Antipatriotas del agua. Conflictos y grupos de interés en el franquismo | Francesco D’Amaro

El libro a reseñar tiene como eje central las disputas sobre el agua en España durante el régimen de Franco. Sus principales fuentes proceden de los archivos de varias instituciones de regantes (Real Acequia del Júcar y Federación Nacional de Comunidades de Regantes). Además, se complementa con otras procedentes de la dictadura franquista, en especial las del Sindicalismo Vertical. A través de ellas, el autor disecciona los difíciles equilibrios entre el Estado dictatorial y los poderes tradicionales en el heterogéneo escenario del mundo rural.

La obra es el resultado de una tesis doctoral que ya había tenido notables anticipos en forma de artículos. Al tratarse de un autor que se ha movido entre dos historiografías, la italiana y la española, el ejercicio de historia comparada se realiza aquí con una acusada naturalidad, integrando los debates más interesantes en el texto. En general, son mejor conocidos los consorzi di bonifica, instituciones para el regadío implementadas en Italia antes de la II Guerra Mundial, que las entidades surgidas en torno al riego en España. Leia Mais

Senderos de la historia. Miradas y actores en medio siglo de historia rural | Alba Díaz-Geada e Lourenzo Fernández Prieto

Esta obra supone una notable actualización y balance de la historiografía agraria española de las últimas décadas. Siguiendo la tradición establecida por el Seminario de Historia Agraria (SEHA), actualmente Sociedad de Estudios de Historia Agraria, propone un debate colectivo en torno a las modificaciones operadas en enfoques, métodos y sujetos que han sido abordados por la historia agraria en las épocas moderna y contemporánea. Así, supone un encuentro de diversas generaciones de historiadores que, desde la década de 1970, se han esforzado, desde publicaciones, seminarios y congresos, en mantener y extender una escuela historiográfica de gran calidad, modélica para otros campos de la historia contemporánea por su fomento de una interdisciplinariedad que, por definición, acoge en su seno la historia agraria por su porosidad y conexiones científicas con la historia política, económica, social o cultural.

Senderos de la historia viene por tanto a significar un nuevo impulso al seguir la estela de la gran renovación que implicó, veinte años antes, la publicación de El pozo de todos los males1. En este libro se superaron las tesis historiográficas más clásicas sobre el “atraso” de la agricultura española situando nuevas perspectivas en torno a variables analíticas como las características del cambio tecnológico, las relaciones económico-ambientales o la distribución de la renta y la riqueza. De este modo, concluyó que carecía de sentido caracterizar como “atrasada” la evolución de la agricultura y la economía españolas durante la fase expansiva capitalista culminada en la década de 1930, puesto que dicha evolución fue consecuencia de reglas sociales articuladas para impulsar el crecimiento en un contexto de gran desigualdad y en un contexto ambiental de posibilidades limitadas, creando un desarrollo social muy precario y con escasas capacidades de reproducción estable. Una década más tarde, la evolución de la historia agraria española conoció otro importante jalón con la publicación de Sombras del progreso2, donde se profundizó en estas tesis. Leia Mais

Católicos/ reaccionarios y nacionalistas. Política e identidad nacional en Europa y América latina contemporâneas | María Cruz Romeo

Maria Cruz Romeo Imagem Fundacion Juana de Vega
María Cruz Romeo | Imagem: Fundación Juana de Vega

El libro propone un recorrido de larga duración sobre los vínculos entre nación y catolicismo en Europa y América Latina. Fruto de un largo recorrido en común, signado por diferentes proyectos de investigación, las coordinadoras reúnen un conjunto de trabajos que incorporan algunas de las perspectivas más renovadoras. Ante todo, sobresale un explícito apartamiento del “paradigma clásico de la secularización”. Dicho paradigma partía del supuesto de la existencia de una incompatibilidad esencial entre modernidad y religión y, por tanto, auguraba la declinación de lo religioso en el mundo contemporáneo, cuando no directamente su desaparición. Su influencia en las ciencias sociales y en las humanidades fue amplia y persistente hasta las décadas finales del siglo XX. En la historia de América Latina su impacto invisibilizó muchos de los procesos de transformación y reconfiguración de las instituciones religiosas y condujo a la frecuente y arbitraria postulación de “renacimientos” católicos. En las últimas décadas, sin embargo, en parte como consecuencia de la acumulación de fenómenos que escapaban al corsé de la secularización, comenzaron a revisarse de manera más profunda sus bases epistemológicas y a avanzar en diferentes reformulaciones teóricas. En este camino autores como José Casanova, David Martin, Karel Dobbelaere o Danièle Hervieu-Léger, entre otros muchos, contribuyeron no sólo a abandonar los viejos presupuestos, en parte heredados de las filosofías de la ilustración, sino también a dar forma a nuevas conceptualizaciones. En buena parte de ellas, más allá de sus diferencias, se coincidió en redefinir la secularización como un proceso multidimensional de cambio y recomposición de la religión y sus instituciones, dejando definitivamente atrás las ideas de retracción, crisis y declive. Leia Mais

Paraísos en el infierno. Drogas y Guerra Civil española | Jorge Marco

Drogas en la Guerra Civil espanola Foto Albero SegoviaBiblioteca Nacional de EspanaThe Objective.
Drogas en la Guerra Civil española | Foto: Albero Segovia/Biblioteca Nacional de España/The Objective.

Tras los estudios pioneros llevados a cabo en España en el pasado siglo, la historia de las drogas no ha vuelto a despertar una atención historiográfica similar. Esta tendencia llama la atención si se echa un rápido vistazo a las manifestaciones culturales recientes. Hitos como la publicación y posterior censura de Fariña (2015), obra del periodista gallego Nacho Carretero, el éxito televisivo de series como The Wire y Narcos, o los constantes reportajes sobre el auge del cultivo y el tráfico de estupefacientes a lo largo y ancho del país, reflejan el interés que esta cuestión despierta. En cambio, las y los historiadores han pasado de puntillas por este problema, publicándose algunas investigaciones que no han tenido la suficiente continuidad. Y eso que trabajos como este de Jorge Marco son una excelente demostración de la importancia social de las “sustancias psicoactivas”, pero ante todo por la posición privilegiada que estas ofrecen para profundizar en periodos tan transitados como la Guerra Civil española.

Una pequeña muestra de esta investigación se publicó en 2019 y sirvió para presentar la inusual Salida de las tinieblas, memorias del valenciano Juan Alonso Pérez. Al igual que su Hijos de una guerra (2010; 2019) permitía introducirse de una forma más atractiva a Guerrilleros y Vecinos en Armas (2012), este libro enmarcó el contexto vital, emocional e intelectual que ha llevado a la escritura final de esta obra. El testimonio de este médico ex toxicómano no solo es insólito por el tipo de relato vital que despliega, su tono y su intencionalidad, sino por la cantidad de elementos que ilumina sobre las drogas de nuestro pasado reciente. Las vívidas notas de su diario y la narración introspectiva de algunas de las experiencias que le tocó lidiar a causa de sus adicciones al alcohol y la morfina sirven para abrir una realidad que había quedado velada desde su publicación en la Transición, con la epidemia de consumo de heroína en ciernes. El escaso éxito comercial e interés académico de la primera edición resulta hoy insólito, si se considera el impacto que tuvieron más adelante muchas de estas sustancias, pero también por el peso que, como puede observarse entre sus líneas, ya tenían en procesos en los que habían sido circunscritas a lo meramente anecdótico o trivial.

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Teoría de La definición de Leibniz – VELARDE LOMBRAÑA (D)

VELARDE LOMBRAÑA, J. Teoría de La definición de Leibniz. Granada: Comares, 2015.Resenha de: ESCRIBANO, Miguel. Dissertatio, Pelotas, v. 47, p. 333-336, 20018, Volume Suplementar 3, Dossiê Leibniz, Out, 2016.

La colección Nova Leibniz (http://leibniz.es/novaleibniz.htm) es fruto de la colaboración entre el proyecto de investigación “Leibniz en español” (www.leibniz.es) y la Editorial Comares. El proyecto “Leibniz en español”, coordinado por el catedrático de Filosofía de la Universidad de Granada, Juan Antonio Nicolás, lleva ocho años implicado en la edición en esta misma editorial de una selección sistemática de las obras de G.W. Leibniz. Entre los éxitos del proyecto cabe destacar además la constitución de la Red Iberoamericana Leibniz, cuyo principal objetivo es coordinar, visibilizar y potenciar el trabajo realizado por los investigadores de habla española y portuguesa, y la creación de la Biblioteca Hispánica Leibniz (www.bibliotecahispanicaleibniz.es), donde se está reuniendo todo lo publicado de y sobre Leibniz en el ámbito cultural de las lenguas española y portuguesa.

El objetivo de la colección Nova Leibniz es publicar trabajos de investigación novedosos relativos al pensamiento y la obra de G.W. Leibniz. Se presenta como una colección dirigida a la comunidad investigadora internacional, aceptando trabajos originales e inéditos escritos en alguno de los idiomas siguientes: español, portugués, inglés, francés, alemán o italiano. Entre sus últimas novedades cabe destacar: Deo volente. El estatus de la voluntad divina en la Teodicea de Leibniz, de M. Griselda Gaiada y Curvas y espejos. El carácter funcional de la actividad monádica en G.W. Leibniz, de Laura Herrera.

El profesor Julián Velarde Lombraña, catedrático de Filosofía en la Universidad de Oviedo, ha dedicado su larga y fructífera trayectoria al estudio de la lógica y su historia, la teoría del conocimiento y la teoría del lenguaje.

Ocupa un lugar destacado sus traducciones y trabajos sobre Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Caramuel, Leibniz y Peano. Es precisamente su labor de investigación sobre el pensamiento del filósofo de Hanover la que ahora nos gustaría reseñar.

Además de su magnífica edición en castellano de la Monadología (Madrid: Biblioteca Nueva, 2001) y la publicación de numerosos y reconocidos artículos, su entrega a la obra y el pensamiento de Leibniz ha dado en los últimos años dos frutos destacados. En el año 2013 la Editorial Comares publicaba el volumen que para la edición de las Obras filosóficas y científicas de G.W. Leibniz había preparado junto a Leticia Cabañas, dedicado a los textos sobre Lengua Universal, Característica y Lógica (Granada: Comares, 2013, 528 págs.).

Paralelamente a la preparación de esta edición, el profesor Julián Velarde ha ido desarrollando una complementaria labor de investigación e interpretación sobre el pensamiento leibniziano que fue apareciendo en una serie de trabajos y ponencias en congresos. Toda esta labor culminó con la publicación del libro que aquí presentamos, Teoría de la definición de Leibniz (Granada: Comares, 2015), que recomendamos leer acompañado de la obra anterior, pues la mayoría de los textos sobre los que Velarde construye su interpretación están recogidos en esa edición.

La teoría de la definición es un elemento nuclear del pensamiento leibniziano dedicado a la búsqueda progresiva de un orden y una sistematización de todos los conocimientos, proyecto al que el filósofo dio el nombre de Ciencia General. Este método de sistematización se funda en el principio leibniziano de la ligazón universal de todas las cosas, que conecta con una concepción de la razón donde la inserción y el análisis de cada concepto o noción obedece a leyes generales que nos permiten, y obligan, a transitar analógicamente a largo de los distintos ámbitos del conocimiento.

La idea de Leibniz es que si conseguimos establecer el conocimiento sobre la base de unas nociones primitivas podremos formalizar y describir todos los reinos del saber. Todas las derivas que dio este proyecto se pueden sintetizar en torno a la problemática naturaleza de estas nociones primitivas, desde sus comienzos con la Combinatoria y la Característica hasta sus últimos logros a partir del descubrimiento del Cálculo.

Al igual que en su física Leibniz rechazó el atomismo en cuanto comprendió que en la naturaleza todo cuerpo está actualmente dividido al infinito, en su teoría de la definición Leibniz terminó por desechar la idea de encontrar una noción que una vez bien definida actuara como un átomo, dado que, como pronto comprendió, el análisis de una noción es inagotable.

Este “percance” relativo a la naturaleza de las nociones primitivas hizo por otra parte avanzar al proyecto leibniziano. En un primer momento Leibniz desdobló su metodología, bien estemos tratando con verdades necesarias (de análisis finito), bien con verdades contingentes (donde el análisis es infinito). En la metafísica leibniziana esta distinción entre necesidad y contingencia opera ligada a la distinción entre posible y existente, relación donde queda trabada la diferencia y la articulación entre los principios de la razón: principios lógicos y principios ontológicos. De todo ello deriva la distinción que Leibniz hace entre definición nominal y definición genética. Una muestra de cómo opera en su distinción y articulación este desdoble del análisis lo encontramos en la posición leibniziana con respecto a la prueba de la existencia de Dios, a la que Velarde dedica el tercer capítulo del libro. Leibniz se desmarca tanto de la definición cartesiana de Dios como causa sui como de la definición genética de Spinoza por el mismo motivo: confundir razón y causa. Leibniz reinterpreta esta distinción desde su teoría de los requisitos, sobre la que Velarde se extiende en el primer capítulo.

El análisis de términos, si se lleva a cabo adecuadamente bajo lo guía de los principios de no contradicción y de identidad, nos ha de conducir a la definición nominal, que nos permite enumerar las notas o requisitos suficientes para distinguir una cosa de todas las demás. Aunque en la definición nominal esté cifrada la constitución de la cosa (sus requisitos internos) lo más útil, afirma Leibniz, es si sus requisitos incluyen además la generación de la cosa, y nos  ofrecen una definición genética. La primera, la definición nominal, es capaz de denotar la esencia de la cosa y la segunda, la definición genética, además demostrar que de ésta (de la esencia) se sigue la existencia: la definición genética, afirma Leibniz, envuelve una causa próxima de algo. Leibniz divide la definición en nominal y genética en función de que los constituyentes de la definición, esto es, los requisitos, sean o bien internos, y entonces representen la razón suficiente de la posibilidad de una cosa, o bien externos, y entonces incluyan además su causa. El éxito de la teoría de la definición radica en conseguir mostrarnos cómo se correlacionan los requisitos internos y los requisitos externos, sin confundirlos, como según Leibniz hacían Descartes y Spinoza. Para avanzar en ello Leibniz insertará ingredientes procedentes del Cálculo y la Dinámica.

A partir de aquí se abren varias opciones. La tomada por Julián Velarde en su libro es quizás una de las más interesantes, dado que permite abarcar más aspectos del pensamiento leibniziano. Se trata de saltar de la teoría de la definición a la teoría de la sustancia. Leibniz nos facilita ese paso, dada la relación intrínseca que establece entre los principios lógicos y los ontológicos. Como nos muestra Velarde, para comprender el sustrato que nutre la concepción leibniziana de la sustancia como noción completa o como ley de la serie hay que continuar el tratamiento leibniziano de las relaciones entre posibilidad-necesidad y esencia-existencia.

La distinción entre definición nominal y genética nos lleva a un doble tratamiento sobre lo posible. Por un lado, nos dice Velarde, nos encontramos , con la esfera de las esencia posibles, que son eternas y necesarias y que existen desde la eternidad en el entendimiento divino. Lo posible-esencial constituye el objeto interno del entendimiento divino desde el que Dios produce, actualiza, crea o da existencia a las cosas o verdades contingentes. En tanto verdades eternas, los posibles-esencias son independientes de la acción divina y sólo obedecen al principio de no contradicción. Nos dice así Velarde que la posibilidad de lo absolutamente posible y la verdad de las verdades eternas están más allá, y son independientes de, la voluntad, el poder y el entendimiento de Dios, lo que vincula a Leibniz con la tradición platónica. Ilustra Velarde esta posición de Leibniz con los comentarios que el filósofo de Hanover escribió sobre el Leptotatos de Caramuel.

Por otro lado, distinguimos un segundo tipo de posibles: los posibles realizados o existentes, sobre los que rige otra serie de principios.

(1) El principio de perfección o de máxima esencia nos define lo posible como categoría ontológica: lo posible demanda existencia en función de su grado de perfección o esencia. La existencia no es por tanto un complemento de la esencia sino que está contenido y determinado por ella. Nos conduce este principio hasta la teoría de la composibilidad (que enfrenta a Leibniz con la tesis spinozista de que todos los posibles existen) y a una lógica posibilista, cuya origen, nos muestra Velarde, lo podemos remontar hasta Aristóteles.

(2) El segundo principio es el de razón suficiente. Como el anterior, este principio atañe a la existencia o no existencia de todo ente, pero además, a su forma de ser, esto es, al conjunto de los atributos que lo definen como existente, para los cuales ha de haber una razón determinante que no es necesitante: todo ente se encuentra necesariamente en la serie de lo existente según alguna razón, pero no es necesario el que tenga está razón u otra. Enlaza Velarde desde este principio con la teoría de la sustancia como noción completa (unidad que incluye o envuelve todos sus atributos como existente) y con la interpretación de la naturaleza de la sustancia como ley de la serie (razón de la serie de esos atributos).

A la concepción de la naturaleza de la sustancia como ley de la serie están dedicados los dos últimos capítulos del libro, el cuarto, centrado en la sustancia finita, y el quinto capítulo sobre Dios. En esta última parte del libro es donde la interpretación de Velarde se muestra más original. Primero, en el modo como articula las ideas del Cálculo y la Dinámica para pensar la naturaleza activa de la sustancia en términos de la razón o forma que da unidad y orden al desarrollo de una serie. Resulta iluminador respecto a la concepción leibniziana de la sustancia el modo como Velarde aplica el modelo serial para comprender caracteres fundamentales de su naturaleza, como son la unidad y la actividad.

Destacar aquí la complicidad de Velarde con la investigación de Laura Herrera sobre el funcionalismo leibniziano (publicada en esta misma colección). Velarde va más allá de Herrera al extender el modelo de la serie a la explicación de la arquitectónica subyacente a la visión del mundo de Leibniz, desde el mínimo al máximo orden de perfección, desde las simples mónadas desnudas a los espíritus, o desde la naturaleza representativa de los sujetos al entendimiento infinito de Dios. Velarde nos muestra además cómo se correlacionan todos los principios leibnizianos en esta arquitectónica visión del mundo y cuál es el papel de Dios en todo ello.

Partiendo de la distinción que hace Leibniz entre homogeneidad y homogonía (por ejemplo, para explicar la relación entre el punto y la línea y la conversión entre ambos), Velarde nos dice que Leibniz se habilita una vía para explicar lo continuo desde lo discontinuo, como un caso de progresión que permite que una cosa llegue a ser (o se desvanezca en) una cosa de un género distinto, sin perder por ello los caracteres que la caracterizan (lo que explica, por ejemplo, que la línea esté compuesta de puntos). Esta interpretación de la ley de la continuidad leibniziana en términos de homogonía nos muestra como el mundo de los posibles existentes, mediante una progresión serial continua de más a más posibilidad, en el límite, esto es, en el máximo de posibilidad, se desvanece en el ser necesario, en Dios. En el infinito, nos dice Velarde, la posibilidad o la esencia máxima viene a equivaler a la necesidad o la perfección máxima, esto es, a Dios, definido como límite de la serie infinita de los posibles.

Miguel Escribano – Universidad de Granada.

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