Estudios patrimoniales | José Nordenflycht Concha

En la nota introductoria de Estudios patrimoniales, su editor, José de Nordenflycht, esboza un escenario en el que la palabra patrimonio se ha vuelto presa de un fetichismo que ha nublado la pregunta por el sentido del mismo. Como consecuencia de este fenómeno, conceptos claves como ‘valor patrimonial’ o ‘preservación’ tienden a darse por sentado, asumiendo que existe un consenso generalizado en torno a ellos, cuestión que ignora las tensiones que les subyacen y que debiesen estar al centro de los estudios patrimoniales. Es precisamente esa la urgencia que recorre las tres secciones que dan forma a esta compilación: la necesidad de una reflexión epistémica en torno al patrimonio, la cual se hace aún más impostergable en el contexto local, donde “un campo asimilable a los estudios patrimoniales es apenas incipiente, disperso y difuso” (p. 14-15). Este volumen, por lo tanto, se puede entender como un aporte, desde distintas disciplinas, para el desarrollo de esta área de estudios en Chile.

La primera sección, “Patrimonio e historia”, presenta tres textos escritos por historiadores y que trazan una línea de tiempo para entender el surgimiento de la consciencia patrimonial en Chile. La contribución de Catherine E. Burdick hace un análisis iconográfico de tres imágenes del Convento de las Carmelitas Descalzas de San Rafael para argumentar que, durante el período colonial, existía una “concepción idílica” (p. 23) de este lugar y sus alrededores, los que han sido caracterizados generalmente como sectores marginales y de poco mérito. Esta apreciación positiva podría sugerir una cierta valoración patrimonial, que, a pesar de su carácter más bien rudimentario, funcionaría como antecedente para el desarrollo cronológico planteado más arriba. Por otro lado, los textos de Daniela Serra y Gonçalo de Carvalho abordan el tema desde la institucionalidad, centrándose en el rol que han tenido las exhibiciones y los museos en la evolución de la preocupación patrimonial en Chile. En el caso de Serra, destaca su estudio de la exposición del coloniaje de 1873, donde aborda los debates que surgieron entre el gobierno y la población a raíz de este evento. Esto último deja en evidencia que el patrimonio no se trata de un acuerdo exento de conflictos y que, la mayor parte del tiempo, está construido sobre tensiones que lo hacen un término en constante disputa. Esta examinación del vínculo entre Estado y patrimonio y las complejidades que allí surgen recurre en la contribución de Carvalho. A través de un contraste de las propuestas museográficas del Museo Histórico Nacional y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos —dos hitos fundamentales en este recorrido temporal—, el autor reflexiona en torno a los silencios que existen en ambos casos en torno al golpe militar de 1973 y cómo estos pueden incidir en el rol de estos espacios como mediadores con la sociedad.

La segunda sección, “Patrimonio y sociedad”, abre con el texto de Joseph Gómez Villar, que es quizás el más ambicioso y más completo de este volumen. El investigador realiza una revisión bibliográfica muy actualizada que remite mayoritariamente a fuentes de origen anglosajón, y en la que se contempla el giro discursivo en los estudios patrimoniales de mediados de la década del 2000, como también el reciente énfasis en el componente afectivo de este fenómeno. Su barrido crítico, junto con la exploración de algunos casos de estudio, desemboca en una acabada propuesta ontológica, epistemológica y metodológica para los estudios del patrimonio, en la cual sobresale su reflexión en torno a la producción de valor patrimonial. Otro aspecto tremendamente destacable de su contribución es la consideración de ejemplos mapuches; en ese ejercicio, Gómez hace un guiño a una posible epistemología indígena del patrimonio, cuya exploración en mayor detalle podría desafiar el marco teórico europeo y requerir formulaciones propias.

Al texto de Gómez le siguen los de Nordenflycht y Olaya Sanfuentes. El primero hace un recorrido de la historia legislativa del patrimonio en Chile para entender su dimensión política, mientras que el segundo explora los cruces entre el patrimonio y la historia pública a través del turismo cultural. De este último cabe mencionar la problematización que hace la académica de la autenticidad como factor a considerar en la experiencia del patrimonio, la que deriva en un análisis detallado de los distintos actores involucrados en este proceso.

El último apartado de esta compilación, “Patrimonio y proyecto”, reúne los trabajos de arquitectos y constructores civiles, cuyo enfoque son los puntos de encuentro entre sus disciplinas y el patrimonio. La sección comienza con la contribución de José Rosas Vera y Juan Camilo Pardo, quienes, desde los estudios urbanos, dan cuenta de cómo distintos instrumentos reguladores han incidido en la valoración de ciertos inmuebles y sectores. Le sigue el texto de Aika Nameta y Francisco Prado, uno de los más técnicos de la colección. Los constructores civiles exponen una propuesta de datación relativa, la que considera fórmulas y terminología propia del campo para medir la resistencia de ciertas construcciones patrimoniales ante terremotos, entendiendo esta última como un factor de valoración.

El estudio de Pérez Oyarzún y Pérez Villalón, por su parte, hace un recorrido histórico que delinea la evolución del concepto patrimonio desde una perspectiva global, enfocándose en cómo estos cambios han afectado la aproximación a proyectos de conservación a lo largo del tiempo. Uno de los aspectos más interesantes de este escrito aparece al contextualizar dicho desarrollo en Chile, donde los autores observan el protagonismo que han adquirido los actores civiles en la defensa del patrimonio. Al analizar las motivaciones de algunos grupos ciudadanos, Pérez Oyarzún y Pérez Villalón exponen las tensiones que existen entre visiones oficialistas o institucionales y aquellas sostenidas por grupos no expertos, aludiendo a que el patrimonio se trata de una constante negociación.

El trabajo de Lorena Pérez Leighton hace eco del de Sanfuentes incluido en la sección anterior, al concentrarse también en el problema de la autenticidad, pero esta vez desde el punto de vista de la preservación de la arquitectura moderna. Haciendo revisión de distintos debates en torno a este asunto, Pérez sostiene que “cualquier intervención en el patrimonio será siempre una agresión a su autenticidad” (p. 253), una afirmación provocadora, que pone en cuestionamiento la retórica de sacralización que a veces se inmiscuye en el discurso patrimonial.

Por último, Emilio de la Cerda examina diversos factores que ponen en conflicto la idea “de autonomía en las artes y arquitectura” (p. 290) y observa cómo esta ha repercutido en la pregunta por el valor mismo de la arquitectura, la que afecta también la consideración del valor patrimonial. En su análisis, de la Cerda plantea que esta lógica de pensamiento ha dado como resultado una cultura del patrimonio más bien conservadora que se refleja en los instrumentos propios del campo, como lo es la Convención de Patrimonio Mundial de la UNESCO de 1972, afincada en el concepto de “Valor Universal Excepcional” (p. 291). Ante este escenario, y en línea con los debates recientes en los estudios del patrimonio, el arquitecto destaca el carácter vital de la relación que establecen las comunidades con su entorno al momento de considerar la producción de valor.

De esta compilación destaca la variedad de ángulos desde donde se examinan los temas presentados, que, a pesar de su diversidad, permiten un diálogo entre las distintas contribuciones. Así ocurre con las de Serra y Carvalho, en su discusión de la institucionalidad y su incidencia —generalmente ideológica— en el patrimonio. Lo mismo pasa con las de Pérez Oyarzún & Pérez Villalón y Pérez Leighton, que convergen en sus ponderaciones en torno a la conservación y su vínculo con la autenticidad, una idea que aparece desde otro prisma en el texto de Sanfuentes.

Sin embargo, si hay un aspecto en el que a veces hay faltas en esta antología es en la profundidad con la que se abordan ciertos temas. En el caso de Burdick, la ‘concepción idílica’ del convento que distingue omite la problematización de aspectos centrales que revelan los conflictos asociados a la valoración patrimonial, desde los propósitos y temporalidades que la definen, hasta los actores que la movilizan; esto último resulta de suma relevancia cuando se trata de la reivindicación de espacios marginales. En su estudio, Burdick no considera cómo el hecho de que esta valoración provenga desde la élite de ese entonces afecta el proceso. Por otro lado, si bien varias de las contribuciones de la última sección reconocen el vuelco hacia las comunidades que se ha dado en el pensamiento y en el quehacer patrimonial en los últimos años, pocos lo exploran en detalle. Esta ausencia a veces corre el riesgo de perpetuar viejos supuestos que ponen la dimensión material al centro de la discusión patrimonial.

De todas formas, no cabe duda de que las reflexiones expuestas en Estudios patrimoniales son, hoy más que nunca, necesarias. Queda esperar que a esta compilación le sigan otras y que el carácter incipiente del campo que observa de Nordenflycht en su introducción, evolucione con el avance de nuevas discusiones en torno al patrimonio en Chile. Quizás estos nuevos debates nos lleven también a desarrollar perspectivas epistemológicas que atiendan a las realidades particulares de nuestro territorio y su cultura, las que a veces son disonantes con los marcos teóricos europeos, en los que el asunto indígena no es de relevancia.


Resenhista

Juan Pablo Vilches – Departamento de Historia y Cs. Sociales. Facultad de Artes Liberales Universidad Adolfo Ibáñez. E-mail: [email protected]


Referências desta Resenha

NORDENFLYCHT CONCHA, José (Ed.). Estudios patrimoniales. Santiago: Ediciones UC, 2018. Resenha de: VILCHES, Juan Pablo. Intus-Legere Historia. Viña del Mar, v. 14, n.2, p. 327-330, 2020. Acessar publicação original [DR]

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