Sobre campos de Batallas. Arqueología de conflictos bélicos en América Latina – LANDA; LARA (RAHAL)

LANDA, Carlos; LARA, Odlanyer Hernández de. Sobre campos de Batallas. Arqueología de conflictos bélicos en América Latina. Buenos Aires: Aspha Ediciones, 2014. Resenha de: TAPIA, Alicia Haydée. Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana , Buenos Aires, v.2, n.8, p.83-90, 2015.

A partir de la edición de este libro, Carlos Landa y Odlanyer Hernández de Lara se propusieron reunir siete trabajos de investigación en arqueológica histórica en los que se analizan las expresiones materiales de los conflictos bélicos. Si bien esta orientación temática en las investigaciones arqueológicas cuenta con antecedentes previos, tales como el famoso caso del campo de batalla de Little Big Horn (1876) o de la guerra civil norteamericana (Quesada Sanz 2008; Scott 2009), este es un libro particularmente original por cuanto solo agrupa casos latinoamericanos. No obstante, destaco que no se trata del mero agrupamiento de 7 artículos, vinculados solo por una temática común o con ciertas diferencias y semejanzas arqueológicas. Por el contrario, al completar su lectura el lector podrá reconocer una estructura de sentido subyacente, que atraviesa a todos los casos de estudio y les otorga un valor especial, no solo porque permite resignificar la memoria colectiva sino también aportar nuevos referentes para construir la identidad histórica. Los diferentes tipos de conflictos bélicos han tenido consecuencias que de una u otra manera se pueden vincular en la actualidad con diversas manifestaciones sociales, políticas, económicas, e ideológicas.  En tal sentido, se considera que este tipo de publicaciones no solo contribuye a la difusión del quehacer científico de la arqueología, sino también al conocimiento del patrimonio cultural y a la resignificación de la memoria histórica de los sucesos bélicos acaecidos en algunos países de América Latina, que como Argentina, México, Cuba y Uruguay están representados en el libro. El alcance latinoamericano de la obra es en parte el resultado del estado alcanzado en las investigaciones arqueológicas de los campos de batalla de cada país, que ha permitido trascender los ámbitos locales y generar vínculos entre los diferentes investigadores. A su vez, el estudio arqueológico de estas cuestiones  * Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires y está estrechamente vinculado con tareas de transferencia directa de los conocimientos arqueológicos a las comunidades locales y a la elaboración de acciones conjuntas para el uso de los campos de batalla como espacios de memoria y de valorización del patrimonio cultural e histórico (De Cunzo y Ernstein 2006, Holtorf y Williams 2006).

Resulta de interés señalar la carga de sentido que se ha buscado connotar en el título seleccionado. No siempre resulta fácil definir el título de un libro, mucho más aún cuando al mismo tiempo que se intenta representar el pensamiento académico al que se adscribe, los autores también buscan interesar al público en general sobre las cuestiones precisas que aborda. Muchas veces la elección realizada demuestra que es el resultado de discusiones conceptuales y de investigaciones teóricas previas; tal es este caso que denota el haber optado, en segundo término, por Arqueología de conflictos bélicos y no por Arqueología de la guerra o Arqueología de la violencia (Gilchrist 2003). En la Introducción se discute el uso alternativo que algunos autores hacen de estos términos, indicando que si bien designan enfoques disciplinares relacionados de alguna u otra manera, cada terminología se aplica a casos diferentes. La inclusión de conflictos bélicos que acontecieron en América Latina, refuerza la dimensión teórica disciplinar que se intenta abarcar.  Ha sido muy acertado incluir el prólogo del arqueólogo escocés Tony Pollard y la presentación de Mariano Ramos respectivamente. Ambos son muy enriquecedores por cuanto introducen al lector en la problemática de los trabajos, sus alcances y limitaciones y detallan los objetivos más generales, especialmente teóricos y metodológicos. Seguramente sorprenderá al lector saber que Tony Pollard ha incursionado en el estudio de campos de batalla de distintos lugares del mundo, que son el resultado de diferentes situaciones conflictivas como la guerra de los zulúes con los británicos en 1879. En los últimos años intentó realizar el estudio arqueológico casi inexplorado de la Guerra de la Triple Alianza de 1864-1870 (acontecimiento histórico que aún hoy día nos conmueve y que ha sido objeto de muy escasas interpretaciones históricas revisionistas). Recientemente también ha iniciado el estudio de la Guerra de Malvinas de 1982 (de la cual podemos cuestionar algunas de sus premisas de investigación). La particularidad de los casos de estudio de Tony Pollard así como la investigación del combate de la Vuelta de Obligado que ha venido desarrollando Mariano Ramos, constituyen miradas nuevas sobre los hechos del pasado, que permiten revisar las explicaciones oficiales, descorrer el velo de los temas históricos tabúes a escala local o planetaria, como suelen ser las guerras civiles o entre diferentes países (Ramos et al. 2011).

Los casos de estudio que se presentan incluyen abordajes teóricos y procedimientos metodológicos propios de la Arqueología histórica actual. Se destaca la aplicación de las premisas de la Arqueología del paisaje, apoyadas en la utilización de técnicas y programas computacionales del Sistema de Información Geográfica, de los análisis tafonómicos y arqueométricos, así como también de estudios arqueométricos, geofísicos, con georadar y con equipos detectores de metal. Metodológicamente adquiere relevancia la constante interrelación que se realiza entre los datos arqueológicos obtenidos y los diferentes tipos de fuentes documentales, escritas y gráficas.  Al respecto, si bien se trata de una investigación que aún se encuentra en una fase inicial, resulta de interés el trabajo Campos de batalla en México, que Angélica María Medrano Enríquez desarrolla en el capítulo 1. En especial la investigadora reivindica el estudio de los espacios de conflicto bélico donde en el siglo XVI se enfrentaron los nativos mexicanos y los conquistadores españoles, este tipo de estudios puede aportar información nueva que no se menciona en las crónicas hispánicas. Tal es el caso de los hallazgos recuperados en el sitio donde habría tenido lugar la llamada Guerra del Mixtón producida entre 1541 y 1542, los cuales revelan aspectos muy poco conocidos de la intervención bélica de los grupos indígenas aliados de los españoles. En cuanto a los intereses patrimoniales ella señala que la principal inversión económica en su país se destina a preservar los sitios con arquitectura monumental maya; no obstante, por su significación reclama la necesidad de valorar y preservar los campos de batalla hispano indígena.  Casi todos los autores de los artículos que se presentan coinciden en destacar el carácter pionero que ha tenido en la Argentina la investigación que Mariano Ramos y su equipo han efectuado en Vuelta de Obligado. Si bien se han publicado trabajos anteriores sobre este sitio, en este caso en particular que se presenta en el capítulo 2, resultan de interés las reflexiones planteadas sobre el cambio de estrategias de investigación y de objetivos de estudio a lo largo del tiempo, después de 14 años de investigaciones intensivas en el lugar. Los autores expresan con claridad los fundamentos que hacen significativo el estudio arqueológico de esta batalla, no solo porque ha permitido generar la valoración del registro material y ha aportado nuevos conocimientos sino también por la resignificación histórica del espacio que se ha logrado difundir. En la actualidad en el espacio funciona un centro de interpretación donde se exhiben materiales arqueológicos de la batalla y se realizan diferentes acciones de transferencia a la comunidad. Landa 2015: 83-90(Reseña) 86  En el capítulo 3 se desarrolla el estudio de la batalla de Cepeda que ha emprendido Juan Leoni y coautores. En esta investigación -al igual que en los trabajos de Ramos, Landa y otros- resulta notable el proceso metodológico que los investigadores aplican al relacionar los restos materiales recuperados en un sector del espacio con los relatos de la batalla. Queda claro que no existe una relación estrecha entre la mayor abundancia de fuentes escritas y la mayor posibilidad de visualizar el registro arqueológico en el terreno. Dado que en esos relatos los investigadores no encuentran referencias geográficas precisas ni tampoco materiales arqueológicos que permitan identificar la posición de los combatientes, se plantean cuatro escenarios hipotéticos de la batalla de Cepeda. Si bien las argumentaciones quedan sujetas a revisión para el futuro, el lector podrá adentrase en la forma que opera la construcción del conocimiento científico en Arqueología histórica, donde la constante interrelación entre los datos materiales y la documentación escrita permite definir las diferentes posibilidades a verificar.  Landa y los restantes once coautores abordan en el capítulo 4 el estudio del campo de batalla de La Verde. Para ello combinan el estudio exhaustivo de las fuentes escritas con los presupuestos de la Arqueología del paisaje y las técnicas del Sistema de Información Geográfica, en una ida y vuelta constante durante el proceso de investigación. De esta manera logran visualizar las diferentes alternativas posibles de la ubicación que ocuparon las baterías y las tropas en el lugar de los hechos, borrados de la memoria histórica y del terreno por las acciones sucesivas del trabajo agrícola ganadero. Asimismo, el hallazgo de proyectiles y de vainas les ha permitido determinar un probable núcleo espacial donde habría transcurrido la batalla; un lugar desde donde se disparaban proyectiles y también se recibían de parte de los contrincantes. El artículo se complementa con el análisis arqueométrico de los materiales -que permiten fundamentar las inferencias realizadas- y con la intervención de una dibujante, que se propone historietizar la antigua batalla como parte de los propósitos de su difusión y puesta en valor. El estudio arqueológico de este singular conflicto bélico busca descorrer el velo de un combate poco conocido y deja abierto un debate histórico para quien quiera oír que oiga (como recuerda Mariano Ramos en la presentación, citando a la canción de Lito Nebbia), acerca de la forma en que se dirimieron las ideas mitristas y el modelo de estado-nación argentino, gestado tras la balas y la posición de las tropas antagónicas enfrentadas en La Verde.

En los capítulos 5 y 6 se desarrollan dos estudios realizados en Cuba. En el primero de ellos, Roberto Álvarez Pereira analiza el sistema defensivo que entre 1871 y 1898 se construyó desde Júcaro a Morón, con el objetivo de establecer una división fronteriza en la isla. El análisis detallado del contexto sociohistórico previo a esos años, revela los diferentes acontecimientos que intervinieron en la construcción social del paisaje, previa a la instalación del sistema defensivo. Los datos del corpus documental se integraron a la información geográfica apoyada en un relevante compendio de planos antiguos e imágenes satelitales. A partir de diferentes abordajes metodológicos se elaboró una estrategia de prospección apoyada en la fotointerpretación y también en entrevistas a pobladores locales. Los resultados obtenidos permiten considerar la importancia de avanzar con la investigación de estos espacios fronterizos internos, que fueron establecidos por los españoles y son escasamente tenidos en cuenta en la historiografía colonial cubana.  El segundo trabajo cubano realizado por Odlander Hernández de Lara y cuatro coautores, se concentra en el estudio de la batalla que tuvo lugar en la Bahía de Matanzas en 1898 entre los españoles y los norteamericanos. En este caso se cuenta con una abundante producción historiográfica del conflicto bélico, donde no solo se describen los pormenores políticos y económicos sino también las características constructivas de las baterías defensivas hispánicas y sus cambios a través del tiempo. Al respecto, los autores analizan exhaustivamente las diversas fuentes documentales, incluyendo noticias periodísticas y relatos de personas que vivenciaron el bombardeo iniciado por los estadounidenses. Un caso singular y muy emotivo es la narración que Lola María realizó en sus Memorias.  Los estudios arqueológicos previos han podido recuperar proyectiles y piezas de artillería de ambos bandos. En cuanto a las investigaciones arqueológicas de las fortificaciones ubicadas en la bahía de Matanzas, se detallan los trabajos realizados y los hallazgos materiales recuperados a lo largo del tiempo en dos baterías y en exploraciones subacuáticas. Como bien destacan los autores, el estudio arqueológico de los conflictos bélicos aún es incipiente en Cuba pero ha comenzado a demostrar sus aportes al conocimiento de la historia de la isla; no solo por la nueva información sobre las batallas sino también sobre el contexto histórico que desencadenó los conflictos y las consecuencias que trajeron a las poblaciones locales.  Finalmente en el capítulo 7, Jaime Mujica Sallés y Lúcio Menezes Ferreira, no analizan casos específicos de campos de batalla en el Uruguay sino las condiciones de preservación arqueológica que en general se deberían tener en cuenta cuando se investigan dichos casos. En primer lugar, respecto de los espacios donde se produjo el conflicto, indican la Landa 2015: 83-90(Reseña) 88  necesidad de planificar las estrategias de patrimonialización y puesta en uso social a partir del cruzamiento de diferentes variables; desde las características del suelo hasta la accesibilidad a los campos de batalla. En segundo lugar, definen las diferentes actividades y el protocolo de conservación que debe tenerse en cuenta para preservar los materiales recuperados en este tipo de sitios, tanto durante las actividades de campo como en el gabinete.  En síntesis, tanto para los especialistas como para el público en general, este libro puede resultar de particular interés no solo por la problemática de estudio original que aborda, sino también por la narración amena sobre el quehacer científico que llevan a cabo los arqueólogos latinoamericanos. A través de la forma en que se presentan las diferentes evidencias materiales de cada caso y las argumentaciones explicativas, se revela como opera el razonamiento del científico durante el proceso de investigación.

Referências

De Cunzo, L. y J. Ernstein  2006. Landscapes, ideologiey and experience in historical archaeology. En The Cambridge Companion to Historical Archaeology, D. Hicks y M. Beaudry (eds); pp. 255-270. Cambridge University Press.UK.

Gilchrist, R.  2003. Introduction: towards a social archaeology of warfare. World Archaeology 35 (1): 1-6.

Holtorf, C. y H. Williams 2006 2006. Landscapes and memories. En The Cambridge Companion to Historical Archaeology, D. Hicks y M. Beaudry (eds); pp. 235-254. Cambridge University Press.UK.

Quesada Sanz, F. 2008. La arqueología de los campos de batalla. Notas para el estado de la cuestión y una guía de investigación. Saldivie 8: 21-35.

Ramos, M., F. Bognanni, M. Lanza, V. Helfer, C. González Toralbo, R. Senesi, O.

Hernández de Lara, C. Pinochet y G. Clavijo 2011. Arqueología histórica de la Batalla de Vuelta de Obligado, Provincia de Buenos Aires, Argentina. En Arqueología histórica en América Latina. Perspectiva desde Argentina y Cuba, M. Ramos y O. Hernández de Lara (eds); pp. 13-32, PROHARHEP, Universidad Nacional de Luján. Luján.

Scott, D. 2009. Studying the Archaeology of War: a model base don the investigation of frontier military sites in the American Trans-Mississippi West, En International Handbook of Historical Archaeology, T. Majewski y D. Gaimster (eds); pp.299-317. New York.

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