Arqueología de la frontera. Estudios sobre los campos del sur cordobés – ROCCHIETTI; TAMAGNINI (RAHAL)

ROCCHIETTI, A. M.; TAMAGNINI, M. (Compiladoras). Arqueología de la frontera. Estudios sobre los campos del sur cordobés. Córdoba: Universidad Nacional de Río Cuarto/Departamento de Imprenta y Publicaciones de la Córdoba,2008. Resenha de: RAMOS, Mariano. Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana, Buenos Aires, n.3, 2009.

Este libro, compilado por Ana María Rocchietti y Marcela Tamagnini, se presenta a través de una Introducción, cinco Capítulos y un Epílogo. En esta obra escriben, además de las mencionadas autoras, otros investigadores que han trabajado los temas y problemas enfocados: Ernesto Olmedo, Graciana Pérez Zabala y Flavio Ribero. Todos nos brindan una mirada integral de las cuestiones de la “frontera cordobesa” desde época Colonial hasta avanzado el siglo XIX.

El polémico y siempre en discusión concepto de frontera es analizado desde diversas perspectivas que alcanzan varias dimensiones. Por ejemplo, la denominación “Frontera del Sur” es tratada aquí como el origen territorial de la Argentina; como el ámbito de conflicto interétnico entre europeo-criollos (cristianos, europeo-americanos, winka) y varias etnias indígenas (mapuce, pampas y ranqueles) como el espacio en donde avanza el derecho de Naciones.

Frontera es considerada como una línea inestable, flexible, móvil, de avance y retroceso, una “membrana difusa” para la transculturación y el conflicto interétnico con una forma de vida que giraba en torno a distintas modalidades de explotación del ganado. Esta frontera abarcó varios ambientes distintos, constituyendo una frontera interregional. Los humanos que habitaron esta área tan particular y rica respecto de etnias, relaciones sociales y tipos de personajes son, entre otros, soldados, “indios amigos”, “indios aliados”, “indios gauchos”, refugiados políticos, chinas, pobres asimilados, cautivos, “chilenos”, “salineros”.

Así, la mirada es social, muy social. Por otra parte, los autores consideran dos grandes bloques, casi estados, Confederación de Calfucurá y Confederación Argentina, más un tercer y diverso grupo de montoneros del interior. Esto y mucho más componen el “drama social” de la frontera en sentido turneriano.

Los autores destacan que en ese territorio e imagen de frontera bastante ficticia y dibujada se desenvolvían modos y mecanismos o sistemas de alianzas transitorias, cambiantes, traiciones y desconfianzas. Esto forma parte de relaciones inestables, las que se presentan de forma casi similar al mundo político argentino de principios del siglo XXI, en donde no existen lealtades a doctrinas, principios sociales, sino más bien a corporaciones y en donde en un heterogéneo caldo de cultivo se cocinan todo tipo de conflictos y las estrategias que permiten “superar la próxima esquina” para seguir disputando el poder. En ese ámbito las tensiones son permanentes, explícitas, implícitas o latentes. Todo es al momento, por el momento; nada es para siempre.

Este libro propone otra perspectiva como alternativa a aquellas miradas tradicionales. En un primer capítulo, Conflictividad y violencia en la Frontera sur de Córdoba. Malones y montoneras en la década de 1860, Marcela Tamagnini destaca los aspectos de la lucha interétnica en la que intervienen malones, montoneros, tropas oficiales. Enfoca las cuestiones políticas y sociales que subyacen a toda explicitación o no de expresiones materiales y/o simbólicas en el particular ámbito de la Frontera Sur de Córdoba, que se remonta al siglo XVII y es distinta en muchos aspectos a la más conocida Frontera bonaerense. En el conflicto que abarca luchan bandos de heterogénea composición social y étnica. Esta lucha cuenta con mecanismos e intereses del interior mediterráneo, del litoral, del puerto de Buenos Aires; intervienen sociedades que algunos han caracterizado como grises (Ramos y Néspolo 1998). El área, por momentos incluye tres líneas militares, aunque nunca bien definidas o tajantes en el suelo del interior. Lo que se observa a través de las páginas de la autora, es que esta zona no es como el blanco o el negro puestos frente a frente; se trata de zonas que podemos señalar como grises, difusas e inestables; con personas también grises pero no sólo respecto de lo étnico (por la variedad y mecanismos de mestizaje), sino también en relación con sus comportamientos, actitudes, alianzas, traiciones, lealtades y desconfianzas. Tampoco la línea de frontera tiene la claridad de, por ejemplo, la definida Línea Maginot entre Francia y Alemania antes de la llamada Segunda Guerra Mundial, que separaba dos culturas o grupos humanos con sus especiales y unívocas características.

Tamagnini dice que en estas sociedades de frontera existen varios mecanismos interétnicos; así, por ejemplo, se da la posibilidad de asilo para los perseguidos o derrotados de las luchas entre bandos criollo-europeos; esto es superando la frontera e internándose en territorio definitivamente indígena en donde se los ampara en las tolderías. El tema lo trata Tamagnini en De la frontera a la toldería: derrotados y refugiados. Al final, la autora hace un análisis en donde emplea lógicas de Navarro Floria y Nacach; apelando también a cuestiones y análisis del poder como las que hace Foucault.

A continuación el capítulo Fuertes, ejércitos y planes militares en la frontera del Sur de Córdoba (1852-1876) de Ernesto Olmedo, enfoca los aspectos castrenses en la frontera respecto de los recursos (tierras y ganado), las vías de comunicación y las poblaciones que allí se asientan. En este capítulo el autor analiza el sistema de las estructuras militares de campaña a través de varios períodos, comenzando desde la Colonia; la apropiación de tierras indígenas; los cuerpos armados criollos de soldados profesionales y de milicianos; la estrategia y las tácticas empleadas en las campañas militares; la composición social y las relaciones e intereses de las fuerzas que del lado criollo-europeo combatían a los grupos indígenas.

El enfoque de Olmedo considera varias cuestiones sociales; destaco entre ellas la presencia de un Estado que intentaba subordinar a la población rural enarbolando la ley respecto de la cual subyacía el orden que la elite propietaria y terrateniente buscaba imponer. Estos personajes y grupos del poder tenían como aliados a políticos y militares, cuyos principales oficiales provenían de esos sectores del campo privilegiado. Entiendo que esto es muy similar a lo que ocurre con los mecanismos de poder que comparten las fuerzas armadas y sectores oligárquicos de la Argentina durante los siglos XIX y XX. El autor menciona que el poder pasaba por el control de intereses compartidos por estas corporaciones, los que se centraban en la tierra, las cabezas de ganado o la peonada. Estas cuestiones excedían el papel y la presencia del Estado; muchas veces eran las relaciones sociales individuales o grupales (comerciantes, hacendados, “vecinos” de las villas de frontera y los soldados “descarriados”) las que negociaban estas cuestiones ejerciendo el poder real. Otras veces los negocios y arreglos se hacían directamente entre la elite dominante y el mercado internacional (no muy distinto a lo que ocurrió posteriormente a ese período). Los gauchos y otras clases sociales sin peso en el orden social (como los peones rurales durante el siglo XX y lo que va del XXI) se encontraban fuera de todo arreglo que incluyera poder.

Olmedo menciona que las disputas por distintas cuestiones a veces tenían un correlato de deserciones y sublevaciones en las que subyacían intereses políticos y económicos locales, regionales o nacionales.

A continuación Graciana Pérez Zavala ubica su capítulo denominado Relaciones interétnicas asimétricas: consideraciones sobre el proceso de arrinconamiento territorial y político de los ranqueles durante la segunda mitad del siglo XIX. Su título es explícito en cuanto a los temas que trata. La autora, por ejemplo, brinda información y analiza la lucha por la tierra que se da en ese ámbito, entre indígenas y criollo-europeos. Estos últimos van plasmando en las normativas (leyes y tratados) un avance que luego intentarán llevar a cabo de hecho por medio de la ocupación efectiva. El análisis incluye aspectos teóricos desarrollados por varios autores, relacionados con los fundamentos del tema y que abordan la lucha intraétnica e interétnica.

Pérez Zavala remarca que el fin de la década de 1860 es decisivo respecto de las relaciones entre los criollo-europeos y los grupos indígenas ya que el gobierno nacional y su accionar en la frontera lograron imponerse como única autoridad.

La siguiente década sería vital para los grupos indígenas, los que definitivamente perderían sus tierras. La ocupación de Carhué significó en esa década de 1870 la unión de la frontera de Córdoba con la de Buenos Aires y el retroceso y arrinconamiento de los grupos indígenas que todavía resistían el avance criolloeuropeo.

Así, lugares estratégicos fueron ocupados por las tropas que anticiparían (a través de los resultados de “campañas de ablandamiento”) lo ocurrido con la denominada “Campaña al Desierto” de 1879 bajo las órdenes de Julio A. Roca.

El capítulo de Flavio Ribero titulado Pobladores en la vanguardia fronteriza de Córdoba: Chaján (1750-1869), se refiere a los antecedentes históricos que se vinculan con la denominada Frontera del río Cuarto, siguiendo el recorrido de ese río desde época colonial. En primera instancia analiza cuestiones de la Historiografía rural y de frontera, las que son tratadas de manera exhaustiva en varias páginas, señalando el autor los distintos enfoques y tendencias desarrollados durante el siglo XX respecto de la temática. Luego Ribero se remite a las cuestiones relacionadas con la Frontera Sur de Córdoba y en particular a la Frontera del río Cuarto en cuanto a su composición: hombres (soldados y milicianos), cuerpos y estructuras militares de campaña. El autor pasa luego a analizar los factores que intervienen en el poblamiento al sur del río Cuarto y de Chaján y las causas de su emplazamiento; las cuestiones vinculadas a la posesión de tierras por parte de los españoles y los datos que proveen algunos historiadores y, en particular, el censo virreinal de 1778. Entre estos temas se encuentra el de la presencia vital de las rastrilladas o caminos de indios, los que vinculan a territorios de Córdoba con San Luis y La Pampa e incluso más allá hacia el este y oeste. Estos caminos representan una red de comunicaciones no solamente para los indígenas sino también para los europeo-criollos, quienes aprovechan esas rutas por múltiples razones: comunicación, tráfico de ganados, traslado de tropas, etc. El autor también analiza las situaciones de conflicto interétnico y sus distintos momentos, los que se presentan como períodos de paz, baja conflictividad y algunos de guerra.

Finalmente, Ribero se centra en el tema de la Estancia de Chaján en relación con su explotación rural, superficie, características de las tierras, de su producción ganadera y respecto de la mano de obra. Posteriormente enfoca las cuestiones relacionadas con el vecindario de Chaján, es decir el área que rodea la estancia y que tiene otro tipo de características sociales y culturales; incluso analiza la situación de adelantamiento de la frontera que se plantea en el área luego de aproximarse la finalización de la Guerra del Paraguay. Finaliza evaluando los vaivenes de la línea de frontera militar y de las poblaciones civiles que son sensibles a las cuestiones de paz y conflicto intra e interétnico.

Como último capítulo del libro se presenta el de Ana María Rocchietti, quien resume bajo el título de Arqueología de la frontera los resultados de su enfoque acerca de los aspectos materiales del área y de las estructuras en estudio. Por supuesto que la autora enmarca su abordaje desde la perspectiva que viene desarrollando desde hace algunos años. Esto es a partir de su mirada de la denominada Arqueología histórica como una vía en donde se abordan las formaciones sociales desde la interacción del registro arqueológico con documentación escrita asociada. El enfoque de la autora es de fuerte contenido epistemológico y teórico. Su sólida formación académica, de base principalmente social, le confiere autoridad indiscutible frente a sus colegas; no sólo arqueólogos históricos sino antropólogos e historiadores, por lo menos. Así, Rocchietti considera tres tipos de evidencias respecto de la Arqueología de la Frontera: “…las instalaciones militares desde donde se controlaban los movimientos de los indios (pampas, araucanos, chilenos) y se realizaban los ataques ofensivos (planificados o de simple escarmiento por el robo de ganado); poblados o ayuntamientos surgidos a la vera de los fuertes en los que se radicaba una población civil muy pobre que era llevada a la Frontera o que se avecinaba en ella para sobrevivir; y, finalmente, los campamentos de la Tierra Adentro y las reducciones de indios infieles” (Rocchietti y Tamagnini 2008: 223).

Luego, considerando su perspectiva, analiza brevemente los distintos enfoques que se hacen desde la arqueología, evaluando las orientaciones y resultados obtenidos hasta el momento; así, considera que se emplean marcos teóricos funcionalistas o biologicistas de carácter adaptativo en relación con el ambiente y puntos de vista weberianos; incluso “sugestivos” (al decir de la autora) análisis foucaultianos. Rocchietti menciona, y parece aproximarse a esa posición, la orientación de la Arqueología Social Latinoamericana, que incluye observación arqueológica (respecto del objeto de análisis) y proyección hacia las relaciones sociales de producción (en relación con el objeto de estudio). Inmediatamente, bajo el título de El descubrimiento del Desierto, se aproxima al tratamiento, desde una perspectiva historiográfica, del área enfocada. Pasa luego a hacer una síntesis de los antecedentes de carácter arqueológico que se han realizado sobre la Frontera sur extensa o Frontera sur del Imperio español (Casanova Holdenis 1996; Pinto Rodríguez 1996; Bechis [1989] 1999). Entre esos trabajos hechos por arqueólogos, menciona el estudio pionero de Lagiglia en el Fuerte San Rafael del Diamante, Provincia de Mendoza; los existentes en la Provincia de Buenos Aires, como el Fuerte Blanca Grande, Olavarría, investigado por Goñi y Madrid; el Cantón Tapalqué Viejo en Tapalqué, estudiado por Mugueta, Guerci y equipo; la línea de fortificaciones en el camino de los indios a Salinas investigada por Langiano, Merlo y Ormazábal; y el Fortín Miñana, en Azul, estudiado por Gómez Romero (y quien suscribe desde 1992 hasta 1995) y equipo. Ana María Rocchietti sintetiza los enfoques y los resultados obtenidos en esas investigaciones.

A continuación, desde otro tipo de trabajos de síntesis de carácter “histórico”, analiza algunas categorías relevantes para el abordaje de los problemas y la información relacionada con el tema. No deja de lado perspectivas teóricas y epistemológicas vinculadas a escuelas de la Arqueología y a algunos enfoques de la Arqueología histórica, como tampoco modelos esperados y modelos observados, además de las variables de investigación. Estas y otras cuestiones que considera le permiten ir aproximándose al tratamiento de la Frontera extensa, desde Buenos Aires hasta Mendoza, la que incluye –por supuesto– la de Córdoba.

Rocchietti finaliza su capítulo analizando las estructuras, la Comandancia de Achiras y el fortín de Chaján; los distintos ambientes que las componen y las características particulares (aberturas, sistemas constructivos, materiales, etc.).

La autora menciona una cronología relativa o aproximada relacionada con el tipo de materiales y la secuencia que le permiten armar los detalles constructivos.

El epílogo del libro está hecho por Ana María Rocchietti y Flavio Ribero. En este apartado sintetizan los temas abordados en el desarrollo de la obra, haciendo una revisión de algunas cuestiones, proponiendo una perspectiva integral acerca de “La frontera”, en relación con el estudio del espacio y las sociedades que lo habitan, transitan y disputan. Concluyen que habría que sistematizar territorialmente la denominada arqueología rural de los tiempos coloniales en pos de un modelo de interpretación más realista de sus alcances en el proceso que lleva adelante la sociedad europeo-criolla dentro del marco colonialista, señalando que el principal obstáculo sería el de “la carencia de datos históricos precisos” (Rocchietti y Tamagnini 2008: 312).

Para concluir el comentario, quiero señalar que el libro compilado por Ana María Rocchietti y Marcela Tamagnini, Arqueología de la frontera. Estudios sobre los campos del sur cordobés, representa un valioso aporte a los estudios de lo que se da en llamar “La frontera”. Esto es así si esta frontera fuera de carácter puntual, segmentario como también una frontera extensa como la denominada Frontera sur del Imperio Español, ambas tan heterogéneas respecto de todos sus componentes sociales y culturales. El libro es una contribución al conocimiento de la temática, e incluye abundantes datos de los documentos escritos y un enfoque arqueológico quizás más vinculado a la Arqueología de la arquitectura (e.g. Carminatti y Paez 2008). La información obtenida, las categorías empleadas y los puntos de vista tenidos en cuenta son discutidos, aceptados o no, pero por sobre todo, debatidos y reflexionados. Uno podrá estar o no de acuerdo con alguno de los enfoques de este libro pero esta obra es una prueba más de la abundante e importante producción intelectual que desde la Universidad Nacional de Río Cuarto se está generando desde los últimos años respecto del conocimiento del pasado relativamente reciente, principalmente motorizado por Ana Rocchietti y su equipo de investigación.

Referências

Bechis, M. [1989] 1999. Los lideratos políticos en el área araucano-pampeana en el siglo XIX: ¿autoridad o poder? Comunicación presentada en I Congreso Internacional de Etnohistoria. En Etnohistoria, M. de Hoyos (coord.), publicación especial de la revista NAyA. CD-ROM. Buenos Aires.

Carminatti, M. y G. Paez 2008. Proyecto arquitectura colonial de la Ciudad de Buenos Aires: muro calle Venezuela 543/7. En Continuidad y cambio cultural en Arqueología Histórica.

Actas del Tercer Congreso Nacional de Arqueología Histórica, M. Carrara (comp.), pp. 118-121. Escuela de Antropología. Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario. Argentina.

Casanova, H. 1996. La Alianza hispano-pehuenche y sus repercusiones en el macro-espacio fronterizo sur andino (1750-1800). En Araucanía y Pampas en un mundo fronterizo en América del Sur, J. Pinto Rodríguez (ed.), pp. 72-92. Ediciones de la Universidad de la Frontera. Temuco. Chile.

Pinto Rodríguez, J. 1996. Integración y desintegración de un espacio fronterizo. La Araucanía y las Pampas, 1500-1900. En Araucanía y Pampas en un mundo fronterizo en América del Sur, J. Pinto Rodríguez (ed.), pp. 10-46. Ediciones de la Universidad de la Frontera. Temuco. Chile.

Ramos, M. y E. Néspolo 1998. Tandilia: una discusión arqueo-histórica. Primeras Jornadas de Arqueología Histórica. Universidad Nacional de Quilmes. Buenos Aires.

Mariano Ramos – Doctor de la FFyL, UBA (2008); Master en Epistemología e Historia de la Ciencia UNTREF (2005); Especialista en Epistemología e Historia de la Ciencia UNTREF (2004) y Lic. en Ciencias Antropológicas, Arqueología, FFyL, UBA (1987). Es Docente e Investigador de la Universidad Nacional de Luján (UNLu) en donde se desempeña desde 1988 y desde 2001 como Profesor Adjunto. Actualmente es Profesor Titular de la Facultad de Humanidades y Artes de Universidad Nacional de Rosario (UNR). Es director de varios proyectos de Investigación en la UNLu y la CIC. En la actualidad es Director del Programa de Arqueología Histórica y Estudios Pluridisciplinarios (PROARHEP), Departamento de Ciencias Sociales, UNLu. Es Miembro del CIAFIC-CONICET. Dirige 3 Becarios, 2 de la UNLu y 1 del Conicet.

También es Director de Tesis de Lic., Maestría y Doctorado. Fue y es Jurado en Concursos docentes. Sus trabajos enfocan temas de Arqueología Histórica, teoría y epistemología y estudios líticos. Cuenta con más de 100 artículos publicados en revistas nacionales e internacionales (España, Estados Unidos, México, Uruguay, Chile, etc.) y 12 libros como Compilador, Editor o autor. Forma parte de Comités Académicos y Editoriales de Revistas especializadas y tiene funciones de Dirección en 2 de ellas (Cuadernos de Antropología y Signos en el Tiempo y Rastros en la Tierra, ambas de UNLu). También se desempeñó en más de 60 campañas arqueológicas en Argentina, España y Francia, la mayoría como Director.

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