Iglesia sin rey. El clero en la independencia neogranadina/1810-1820 | Guillermo Sosa Abella

El libro Iglesia sin rey. El clero en la independencia neogranadina, 1810-1820, de Guillermo Sosa, amplía el espectro de los estudios del hecho religioso en Colombia, al acercarse al sector clerical en el periodo de la Primera República (1810-1815) y en el de Reconquista (1815-1819), protagonizado este último por el general peninsular Pablo Morillo. A diferencia de lo que se ha afirmado como verdad de a puño, Sosa no comulga con la idea de que la revolución de independencia fuera principalmente clerical. De la misma manera, se aparta de aquellos que han visto en los cambios de opinión del clero una postura oportunista. Por el contrario, sostiene que ante la coyuntura política los sacerdotes y los religiosos asumieron una reivindicación corporativa que, más que estar a favor o en contra de la monarquía o la república, centró su foco de interés en sus ingresos, cargos, tribunales, fueros y preeminencias. De esta manera, el autor demuestra que los realistas y los patriotas tenían una misma agenda política con respecto a la Iglesia, por lo que sus miembros lograron acomodarse a las circunstancias sin presentarse como oposición de ninguno de los dos bandos en disputa. En ese sentido, la rebeldía de algunos de sus integrantes más que ir en contravía de la monarquía o la república, se concentró en atacar a las autoridades diocesanas, como lo venían haciendo desde tiempo atrás cuando veían amenazados sus intereses corporativos. Leia Mais

Vivir en policía y a son de campana. El establecimiento de la república de indios en la provincia de Santafé/ 1550-1604 | Jorge Iván Marín Taborda

Jorge Ivan Marin Taborda Imagem ResearchGate
Jorge Iván Marín Taborda | Imagem: ResearchGate

Qué difícil es organizar una sociedad humana. La propia historia universal nos ha­bla de esa misma complejidad y de que, bajo las diversas formas culturales, sub­yacen parecidos mecanismos de resistencia y dominación: esa vieja y sempiterna lucha de clases con todos sus aditamentos de etnia, posición económica y desarro­llo cultural. Decía Richard Leakey que lo que diferencia a las complejas sociedades de hormigas de las humanas, es que las hormigas construyen complejísimas ca­tedrales llenas de conductos, pasadizos y estancias funcionales adecuadas a sus usos distintivos, pero no podían dejar de construirlas porque no tenían ninguna otra opción. Las humanas, sin embargo, podían decidir entre diferentes formas de desarrollo cultural y social evolutivo, y, según su mayor o menor adaptación al me­dio, habían conseguido evolucionar de uno u otro modo. Sin embargo, ese libre albedrío subyacente en la concepción cristiana de Leakey choca con la demostrada limitada capacidad adaptativa humana al desarrollar sus propias sociedades, de tomar sus propias decisiones, de elegir su propio destino.

Quizá la lección más importante de Iván Marín sea esa limitación que su su­gerente y documentada investigación demuestra con respecto a la siempre finita capacidad humana de decidir sobre la sociedad que se quiere desarrollar: la cam­pana y la policía, la policía y la campana son dos de esos componentes simbólicos que al tiempo que construyeron esa particular idiosincrasia castellana, limitaron su capacidad de desarrollo social a los estrechos márgenes que les otorgaron esos dos elementos. Las nuevas sociedades castellanas de tiempos de la conquista contra los musulmanes o de tiempos de la invasión en América, trasladaron esos mismos símbolos como eficaces limitadores de su desarrollo social. Bucear, como propone Marín por medio de Miura, en las sociedades castellanas medievales, es aprehender y comprender los mecanismos de dominación que se pusieron en práctica en América durante el proceso de invasión de esos territorios: la policía y la campana, la campana y la policía. Leia Mais