Entre el dinamismo y la pervivencia: agronegocio, actores y dinámicas socio-productivas desde una mirada histórica/Anuario del Instituto de Historia Argentina/2022

El agronegocio como modelo productivo supuso un desplazamiento en prácticas y formas de concebir la actividad agropecuaria de los actores que conforman el heterogéneo mundo rural argentino. En la actualidad, numerosas investigaciones, en particular las ancladas en el campo de la sociología rural, han procurado explicaciones de estos procesos cuya clave radica en acentuar los aspectos novedosos que promueve el agronegocio. Así, comúnmente se señala una serie de rupturas como, por ejemplo, el lugar preponderante de lo financiero por sobre lo agropecuario, el despliegue de estrategias empresariales, la incorporación de tecnologías, la articulación entre campo-ciudad, entre otros. Sin desconocer estos fenómenos, el agronegocio reconoce una significativa continuidad no solo con prácticas y discursos sino también con procesos productivos que en el modelo anterior ya ocupaban un lugar considerable. En ese sentido, la propuesta del presente dossier consiste en recuperar la historicidad de procesos, de diversos actores sociales, de prácticas y de sus discursos que se consideran centrales en el desarrollo del agronegocio.

Los trabajos reunidos en el presente dossier no solo proponen balances exhaustivos sobre el tratamiento que recibieron estas cuestiones, sino que procuran abrir discusiones y agendas sobre cómo renovar las miradas sobre estos procesos a partir de evidencia empírica que permite avanzar en caracterizaciones más complejas y/o matizadas sobre la situación de actores en el agronegocio.

De esta forma, la propuesta de revisitar estos problemas descansa en el reconocimiento del carácter dinámico que ha tenido y tiene la expansión del agronegocio más allá de la región pampeana y de sus producciones. La historización de los procesos a escala local permite romper con los estereotipos y comenzar a plantear matices y particularidades que han tomado el agronegocio en otros territorios o sobre algunos actores sociales o sus corporaciones. El rastreo de vestigios de las viejas estructuras y la pervivencia de prácticas de los modelos de organización tradicionales en el agro permiten evaluar los cambios y continuidades en el devenir del tiempo. Desde esta perspectiva que asumimos en este dossier, resulta central comprender a estos procesos como construcciones sociales contingentes y que son producto de una compleja serie de acciones humanas situadas en el tiempo y en un territorio determinado. Este proceso inacabado, también, muestra su mutación continua lo que obliga a su análisis y seguimiento a lo largo del tiempo.

Las transformaciones ocurridas en el agro en los últimos cincuenta años están dadas por las relaciones que, en mayor o menor medida, tienen los productores y/o sus organizaciones con los procesos de globalización del sistema capitalista. Por tanto, consideramos que estos procesos son transterritoriales y multiescalares, lo que nos obliga a (re)pensar las formas en las cuales las construcciones sociales -y sus discursos- están atravesadas por las bases materiales y simbólicas situadas. Así los discursos organizacionales, la acción de los actores, el desarrollo de la tecnología o la financiarización del agro son analizadas en los trabajos que componen este dossier desde una mirada local, que expresan las relaciones de poder y producen solidaridades y tensiones en cada una de las comunidades de forma particular.

Bajo este marco general, el trabajo de Guillermo Neiman, “Más allá de los contratistas. Los otros trabajadores de la agricultura pampeana a comienzos del siglo XXI” indaga sobre cómo el conjunto de transformaciones en las prácticas productivas, en particular, las innovaciones mecánicas y la difusión de su tercerización configuran un escenario que se caracteriza por una permanente reducción de los requerimientos laborales. Así, propone un exhaustivo análisis a partir del cruce de diversas estadísticas que le permiten realizar una caracterización de las condiciones y prácticas de trabajo de los asalariados contratados directamente por las empresas agrícolas en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe durante el período de la expansión del agronegocio. En ese marco, el autor concluye que en la situación de los trabajadores de la agricultura pampeana se puede observar una tendencia que va desde una cierta estabilización en el número de trabajadores hacia finales del siglo XX según los censos nacionales agropecuarios de 1969 y 1988, para volver a descender luego, mostrando una caída cercana a los 40.000 puestos de trabajo. Este fenómeno se explica en función de la estrategia laboral de las empresas agrícolas que los contratan, en la que la tercerización laboral a través de contratistas y proveedores de servicios en general juega un papel central, aunque no exclusivo. La heterogeneidad del conjunto de asalariados aparece inducida en el marco de una mayor flexibilización de la contratación y utilización del empleo asalariado destinada a reducir costos laborales y garantizar el desarrollo de un ciclo de trabajo con una demanda reducida pero permanente.

Inscriptos también en esas transformaciones de la agricultura pampeana, el artículo “Tensiones local-globales en la actividad agropecuaria del sur de Córdoba. Formas de expresión de la dialéctica del territorio”, autoría de Gabriela Maldonado y Alfio Finola, analiza cómo los procesos territoriales acontecidos en el marco del agronegocio tensionan, a partir de la creciente participación de la ciencia, la técnica y las finanzas, las dinámicas de los actores locales. Por medio de un riguroso análisis territorial, su abordaje se concentra en tres actores que históricamente han sostenido una presencia significativa en el territorio: los agentes de comercialización de insumos agropecuarios, el contratismo rural y la producción agroindustrial llevada a cabo por cooperativas. Bajo esta premisa, el trabajo de los autores muestra cómo producto de la tensión entre lo global/local se opera la apropiación de las lógicas del agronegocio que terminan por otorgar ciertas singularidades a sus prácticas. En ese proceso advierten ritmos y divergencias que permiten pensar cómo se combinan técnicas o estructuras previas al modelo de agronegocio globalizado.

Esas tendencias generales constituyen un marco para pensar otros procesos de reconversión productiva en regiones extrapampeanas. En el caso de “La otra cara de la transformación vitivinícola: los pequeños productores mendocinos”, artículo de autoría de Juan Manuel Cerdá, la mirada esta puesta en otro actor que ha concitado la preocupación de la historiografía y, en ocasiones, de las políticas públicas: los pequeños productores. En ese sentido, el análisis se propone pensar el fenómeno de pervivencia de este sector de la estructura agraria de la provincia de Mendoza en un momento de configuración de una “nueva” vitivinicultura caracterizada – como en el caso de la región pampeana – por la concentración del capital y de la tierra. A partir de un conjunto variado de fuentes, el trabajo permite observar cómo se configuran dos modelos de desarrollo vitivinícolas en el territorio mendocino para, en ese contexto, reconstruir la evolución de los viñedos y de su importancia dentro del eslabón primario de la cadena en la provincia de Mendoza. Ese panorama estructural es la base para incorporar en la explicación el rol del Estado, las políticas públicas y los actores asociados a la empresarialidad viñatera en el sostenimiento de dichos productores y que explican – parcialmente – cómo a pesar de la pérdida de su peso relativo han logrado mantener, casi de forma ininterrumpida desde finales de la década de 1970, su presencia en un mercado altamente competitivo.

Celeste de De Marco y Johana Kunin en “Agricultura convencional, educación y poblaciones infantojuveniles: las miradas de AACREA Y AAPRESID” centran su reflexión en dos actores centrales en la promoción del agronegocio en Argentina: la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA) y la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID). Puntualmente, les interesa analizar las formas que asume el vínculo que estas organizaciones establecen con las poblaciones en edad escolar, especialmente, aquellas radicadas en entornos rurales. Estas propuestas de divulgación se asocian a cuestiones productivas y ambientales englobadas en el denominado paradigma de las “buenas prácticas agrícolas”. Sobre la base de una selección de dispositivos elaborados por las mencionadas asociaciones, las autoras desvelan un entramado articulado de posibilidades a través de las cuales la asociación penetra en el mundo educativo, sus comunidades y, en concreto, los sujetos que se encuentran comprendidos en procesos de escolarización, sobre todo en nivel primario y secundario. De este modo, el artículo enfatiza en cómo el “puente” entre “el campo” y la sociedad que las asociaciones generan a partir del trabajo en las escuelas, aparece como un espacio de disputas de sentido y, en definitiva, una instancia de legitimación del modelo productivo actual.

Las asociaciones agropecuarias también constituyen el foco del artículo “Lo viejo, lo nuevo y lo renovado en el agro argentino: un balance sobre las asociaciones de productores” de Gabriel Fernando Carini, donde se ofrece un panorama sobre algunas de las transformaciones que se evidenciaron en la estructura de representación de intereses agrarios a partir de la configuración del agronegocio. El trabajo describe cómo la comprensión de la actividad agropecuaria como una de tipo empresarial implicó avanzar en el diseño de dinámicas organizativas centradas en potenciar la capacidad empresaria de los productores. En este proceso, para el autor, muchas entidades se caracterizaron por la flexibilidad y apertura que le asignaron a sus modelos organizativos lo que favoreció una respuesta rápida a las diversas coyunturas planteadas por el agronegocio. Sobre esa base, procura puntualizar la centralidad que adquiere en los perfiles institucionales de las organizaciones de productores el componente empresarial que se mediatiza no solo en discursos sino también en prácticas concretas y, en algunas ocasiones, se plasma en la reforma de sus modelos organizativos.

Para finalizar solo quisiéramos invitar al lector a leer este dossier como una propuesta que tiende a reflexionar tanto en los cambios como en las continuidades del proceso de transformación del agro argentino de los últimos cincuenta años. Este proceso es analizado aquí en producciones y en territorios donde perviven pequeños productores y formas de organización social “tradicionales”. Los actores individuales como las entidades -históricas o emergentes-, se transforman, mutan, cambian sus funciones, discursos, formas de organización e, incluso, algunas desaparecen a lo largo del tiempo. No parece haber en este sentido, un único camino. O, al menos, como muestran los trabajos aquí reunidos, la hegemonía del agronegocio también implica la pervivencia de prácticas, actores sociales y organizaciones del modelo agrario precedente. En este sentido, esta problemática aún requiere un mayor análisis de las dinámicas que implican la acción social en otros espacios y contextualizada con sus comunidades.


Organizadores

Gabriel Fernando Carini – Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Instituto de Investigaciones Sociales, Territoriales y Educativas (ISTE). Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) – CONICET, Argentina. E-mail: [email protected]

Juan Manuel Cerdá – Centro de Estudios de la Argentina Rural (CEAR). Universidad Nacional de Quilmes – CONICET, Argentina.  E-mail: [email protected]


Referências desta apresentação

CARINI, Gabriel Fernando; CERDÁ, Juan Manuel. Presentación. Anuario del Instituto de Historia Argentina, v. 22, n. 1, e157, 2022. Acessar publicação original [DR/JF]

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