Capital e ideología | Thomas Piketty

Luego del resonante impacto a nivel best seller de El capital en el siglo XXI (publicado en 2013), Thomas Piketty retoma el debate sobre la desigualdad social con la reciente publicación de Capital e ideología (2019). Se trata de una monumental investigación de más de 1000 páginas donde el economista francés propone un análisis a nivel global y transversal en términos históricos. Al respecto, Piketty anuncia en el prólogo de Capital e ideología que, de esta manera, buscó subsanar dos de las principales limitaciones de su obra prima: por un lado, el estudio de la desigualdad centrado sobre todo en Europa occidental y Estados Unidos; por el otro, la tendencia a tratar los cambios políticos e ideológicos y la redistribución como una especie de “caja negra”.

Con estas inquietudes, Capital e ideología aborda los “regímenes de desigualdad” correspondientes a distintas sociedades, buscando explicar los discursos y mecanismos institucionales que justificaron y estructuraron las desigualdades en cada caso. Según Piketty, el concepto de régimen desigualitario engloba tanto al régimen político (el poder sobre las personas) como al régimen de propiedad (el poder sobre las cosas y, a veces, los individuos). En la mayoría de las sociedades antiguas, ambos se presentaban de forma conjunta mientras que, en la modernidad, el poder político se encuentra escindido del económico, posibilitando a su vez la aparición de derechos políticos individuales (no obstante se mantienen las reglas constitucionales que preservan la propiedad). En esta dirección, el autor sostiene que todo régimen desigualitario reposa, además, sobre una teoría de las fronteras y una teoría de la propiedad.

El otro gran concepto que vertebra el análisis de Piketty es la “ideología”, entendida como un conjunto de ideas y discursos que describen el modo en que debería estructurarse una sociedad; en otras palabras, la ideología podría equivaler a la visión que tiene una comunidad determinada sobre la justicia social. Desde esta perspectiva, la ideología resume las diversas respuestas sociales frente a las cuestiones del régimen político y del régimen de propiedad, funcionando según el autor con una “verdadera autonomía” respecto a la dimensión económica. De esta forma, si bien ha reiterado numerosas veces su lejanía y ajenidad respecto al marxismo, Piketty formula una operativización de la categoría ideología que se contrapone con lo que identifica como “las doctrinas a menudo calificadas de «marxistas»”, vinculadas al planteo relacional-causal “base-superestructura”: las leyes económicas naturales y estructurales determinarían la superestructura ideológica, política y cultural, anulando por lo tanto la acción subjetiva; los sujetos serían, en última instancia, portadores de categorías económicas, quienes realizan el movimiento de las leyes sistémicas. Cabría acotar que, en realidad, se trata de una visión vulgarizada por el estado soviético, bajo la burocracia estalinista.

Como “antídoto” frente al llamado mesianismo revolucionario del siglo XX aunque también frente al conservadurismo elitista, la apuesta teórica de Piketty consiste en demostrar mediante el análisis transhistórico y global que la desigualdad, lejos de ser económica o tecnológica, es ideológica y política. Para ello, utiliza dos tipos de fuentes, de distinta naturaleza. Por un lado, se vale del “lenguaje matemático” a través de la World Inequality Database (WID), una base de datos construida por más de cien investigadores y que abarca unos ochenta países de todos los continentes. Allí se mide la evolución histórica de las desigualdades de renta y de riqueza entre países y dentro de ellos, permitiendo un abordaje en clave histórica, comparada y multidimensional e incorporando aspectos como el género, la edad, la educación, la religión, etc. El segundo conjunto de fuentes comprende el “lenguaje natural” de la ideología, valiéndose de la jurisprudencia, los artículos de opinión, los debates parlamentarios, las plataformas partidarias, entre otros materiales, así como también los textos teóricos de actores políticos. Mediante su análisis, el autor propone estudiar la evolución de la ideología así como las conductas sociales, institucionales y políticas frente a la desigualdad.

Es probable que, más allá del interés evidente para los especialistas de cada período histórico, el núcleo del debate que plantea Piketty está contenido en los últimos capítulos de la obra, relativos al siglo XX, así como en las propuestas finales, respecto a qué medidas deberían tomar los estados para morigerar la desigualdad contemporánea. Según el autor, sobre el telón de fondo de las dos guerras mundiales, la revolución bolchevique y la crisis económica de 1929, se promovieron una serie de transformaciones legales, fiscales y sociales, enmarcadas en el llamado “estado social”, las cuales redujeron las desigualdades, destacándose los impuestos progresivos sobre la renta y sobre las herencias. En contraste, a partir de 1980 se produjo una revolución conservadora (el neoliberalismo), cuya característica principal fue la desregulación social y financiera, recubierta por un discurso propietarista, empresarial y meritocrático. De esta forma, la libre circulación de capitales pavimentó una revolución fiscal conservadora, agudizando la desigualdad y provocando, en las últimas décadas, lo que el autor caracteriza como una mundialización hipercapitalista y digital, que se extiende hasta el presente.

En otro plano, una de las razones profundas que explican la desigualdad es la incapacidad de los partidos socialdemócratas para desarrollar un planteo programático a escala transnacional, relativo a la propiedad privada temporal y la progresividad fiscal. Según Piketty, es necesaria una transformación de la naturaleza de la propiedad privada hacia una forma de carácter temporal, es decir, aplicar una serie de impuestos a las grandes fortunas que permitan que cada individuo pueda acceder a una dotación de capital (en el sentido particular que le da el autor, en tanto stock de activos), generándose una “difusión patrimonial”. Las otras dos propuestas que completan la agenda del economista francés son, por un lado, la incorporación de más empleados a la dirección de las empresas y, por el otro, la creación de una federación de estados europeos.

En suma, quizás el mayor mérito de la investigación vertida en Capital e ideología sea demostrar, de forma inequívoca, que la desigualdad creciente entre ricos y pobres es el estado de cosas “normal” bajo el capitalismo; aquellos períodos de reducción de la brecha social, en todo caso, constituirían una excepción y no la regla. Una de las principales críticas que formularon autores como David Harvey o Adam Booth, en este punto, se refieren a la noción de “capital” utilizada por Piketty, asociada al stock de valores que son propiedad privada de los individuos, corporaciones y gobiernos, con independencia de su función dentro de las relaciones sociales.

Ciertamente, la definición de un concepto tan elemental como capital sigue implicando una disputa teórica, entre doctrinas del pensamiento económico (y no solo), así como también un contrapunto de carácter político, en función de cómo una categoría determinada habilita una u otra lectura y tal o cual medida económica. Desde un ángulo marxista, si el capital, lejos de ser un stock o activo fijo, supone un conjunto de relaciones sociales de producción cuya reproducción se apoya, en última instancia, en la explotación del trabajo humano, entonces el diagnóstico sobre las crisis cambia de forma radical. Finalmente, cabría afirmar que el problema analítico sigue siendo cómo analizamos la disputa entre capital y trabajo en el marco de la excepcional crisis capitalista contemporánea, la cual plantea una reconfiguración de las relaciones sociales y, por ende, una agudización de la polarización y la conflictividad entre las clases.


Resenhista

Walter L. Koppmann – Universidad de Buenos Aires. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.


Referências desta Resenha

PIKETTY, Thomas. Capital e ideología. Buenos Aires: Paidós, 2019. Resenha de: KOPPMANN, Walter L. Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda, n. 17, p. 206-209, sep. 2020/feb. 2021. Acessar publicação original [DR]

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