Timalchaca. Fiesta, tradición y costumbre en el Santuario de la Virgen de los Remedios | Alberto Díaz Rodrigo Ruz

El libro de autoría colectiva que es objeto de esta reseña, es un esfuerzo de un grupo de cientistas sociales, los cuales, partiendo desde el vínculo con la comunidad andina de Ticnamar, en particular con la “Asociación Cultural y Social Morenos de Ticnamar y Timalchaca” y la “Asociación de Alferazgos y Bailes Religiosos del Santuario de Timalchaca”, tomaron la tarea de responder al requerimiento de la comunidad en orden a objetivar su historia y su tradición, representadas significativamente por la festividad de Timalchaca, la cual se lleva a cabo en los días, 19 al 22 de Noviembre de cada año.

Los autores parten de una festividad con plena vigencia en la actualidad, pero indagan en torno a sus orígenes, realizando un recorrido histórico sobre el despliegue de las unidades administrativas coloniales y en relación con las agencias eclesiásticas en el territorio de los valles interiores de Arica. Cabe destacar que el ejemplo de religiosidad estudiado en el trabajo tiene sus raíces en el pasado colonial, en que las prácticas tradicionales originarias, cargadas de ritualidad, fueron objeto de disciplinamiento mediante instituciones eclesiásticas como la doctrina, mediante la cual se enviaba sacerdotes con la misión de extirpar las idolatrías; no obstante esto, en sectores alejados de los centros coloniales de dominación, como es el caso de las comunidades ubicadas en sectores altiplánicos, la periodicidad y efectividad de estas misiones nunca fue lo suficientemente fuerte como para evitar la persistencia del “ejercicio de manifestaciones culticas asociadas a dioses “paganos” propios de la cosmovisión indígena”1.

Desde un punto de vista etnohistórico, se reconstruye documentalmente la constitución del espacio social, administrativo colonial y eclesiástico, poniéndolo en relación con “las adscripciones étnicas asociadas a prácticas culturales manifestadas por la población local”2. En este sentido, se hacen hipótesis que asocian este recorrido con la alteración de patrones de organización de la población local, y posterior proceso de desvinculación con los señoríos Carangas producto de las reformas toledanas del siglo XVI, generando una fragmentación territorial, llevando a la existencia de una serie de centros menores. La dinámica colonial de la población respondería a la adaptación de las unidades étnicas Carangas a las reformas de la corona y al correlato eclesiástico de organización. Más adelante, la unidad que cobra más relevancia es el Cacicazgo de Codpa, que ya hacia el siglo XVII tiende a reconstruir lazos entre los pueblos con una mayor solidez desde que las reformas del siglo XVI tendieron a la fragmentación. En este trabajo, basados en los estudios ya existentes de corte etnohistórico se realiza una hipótesis en orden a reconstruir la dinámica de constitución del espacio local, en relación a las unidades administrativas (coloniales y eclesiásticas) y el componente étnico y las improntas culturales de la población, “otorgándoles una profundidad histórica”3, en la búsqueda de los orígenes del santuario.

Luego de este ejercicio etnohistórico, los autores realizan un ejercicio de vuelta al presente para situarse en el siglo XX ya operando con herramientas conceptuales propias de la Antropología, reconociendo en esta fuente disciplinaria el apoyo conceptual necesario para trabajar con la memoria de los actores actuales, no sólo como meras fuentes de información, sino como parte de una consciente opción por el punto de vista del actor en la construcción de este trabajo. En la investigación se reconstruyen las fases de la fiesta, con énfasis en las funciones que cumplen los diversos actores en el desarrollo de la festividad. Mostrándolos en su detalle, apareciendo los protagonistas inmersos de forma activa en la dinámica de la festividad: el origen de las compañías de baile, Instituciones, expresiones tradicionales y rituales de la festividad actual. La festividad misma el día 21 de Noviembre. La dinámica de identificación, su radio de influencia y los ecos fuera del pueblo de la festividad. Los detalles, que descritos minuciosamente, a su vez, nos muestran una serie de actividades, que no son meras actividades sino que son una expresión de ritualidad plena de sentido en la dinámica de los actores. Pero más allá de hacer un recorrido formal del libro, lo que interesa señalar es el planteamiento historiográfico, que da cuenta de una síntesis entre las opciones de representación de las vivencias e idearios de las comunidades estudiadas, y las complejidades del trabajo documental acerca de las narrativas andinas. La más básica pregunta que nos podemos hacer y que sólo en el final de la reseña nos aventuraremos a responder, es la siguiente: ¿Qué lleva a los devotos a este despliegue de bailes y rituales? ¿Un sentimiento meramente religioso en el sentido occidental? ¿O un sentido más abarcador, que involucra y liga el sentimiento de los eterno con la mirada a lo terreno, lo social, lo comunitario? La permanencia de estas vivencias de profunda religiosidad, también son una manera de celebrarse a sí mismos, una verdadera reproducción identitaria a través de una performance de ritualidad de una densidad cultural bastante profunda, alimentada no solo por la imposición del catolicismo durante la colonia, sino también por la re apropiación de estos contenido y prácticas.

Relevar en su dinamismo y complejidad propia, las vivencias de estas comunidades, como un acto de rescate pero también con el rigor propio de una labor disciplinaria encaminada a realizar el esfuerzo de objetivación de la historicidad de los actores de las comunidades es la tarea que subyace en el trabajo, es un ejercicio que implica un problema metodológico que nunca ha sido resuelto cabalmente. En ese sentido este trabajo, desde su prólogo y notas metodológicas se enfrenta a este problema: “… el uso de conceptos tales como “memorias” colectivas e individuales, ha sido un recurso imprescindible para dar cuenta de manifestaciones “inefables” y subjetivas que dan cuenta de significaciones personales y subjetivas únicas que configuran una relación particular con el pasado”4.

Esta investigación demuestra, utilizando las herramientas de la investigación historiográfica, las herramientas conceptuales de la antropología y la observación de campo etnográfica, que la costumbre y tradición no son iguales a sí mismas en el tiempo, y que poseen su propia historicidad, la cual ya sea por motivos de índole nacional, de índole social, no han sido tomadas en cuenta en su real magnitud ni en la historiografía nacional: el estudio de la religiosidad de los pueblos indígenas del norte andino. En este punto es que se puede visibilizar un tema de fondo, que lo podemos sacar a colación por este trabajo pero que se extiende más allá del caso en específico. Cuando se trabaja con la historicidad de sociedades con una fuerte idea tradicional, ¿Hablamos de la permanencia de una tradición cuya esencia hay que exponer? ¿O historiar desde el presente el desarrollo histórico de una festividad tradicional? ¿Esencia inmanente o desarrollo histórico de las expresiones de religiosidad andina?

El esfuerzo por exponer los diversos actores y funciones desarrollados en el contexto de la festividad se hace junto al esfuerzo por ponerlos en discusión con conceptos como identidad/ identificación, para lo cual se utilizan herramientas que parten desde el acervo historiográfico duro hasta el bagaje conceptual de la antropología, es un esfuerzo por historiar el tiempo presente, en una perspectiva que arranca desde la contingencia, pero que nos muestra la festividad en su desarrollo a largo plazo, sin estancarse en el pasado, pero si mostrando su profundo arraigo en el pasado colonial, y en las dinámicas de religiosidad/ritualidad allí originadas.

Este trabajo revela a su vez una problemática metodológica que de seguro va a estar presente para futuros trabajos y futuros investigadores (en especial del ámbito local) que quieran realizar estudios relevando a las comunidades andinas, ¿cuál es el punto de equilibrio entre la necesidad de objetivación de la experiencia vital que piden las mismas comunidades con las complejidades metodológicas provenientes del mundo campo acerca de trabajar con vivencias cuyo contenido de significado es más bien inefable e inasible? ¿Cómo objetivar lo inefable? ¿Se llega a un producto definitivo que resuelva este problema? Porque por un lado está el lazo que se construye con la comunidad, que deposita confianza en los profesionales, y hasta cierto punto su anhelo de trascendencia (¿qué otro sentido tiene el dejar un registro de su tradición?), pero por otro el necesario y pragmático distanciamiento del profesional, que si bien puede estar interiorizado y hasta identificado con la comunidad con la que trabaja, no puede, y esto es un problema de índole epistemológico espinudo, asumir la voz de las comunidades como propia.

¿Qué nos ofrece la exposición de un ritual e indagar sobre sus modificaciones en el tiempo? ¿Podemos hacer dialogar estas mutaciones con los cambios producidos en el ámbito institucional al que han estado expuestos los actores estudiados? En esto reside su valor etnográfico y etnohistòrico, porque permite reconstruir y de esta manera relevar en su importancia una festividad religiosa andina, contribuyendo de esta manera a mejorar nuestro conocimiento de estas comunidades locales y valorando el vasto contenido y ancestral cultura presente en las comunidades del altiplano chileno. Desde un esfuerzo particular y deductivo, realizar un esfuerzo en orden a poner como trabajo de primera relevancia, el seguir con esta línea de investigación etnográfica, para otras comunidades locales andinas.

¿Cuál es el eslabón que une la actividad de la investigación en ciencias sociales con la vida misma de la comunidad? ¿Cuál es la dirección de esta relación? ¿Debe ser siempre desde la Academia hacia las comunidades, en busca de satisfacer requerimientos de índole institucional? ¿Qué sucede cuando existen comunidades, como en el caso de los devotos participantes de la festividad de Timalchaca, que expresan a los investigadores una necesidad de fijación de su tradición en un producto académico? ¿Qué sucede cuando la relación va desde la comunidad hacia la academia? ¿Es la academia la llamada a fijar la tradición en una forma reconocible y que satisfaga este anhelo de trascendencia? Para estas preguntas, sólo se pueden aventurar acercamientos, porque este trabajo las plantea, pero su resolución debe ser colectiva, en la medida que se avance en la concreción de una línea de investigaciones en este sentido, que es la apuesta del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Tarapacá. A modo de respuestas:

Por una parte, se llama a los cientistas sociales como portadores de un conocimiento legitimado. Y por otro, se debe dar el necesario reconocimiento de los profesionales hacia los actores como los portadores de una memoria que permita poner en justa importancia su Historicidad. Pero por otra parte, se hace imperativo reconocer y describir las costumbres con la rigurosidad de la mirada disciplinaria, fijándolas en un producto historiográfico. Pero sin olvidar que estas costumbres no son objetos inanimados sin valor, sino que tienen una profunda adhesión y permanencia en la medida que están llenas de un sentido, de un sentimiento. De esta manera se puede decir que este trabajo trata de reconstruir la historia de una festividad, en sus orígenes, en su desarrollo, en sus expresiones tradicionales y vigencia presente, a la manera de mostrar, como dijera uno de los inspiradores de los estudios culturales5, la estructura del sentimiento de una festividad andina.

Este trabajo es una contribución en orden a profundizar en los estudios sobre la religiosidad de los pueblos indígenas andinos, en una línea que además abarque la relevancia de estas prácticas en el presente, reconstruyendo las dinámicas de origen, cambio y desarrollo de la religiosidad andina, problematizando en torno a las continuidades, pero a su vez también sobre la dinámica de cambio que se puede reconocer, como evidencia de la potente historicidad andina. La apuesta de los autores en orden a fortalecer esta línea es una apuesta etnohistórica hecha para los actores del norte, junto a los actores mismos, y reflexionando precisamente desde la frontera norte de Chile.

Notas

1. Rodrigo Ruz, Alberto Díaz y Rodrigo Fuentes, “I Antecedentes históricos de la localidad y su espacio administrativo, eclesiástico y étnico. Siglo XVI al XX”, en: Timalchaca. Fiesta, tradición y costumbre en el Santuario de la Virgen de los Rermedios (Arica: Corporación Nacional de Desarrollo Indígena. Comisión Asesora Región Arica y Parinacota del Consejo de Monumentos Nacionales, 2011), 28.

2. Ibid., 23.

3. Idem.

4. Ruz et al, “II LA MEMORIA El siglo XX, en: Timalchaca. Fiesta, tradición y costumbre…, 37.

5. Williams, Raymond, Marxismo y Literatura (Barcelona: Península, 2000).


Resenhista

Pablo Salazar Cáceres – Licenciado en Ciencias Históricas y Geográficas. E-mail: [email protected]


Referências desta Resenha

RODRIGO RUZ, Alberto Díaz; FUENTES, Rodrigo. Timalchaca. Fiesta, tradición y costumbre en el Santuario de la Virgen de los Rermedios. Arica: Corporación Nacional de Desarrollo Indígena; Comisión Asesora Región Arica; Parinacota del Consejo de Monumentos Nacionales, 2011. Resenha de: CÁCERES, Pablo Salazar. Tiempo Histórico. Santiago, n.3, p. 175-179, 2011. Acessar publicação original [DR]

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