Enseñanza y aprendizaje de la Geografía para el siglo XXI | Rafael Sebastiá Alcaraz e Emilia Maria Tonda Monllor

El libro Enseñanza y aprendizaje de la Geografía para el siglo XXI editado por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alicante (2017) supone una aportación al conocimiento de los recientes avances que se están produciendo en determinados ámbitos de la enseñanza de la Geografía y a la difusión de estas innovaciones. El objetivo de la publicación es responder a tres cuestiones básicas que se derivan de los cambios sociales, de la ciencia de referencia, es decir, de la Geografía, y de las formas o métodos de enseñar. En concreto, el libro aborda cuestiones relativas a la renovación de los diseños curriculares, al desarrollo y evaluación de los métodos didácticos y a los últimos cambios tecnológicos. Igualmente, pretende contribuir a la formación de los docentes en los distintos niveles educativos tanto universitarios como en los básicos. La preocupación de la publicación es impulsar la investigación en didáctica de la Geografía que, en ocasiones, aparece más preocupada por la ciencia de referencia que por la transmisión de sus conocimientos a los futuros ciudadanos. La enseñanza de la Geografía, disciplina necesaria y útil en la formación de los discentes, necesita seguir renovándose con la  incorporación de métodos más activos que conviertan al alumnado en sujeto que construye y elabora su propio aprendizaje.

La respuesta a estas cuestiones anteriores se encuentra estructurada en cuatro capítulos.

En el primer capítulo Carmen Delgado Viñas, Presidenta de la Asociación de Geógrafos Españoles, analiza los cambios y las actualizaciones que se han producido en el diseño curricular de la Geografía en la Universidad desde de la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior. La autora reflexiona desde una institución relevante, que impulsa el estudio de la Geografía y su enseñanza en España, y que busca compartir con otras asociaciones internacionales sus inquietudes. Este currículo al mismo tiempo se ve afectado por la globalización y las nuevas tecnologías que propician su renovación con el fin de adaptar los contenidos a las nuevas realidades científicas, tecnológicas, sociales y políticas. Dentro de este currículo universitario la investigación se centra en los conceptos geográficos preferentemente en el ámbito de la gestión y planificación del territorio, que deben conciliar el perfil profesional y el formativo.

El segundo capítulo atiende a los cambios y a la renovación en las metodologías docentes y está formado por tres aportaciones que se centran en las ideas previas y en el concepto estructurante de “espacio” geográfico. La primera aportación, de Rafael Sebastiá Alcaraz y Emilia Mª Tonda Monllor de la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante, miembros y Presidenta del Grupo de Didáctica de la Geografía, recurre a un elemento curricular esencial para la docencia como son las ideas previas y las representaciones espaciales de estudiantes y profesores, ejemplificadas, combinando teoría y práctica en casos concretos. La idea es partir de lo concreto, con ejemplos regionales como el andaluz y el valenciano, para ascender a la escala nacional y formalizar generalizaciones. Los instrumentos de investigación que se han aplicado son las encuestas entre el profesorado y las producciones cartográficas de los niños. En la construcción del concepto de espacio vivido y percibido se advierte la influencia de la intuición y de los medios de comunicación. La detección de ideas previas, prejuicios, tópicos y estereotipos requiere una posterior intervención docente, pues la explicitación de las mismas son las que permiten generar el conflicto cognitivo con el que alcanzar el aprendizaje significativo. Las opiniones e ideas individuales que resultan, pueden modificarse mediante el debate en el grupo clase para alcanzar una síntesis final más acorde con la realidad.

La segunda aportación del capítulo pertenece a Xosé Manuel Souto González, de la Universidad de Valencia y Director del Consejo Directivo del Geoforo Iberoamericano de Educación. Este investigador indica que el proceso de enseñanza pasa por una reflexión sobre como aprenden las personas. El punto de partida es la definición conceptual de términos como metodología, métodos y técnicas de enseñanzas por parte de los docentes. Realizada la categorización conceptual, Souto González plantea métodos para la innovación escolar en la enseñanza de la Geografía considerando los avances que se están realizando en la investigación. El método de enseñanza propuesto queda estructurando esencialmente en cuatro fases. La primera se refiere a la detección de las ideas espontaneas y representaciones sociales; la segunda se centra en el proceso que se sigue para la elaboración de los conceptos; la tercera fase se apoya en la búsqueda de explicaciones desde la confrontación del conocimientos y de opiniones divergentes, que favorezcan el desarrollo del conflicto cognitivo, y finaliza con el saber comunicar la ciencia, es decir, elaborar informes. En este proceso el autor destaca el reto que supone seleccionar, tanto para el docente como para el alumnado, la gran cantidad de información que posibilitan las nuevas tecnologías.

La segunda aportación, de Lana de Souza Cavalcanti, de la Universidad Federal de Goiás, Brasil, también investiga sobre la espacialidad y la comprensión del mundo que conforman el núcleo de la Geografía. Esta investigadora considera que la Geografía tiene un papel relevante en la formación del ser humano pues esta ciencia permite a las personas comprender la complejidad del espacio geográfico. La enseñanza de la geografía pasa por buscar o plantear las tradicionales cuestiones como: dónde ocurre tal hecho o fenómeno, por qué, cómo… Estas preguntas implican conceptos espaciales esenciales como son la localización, causalidad y distribución espacial. Pero la respuesta, también según esta investigadora, debe tener en cuenta la relación del sujeto que aprende con el entorno y considerar la objetividad y subjetividad con las que se capta la realidad. La propuesta de Souza Cavalcanti se apoya en el estudio de la práctica escolar que se realiza en Brasil y que se puede comparar con el contexto español o en el que se viva. Igualmente, analiza el papel del docente en la enseñanza y de los materiales y recursos didácticos que se utilizan. Cabe destacar la unión que se establece entre la práctica docente y la investigación, que muchas veces se presentan de forma excluyente, cuando es imprescindible que para la mejora de la enseñanza ambas avancen conjuntamente.

El tercer capítulo recoge la investigación realizada por Jorge Olcina Cantos de la Universidad de Alicante y que entre otros cargos que ostenta cabe reseñar el de Director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante. El autor realiza su reflexión en los niveles educativos comprendidos entre los 12 y 18 años, es decir, dentro del sistema educativo español lo que corresponde a la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato. Olcina Cantos analiza el currículo y los libros de texto con el fin de presentar su propia propuesta curricular, en la que destaca la necesidad de un uso adecuado de los conceptos y términos utilizados en la enseñanza del clima y del tiempo, así como en el empleo de las nuevas tecnologías para hacer más evidente realidades que se alejan de la observación directa, de la que no prescinde. Su propuesta insiste en que con demasiada frecuencia los contenidos sobre el clima están desconectados de la realidad cotidiana y en estas circunstancias el aprendizaje significativo resulta difícil.

El cuarto capítulo, que incluye tres aportaciones, aborda la aplicación de las nuevas tecnologías a la enseñanza de la Geografía.

La primera aportación la realiza Alfredo Ramón Morte, de la Universidad de Alicante, Vicepresidente del grupo de trabajo de la Asociación de Geógrafos Españoles, Tecnologías de la Información Geográfica. En esta investigación su autor reflexiona sobre cómo influyen los cambios de las tecnologías de información geográfica en la enseñanza de la Cartografía y de la Geografía, desde sus inicios hasta el momento actual. La incorporación de las nuevas tecnologías ha propiciado e impulsado un nuevo interés por la Geografía, que trasciende el marco institucional académico. La construcción de la ciencia geográfica que esencialmente se desarrollaba en la Universidad pasa a elaborarse, con ayuda de los nuevos avances tecnológicos, desde todos los ámbitos sociales, en un contexto colaborativo; hasta el punto de ser capaz de construirse una nueva ciencia: la Neogeografía. Fruto de esta apertura también se genera una masiva información geográfica que configura a su vez una nueva relación en la sociedad, y entre la sociedad y la técnica. Según Ramón Morte la evolución no está cerrada y queda por recorrer un largo y amplio camino relacionado con la inteligencia artificial y minería de datos, el Big Data geográfico.

La segunda aportación de este capítulo la realiza Isaac Buzo Sánchez, Vocal de la Asociación de Geógrafos Españoles, y autor de una página web de referencia en la enseñanza de la Geografía.

Este investigador destaca la necesidad de transformar las tecnologías de la información y la comunicación, así como las tecnologías de la información geográfica en recursos didácticos, pues no fueron concebidas y diseñas inicialmente para la educación. Por esta razón propone frente a los acrónimos tradicionales de TIC, Tecnologías de la Información y Comunicación, y TIG, Tecnologías de la Información Geográfica, avanzar hacia las TAC, Tecnologías del Aprendizaje y Comunicación, y TAG, Tecnologías para el Aprendizaje Geográfico. El estudio incluye un análisis de los sistemas globales de navegación por satélite, teledetección, visores geográficos y globos virtuales, la cartografía digital y los sistemas de información geográfica. La principal dificultad para el cambio en la enseñanza no está tan relacionada con la proliferación de todos estos nuevos recursos, como en la necesidad de formación de los docentes, unos en Geografía y otros en nuevas tecnologías; y esencialmente en disponer el profesorado de los conocimientos didácticos con los que fundamentar los usos y propuestas que se presenten.

La tercera y última aportación corresponde a los investigadores ya citados anteriormente, Rafael Sebastiá Alcaraz y Emilia Mª Tonda Monllor, que concretan la incorporación de las TIC para el estudio de un componente básico de la investigación y enseñanza geográfica: el paisaje. Una vez más la investigación se apoya en un marco de referencia concreto, el andaluz (España), para proponer un modelo de análisis y categorización del paisaje. La investigación clasifica las imágenes que se incluyen en páginas web, preferentemente institucionales, para ver qué tipo de paisaje predomina. De este modo, se trata de ver cómo se utilizan las imágenes para transmitir información de un espacio geográfico concreto. Este proceso requiere un análisis y categorización de la información visual que puede ser aplicada a la enseñanza. Este análisis se concreta en la elaboración de varias fichas de observación que pueden servir de ejemplo o modelo para el aula. En definitiva esta investigación trata de mostrar cómo se puede aprovechar didácticamente una fuente documental secundaria como son las imágenes de paisajes que se incorporan en las páginas oficiales y privadas en las web.


Resenhista

Comissão Editorial


Referências desta ResenhaSEBASTIÁ ALCARAZ, Rafael; TONDA MONLLOR Emilia María (coords). Enseñanza y aprendizaje de la Geografía para el siglo XXI. Alicante (Espanha): Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alicante, 2017. Resenha de: Comissão Editorial. Revista Brasileira de Educação em Geografia. Campinas, v. 7, n. 13, p. 505-509, jan./jun. 2017. Acessar publicação original

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