El imaginario en novelas chilenas actuales: temas y estructuras | Carmen Balart e Irma Césped

Formalmente, este libro se articula en siete capítulos. En términos generales y a modo de resumen, es posible describir cada uno de ellos: el primero entrega en un formato de síntesis la estructura y el tema de cada capítulo del texto; el segundo gira en torno a los conceptos de imaginario y creatividad; además, plantea una propuesta metodológica que se centra en una perspectiva analítico – interpretativa. El tercero capítulo, en tanto, describe el contexto histórico en el que se insertan las novelas chilenas actuales seleccionadas, que constituyen el corpus de estudio. El cuarto se refiere a los cambios que debe enfrentar la literatura contemporánea y a la nueva realidad que la ficción novelesca representa. El quinto está dedicado a la nueva novela chilena, posterior al 11 de septiembre de 1973. En el sexto, se analizan un grupo de novelas representativas de la década de los 90 y, finalmente, en el séptimo y último capítulo, las conclusiones, que, en un gran espacio de síntesis, engloban los aspectos desarrollados en el texto y que singularizan a la novela contemporánea chilena: la realidad interiorizada, la libertad creadora, la diversidad, la globalidad, las problemáticas existenciales, la contingencia diaria junto con las inquietudes universales del ser humano, los rasgos de identidad chilenoslatinoamericanos, los valores culturales.

Adentrándonos en este estudio, se puede señalar lo siguiente: en la parte referida a la creatividad literaria, se aborda esta noción desde una perspectiva integral, centrándose en un punto crucial: el vínculo entre realidad y literatura; es decir, el nexo entre el autor, el contexto histórico y la obra literaria. También aparece representado el lenguaje desde su doble configuración, como instancia comunicativa y como entidad estética. Igualmente, se explora la diferencia entre ciencia y literatura, pero también su proximidad, sobre todo a partir de la crisis de los paradigmas. Importante, desde la perspectiva con que se aborda en este estudio, es la figura del lector, al cual le corresponde –según se plantea– decodificar y recrear el mundo representado en una novela.

La propuesta metodológica presentada se propone mediante cuatro perspectivas, las que, combinadas, nos entregan una visión analítico-interpretativa del mundo desarrollado en la novela y que apuntan a una visión integral del fenómeno literario. Estas cuatro perspectivas son: el ángulo de la obra (punto de vista explícito del narrador), la obra como ángulo (la interpretación del lector o receptor), lo narrado y el contexto histórico (sujeto e historia) y el mensaje que revela la obra (el sentido profundo). De esta forma, de manera sucinta, se nos entrega una aproximación a la obra literaria, específicamente a novelas chilenas publicadas a partir de 1973, que fluye tanto del estructuralismo como de la sociología literaria.

La contextualización histórica aparece notablemente presentada, ya que, en líneas bien logradas, se nos entrega lo esencial de cada período histórico – literario y cultural. Así, por ejemplo, en la Época Colonial queda claramente establecido el porqué Chile es país de poetas e historiadores; en el Período Romántico, a través de la figura intelectualmente excelsa de Andrés Bello, de la famosa Polémica de 1842, y del ideario de José Victorino Lastarria, se configuran los rasgos identitarios del Romanticismo chileno y su proyección en el desenvolvimiento del país, además de su inserción en los márgenes de la literatura hispanoamericana. Asimismo, mediante el estudio de las novelas Don Guillermo, de José Victorino Lastarria, y Casa grande, de Luis Orrego Luco, se enfatiza en una característica que es peculiar de la novela chilena del siglo XIX, incluso del XX: el realismo.

La caracterización del siglo XX es digna de destacar no solo por su precisión y rigurosidad, sino por constituir el marco en el cual se desplegará la novela chilena contemporánea: las guerras mundiales, la Guerra Fría, la cultura de masas, la aldea global. Lo anterior se configura de manera armónica con los movimientos estéticos que se desarrollaron en el siglo pasado.

En la parte correspondiente a narrativa contemporánea, a través de una serie de autores representativos, como Marta Brunet, María Luisa Bombal, Manuel Rojas y Guillermo Blanco, se establecen algunos de los ejes que articulan a la novela chilena del siglo XX: la visión dual de la realidad, la configuración del narrador, la valoración de la obra literaria en cuanto mundo autónomo y la nueva perspectiva para asumir la realidad creada mediante el lenguaje. Todo esto íntimamente vinculado con las vanguardias artísticas, los aportes del existencialismo y de la psicología profunda, entre otros aspectos.

En lo concerniente a la novela chilena, publicada después del 11 de septiembre de 1973, las autoras desarrollan, de manera exhaustiva, las consecuencias culturales y literarias del Golpe Militar; entre ellas, el quiebre de la cosmovisión vigente hasta ese momento, la nueva realidad creada por los escritores de ficción novelesca, que se mueve entre un pasado, del que hay que rescatar lo valioso, hacia un presente ominoso hasta acceder a un futuro marcado por la utopía. En este sentido, adquiere importancia lo testimonial, la denuncia, el humor negro, la alegoría, como muevas técnicas literarias.

Al igual que en el capítulo anterior, los rasgos propios de la nueva novela chilena postgolpe militar se van desplegando ante nosotros a través de la interpretación de determinadas novelas, como En voz baja, de Alejandra Costamagna; Vaca sagrada, de Diamela Eltit; La ciudad anterior, de Gonzalo Contreras, por citar algunas. Asimismo, se ofrece una clasificación de la novela chilena actual, que abarca desde la novela sentimental a la de vanguardia o metanovela.

Es necesario destacar la definición del concepto “cronotopo”, que se constituye en un leitmotiv que atraviesa todas las novelas estudiadas en el libro, estableciendo una relación dialéctica entre el tiempo y espacio histórico real y el tiempo y espacio creado en la ficción narrativa. Ahora bien, parafraseando a Mijail Bajtin, “cronotopo” es el lugar donde se atan y desatan los nudos de la narrativa. Entonces, a dichos nudos, que se atan y se desatan, pertenece el sentido de la narración. Es decir, se constituyen en el núcleo en torno al cual se organizan los principales acontecimientos de una novela, que se despliegan en un tiempo – espacio determinado.

En este sentido, según las autoras, el 11 de septiembre de 1973 es una fecha que, para los chilenos, genera un cronotopo significativo en la conciencia local – nacional e impone un antes y un después en el territorio geográfico denominado Chile, con sus consecuencias culturales y estéticas.

En el Capítulo VI, en tanto, se aborda el estudio de una serie de novelas “significativas” dentro del amplio corpus de la narrativa chilena contemporánea. El acercamiento crítico literario se realiza de acuerdo con una novedosa clasificación que engloba prácticamente a todas las manifestaciones novelescas chilenas actuales. El análisis e interpretación se aplica, según la metodología propuesta, al siguiente corpus: novela del desarraigo de la condición existencial (La ciudad anterior y El nadador, de Gonzalo Contreras); la del realismo mágico (La casa de los espíritus, de Isabel Allende); la de género (Siete días de la señora K, de Ana María del Río); la de aventuras o de utopía (Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda); la epistolar interiorizada (Explicación de todos mis fracasos, de Óscar Bustamante); la de aprendizaje (Mala onda, de Alberto Fouguet); la de enigma (El señor que aparece de espaldas, de Pablo Azócar); la del exilio y la orfandad (El lugar donde estuvo el Paraíso, de Carlos Franz); la neorrealista (La reina Isabel cantaba rancheras, de Hernán Rivera Letelier); la autobiográfica (El sueño de mi padre, de Sonia González, y La chica del trombón, de Antonio Skármeta); la de misterio (Nuestra Señora de la Soledad, de Marcela Serrano); la de viaje (Movimiento falso, de Sergio Missana); la policial negra (Los siete hijos de Simenon y A la sombra del dinero, de Ramón Díaz Eterovic); la surrealista-experimental (Terapia, de Ariel Dorfman); la psicológica de desarrollo personal (El revés del alma, de Carla Guelfenbein).

A modo de ejemplo, ilustraremos la exégesis llevada a cabo por las autoras con dos novelas: La casa de los espíritus, de Isabel Allende, y La reina Isabel cantaba rancheras, de Hernán Rivera Letelier. En la primera de ellas, La casa de los espíritus, junto al realismo mágico, propio de nuestro continente, tenemos el sustrato histórico (Chile, 1930 a 1975), que permite el desarrollo de los personajes, los espacios y las situaciones que conforman el mundo novelesco. A lo anterior, es necesario agregar el deseo de recuperar la memoria histórica y explicarse lo sucedido tanto a la familia Trueba como a Chile, a través de los recuerdos que se constituyen en un antídoto ante la soledad abisal del hombre y de la mujer chilenos.

En la segunda de ellas, La reina Isabel cantaba rancheras, emerge con toda su fuerza la cultura salitrera, como expresión de una forma de vida en extinción. El relato conlleva un tono de carácter naturalista – social. Sin embargo, junto a este ordenamiento del mundo novelesco, se enraízan en los personajes valores que involucran a la existencia de cada uno, que, a su vez, son de carácter universal. Este último rasgo permite su trascendencia, encarnada, entre otros motivos, en el amor libre, en la solidaridad, en el humor carnavalesco, en la palabra que trae al presente realidades pasadas. Destaca, sobre todo, el rol de la mujer, que se constituye en un arquetipo, en la “Magna Mater”, de Carl Gustav Jung. Ella es la que humaniza al hombre, a la sociedad, a la naturaleza.

En conclusión, estamos frente a un estudio muy bien logrado, desde el punto de vista conceptual y pedagógico, con una metodología rigurosa, aunque no rígida; asimismo, un tratamiento teórico literario y estético impecable; y un bagaje crítico y cultural reflexivo, crítico y profundo. Todas estas cualidades hacen de este texto una herramienta imprescindible para el estudioso de la novela chilena actual o para cualquier persona que se interese por el mundo de las letras chilenas.


Resenhista

Cristián Rodríguez – Profesor de Castellano (U. de Chile). Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.


Referências desta Resenha

BALART, Carmen; CÉSPED, Irma. El imaginario en novelas chilenas actuales: temas y estructuras. Santiago de Chile: Colección Libros Fondo Editorial UMCE, 2012. Resenha de: RODRÍGUEZ, Cristián. Contextos – Estudos de Humanidades y Ciencias Sociales. Santiago, n.31, p. 173-176, 2014. Acessar publicação original [DR]

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