Riesgo País. La jerga financiera como mecanismo de poder || Controversias y debates en el pensamiento económico argentino | Ricardo Aronskind

Una característica sobresaliente de estos dos libros de Ricardo Aronskind que aquí se presentan es el acercamiento desde el ámbito académico –desde cierto ámbito académico– a un público más general. En ese sentido el núcleo central de estos dos trabajos –y de las dos colecciones en las que se incluye– es potenciar el debate desde un lenguaje al alcance del lector interesado y alejado del discurso propio del ámbito universitario. Esta pretensión de máxima, la de convidar a la reflexión política, económica y social sobre las últimas cuatro décadas en la Argentina, es posible luego de la crisis que conmovió al país en diciembre de 2001. Probablemente antes de esa fecha estos trabajos y las colecciones que los reúnen, por la dinámica intrínseca del proceso político y social argentino no habrían contado siquiera del interés editorial suficiente para su divulgación.

En este esfuerzo y con estos objetivos es que Ricardo Aronskind (quien es economista, master en relaciones internacionales, profesor de la Universidad Nacional de General Sarmiento y de la Universidad de Buenos Aires) caracteriza retrospectivamente al proceso que culminó en la mayor de las crisis políticas y sociales de la historia argentina. Editado en 2007, Riesgo País. La jerga financiera como mecanismo de poder es un análisis de cómo el Indice de Riesgo País (término técnico-económico y al mismo tiempo políticamente utilizado por los sectores dominantes del capital financiero, local e internacional) “dejó de constituir un resultado a posteriori del desempeño económico, para ser un condicionante activo de ese desempeño” (p. 96). Aronskind argumenta, con pertinencia, cómo este indicador desbordó la órbita específica de la economía para –a través de los medios masivos de comunicación– ser el “termómetro” del malestar y la angustia colectiva. Se trata de una metáfora social basada en el esquema vigente durante la década de 1990 de cambio fijo con sobrevaluación de la moneda local (explícitamente institucionalizada en la ley de Convertibilidad de 1991) que, por sus características, impedía la consolidación de un programa sustentable de desarrollo, a la vez que amparó intereses claramente identificables y marginó a grandes sectores de la población mediante mecanismos de “ajuste”.

Para enfatizar este rasgo socio político de la historia argentina reciente, el autor realiza un repaso del proceso iniciado a mediados de la década del 1970 con la última dictadura militar. Explica breve y estilizadamente la dinámica del paradigma dominante (y los tenues esfuerzos por oponerse a él) y la trama política de la llamada “valorización financiera”, en la cual esta esfera de la economía se impuso a los sectores productivos de la economía local. Acertadamente y a través de cuatro capítulos (“El mundo”, “La periferia”, “En Argentina”, “Política y sociedad”) vincula los fenómenos políticos y económicos que no fueron exclusivos del caso argentino sino del resto de los países emergentes o “en desarrollo”. Esos cambios fueron paulatinamente presentados como una necesidad imperiosa de la época a través de la difusión e implantación de políticas neoliberales. Este paradigma de pensamiento (heredero en cierto sentido de la economía clásica) fue llevado adelante por economistas presentados como “serios” (aquellos portadores del saber experto y ortodoxo) con vínculos con círculos académicos de los países centrales, organismos financieros internacionales y sectores concentrados de la burguesía local e internacional. Estos expertos en economía, realizaron en la mayoría de las ocasiones una sinécdoque social que interesadamente, “confundió” los efectos con causas para desarrollar un arbitrario programa político y social, fundado en la utilización de un “lenguaje especifico” y, especialmente, en la operación política de desestimar las opiniones divergentes bajo el pretexto de la ineptitud del ciudadano común (pero también del político profesional) para entender “la economía” y los “mercados”. En palabras del autor “…este proceso de alienación social colectiva en relación con los fenómenos económicos fue en paralelo con la construcción de la imagen de los economistas -aquellos que saben de economía como expertos de un lenguaje abstruso […]Cada profesión tiene su jerga especifica, y es razonable que así sea. La diferencia es que los economistas que se ocupan de política económica están trabajando sobre un bien público, que compete a todos los ciudadanos. Sustraer el debate de política económica de las capacidades ciudadanas es recortar el ejercicio de la ciudadanía en cuestiones muy decisivas” (p. 51)

Complementariamente, y en el marco de una interesante colección dedicada específicamente a la lectura interdisciplinar de “los últimos veinticinco años” de la Argentina, el autor retoma en Controversias y debates en el pensamiento económico argentino la sistemática oclusión de la discusión pública sobre alternativas a un “modelo” sobre el que algunas voces –entre ellas las del autor– señalaban como insustentable en el mediano y largo plazo. En este libro, Aronskind se concentra en señalar las características y consecuencias del debate sobre la sociedad y la economía (mediadas por la política) desde la salida del régimen dictatorial en 1983 y hasta nuestros días. Claramente, en un trabajo que excede la específica explicación de la “economía”, distingue las formas de la discusión económica, los actores (públicos, privados, académicos y de formación de opinión) que intervienen en él y las diferentes formas de consenso social que la atraviesan transversalmente.

El autor identifica las condiciones de emergencia de un debate signado por la liquidez de la década de 1970, las políticas de liberalización de la economía, las crisis de la deuda externa en la economías periféricas y el Consenso de Washington y lo que él considera “las grandes controversias” del debate público. Así, en “Política y Estado”, sostiene que se impuso un discurso que suponía a la política subordinada a los vaivenes de los intereses del “mercado” y que puso en duda la capacidad del Estado para articular y mediar entre los diversos actores en conflicto, sesgo inherente de una sociedad moderna y compleja. Así mismo en “El país y el mundo” se resaltan las particularidades del proceso de globalización y “anclaje” de la economía a un paradigma específico. Finalmente en “La cuestión social”, Aronskind se introduce en las consecuencias cotidianas (y perdurables) de la aplicación sistemática de la retracción del Estado en áreas que caracterizaron al país desde mediados del siglo XX, a pesar de su desarrollo dispar.

A lo largo del libro, se aprecia la vocación por desmitificar (nuevamente, en un lenguaje simple) los tópicos “técnicos” propios de la disciplina, su significado y consecuencias que, de manera general, se introdujeron a lo largo de más de un cuarto de siglo como reglas de oro del pensamiento social, político y económico de la Argentina. Resulta fundamental entender que si bien el autor identifica claramente los intereses predominantes de los sectores más concentrados de la economía argentina, sus vínculos en el plano internacional y sus difusores locales, a lo largo del libro introduce (con las salvedades del caso) la “responsabilidad” de la sociedad, fundamentalmente en la sumisión de los actores políticos más relevantes y la mayoría de los partidos.

El autor acierta en la invitación a ampliar el espacio de reflexión sobre las condiciones, las causas y los escenarios abiertos para la sociedad argentina en su conjunto tras la salida de la crisis del año 2001. Resta saber cuáles son las condiciones de ese debate público, o dicho de otro modo, para qué ese debate pueda llevarse a cabo, luego de treinta años de difusión de determinado paradigma. En ese marco ambos libros cumplen con sus objetivos sobradamente. Finalmente resta señalar que, si bien no es su propósito, en el esfuerzo por relacionar las condiciones locales, regionales e internacionales, Aronskind contribuye a esquematizar un mecanismo de análisis potencialmente transferible para polemizar sobre las realidades económicas de la región latinoamericana y tratar de encontrar en democracia un sistema desarrollo inclusivo que contemple de manera plena a todos sus ciudadanos.


Resenhista

Dante Ganem – Universidad Nacional de General Sarmiento.


Referências desta Resenha

ARONSKIND, Ricardo. Riesgo País. La jerga financiera como mecanismo de poder. Buenos Aires: Capital intelectual, 2007. Colección “Claves para todos”. Controversias y debates en el pensamiento económico argentino. Buenos Aires: Biblioteca Nacional y Universidad Nacional de General Sarmiento, 2008. Colección “25 años 25 libros”. Resenha de: GANEM, Dante. Tiempo Histórico. Santiago, n.1, p. 159-162, 2010. Acessar publicação original [DR]

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