseñanza de Biología y Geología en la Ciudad Universitaria, acabó desanudando aún más la relación con la universidad, proceso que se culminaría en la década de 1980.

En el capítulo 12, el catedrático de historia de la ciencia de la Universidad de Alcalá y actual presidente de la Real Sociedad Española de Historia Natural (RSEHN) Alberto Gomis analiza la relación entre el museo y la RSEHN tras la guerra civil, un periodo en el que la RSEHN mantuvo su sede en el Museo hasta 1971, cuando, coincidiendo con la celebración de su centenario, se trasladó a la Ciudad Universitaria de Madrid. Gomis coincide con los autores de otros capítulos en señalar que se trató de un período de decadencia: en el Museo se abandonó la investigación y algunas de las publicaciones que la RSEHN había editado con anterioridad a la guerra, como las Memorias, las Reseñas Científicas, y la Revista Española de Biología, desaparecieron. El autor describe el devenir de la RSEHN en los años en que fue presidida por José María Dusmet y, posteriormente, durante “los años mudos” (1959-70) cuando, según Gomis, se alcanzaron en el Museo cotas de abandono y dejadez deplorables, mientras que la RSEHN se mantuvo viva, aunque sin mucho brillo, hasta su traslado a su nueva sede en la Ciudad Universitaria. El capítulo finaliza con un epílogo en el que el actual presidente de la RSEHN pone puntos suspensivos a la historia viva de esta Sociedad que cumplirá 150 años en 2021.

El libro se cierra con un último capítulo en el que Carolina Martín Albaladejo aborda el devenir institucional del museo durante la década de los setenta hasta la profunda reestructuración que tuvo lugar en 1984, cuando se reunificaron el Instituto Español de Entomología, el Instituto de Geología y el propio Museo en una única institución, el Instituto Museo Nacional de Ciencias Naturales. A partir de ese momento, ya con Emiliano Aguirre como director en funciones, el museo recuperó la investigación como una de sus líneas fundamentales (junto a la museística y la conservación del patrimonio científico), e inició un claro periodo de renovación.

Para finalizar, nos encontramos ante un libro importante para comprender mejor la historia del MNCN durante el franquismo y la transición. Más allá del valiosísimo aporte de información que proporciona cada uno de sus capítulos, resultado de una profunda investigación en fuentes documentales y bibliográficas por parte de sus autoras/es, el libro está bellamente editado por Doce Calles e incluye numerosas láminas y fotografías -algunas inéditas-, que ilustran la vida científica del Museo en aquellos años. En conjunto, la obra que nos ocupa constituye un aporte historiográfico fundamental para conocer una de las etapas menos estudiadas de la historia del MNCN y se convertirá en referencia obligada para quien que pretenda investigar el devenir científico e institucional del Museo durante aquellas décadas no tan lejanas.


Resenhista

Juan Manuel Sánchez Arteaga – Universidade Federal de Bahia, Brasil. E-mail: [email protected]


Referências desta Resenha

MARTÍN ALBALADEJO, Carolina (Ed.). Del elefante a los dinosaurios. 45 años de historia del Museo Nacional de Ciencias Naturales (1940-1985). Madrid: Doce Calles; MNCN (CSIC). Resenha de: ARTEAGA, Juan Manuel Sánchez. Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia. Madrid, v.73, n.1, 2021. Acessar publicação original [DR]

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