The Cord Keepers. Khipus and Cultural Life in a Peruvian Village – SALOMON (C-RAC)

SALOMON, Frank. The Cord Keepers. Khipus and Cultural Life in a Peruvian Village. London: Duke University Press, 2004. 331p. Resenha de: PLATT, Tristan. Chungara – Revista de Antropología Chilena, Arica, v.39, n.2, p.285-286, dic. 2007.

Enderezando al vapor un torcido palo de aliso, un fabricante de varas en Tupicocha (un pueblo histórico en la precordillera limeña) explicó su procedimiento mediante una comparación. El etnógrafo traduce: “la ‘costumbre’ endereza lo que [Isaiah] Berlin llamó (siguiendo a Kant) la ‘madera torcida de la humanidad'”. Tales interpolaciones autoriales son características del estilo hermenéutico de Frank Salomon: busca la frase inglesa o la teoría noratlántica que mejor se ajusta a las intenciones lingüísticas o culturales andinas. Y la idea de “ajustarse” una cosa con otra expresa un ideal generalizado en la civilización andina, que Salomon hace suyo: así como las superficies irregulares deben ser raspadas o moldeadas para que puedan juntarse sin desigualdad, las diferentes ideas y formas lingüísticas deben encontrar su equivalencia mediante la traducción acertada, y los cuerpos campesinos deben recombinarse simétricamente en contextos sociales productivos mediante la propiciación del equilibrio y la participación equitativa. Tal estilo de cultura democrática busca acuerdos sobre una necesaria disciplina creativa: la equivalencia y la jerarquía están cada cual al servicio de la otra; los ideales compartidos de comportamiento social (“la ‘costumbre'”) canalizan el flujo errático de las inclinaciones individuales bajo los vigilantes ojos de las autoridades comunitarias elegidas cada año. La necesidad de reglamentar el servicio y la responsabilidad comunitarios, modelando de antemano la colaboración social y dejando constancia de ella después, ha sido, según el argumento de Salomon, un motor fundamental detrás del desarrollo del arte del khipu en Tupicocha. Este nuevo libro de Frank Salomon marca un hito en el estudio de los Andes y de la literacidad comparativa. En primer lugar, es una etnografía del uso y performance del khipu en una comunidad actual que, contra todo lo que podría esperarse, sigue poseyendo y manipulando en contextos ceremoniales un conjunto de estos enigmáticos “manojos de cuerdas anudadas” (como los llamaba un notario en el siglo XVI), uno (antes dos) para cada uno de los diez ayllus (grupos corporativos patrilineales) que conforman la comunidad. Y es el contexto del uso cultural lo que ha faltado, precisamente, en los análisis de los especímenes conservados en los museos. Así aprendemos, por ejemplo, que los quipo-camayos [sic] se envuelven alrededor de los cuerpos de las autoridades de los ayllus durante las fiestas de comienzos del año, indicando su continuidad con los sistemas significativos de los tejidos. Encarnando el proyecto colectivo de comunidad, sostienen y legitiman la autoridad de cada nuevo representante de ayllu.

El descubrimiento de khipus en plena acción en una moderna aldea andina es doblemente sorprendente, porque Tupicocha se sitúa en el centro del antiguo “archipiélago vertical” de Checa, uno de los cinco “miles” (waranqa) incaicos que conformaron Huarochiri (Bajo Yauyos). Todos se mencionan en el famoso “Manuscrito de Huarochiri”, escrito en quechua del siglo XVII temprano, que ya fue editado y traducido al inglés por Frank Salomon y George Urioste (Texas 1991 [1608]). Además, Tupicocha también posee archivos comunitarios y privados, e incluso 128 libros manuscritos que registran los acontecimientos de la vida comunitaria desde 1870 hasta el presente, desautorizando totalmente los antiguos estereotipos liberales, aún corrientes, sobre el “campesino analfabeto”. Estos libros serán objeto de un tercer trabajo sobre el crecimiento de la literacidad vernacular y las prácticas gráficas en Tupicocha, en cuanto la escritura alfabética sólo terminó reemplazando la literacidad de los khipus después de la guerra chilena del Pacífico. Muestran nuevamente que los programas modernos de alfabetización diseñados en ignorancia de las formas preexistentes de literacidad simplemente carecen de sentido (como ha argumentado Brian Street para el caso de Iran).

Salomon está consciente de la oportunidad y la responsabilidad que le ha sido asignada por este azar de la historia. Muestra cómo la comunidad entera se involucró en la investigación, especialmente el joven Nery Javier, encargado por su bisabuelo desde su lecho de muerte con la conservación del arte del khipu. Hoy, los guardianes de las cuerdas ya no las saben leer, y tampoco las construyen y reconstruyen para nuevos propósitos actuales; al mismo tiempo, han llegado a ser emblemáticos de la identidad tupicochana en el Perú de Toledo. Salomon ha intentado responder a las preocupaciones de los aldeanos, y también trabajar con ellos para producir una amplia reconsideración teórica del “problema de los khipus”.

Los resultados son emocionantes. Los khipus incaicos se sitúan al lado de otras formas semasiográfi-cas de inscripción (la semasiografía registra información independientemente del habla de cualquier idioma específico), empleadas por otros “Estados tempranos”, tales como el proto-Cuneiforme que, según Peter Da-merow, debería considerarse no como “un intento defectuoso de representar el habla, sino como intentos exitosos de representar conocimientos”. En el caso de los khipus, la iconicidad está siempre presente en la disposición de los conjuntos de datos que contienen, enunciando y “ajustándose” a la estructura de las acciones sociales. Así, en tiempos pasados fueron continuamente anudados y re-anudados en Tupicocha para actualizar determinados planes de acción; por ejemplo, la mobilización de equipos de trabajo colectivo. Las cuerdas pendientes se cambiaban de posición a lo largo de la cuerda principal (el nudo con que se ata cada cuerda es un simple hitch, fácilmente suelto para dejar pasar las cuerdas intermedias), o simplemente eran quitadas y reemplazadas; los khipus de Tupicocha están llenos de huellas de tales manejos (“rellenos, cosidos, la anudación de cuerdas pendientes por la mitad, y la superposición de cuerdas añadidas”): uno aprende a percibir el conjunto abierto de técnicas utilizadas por los dedos ágiles de los guardianes para relacionar y revisar información. La idea de una correspondencia exacta con una realidad emergente incluso da lugar al uso ritual de los khipus como oráculos (khipumancia). Y Salomon interpreta esta relación entre la estructura del khipu y la realidad no-linguística como evidencia para un “camino no tomado” en el Mundo Antiguo, que en una opción cultural de trascendental importancia ha preferido generalmente en-fatizar la “fijeza” y la posibilidad de una “equivalencia hablada” como rasgos definitorios de la “escritura”, en lugar de la modelación flexible y los ajustes constantes entre realidades materiales que encontramos en Tupicocha.

Las ideas claves de Salomon -simulación, modificación y constancia- pueden ser extendidas, por ejemplo, a las “secuencias de acciones” necesarias para cantar hazañas pasadas, estableciendo la secuencia temática de canciones dentro de una serie mayor. Precisamente esta función “historiográfica” es realizada hoy por las cuerdas anudadas utilizadas por algunos grupos amazónicos, por ejemplo, los Yagua del Perú, que aparentemente conmemoran batallas intertribales que remontan muchas décadas, e incluso siglos, antes del presente (Chaumeil 2005). ¿Acaso su funcionamiento puede echar luz sobre los khipus llamados “históricos” en las fuentes tempranas? Quizás sea prematuro ver las “estructuras elementales de la literacidad-ttfpu” en las prácticas amazónicas, pero a la luz de los hallazgos de Salomon es posible que las primeras cuerdas fuesen efectivamente desarrolladas independientemente, antes de atarse en grupos a una cuerda principal.

Entonces, si no podemos esperar saber todo lo que se esconde en los antiguos khipus, desprovistos de contexto, que yacen en los museos, podemos ahora preguntar cómo, por qué, y qué cosas podrían haber simulado, y a través de qué transiciones los ajustes colectivos al nivel local se transformaron en las “estadísticas frías” de la administración fiscal estatal. Leer el trabajo de Salomon es encontrar que, de repente, las puertas se han abierto tanto para el estudio de los khipus como para la teoría de la inscripción. En cuanto a los tupicochanos, el antropólogo ha merecido su confianza: son asombrosos la cautela y el rigor de la argumentación que conduce a la lectura experimental del khipu M-01. Pero el resultado es otro fruto más en la cornucopia ofrecida por este libro extraordinario, que nos enseña que, a nivel local, no es tanto que los khipus se refieren a aspectos de la vida social cotidiana según un código congruente con las estructuras del habla, sino más bien que la gente debía vivir los patrones sociales silenciosamente preencarnados por los khipus. La exploración de la iconicidad de los khipus como conjuntos de datos, utilizando las percepciones ofrecidas por Salomon, pueden todavía enseñarnos a mirar de otra manera lo que yace delante de nuestros ojos. Quizás resulte (para parafrasear el epígrafe sugerente de John Murra) que el arte del khipu “no está perdido: sólo ahora se está reencontrando”.

Referencias

Chaumeil, J.P. 2005 Mémoire nouée: les cordelettes á Noeuds en Amazonie. En Brésil Iridien. Les Arts des Amérindiens du Brésil. Paris, Galeries Nationales du Grand Palais (21 March-27 June).

Salomon, F. y G. Urioste 1991 [1608] The Huarochiri Manuscript. Texas.

Tristan Platt – University of St Andrews. Scotland, U.K. E-mail: [email protected]

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