La paz olvidada. Políticos, letrados, campesinos y el surgimiento de las FARC en la formación de la Colombia contemporánea | Robert Karl

Robert A. Karl es historiador del Darmouth College. Por medio de su tesis titulada “State Formation, Violence, and Cold War in Colombia, 1957-1966”, obtuvo su doctorado en Historia por la Universidad de Harvard. Además de la obra aquí reseñada, Karl ha publicado artículos tales como “From ‘Showcase’ to ‘Failure’: Democracy and the Colombian Developmental State in the 1960s”1, “Century of the Exile: Colombia’s Displacement and Land Restitution in Historical Perspective, 1940s-1960s”2 y “Reading the Cuban Revolution from Bogotá, 1957-62”3 . Karlha sido maestro de historia moderna de América Latina en las universidades de Princeton, Harvard y Dartmouth.

Publicado inicialmente en 2017 bajo el título Forgotten Peace: Reform, Violence, and the Making of Contemporary Colombia, la presente edición es una traducción realizada al español por la escritora y filósofa Carolina Sanín Paz. Esta obra se compone de siete capítulos, un epílogo, un posfacio y un prólogo a la edición colombiana. Es un libro que intenta, de acuerdo con su autor, traer al debate público y académico el esfuerzo de pacificación que vivió el país una vez finalizó el régimen de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) y se dio inicio al Frente Nacional en cabeza de Alberto Lleras Camargo. A la par, el autor establece que es de su interés reconstruir “la genealogía de la violencia a partir de los encuentros entre los colombianos de la ciudad y el campo”4 . El “país letrado”, como lo denomina, se constituye como otro actor principal en la construcción de la paz colombiana en un periodo donde el bandolerismo y las guerrillas se consolidaron.

No nos enfocaremos en la descripción del contenido de cada capítulo; antes bien, se abordarán puntos centrales de la obra de Karl. En primera medida, el autor realiza un perfil político de Lleras, a quien reconoce como el “mensajero de una nueva Colombia” durante los años previos al Frente Nacional. Los intentos por implementar una política de pacificación que lograra amainar la práctica de la violencia son abordados por el autor, y sitúan a Lleras como el principal impulsor de estas acciones. “Para deshacer el daño que el bipartidismo y el exceso militar habían hecho […], la Segunda República tendría que hacerse cargo primero de la violencia en el campo”5. No obstante, el libro difícilmente logra matizar la idea de democracia que Lleras tenía durante la transición. Al presentarlo como “el gran mensajero”, pareciera que Karl incide en la historia maniquea de perfilar a los hombres como héroes intachables de la historia nacional. Presupone una transición democrática inmaculada y propulsada por Lleras sin detenerse en que su presidencia también estuvo marcada por exclusiones políticas. “Lleras Camargo quería movimientos sociales que fueran funcionales al pacto bipartidista, y cuando ello no ocurría aplicaba la mano dura”6. Además, y de acuerdo con los estudios de Mauricio Archila, Lleras promovió una política anticomunista que, muchas veces, dejó cortos los impulsos de reformas a las instituciones y costumbres en materia social. Además, el autor sustenta sus argumentos por medio del empleo de noticias publicadas en la revista Semana, medio fundado por el mismo Lleras. Karl afirma que “La revista Semana, políticamente independiente, percibía a tal punto la influencia de Lleras en el nuevo y saludable ethos nacional, que acuñó el término ‘llerismo’”7. Hablar de una “independencia política” de los medios, y más en la época de estudio que aborda el libro, podría resultar un anacronismo e incluso una interpretación ingenua de las fuentes periódicas.

Lo anterior no quiere decir que el libro no logre exponer los esfuerzos de entonces para pacificar un país lastimado por el bipartidismo. Con el surgimiento de la Comisión Nacional de Violencia8 —tratado en el capítulo segundo—, Karl aborda las políticas empleadas por el Gobierno para explicar las causas de la violencia en el país y buscar un acuerdo nacional. Con esta comisión se “llegaría a la conclusión de que esclarecer la verdad en cuanto al terror patrocinado por el Estado facilitaría las reconciliaciones nacionales y consolidaría una base estable para las políticas democráticas posautoritarias”9. El diálogo que se produjo entre campesinos y “letrados” encargados de la Comisión10 —abordado en el capítulo 3— se constituye como materia principal de análisis para la construcción de la línea argumentativa de Karl. A partir de estos episodios el autor identifica la importancia que tenía el clamor de una reforma rural en las peticiones de los campesinos y sitúa al desplazamiento como fenómeno principal del estudio de las causas de la violencia. De igual manera, resulta loable que esta obra sitúe en el centro de su análisis la capacidad de agencia que tuvieron los campesinos en la construcción de “la paz criolla”, y cuestione la visión limitada que presenta al Gobierno y grupos alzados en armas como únicos protagonistas del desarrollo de la violencia y la búsqueda de su solución a mediados del siglo XX.

Así, el lector podrá encontrar políticas específicas empleadas para la pacificación del país. El proyecto conocido como “Rehabilitación” se sitúa como una herramienta que contribuyó a la mejora de las condiciones campesinas y “daba al gobierno de Lleras un medio ágil y con amplio presupuesto para tratar el problema del subdesarrollo”11. De igual forma, los préstamos otorgados por la Caja Agraria a varios campesinos para invertir en tierra es otro elemento tratado en la obra, y es presentado como un intento “de la búsqueda de la convivencia y de las maneras como la paz y la violencia marchaban juntas en la historia de Colombia”12. No obstante, se identifican allí los factores que supusieron el quiebre de los proyectos tales como la falta de capacidad de la Caja para sostener los créditos dados a los campesinos, la presión ejercida por un sector del conservatismo, entre otros.

“En el segundo semestre de 1959 se acabaron los fondos de los que disponía la Caja Agraria para los préstamos de la Rehabilitación”13. Esta situación es analizada en la obra como un momento crítico para el mantenimiento de los proyectos pacifi cadores que el gobierno de Lleras estaba implementando. Por otra parte, el brote de nuevas violencias ante el regreso de varios desplazados a sus tierras, que habían sido ocupadas por terratenientes, significó otra herida para el proyecto. De nuevo, Karl resalta la capacidad de agencia de los campesinos en la construcción de justicia social, pues “no solo se servían de los conceptos legales en la redacción de sus querellas, sino que, con esos conceptos, también actualizaban las obligaciones del Estado con respecto a su propia vida”14. Como se mencionó, la tierra es el eje articulador de los argumentos presentados por Karl en su obra —especialmente en el capítulo cuarto—, y los intentos de reforma rural que abogaban por un desarrollo del campo se escenifi can como medidas adoptadas que, si bien no lograron consolidar una integración social para disminuir la violencia, permitieron una movilización respecto al debate de esta.

El sector académico del país es también un actor principal de la obra. El autor logra evidenciar el papel fundamental de “los letrados” en la construcción de la reflexión sobre la violencia para ese entonces. Por medio de personajes como Fals Borda, Camilo Torres, Germán Guzmán, entre otros, Karl visibiliza —a lo largo del capítulo sexto— la importancia de las ciencias sociales, en especial de la Sociología, en la búsqueda de soluciones para el confl icto. Además, la obra abarca un análisis sugerente sobre la publicación, en 1962 y 1964, de los dos tomos de la obra La Violencia en Colombia15. Este texto, como lo muestra el autor, supuso una coyuntura definitiva en el debate sobre la violencia. Karl sostiene que esta obra produjo una reconsideración del pasado nacional en cuanto a responsabilidades del Estado frente al conflicto. Memoria e Historia se consolidan en el texto como dos perspectivas importantes para la comprensión de este tiempo, a pesar de que el autor no ahonde mucho en dichas categorías. Situación similar ocurre con el bandolerismo. Si bien el autor identifica como bandoleros a Sangrenegra, Desquite y, relativamente, a Pedro Antonio Marín, Karl no profundiza en la discusión de esta categoría. Además de presentarlos como los “hijos de la violencia” que se relegaron al monte para retornar de nuevo a actos delictivos16, no considera al bandolerismo como “un lugar de confluencia de múltiples relaciones sociales y múltiples lógicas de acción, y es también un lugar de tensión entre preferencias individuales y colectivas”, descripción hecha por Gonzalo Sánchez y Donny Meertens17.

En cuanto a la conformación de las FARC, la obra se sitúa en el acontecimiento de Marquetalia como momento fundacional de dicha guerrilla. Aunque a lo largo del libro es constante la alusión a la relación del Gobierno con las “repúblicas independientes” y grupos comandados por Pedro Antonio Marín (Manuel Marulanda), no encontrará el lector allí una descripción detallada del surgimiento de dicha guerrilla. Quedan al margen otros acontecimientos fundacionales de este movimiento como lo fueron las diversas conferencias realizadas en alianza con el Partido Comunista Colombiano que dieron forma, de acuerdo con los estudios de Darío Villamizar18, a su programa ideológico. De igual manera, Karl sostiene que el tiempo que duró en los archivos le facilitaron una “idea de un mundo social y político, dentro de Colombia, en el que la influencia estadounidense habría sido solo ocasional”19. De manera tímida, el autor presenta la influencia de Estados Unidos dentro del proceso de consolidación de la paz y el auge de las guerrillas. Sin embargo, el papel de los Estados Unidos y la Unión Soviética como potencias involucradas en la dirección de las guerrillas colombianas está bastante ausente en la perspectiva de Karl, puesto que, aunque se enfoca en una “paz criolla”, es cuestionable la idea de que este haya sido un proceso exclusivo y local del país. Sin duda, el contexto internacional y las fuentes de las relaciones internacionales de Colombia tienen mucho que aportar a este tema.

Por otra parte, creemos que se debe reconsiderar el objetivo que tiene el libro de abarcar la formación de la “Colombia contemporánea”. Los casos presentados se limitan a la zona suroccidental del país (Tolima, Huila), y aunque la narrativa de los estudios sobre la violencia en Colombia puede que lleven de manera inevitable a un reduccionismo geográfico, no se puede perder de vista otras regiones de Colombia (Santanderes, Región cundiboyacense, Llanos Orientales, etc.) que vivieron el impacto de la violencia. A primera vista, La Paz Olvidada habla en términos generales de una Colombia más pequeña y local.

Finalmente, unos aspectos de forma. El libro de Karl realiza un ejercicio válido, y necesario, de hipertextualidad. El autor va más allá de lo análogo al presentarle a sus lectores la posibilidad de explorar mapas interactivos sobre el periodo estudiado20. Estas herramientas invitan a conciliar la tecnología con la academia en un mundo donde la pedagogía histórica va ganando bastante peso gracias a las tecnologías de la información. De otro lado, dentro del texto se hace uso deliberado de artículos indefinidos (“un liberal prominente”, “un observador liberal”, etc.) que no le otorgan un rostro a algunas acciones presentadas. Además, no se especifi ca en las notas del libro o, por lo menos, no se aclara si por limitaciones de las fuentes no fue posible identificar quién o quiénes eran los interlocutores a los que se hace referencia.

Esta es una obra que, desde nuestro juicio, presenta limitaciones de contenido, aunque identifica ciertas perspectivas que nutren el análisis sobre el periodo de la Violencia. La identificación de la capacidad de agencia de los campesinos, el papel fundamental de los letrados en la construcción de la pacificación y el debate sobre este fenómeno se posicionan como perspectivas sugerentes para ahondar en interpretaciones que no siempre tiendan a una visión política y homogénea de los estudios sobre la violencia.

Notas

1 Robert Karl, “From ‘Showcase’ to ‘Failure’: Democracy and the Colombian Developmental State in the 1960s”, en: State and Nation Making in Latin America and Spain. The Rise and Fall of the Developmental State, editado por Agustín E. Ferraro y Miguel A. Centeno (Cambridge: Cambridge University Press, 2019).

2 Robert Karl, “Century of the Exile: Colombia’s Displacement and Land Restitution in Historical Perspective, 1940s-1960s.”, Canadian Journal of Latin American and Caribbean Studies / Revue canadienne des études latino-américaines et caraïbes 42, n.° 3 (2017).

3 Robert Karl, “Reading the Cuban Revolution from Bogotá, 1957-62”, Cold War History 16, n.° 4 (2016).

4 Robert Karl, La paz olvidada. Políticos, letrados, campesinos y el surgimiento de las FARC en la formación de la Colombia contemporánea (Bogotá: Librería Lerner, 2018), 351

5 Ibid., 35.

6 Mauricio Archila, Idas y venidas, vueltas y revueltas. Protestas sociales en Colombia 1958-1990 (Bogotá: Siglo del Hombre Editores, 2018), 92.

7 Karl, La Paz Olvidada, 45-46.

8 Cuyo nombre completo era Comisión Nacional Investigadora de las Causas y Situaciones Presentes de Violencia en el Territorio Nacional.

9 Ibid., 55.

10 Identificados en el libro como: Otto Morales Benítez, Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda, Absalón Fernández de Soto, Eduardo Umaña Luna, entre otros.

11 Ibid.,102.

12 Ibid., 123.

13 Ibid., 139.

14 Ibid., 140

15 Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna, La Violencia en Colombia (Bogotá: Punto de Lectura, 2012).

16 El autor identifi ca oportunidades negadas por el Estado a varios de estos personajes cuando buscaban una negociación con el Gobierno.

17 Gonzalo Sánchez y Donny Meertens, Bandoleros, gamonales y campesinos. El caso de la Violencia en Colombia (Bogotá: Punto de Lectura, 2011), 11.

18 Darío Villamizar, Las Guerrillas en Colombia. Una historia desde los orígenes hasta los confines (Bogotá: Debate, 2017).

19 Karl, La Paz Olvidada, 14.

20 Dichos mapas pueden encontrarse en https://www.arcgis.com/apps/MapJournal/index.html?appid=84a4779e8bcc46eeac6f6461509d2465

Referencias

Archila, Mauricio. Idas y venidas, vueltas y revueltas. Protestas sociales en Colombia 1958-1990. Bogotá: Siglo del Hombre Editores, 2018.

Guzmán Campos, Germán, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna. La Violencia en Colombia. Bogotá: Punto de Lectura, 2012.

Karl, Robert. “Century of the Exile: Colombia’s Displacement and Land Restitution in Historical Perspective, 1940s-1960s”. Canadian Journal of Latin American and Caribbean Studies / Revue canadienne des études latino-américaines et caraïbes 42, n.° 3 (2017): 298-319.

Karl, Robert. “From ‘Showcase’ to ‘Failure’: Democracy and the Colombian Developmental State in the 1960s”. En State and Nation Making in Latin America and Spain. The Rise and Fall of the Developmental State, editado por Agustín E. Ferraro y Miguel A. Centeno, 73-104. Cambridge: Cambridge University Press, 2019.

Karl, Robert. La paz olvidada. Políticos, letrados, campesinos y el surgimiento de las FARC en la formación de la Colombia contemporánea. Bogotá: Librería Lerner, 2018.

Karl, Robert. “Reading the Cuban Revolution from Bogotá, 1957-62”. Cold War History 16, n.° 4 (2016): 337-358.

Sánchez, Gonzalo y Donny Meertens. Bandoleros, gamonales y campesinos. El caso de la Violencia en Colombia. Bogotá: Punto de Lectura, 2011.

Villamizar, Darío. Las Guerrillas en Colombia. Una historia desde los orígenes hasta los confines. Bogotá: Debate, 2017.


Resenhista

Sergio L. Mahecha Jaimes – Universidad del Rosario, Colombia. E-mail: [email protected]


Referências desta Resenha

KARL, Robert. La paz olvidada. Políticos, letrados, campesinos y el surgimiento de las FARC en la formación de la Colombia contemporánea. Bogotá: Librería Lerner, 2018. Resenha de: JAIMES, Sergio L. Mahecha. Artificios. Revista Colombiana de Estudiantes de Historia. Bogotá, v. 18, n.2, p. 109-114, ene. 2021. Acessar publicação original [DR]

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