Historia de Cali en el siglo 20: sociedad, economía, cultura y espacio | Edgar Vásquez Benítez

Es un gusto y honor participar en este homenaje al profesor Edgar Vásquez Benítez, economista, historiador urbano e intelectual caleño, quien habitó gran parte de su vida en esta ciudad poco dada a reconocer y homenajear a sus intelectuales. En este sentido felicito la iniciativa del Archivo histórico de Cali por organizar este evento. Ojalá continúen los homenajes a otros profesores y profesoras que lo merecen; sugiero rápidamente al profesor Lenin Flórez, a quien guardo un especial afecto, para continuar con otros colegas que han construido lo que podemos empezar a reconocer como un campo de la historia en el suroccidente colombiano.

Tengo que iniciar diciendo que no conocí personalmente al profesor Vásquez, aunque puede decirse que a través de la lectura de un libro podemos los lectores llegar a conocer a sus autores. Por esta razón sólo hablaré de mi encuentro particular con el profesor Vásquez a través de su libro más difundido, Historia de Cali en el siglo 20: sociedad, economía, cultura y espacio. Fue publicado en el 2001, año en que yo ingresaba a realizar mis estudios de historia en la Universidad del Valle, institución en la que él trabajaba. Más adelante mencionaré algunos puntos sobre lo que pienso es la contribución de este libro a la historiografía de la ciudad. Por ahora destacar lo influyente que fue este libro para mí, y creo no equivocarme también para las cohortes de estudiantes de historia que pasamos por la universidad en la década del 2000. Esta generación se formó leyendo, referenciando y ojeando su libro; a través de sus páginas nos comenzamos a interesar por la historia de la ciudad. En retrospectiva, creo que hoy en día es posible hablar de una historia de Cali gracias a la obra del profesor Vásquez -porque como decía Nietzsche sólo existe la Historia sí alguien la escribe o la recuerda-, y gracias también a esa generación que partiendo de este libro está satisfaciendo la necesidad de entender y explicar el pasado urbano de la ciudad.

Como decía, aunque el libro fue lanzado el año en que inicié mis estudios de historia, lo leí un año después, en el 2002. Y aunque no lo leí completo en esa ocasión -solo lo ojeé y leí partes de sus capítulos-, me llamó mucho la atención la visión integradora, multifacética y acompasada sobre cómo Cali llegó a ser moderna de su introducción. Cuatro años después, cuando me encontraba realizando mi tesis de pregrado, lo leí en su totalidad y con mayor detalle. En ese momento me llamo la atención la diversidad de sus fuentes, una historia de Cali llena de datos cualitativos y cuantitativos: porcentajes, tasas y razones estadísticas, acompañadas de citas de novelas, documentos institucionales y prensa, entre otros documentos.

Hoy podemos decir que el libro circuló ampliamente, tanto en la academia como en la vida social y cultural de la ciudad. Ha sido constantemente citado en las tesis del Departamento de Historia, reseñado y hasta referenciado en columnas de opinión, cosa que pocos libros de historia han logrado. Tal vez porque Vásquez lo escribió para un público de formación académica no especializada; además contó con un buen apoyo institucional y de la empresa privada. La gran difusión que logró reside también en que fue un libro sobre todo el siglo XX escrito en los primeros años del siglo XXI, cuando la mayoría de los historiadores que abordaban la ciudad lo hacían para el periodo del siglo XIX, la colonia o unos periodos especificos de no más de tres décadas.

A diferencia de otros libros que lo precedieron, su narrativa histórica es multifacética: es difícil distinguir si es historia económica o social, historia urbana, e inclusive cultural. Narrativamente recurre al relato secuencial de sucesos, que unidos temporalmente configuran acontecimientos, cambios y procesos. En este fluir la historia de la ciudad se extiende y muestra ante los ojos del lector, a partir de la narración de la evolución del comercio -luego la industria- y la migración, el desarrollo urbano y la infraestructura de servicios públicos. Esta forma de narrar y analizar la ciudad marcó en su tiempo una inflexión historiográfica, porque hasta el momento las historias de Cali habían girado entre el academicismo e historicismo de libros como el de Gustavo Arboleda, Diego Garces, entre otros.

Teóricamente es difícil captar sus fuentes. Jean Braudillard y Paul Virilo son las únicas referencias explícitas. Aunque podemos intuir por sus estudios y lugares de maestría y pregrado algo de teoría de la modernización y del desarrollo. Hoy en día podemos decir que su enfoque no ha sido superado, en el sentido que los libros posteriores sobre la historia de la ciudad han sido compuestos a partir de recopilaciones fragmentadas sobre la historia de la ciudad escritas por diferentes autores, sin ningún marco o enfoque de análisis que los integre. Inclusive, si tenemos en cuenta los recientes libros sobre la historia de Cali se ha perdido el enfoque integral que Vásquez había adoptado. Sobre todo, la mirada económica, ausente de gran parte de la historiografía sobre la ciudad.

En términos de contenido, el relato sobre la historia de Cali inicia con una gran simplificación: para Vásquez, en lo que respecta a los cuatro siglos que anteceden el siglo XX, “la aldea Santiago de Cali vivió el tiempo lento de la tradición”. El aislamiento era la principal causa de este “estado de cosas”, aldea que cambió al inicio del siglo XX, cuando comenzó un “arduo despegue hacia la modernización”. Es interesante el hecho que esta modernización de la ciudad se presenta en clave femenina, a diferencia del libro Cali Ciudad conquistadora de Nicoles Ramos Hidalgo, donde predominan los rasgos masculinos. Inspirada en el poeta Eduardo Carranza, según Vásquez, Cali es una “sirena, vestida de ciudad, que cambia de piel” en tres diferentes etapas: una primera desde 1910 hasta 1930, una segunda desde la década de 1930 hasta la de 1960, y la última desde los años setenta hasta la crisis de 1999. Sintetizando, para Vásquez los factores que inician estas mutaciones de la ciudad son la consolidación de un sector social agropecuario y comercial hacia la década de 1910, la construcción y llegada del Ferrocarril del Pacifico, la extensión de la infraestructura fluvial y vial durante las décadas de 1920. Este primer periodo termina en 1930, momento en que la ciudad padece la crisis internacional.

Con el proceso de industrialización, que caracteriza tardío pero acelerado durante los años de 1944-1958, se generó el crecimiento poblacional de la ciudad y la construcción de barrios y zonas de invasión. Como resultado el viejo cascarón de la ciudad se rompió: cambiaron las estructuras sociales, las mentalidades, la moral, la cultura urbana, y los patrones de consumo. Luego vino la etapa de la desaceleración industrial en la década de 1960, y una nueva fase de transición demográfica, en la que los déficits sociales anteriores se agudizaron, dando origen a las dos ciudades retratadas en la obra de Luis Ospina. Con estos procesos vino el conflicto social por la vivienda y los servicios públicos que presionaron sobre las instituciones de la ciudad, como valorización, la CVC, el IVC Instituto de Vivienda de Cali, Emcali, la personería de ejidos, entre otras. En esta etapa irrumpe un nuevo sector económico, el de servicios, que caracterizó desde inicios de la década de 1990 la economía de la ciudad, junto con la alta informalidad de su mercado laboral. Especial mención le da Vasquez en esta etapa a la realización de los VI Juegos Panamericanos en 1971. Aspectos como la reforma administrativa, la articulación público-privada, el primer plan general de desarrollo PGD para Cali, la transformación de la oficina de planeación, entre otros elementos dan cuenta de una sensibilidad hacia la historia institucional y los aspectos gerenciales.

La última etapa de la historia de Cali en el siglo XX según Vásquez se inicia con un nuevo ciclo de transformación hacia la década de 1980: la ciudad pierde su mono-centrismo y se da el paso a ciudad metropolitana, dando origen a “nueva espacialidad y sociedad” donde predomina la segmentación y la pluralidad espacial, la pérdida de los referentes espaciales republicanos, una nueva relación de la ciudad con sus espacios rurales, el surgimiento de una “sociedad de consumo”, la sensación de “velocidad” y un “nuevo riquismo” que tiene poco respeto por el pasado. A esto agrega el crecimiento no planeado, el ensanchamiento desproporcionado, la pérdida de densidad de población, la desindustrialización, la marcada estratificación y la configuración de dos ciudades que viven vidas sociales apartes. El énfasis en estos procesos hace pensar que Vásquez tenía, en el momento de escribir el libro, una visión de la ciudad a finales del siglo XX traumática e implícitamente poco optimista; con toda la razón, como lo demostraron los hechos posteriores. Esta visión a mi parecer se debe a su postestructuralismo implícito que lo llevo a criticar a el surgimiento de ciertos rasgos de postmodernidad en la ciudad, como los cambios en los patrones de consumo que configuraron una “seducción” de la sociedad de consumo, caracterizada por los centros comerciales y los televisores.

Es esta visión poco optimista es de destacar el poco espacio que el profesor Vásquez da al narcotráfico – algo de lo que no se quería hablar ni reconocer mucho a finales de siglo-, ese otro proceso “traumático” que afectó la ciudad e impulsó esa sociedad de consumo. Según su visión, los autos lujosos y las nuevas residencias se convirtieron en amenazas. Una nueva estética kitsch se impuso. Las niñas barbie y jóvenes rudos y violentos sin normas distintas a su propia ley complementaron la corrupción. El boom de la construcción de los noventa y la crisis de 1997 financiera de la ciudad y la de 1999 cierran este relato. En el último párrafo se lee:

“Crisis económica y desempleo, reproducción del narcotráfico con nuevas generaciones, inseguridad ciudadana y delincuencia, crisis de finanzas municipales que restringía la inversión social, crecientes brechas sociales y agudización de la segregación social-espacial, tal fue el fin de siglo en Cali”.

De esta manera Vásquez termina su relato: una ciudad que a fines de siglo parecía estar perdiendo su norte o sobre la cual era difícil en ese momento saber para donde iba. Para finalizar, hoy dos décadas después nos situamos en otra coyuntura, en la que la conflictividad social y la incertidumbre económica abren posibilidades y configuran retos a los que habitamos la ciudad. Esto exige seguir analizando la ciudad como lo hizo el profesor Vásquez, desde su historia, integrando múltiples miradas. Porque analizar y predecir el auge y declive de una ciudad es una tarea intelectual compleja y que requiere mucho esfuerzo. Esfuerzo que toma toda una vida intelectual, tal y como la obra del profesor Vásquez nos ha enseñado.


Resenhista

Edgar Vásquez Benítez – Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Cali, Colombia.


Referências desta Resenha

BENÍTEZ, Edgar Vásquez. Historia de Cali en el siglo 20: sociedad, economía, cultura y espacio. Universidad del Valle, 2001. Resenha de: BENÍTEZ, Edgar Vásquez. Historia y Espacio. Cali, v. 17, n. 57, p. 313-317, jul./dic. 2021. Acessar publicação original [DR]

Deixe um Comentário

Você precisa fazer login para publicar um comentário.