Nerviosos y neuróticos en Buenos Aires (1880-1900). Entre médicos/ boticarios y mercaderes | Mauro Vallejo

La aparición de enfermedades parece ser, desde hace un tiempo, un asunto más allá de la ciencia y la biología. En Nerviosos y Neuróticos es también parte del clima epocal y crispado de una ciudad, donde emergen esta nueva especie de afectados: los neurasténicos. Buenos Aires, verdadera babel de credos y lenguajes de diferentes partes de Ultramar, a finales del Siglo XIX, es la elegida por Mauro Vallejo para observar cómo se entremezclaban, sin conflicto ni vergüenza, quienes se proponían solucionar la melancolía con los que, atentos a un nuevo vocabulario, ejercitaban las nociones de una original lectura psicológica. Entre las clases afectas a nuevas modas, que incluyen tanto trajes y costumbres como remedios, remontan en el cambio del siglo nuevas posibilidades curativas: cambios de régimen, curas climáticas e instrumentos eléctricos aparecen con la certeza y el aroma científicos.

¿Quiénes eran los enfermos, o más bien, cómo se describían estos potenciales consumidores de mesmerismo, hipnosis, sales y drogas, o de medicamentos de composición secreta? En las páginas de este texto se asoma un verdadero maremágnum de nerviosos e histéricos. Sus dolencias, no siempre visibles y que para muchos especialistas habían sido fruto de la imaginación, adquirieron entidad nosológica. Un cúmulo de médicos y otros muchos más sin título, pero con habilidades e intereses en la detección de posibilidades económicas y recursos para aliviar o curar, las pusieron en el escenario incluso de verdaderas “epidemias”, que acompañaban el universo de la transformación constante, impaciente e irritante del capitalismo porteño. Así, Mauro Vallejo despliega con gran habilidad narrativa una historia cultural donde se delimitan las “superficies o tramas culturales”, teniendo como eje la ciudad de Buenos Aires. Se dibujan entre las imágenes publicitarias objetos, avisos y agentes de un impensado pero potente mercado de remedios, en auge a finales del Siglo XIX, para una sociedad pudiente y ávida de novedades. Y no todos esos medicamentos son parte de ese universo impreciso de las “medicinas alternativas”, tan despreciado por los profesionales como las prácticas populares, herederas de la barbarie. Paradójicamente, institutos con especialistas médicos, creados ad hoc, utilizan similares técnicas de marketing para captar clientes. También cátedras y salas hospitalarias se disponen al menos a comprobar medicamentos y terapias para curar las enfermedades del espíritu, tanto o más que las del cuerpo. En tal sentido, Nerviosos y neuróticos navega entre esas tres experiencias: los productos ofrecidos, las instituciones médicas privadas y las oficiales, en un tríptico unido para favorecer, estudiar y proponer el consumo de recetas para curar el insomnio, la histeria, la neurastenia y otras muchas más enfermedades propias de este nuevo afán de percepción y auto-percepción.

El libro señala también que este momento es paralelo al hastío por la descripción de la locura marcada por la degeneración, cuando los positivistas locales habían insistido hasta el hartazgo en una curva progresiva de la debilidad hereditaria. El ingreso de inmigrantes, pobres e incapaces o la existencia previa de una población criolla mentalmente inferior, cuya violencia se tildaba de patológica, habían sido para los psiquiatras locales la marca argentina. Desde finales del Siglo XIX, José Ingenieros, Lucas Ayarragaray y José María Ramos, entre otros más, estudiaron con preocupación científica y a la vez, prejuicios raciales y sociales, las anormalidades psíquicas en asilos y centros de regeneración de los sectores “peligrosos”. Sobre esta conspicua especie, la de los médicos positivistas, y también sobre sus afanes y alcances reguladores, Hugo Vezzetti (1983) dio cuenta a través de su clásica obra, que parafraseaba una de los célebres especialistas de un siglo atrás. En este bucle, Mauro Vallejo cuenta la otra cara de una ciencia cuyos saberes supuestamente se consolidan, al mismo tiempo que emergen críticos y competidores por doquier.

La obra analiza entonces a un sujeto, el neurótico, que se construye a la luz del consumo de substancias y de prácticas (aceptadas, aceptables, rechazadas) por lo que podría definirse grosso modo la medicina oficial. En tal sentido, abreva en una fructífera historiografía contemporánea, que examinó el origen del mesmerismo, las curas naturistas y muchas otras más bajo el potente lente de la expansión del mercado consumidor en Europa (Porter, 1989), y a la vez, de la auto-designación del enfermo como tal. Los derechos e intereses de los pacientes, como ha indicado Armus (2011), adquieren aquí una nueva mirada, desde la impronta de quienes no tienen un mal crónico o incurable, detectado por el microscopio. Pero, indudablemente, estas personas encuentran en los avisos de los periódicos, de folletos y de otras múltiples formas, descripciones sobre males que les son propios, con los que se identifican. El acierto de Vallejo, en este texto, es bucear entre la prensa de diversos medios, también médicos, la abundante variedad de productos destinados a solucionar las enfermedades de la mente, a los cuales se añaden los documentos más usuales (informes, tesis, artículos de médicos y otros) y el uso de la literatura del período. La metodología de orden cualitativo, utilizada para sistematizar la diversidad documental, permite situar la obra entre una de las más interesantes también para un examen sobre la sistematización y análisis de fuentes históricas.

Dentro de esta miríada de aspectos narrados con una pluma ciertamente de alta madurez y singular atención a los detalles, aspectos ambos muy poco frecuentes entre las obras históricas, destaca una particularidad: no se intenta aquí un desarrollo armónico, sin contradicciones, de los diversos caminos emprendidos tanto por quienes desean fabricar píldoras mágicamente sanadoras de la fatiga mental, o por quienes demuestran los aspectos científicos de la cura por agua fría. La apuesta es más bien dar cuenta, e incluso describir abundante y apropiadamente, los contornos poco visibles, sin facturas demarcadas y con trayectos entrelazados de un mundo científico y paralelo, a veces opuesto o que juega en campos sin confirmaciones, experimentación ni certeza alguna. Sin embargo, la hibridez no termina por contaminarlo todo, dado que la determinación nosológica (neurastenia) es un interrogante en sí mismo y su existencia, motivo de debate. La elección de esta “enfermedad”, como otras en el pasado, es también un aprendizaje para la historiografía cultural y social sobre el estudio médico sobre otras de similar constructo, como la clorosis. Y hacia adelante, en pos de proporcionar una reflexión sobre otras contemporáneas (el autismo, el síndrome de atención dispersa e hiperactividad, o los trastornos de alimentación), en una sociedad, que, como relata Conrad (2007), suma cada vez más enfermedades y desórdenes en pos de reglar la normalidad con nuevas normas: las del consumo médico.


Referencias

ARMUS, Diego,The Ailing City. Health, Tuberculosis, and Culture in Buenos Aires, 1870-1950. Durham and London, Duke University Press, 2011.

CONRAD, Peter, The Medicalization of Society: On the Transformation of Human Conditions into Treatable Disorders. Baltimore, MD: The Johns Hopkins University Press, 2007.

PORTER, Roy, Health for sale: Quackery in England, 1660-1850. Manchester, Manchester University Press, 1989.

VEZZETTI, Hugo, La locura en la Argentina. Buenos Aires, Folios Ediciones, 1983.


Resenhista

María Silvia Di Liscia – IEHSOLP-UNLPam-CONICET. E-mail: [email protected]


Referências desta Resenha

VALLEJO, Mauro. Nerviosos y neuróticos en Buenos Aires (1880-1900). Entre médicos, boticarios y mercaderes. Buenos Aires-Barcelona: Miño y Dávila, 2021. Resenha de: DI LISCIA, María Silvia. Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia. Madrid, v.74, n.2, p.618, jul./dic. 2022. Acessar publicação original [DR/JF]

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