Estudios sobre historia y clima. Argentina/ Colombia/ Chile/ España/ Guatemala/ México y Venezuela (vol.1) | Luis Arrioja, Armando Alberola

Estudios sobre historia y clima es el resultado de un esfuerzo colectivo en un campo de estudio que ha tenido un crecimiento sostenido en las últimas dos décadas en el marco del cambio ambiental global. Más que resumir el contenido del libro para los lectores, vale destacar algunos de sus aportes. Primero, desde el punto de vista metodológico, especialmente en los ocho capítulos que versan sobre las pulsaciones durante la Pequeña Edad de Hielo entre los siglos XVI y XIX, un periodo sin registros meteorológicos instrumentales continuos en la mayoría de las áreas de estudio, los autores recurren a un repertorio variado de fuentes para obtener información indirecta: relatos de cronistas y viajeros, actas capitulares, libros sacramentales, correspondencia, documentos administrativos, tratados naturalistas, por mencionar algunos. Cada capítulo nos recuerda que la sequía, las precipitaciones abundantes o las heladas no siempre se registran de manera explícita, sino que es necesario reconstruirlas a partir de otros fenómenos consecuentes o concomitantes como las erupciones volcánicas, plagas de langosta, ratones, gusanos o de chahuistle, la carestía, la migración, las epidemias, la mortalidad, las epizootias, entre otros. Y no porque el clima sea la causa fundamental de todos ellos, sino porque las sociedades deben responder frente a la mutua exacerbación de múltiples factores estresantes.

Un segundo aporte de la obra tiene que ver con el análisis de la vulnerabilidad diferenciada. Por ejemplo, Gustavo Garza Merodio llama la atención sobre las particularidades locales de diferentes regiones novohispanas que, por su relieve, vegetación, fuentes hídricas y evapotranspiración, tenían menores afectaciones durante los mínimos de Maunder o de Dalton o frente a la ocurrencia de El Niño. También resalta la capacidad de México y Puebla para garantizar su abasto desde áreas menos susceptibles a la sequía. Para el caso del Reino de Guatemala, Luis Arrioja también advierte sobre las diferencias entre el Corredor Seco Centroamericano y el resto de la región y lo demuestra reconstruyendo porcentajes de afectaciones mayores en la Capitanía de Guatemala, Chiapas y San Salvador, frente a una menor incidencia en Nicaragua o Costa Rica. Además de estos casos, en Estudios sobre historia y clima el capítulo que hace el mayor énfasis en la vulnerabilidad diferenciada y como condición social e históricamente producida es el de Rogelio Altez y Andrea Noria, “Tormentas en el colapso”, en donde abordan los casos de Caracas y la Guaira. Estos dos puntos no solo estaban expuestos a huracanes, inundaciones aludes o remociones en masa, sino que, comparativamente, para la Corona eran regiones de poca monta, sin oferta extractiva, donde la poca inversión en infraestructura era precaria o al menos no era acorde con las condiciones naturales, y era notoria la carencia de medidas preventivas de largo plazo.

En el libro también se analizan las percepciones y discursos sobre el clima. Allí se inserta el texto de Armando Alberola sobre el reformismo hidráulico borbónico, que no puede entenderse sino en el marco de los discursos ilustrados de dominio de la naturaleza, que para el agua significaba canalizar, drenar y embalsar, o específicamente en una incipiente fisiocracia que vuelca la “política hidráulica” y la “política caminera”, en favor de la agricultura. Aunque Alberola se enfoca en el caso peninsular, valdría la pena dar continuidad a este estudio porque en los virreinatos americanos la experiencia fue similar. Y no solo es necesario extender ese análisis en términos espaciales, sino también temporales. Solo así se explican las luchas por la domesticación del agua y los conflictos en el caso del río Atuel, en Argentina, que estudian Facundo Rojas y Liliana Anahí Barbosa en el último capítulo del libro que acá se reseña. Como demuestran los autores, para finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, las ideas civilizadoras y los esfuerzos por el dominio del agua y el desierto, se tradujeron en conflictos y afectaciones sobre los pequeños y medianos productores rurales y los indígenas. Las perturbaciones sociales, ambientales y productivas, alteraron las relaciones que se habían construido con las fuentes hídricas y el clima e impulsaron un proceso de readaptación y desplazamiento ambiental.

Otro aporte del libro tiene que ver con las conexiones que se establecen entre climatología histórica e historia conceptual, especialmente en los capítulos de Virginia García Acosta y Luis Arrioja. En ambos casos, los autores llaman la atención sobre la importancia de evitar anacronismos y rastrear los fenómenos meteorológicos con los términos de la época, con diferencias regionales e incluso en lenguas indígenas. La búsqueda con términos actuales no solo impide que las fuentes hablen, sino que limita los análisis comparativos entre regiones y nuestra comprensión del grado en el cual la población que vivió el fenómeno percibió sus propias afectaciones. Por supuesto, las descripciones cualitativas y los términos de la época pueden traducirse y homogenizarse para construir series y hacer comparaciones, tal como demuestran el mismo Arrioja con los índices clasificatorios de sequías desde las condiciones normales a las extremadamente secas, o María del Rosario Prieto en su capítulo sobre la acumulación nival en el paso andino entre Mendoza y Santiago, con una escala de muy escasa a muy abundante.

Además de mencionar estos aportes generales de la obra, cabe hacer un llamado particular al capítulo de Carolina Abadía sobre el caso Popayán. Primero, porque reconstruye una serie de desastres y calamidades que abarca un periodo amplio, de 1566 a 1827, que traspasa el límite tradicional entre colonia y república. Segundo, el contraste entre actas de los cabildos eclesiástico y secular de Popayán señala un camino metodológico para los interesados en otras regiones del país. Por último, establece vínculos entre la hagiografía y los males que los payaneses buscaban combatir, especialmente en el caso de San Juan Bautista frente a las plagas de langosta o de Santa Bárbara frente a las lluvias abundantes e inundaciones. Pese a estos méritos, la autora parte de una base errónea al considerar que en Colombia “los estudios sobre historia del clima y los desastres, así como de historia de la iglesia, o son nulos o se encuentran en una etapa muy embrionaria” (p.299). El desconocimiento de la historiografía ambiental en el país, o incluso de trabajos que, desde la historia económica, la agraria o la cultural han tocado el tema del clima (Aceituno et al., 2009; Acosta, 2002; Arboleda Mora, 1999, 2012; Castaño Pareja, 2019; Jiménez Meneses, 2021; Mora Pacheco, 2019; Poveda et al., 2006; Vélez Pérez, 2018, 2020), termina pesando en la argumentación a lo largo del texto. Por supuesto, quisiéramos que fueran más los interesados en temas climáticos, pero el embrión es en realidad una niña que goza de buena salud. Ignorar esos trabajos lleva a Abadía a buscar equivalentes de las devociones, de la función preventiva de algunos santos o del mecanismo de sorteo en Nueva España en vez de equipararlos con el contexto cercano. Al mismo tiempo, le cierra posibilidades para identificar esos otros Santos Auxiliadores de los cuales no se tiene conocimiento, porque bien podrían hallarse en otras devociones neogranadinas. También la lleva a conclusiones que sin evidencia contradicen otras investigaciones, por ejemplo, al señalar que a finales del siglo XVII la fiesta de los Quince Santos Auxiliadores dejó de celebrarse “tal vez porque no era requerida su intercesión por la ausencia de langosta y la peste o porque ambos cabildos encargados de su celebración resolvieron no volver a realizar dichas fiestas hasta que ameritase un motivo” (p.319). No obstante, como han demostrado otros estudios (Castaño Pareja, 2019; Mora Pacheco, 2019), la década de 1690 fue especialmente crítica para los Andes neogranadinos, incluido Popayán; la viruela, el sarampión, el polvillo, la sequía y la langosta asolaron estas tierras y más bien, habría que pensar en la posibilidad de abandono de la fiesta por su ineficacia.

Para finalizar, es importante traer a colación la agenda investigativa que propone Barriendos en el primer capítulo de la obra. Allí, plantea la necesidad de explorar otras áreas de estudio, identificar fenómenos de gran escala temporal y espacial o los efectos de un fenómeno en el mediano y largo plazo, crear indicadores objetivos de vulnerabilidad aplicables a contextos diversos y la mayor incorporación de técnicas estadísticas e informáticas para el procesamiento de información. Sobre todo, se destaca su propuesta de generar vías para compartir bases de datos entre investigadores no solo en aras de incrementar la eficiencia y no duplicar esfuerzos sobre las mismas fuentes, sino porque la complejidad y globalidad de los fenómenos requiere de un trabajo colectivo, interdisciplinar y a escala internacional.

Después de leer el libro, se pueden agregar otras tareas a la lista. Por ejemplo, para poder establecer comparaciones, dimensionar fenómenos globales e identificar teleconexiones, necesitamos unificar las periodizaciones. Contamos con trabajos reconocidos sobre el siglo XVIII y esta obra no es la excepción porque incluye varios capítulos que comparten ese interés. Esto se explica en parte por la atracción que ejercen los efectos de las reformas borbónicas o la fase final de la Pequeña Edad de Hielo, la mayor disponibilidad de fuentes o las facilidades paleográficas, entre otras razones. Entre tanto, los siglos XVI y XVII siguen desatendidos y los estudios que los abordan carecen de puntos de referencia para establecer comparaciones. Si vamos al siglo XIX, se produce un corte abrupto en la independencia, como si el clima circunscribiera su comportamiento a la forma de gobierno que se dan los humanos. En síntesis, es necesario que salgamos de los marcos temporales y espaciales con criterios político-administrativos. La ruptura con esos marcos nos permitirá ver una historia latinoamericana no solo conectada, sino común. Así, por ejemplo, se comprenderá que las plagas de polvillo, chahuistle, roya y demás denominaciones de hongos afectaron simultáneamente diferentes puntos de los reinos de las Indias a finales del siglo XVII que a la vez estaban experimentando de distintas maneras los rigores climáticos del Mínimo de Maunder. También se verá que los planes hidráulicos de los borbones no solo se extendieron a los virreinatos que se encontraban al otro lado del Atlántico, sino que significaron un giro en la visión del agua, y las respuestas frente a su exceso y escasez, y marcaron la pauta para los proyectos de domesticación del agua emprendidos a lo largo y ancho de Latinoamérica en el siglo XIX y principios del XX y en los cuales confluyeron múltiples poderes e intereses.


Referencias

Aceituno, P., Prieto, M. del R., Solari, M. E., Martínez, A., Poveda, G., Falvey, M. (2009). The 1877–1878 El Niño episode: Associated impacts in South America. Climatic Change, 92, 389-416. https://doi.org/10.1007/s10584- 008-9470-5

Acosta, O. I. (2002). Nuestra Señora del Campo. Historia de un objeto en Santafé de Bogotá. Siglos XVI al XX. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 29, 73-108.

Arboleda Mora, C. (1999). El politeísmo católico. Las novenas como expresión de una mentalidad religiosa – Colombia S.XIX – XX. Universidad Pontificia Bolivariana.

Arboleda Mora, C. (2012). Paganismo y cristianismo en las fiestas colombianas. Universidad Pontificia Bolivariana.

Castaño Pareja, Y. J. (2019). Eslabones del mundo andino. Comercio, mercados y circuitos pecuarios en el Nuevo Reino de Granada y la Audiencia de Quito 1580-1715. EAFIT.

Jiménez Meneses, O. (2021). La devoción de las tinieblas. Génesis y rituales de la fiesta de la Candelaria de Medellín, 1630-1800. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 48(2), 399-428. https://doi.org/10.15446/achsc.v48n2.95667

Mora Pacheco, K. (2019). Entre sequías, heladas e inundaciones. Clima y sociedad en la Sabana de Bogotá, 1690-1870. Universidad Nacional de Colombia.

Poveda, G., Waylen, P., Pulwarty, R. S. (2006). Annual and inter-annual variability of the present climate in northern South America and southern Mesoamerica. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, 234(1), 3-27.

Vélez Pérez, L. F. (2018). Éxtasis festivo y piedad pública. Celebraciones religiosas en la Villa de la Candelaria en Medellín, 1766-1829. (Tesis de Maestría). Universidad Nacional de Colombia.

Vélez Pérez, L. F. (2020). Súplica, conjuro y ritualidad: Rogativas públicas en la Villa de la Candelaria de Medellín, 1779-1825. Historia y Sociedad, 38, 11- 45. https://doi.org/0.15446/hys.n38.77271


Resenhista

Katherinne Mora Pacheco – Magister en Medio Ambiente y Desarrollo y Doctora en Historia, con mención laureada, de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Profesora de la Escuela de Ciencias Sociales y de la Maestría y Doctorado en Historia de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Investigadora de los grupos “Ilustración en América Colonial -ILAC” e “Historia, Ambiente y Política”. Su campo investigativo es la Historia Ambiental, enfocada en el estudio de los sistemas agropecuarios tradicionales y la reconstrucción del clima entre los siglos XVI y XIX. E-mail: [email protected] http://orcid.org/0000-0001-8483-3728


Referências desta Resenha

ARRIOJA, Luis; ALBEROLA, Armando (Eds.). Estudios sobre historia y clima. Argentina, Colombia, Chile, España, Guatemala, México y Venezuela (vol.1). México: El Colegio de Michoacán; El Colegio de San Luis; Instituto Mora; Universidad de Alicante, 2021. Resenha de: PACHECO, Katherinne Mora. Secuencia. Reseñas, 2022. Acessar publicação original [DR/JF]

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