Historia de las tierras y los lugares legendários – ECO (RHYG)

ECO, Humberto. Historia de las tierras y los lugares legendários. Barcelona: Lumen, 2013. 478p. Resenha de: GOICOVICH, Francis. Revista de Historia y Geografía, Santiago, n.30, p.199-201, 2014.

No han pasado muchos años desde que el escritor, filósofo y semiólogo italiano Umberto Eco nos deslumbrara con la edición deLa Historia de la Belleza y La Historia de la Fealdad, trabajos que se han consolidado como importantes referentes para la investigación histórica. Aunque mucho menos complejo y ambicioso que sus predecesores, el presente libro no deja de ser digno de atención: más expositivo que reflexivo, con la erudición característica de la mayoría de sus trabajos, es indudable que se convertirá en una importante obra de consulta para los estudiosos de las mentalidades y la cultura, entre muchas otras sub-áreas de la investigación histórica.

La paciencia y meticulosidad del trabajo archivístico queda plasmada en una lujosa edición plagada de ilustraciones y fotografías que enmarcan los eruditos párrafos en que se estructura cada uno de los textos. En sus líneas e imágenes, y a lo largo de quince bien documentados capítulos, cobran vida la vieja idea de la tierra plana, los parajes bíblicos, las Siete Maravillas del mundo antiguo, las conquistas y leyendas que envuelven a Alejandro Magno, el Paraíso Terrenal y El Dorado, el mito de la Atlántida, la esquiva tierra de Thule, el misterio del Grial, el País de Jauja, las islas de Utopía, la Terra Australis, la creencia en seres que viven al interior del planeta, la intrigante historia del pueblo francés de Rennes-le-Chateau, y los lugares nacidos de la pluma de los escritores y que han quedado anclados en el alma y mente colectiva, incluso de quienes no son asiduos a la lectura: las tierras visitadas por Gulliver o el piso en que moraba Sherlock Holmes son solo un ejemplo entre muchos. En términos formales, un mérito incuestionable del autor es que consiguió establecer un cuidado equilibrio entre los textos, de amena escritura como es característico de Eco, y las reproducciones artísticas, sin que unas opaquen el protagonismo de las otras.

Apartándose de los lineamientos tradicionales de los textos de consulta, que suelen limitarse a esbozar una caracterización de los atributos originales de las leyendas y mitos, Umberto Eco hace gala de un excelente manejo de los procesos históricos de construcción de los espacios sagrados y legendarios.

El Reino del Preste Juan, por ejemplo, es analizado a partir de la temprana referencia en la “Chronica de Otón de Frisigia” en 1145, pasando por las menciones hechas por Marco Polo en la segunda mitad del siglo XIII, y la obra de Odorico de Pordenone “De rebusincognitis” de 1330. El análisis del proceso constructivo –de naturaleza discursiva, iconográfica y textual–, se hace extensivo a la influencia que estas obras fundacionales ejercieron en generaciones posteriores, dando forma a numerosos imaginarios culturales, plasmados en obras literarias, pictóricas y, desde la última centuria, en el séptimo arte. Así, retomando el caso del Preste Juan, el autor destaca que “muchas de las descripciones que los grandes viajeros hacen de los palacios orientales parecen copiadas de las del palacio del Preste Juan” (p. 113).

Cabe señalar que el autor advierte en el prefacio que, en el caso de los lugares nacidos de la pluma de literatos, se trata de “lugares novelescos inspirados en espacios reales, donde los lectores pretenden descubrir las huellas de los libros que han amado” (p. 7). Se trata, por tanto, de espacios que de algún modo han cobrado vida propia, a los que la curiosidad de los lectores los ha empujado a rastrear, procurando ubicar sus coordenadas en el espacio aunque en los hechos jamás hayan existido.

Pero la argumentación histórica no se limita a pesquisar el “comportamiento” de una leyenda, es decir, el modo en que nuevas referencias le van sumando elementos a su fisonomía original. La estrategia semiótica de Umberto Eco también aborda el sistema de correspondencias entre historias similares, aunque no sea posible establecer con certeza que compartan un origen común. El concepto del Paraíso Terrenal de la tradición judeo-cristiana, por ejemplo, encuentra similares en los que es posible establecer una conexión histórica, como el Paraíso descrito en el Corán islámico, y otros en los que son evidentes las similitudes estructurales pero sin una aparente ligazón histórica, como la leyenda del monte Meru en las tradiciones hindú y budista, “del que brotan cuatro ríos (como del Paraíso bíblico brotaban cuatro ríos: el Pisón, el Guijón, el Tigris y el Éufrates) y sobre el que se alza la morada de los dioses y antigua patria del hombre” (p. 146).

Pese a la raigambre histórica de la mayoría de las tierras y lugares tratados por el autor, este no es un libro exclusivo para medievalistas y amantes del mundo antiguo. Las leyendas y mitos que envolvían a estos espacios permanecieron vigentes por siglos en el alma y mente de la cultura occidental, convirtiéndose en promotor de sus miedos, sueños y ambiciones. Así por ejemplo, las expediciones pioneras al norte de la Nueva España encabezadas por Francisco Cortés de Buenaventura en 1524-25, Nuño Beltrán de Guzmán en 1529-31, Fray Marcos de Niza en 1538, Francisco Vázquez de Coronado en 1539-42, y Francisco de Ibarra en 1564-65, estuvieron inspiradas en buena medida por la aspiración de alcanzar lugares fantásticos como la aldea de las Amazonas: fama y riqueza fueron dos objetivos que justificaban los sacrificios de las empresas de descubrimiento y conquista.

Así, la evocación de los lugares utópicos y maravillosos fue un impulso que permitió el hallazgo de regiones hasta entonces inexploradas por los hombres de la espada y la cruz.

Tal vez sea su focalización eurocéntrica el único aspecto criticable del libro. Lugares legendarios del Nuevo Mundo como la Ciudad de los Césares, la mítica Aztlán de los mexicas, o el novelesco Macondo de Gabriel García Márquez brillan por su ausencia. Empero, esto no menoscaba el mérito de un trabajo cuidadoso y erudito, que de seguro habrá de convertirse en un material de consulta a la hora de esclarecer detalles que muchas veces resultan escabrosos de rastrear entre la escasa y muchas veces fragmentada literatura relativa a estos temas. Los merecimientos sobran para que forme parte de la biblioteca de cualquier lector que se regocije con estas temáticas.

Francis Goicovich – Universidad de Chile. E-mail: [email protected]

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