Análisis sobre Antropología y Teoría Social. Cultura, poder y agencia – ORTNER (ZI)

ORTNER, Sherry. Análisis sobre Antropología y Teoría Social. Cultura, poder y agencia. Buenos Aires: Universidad Nacional de San Martín, 2016. 195p.Resenha de: FATYASS; ZUKER, Laura Frasco.  La Zaranda de Ideas – Revista de Jóvenes Investigadores en Arqueología, Buenos Aires, v.15, n.2, dic., 2017.

SOBRE LA OBRA

Sherry Ortner es una distinguida antropóloga cultural y profesora de la Universidad de California en Los Ángeles. Su larga trayectoria de reflexiones es reordenada en Antropología y teoría social. Cultura, poder y agencia que significa un aporte fundamental porque actualiza, en cierto modo, la teoría de la práctica. La autora traza un recorrido histórico desde el surgimiento de la teoría de la práctica, a fines de los años 70, y señala sus principales contribuciones y limitaciones. En un panorama teórico caracterizado por tres grandes paradigmas, la antropología interpretativa, la economía política marxista y el estructuralismo francés, la teoría de la práctica surge asumiendo el desafío de superar una antinomia que estos modelos comparten pese a sus diferencias: estructura-agencia. Según Ortner, en tanto estas teorías entienden que la acción social está condicionada, la teoría de la práctica tiene la ventaja de reconocer una relación dialéctica que implica la producción de sujetos sociales por medio de prácticas en el mundo y la producción del mundo por medio de dichas prácticas. Por su parte, las limitaciones de la teoría de la práctica son superadas desde los tres giros que Ortner desarrolla y que se orientan, respectivamente, a otorgarle al poder un papel más destacado en la vida social, a incluir la historia como elemento constitutivo de las prácticas y a pensar la cultura en relatos de poder y desigualdad. Ortner ubica a los principales referentes teóricos de cada uno de los giros y muestra la influencia que han tenido en su propia obra: Williams, Scott, Foucault, Bourdieu y Giddens en el caso del giro del poder; Weber y Sahlins en el caso del giro de la historia y, por último, Geertz y Williams para la reinterpretación de la cultura.

SOBRE LOS CAPÍTULOS DEL LIBRO

El capítulo I, Una lectura de Estados Unidos. Apuntes preliminares sobre clase y cultura, arriba a la tesis central que sostiene que la noción de clase no está ausente en el discurso experto, académico y de sentido común de la sociedad norteamericana, sino desplazado a otros discursos culturalmente más prominentes, como los de género y sexualidad. Particularmente, Ortner analiza discursos tomados de tres espacios: etnografías de comunidades de clase obrera, etnografías de escuelas secundarias de clase media y algunas novelas. La autora muestra cómo la clase es traducida como estilo de vida y se superpone con discursos y prácticas de género y sexualidad, incluso en conflictos generacionales al interior de cada grupo. La clase se investiga entonces desde un punto de vista relacional entre grupos y al interior de ellos.

El capítulo II, La resistencia y el problema del rechazo etnográfico, evidencia las limitaciones de ciertas perspectivas etnográficas en un conjunto de estudios sobre la resistencia. Ortner observa que muchos de estos son “etnográficamente diluidos” por lo que terminan siendo superficiales y es por ello que propone trabajar la agencia y la subalternidad desde la complejidad, la ambigüedad y la contradicción en la práctica de resistencia. El modo en que Ortner expone su argumento está organizado de acuerdo a tres formas de rechazo etnográfico a las que llama higienización de la política, dilución de la cultura y disolución de los actores. La autora advierte que en los estudios de la resistencia sólo se indaga en la relación entre dominador y subordinado o en la “política de la resistencia”, cayendo así en una explicación casi mecánica. Asimismo, argumenta que las dinámicas culturales forman parte de las relaciones de poder y su incorporación a los análisis sobre la resistencia permiten comprenderla mejor.

La pregunta que guía el capítulo III, Identidades. La vida oculta de las clases sociales, refiere a cuál es la relación entre raza, etnicidad y clase, trabajando aquí sobre estudios de etnicidad judía y clase en Estados Unidos. El supuesto que organiza varios de sus trabajos es que hay una fusión entre clase, raza y etnia en la cultura norteamericana. La concepción de clase que guía a Ortner sigue el planteo de Bourdieu para quien clase hace referencia a un nivel de posiciones económico-culturales (perspectiva objetivista) incluyendo un nivel de puntos de vista en y entre los grupos. Aplicado a los trabajos de Ortner, este enfoque le permite visibilizar que “lo judío” no es solamente una categoría étnica y religiosa sino también de clase. Esto vuelve necesario deconstruir el discurso mostrando que el carácter oculto de la clase funciona en dos niveles: en el nivel del discurso público y en el nivel de las identidades y prácticas de los agentes.

En el capítulo IV, Generación X. La antropología en un mundo saturado de medios de comunicación, Ortner examina la conexión entre cultura pública y etnografía en los Estados Unidos, desde un estudio etnográfico sobre la Generación X. Uno de los grupos que Ortner estudia está integrado por sus compañeros de colegio secundario y, fundamentalmente, por los hijos de estos, nacidos en la década del 60 o a principios de la década del 70. La identidad de este grupo se funda a través de expectativas, representaciones y posiciones sobre el trabajo, empleo, dinero y carrera profesional. De tal modo, según las presentaciones de la cultura pública, la descripción etnográfica, los relatos y un marco teórico definido, Ortner explica cómo los sentimientos, percepciones y pensamientos se configuran (con relativa autonomía) dentro de las adscripciones sociales como la raza y la clase. El capítulo involucra un proceso complejo de doble objetivación en la tarea antropológica por medio del cual la autora analiza las condiciones de posibilidad históricas de las prácticas, investiga sobre las posiciones, estrategias, trayectorias, expectativas y sentimientos de la Generación X, y tensiona sus propias prenociones.

En el capítulo V, Subjetividad y Crítica Cultural, se estudia la noción de subjetividad para una antropología crítica. La autora realiza un recuento de los debates en la teoría social y cultural a lo largo del siglo XX en torno al lugar del ser social, según se lo defina como persona, sujeto, actor o agente. Se detiene en la obra de Bourdieu, Sahlins, Giddens y Sewell, pues todos ellos ponen al sujeto en el centro de la teoría social sin rehabilitar el universalismo del hombre. Mientras los dos primeros acentúan los procesos de internalización de las estructuras sociales que circunscriben opciones y límites para la acción, los otros hacen hincapié en el conocimiento social de los sujetos. Preocupada por la configuración cultural de la subjetividad, Ortner reflexiona sobre formas sutiles de poder que saturan la vida cotidiana posmoderna mediante experiencias temporales, espaciales y laborales, tomando principalmente la obra de Jameson. Ortner critica, en parte, estas ideas ya que la posmodernidad aparece como una estructura en abstracto, que no se vincula con ninguna experiencia situada. En contraposición, concebir la experiencia como proceso social vivido dentro de formaciones culturales y sociales, le permite rescatar la complejidad de la subjetividad en todos los contextos. Las subjetividades son complejas porque involucran un estado particular de las conciencias que regula la relación del yo con el mundo, lo que no imputa necesariamente reflexividad. La tarea antropológica debe explicar y comprender cómo los sujetos viven y significan las condiciones de existencia incluso bajo relaciones de poder, desde una heterogeneidad de prácticas y sentidos.

En el capítulo VI y el último del libro, denominado Poder y proyectos. Reflexiones sobre la agencia, Ortner sintetiza su propuesta teórica nombrada como juegos serios, exponiendo que la vida social se juega activamente desde estados del cuerpo, pensamiento y sentimiento (construidos culturalmente) que integran prácticas de rutina y acciones intencionalizadas. Esta sección recoge diversas claves hermenéuticas, discutiendo con concepciones blandas y fuertes sobre agencia, ubicando entre las primeras a referencias como Bourdieu y entre las segundas a Giddens, y desplegando su propia teoría. Estos juegos serios se ilustran con trabajos etnográficos centrados en la agencia y el género, y, a su vez, son representados en los diversos trabajos que Ortner realiza sobre los sherpas destacando que este grupo étnico conserva y desarrolla prácticas de resistencia e identidad cultural para negociar y lidiar con diferenciales de poder, cuestiones centrales en la obra de Ortner.

SOBRE LAS DISCUSIONES TEÓRICAS

Los ensayos sobre teoría social y trabajos etnográficos que componen este libro demuestran la riqueza conceptual y antropológica de los juegos serios. Estos retoman, interpelan y agrupan discusiones presentes en la teoría de las prácticas. Los juegos serios actualizan, en parte, esta teoría desde tres giros que significan una reinterpretación crítica respecto al poder, la historia y la cultura, en pos de introducir una perspectiva singular sobre la subjetividad y la agencia.
De tal modo, en el giro del poder se recuperan aportes presentes en Williams, Scott, Foucault, Bourdieu y Giddens, mostrando cómo el poder opera en el orden institucional y cultural. Aquí la figura de Williams es central porque mediante su concepto de hegemonía se explica que las estructuras de poder nunca son totales, incluyen relaciones sociales y la conciencia, más o menos reflexiva, que los sujetos tienen sobre ellas. Los sujetos viven, significan, valoran, resuelven, incluso resisten, las lógicas de poder en las que se desarrollan sus prácticas.

Este giro complejiza así la noción de cultura, tomando la idea de Geertz acerca de que las culturas son significados, símbolos, textos y prácticas, compartidos en grupos, que ajustan la representación del mundo. Retomando a Williams, Ortner agrega la perspectiva marxista sobre hegemonía habilitando la crítica cultural en torno al poder, la desigualdad y la mercantilización. La cultura es límite y presión, es reproducción y producción de prácticas, representaciones, emociones, pensamientos. La cultura es situada, móvil y contradictoria. En suma, la cultura es condición de producción material y simbólica de subjetividades, es intersección entre poder y sentido. Bajo estas formaciones culturales y sociales los sujetos producen y organizan sus vidas desde percepciones, expectativas, deseos, sentimientos, pensamientos. Esto es, intencionalidades y proyectos (reflexivos, ocultos o disposicionales) que están condicionados por entramados de poder, aunque en ocasiones los interpelan, y en todo caso, el poder nunca anula la agencia como red de relaciones, capacidades, intenciones, según las cuales los sujetos imprimen una dirección a sus prácticas.

El giro histórico advierte la temporalidad de las prácticas desde una mirada marxista: las prácticas afectan el curso de la historia, así como la historia condiciona, pero no determina, el curso de las prácticas. Finalmente, el giro de la cultura, inspirado en Geertz y Williams, retoma los anteriores y es el centro de los juegos serios.

Ortner elabora, desde los anteriores giros, su propuesta teórica-metodológica denominada juegos serios, cuya perspectiva distingue dos caras dentro de la estructura elemental de la agencia: agencia de los proyectos y agencia del poder. Esta distinción analítica le posibilita a Ortner no perder de vista la capacidad de los sujetos de desear, formar intenciones, coordinar acciones con otros y actuar de manera creativa, incluso en relaciones de subordinación. Ambas dimensiones de la estructura elemental de la agencia se unen porque los objetivos que la agencia delimita siempre están construidos en una matriz de desigualdades locales y de diferencias de poder. La intencionalidad de la práctica puede ser explícita, oculta (retomando los aportes de Scott) o disposicional; Ortner menciona asimismo las consecuencias no intencionadas de la acción.

La teoría de los juegos serios emerge, en parte, del diálogo con la teoría de Bourdieu que se centra en el carácter disposicional de las prácticas. Para Ortner los sujetos conservan la agencia en cualquiera de sus dos modalidades: resistiendo a la dominación o tratando de sustentar sus propios proyectos en los márgenes del poder. Estas prácticas se pueden sostener, según la autora, de modo reflexivo o desde el cuestionamiento abierto y, a diferencia de Bourdieu, esta posibilidad no sólo se reserva para los agentes desclasados o mejor posicionados en la estructura de dominación.

Además de las reflexiones teóricas, Ortner analiza aspectos metodológicos. Concretamente, cuando la etnografía se conecta con lo teórico se genera el pasaje de la densidad en la descripción a la importancia de la contextualización de los procesos. Esta discusión sobre el lugar de la teoría en antropología no es una tarea saldada, y en este sentido Ortner es concisa: la explicación y comprensión de lo social no se desprende directamente de los sujetos, depende de un marco teórico-metodológico.

SOBRE NUESTRA LECTURA DEL LIBRO

A pesar de los aportes que significa la estructura elemental de la agencia en los juegos serios, creemos que sigue pendiente el debate en torno a las dimensiones de conciencia y disposición, respectivamente, en el marco de la explicación de las prácticas sociales. Nos preguntamos si la disposición es naturalización del orden social y, en ese sentido, qué lugar le queda a la crítica, cómo ir detrás de la agencia sin desplegar análisis que la asuman como un dato dado. Cuando Ortner conceptualiza a la agencia como intencionalidad explícita u oculta (pero siempre consciente), soslaya, en parte, lo disposicional de la acción. Este énfasis teórico se aleja, de algún modo, de la evidencia de muchos de sus trabajos de campo en la medida en que dan cuenta de la capacidad de agencia de los sujetos según estrategias que desarrollan dentro de los límites de las imposiciones estructurales. Consideramos que es precisamente desde ese conocimiento dóxico que se comprende cómo los sujetos conocen y reconocen visiones y divisiones del mundo y cómo esto, en ocasiones, puede ser activado o reformulado para habilitar prácticas de negociación en la relación de dominación-dependencia, sin necesariamente involucrar procesos de reflexividad.

En definitiva, este libro tiene la potencialidad de renovar el interrogante sobre cómo los sujetos viven, significan, resuelven sus condiciones de existencia con cierta autonomía relativa de las relaciones de poder. Desde nuestra perspectiva, Ortner muestra con profundidad etnográfica en sus trabajos de campo y con claridad teórica en sus relecturas sobre la teoría de las prácticas cómo los sujetos son culturalmente variables y subjetivamente complejos.

Notas

1. Cabe aclarar que esta reseña fue elaborada colectivamente y en proporciones equivalentes. El orden de la autoría se fundamenta en respetar el criterio de la revista en torno a reconocer en primera instancia a graduados recientes.

Rocío Fatyass – *CONICET-CEPIA-UNVM. Maipú 528, (5900), Villa María, Córdoba, Argentina. Rocío Fatyass egresó de la Licenciatura en Sociología de la Universidad Nacional de Villa María en el 2015. Actualmente cursa un doctorado en Ciencias Sociales (UNVM). Es becaria doctoral del CONICET y sus trabajos de investigación refieren a experiencias de infancias de sectores populares en Villa María (Córdoba). En este marco la presente publicación se inscribe en las preocupaciones teóricas-metodológicas del tema de investigación respecto al poder y la agencia. Dirección de contacto: [email protected]

Laura Frasco Zuker – CONICET-UNSAM, Av. Pres. Roque Sáenz Peña 832, (C1035AAQ), Capital Federal, Argentina. Laura Frasco Zuker es egresada de la carrera de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Este trabajo forma parte de su investigación doctoral en curso. Actualmente es becaria doctoral de CONICET, investigando temas de experiencias de trabajo infantil en el noreste de Argentina. Dirección de contacto: [email protected]

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