Historia rural de Chile central. Tomo I. La construcción del Valle Central de Chile | José Bengoa

Aunque el autor declara que ha llevado a cabo “la completa reescritura de este trabajo, llegando ser el presente un libro totalmente original” (p.18), en realidad este no es un libro nuevo ni original, sino una reedición de El poder y la subordinación (1988), uno de los dos textos que publicó con el subtítulo Historia social de la agricultura. En efecto, sólo el primer capítulo de esta reedición es un texto nuevo, aunque tampoco resulta original, pues, como todo el libro, está basado en una literatura muy desigual en términos de calidad y actualidad. Así, entonces, el propio autor precisa que “Los capítulos que siguen son versiones corregidas de anteriores publicaciones que, con fuertes cambios de perspectiva, mantienen cierta continuidad” (p. 16). Sin embargo, en esta reedición no hay “versiones corregidas” ni nucho menos “cambios de perspectiva”. Se trata del mismo texto de 1988, el cual el autor ha modificado incorporando un número importante de notas de pie de página al texto principal, cambiando las oraciones iniciales de algunos párrafos, agregando frases breves al comienzo de otros, absorbiendo citas a trabajos de otros autores como propias, cambiando algunos títulos de secciones y, sobre todo, alterando la secuencia de secciones y párrafos de distintos capítulos, de manera de componer capítulos que parecieran ser nuevos, pero no lo son.

Así, el extenso capítulo segundo, “El poder sobre las personas o el poder en el Valle Central” (2015, pp. 67-113), corresponde a las secciones 4 a 6 del capítulo 2, “La formación de las haciendas en la zona central de Chile”, del volumen El poder y la subordinación (1988, pp. 49-55); así como a las secciones 1 a 3 del capítulo 3 “La formación del campesinado pobre durante la colonia (1988, pp. 57-67), las secciones 4 y 6 del capítulo 1 “Las grandes tendencias de la historia rural chilena” (1988, pp. 19-22; 24- 27), la sección 1, acápite ‘c’ del capítulo 8 “El peón libre y la huída del campo” (1988, pp. 146-8), la sección 2 de ese mismo capítulo (1988, pp. 148-151) y la sección 2 del capítulo 7 “El inquilinaje del siglo XIX” (1988, pp. 123-8). El capítulo tercero, “El mundo rural en la Independencia de Chile” (2015, pp. 115-126), es el texto del capítulo 4: “La agricultura y las haciendas al momento de la Independencia de Chile” (1988, pp. 77-84) y de las secciones 4 y 6 del capítulo 3 (1988, pp. 67-69; 72-74).

Por su parte, el desproporcionado capítulo cuarto, “El ciclo triguero” (2015, pp. 127-195), es la reproducción íntegra del breve capítulo 9 “California y la ruta del Cabo de Hornos” (1988, pp. 167-71), el capítulo 10 “El nacimiento de una agricultura de riego” (1988, pp. 173-186), el capítulo 11 “La ganadería” (1988, pp. 187-194), el capítulo 10 “El trigo y la expansión triguera” (1988, pp. 195-207), las secciones 3 y 4 del capítulo 5 “Haciendas y hacendados en la formación del Estado chileno” (1988, pp. 91-98), la sección 2c del capítulo 7 (pp. 132-9), y la sección 1 del capítulo 15 (1988, pp. 245-7). En tanto, el capítulo quinto “Las Casas de Quilpué” (2015, pp. 197-238) es la reproducción íntegra del artículo “Una hacienda a fines de siglo: Las Casas de Quilpué”, publicado en 1990 en la revista Proposiciones, no. 19, pp. 157-170, el cual, sin embargo, ni siquiera es mencionado en la bibliografía de este libro. Más aún, en la Presentación el autor ha declarado que “Los estudios de haciendas se han completado con nuevas investigaciones [sic], como las de Las Casas de Quilpué” (2015, p. 16).

El capítulo sexto, “Los campesinos alzados” (2015, pp. 239-57) es la versión de aquel de título casi idéntico, “Los campesinos alzados: el bandidismo” (1988, pp. 103-15), dedicado a la expresión social que en la literatura especializada se denomina “bandidaje”. Finalmente, el capítulo séptimo, “La huida” (2015, pp. 259-88) reproduce, en primer lugar, partes de la Introducción de El poder y la subordinación, pero en una secuencia alterada. Ese el caso de la sección 9 (1988, pp. 33-35), seguida de la sección 8 (1988, pp. 30-32). En segundo lugar, este capítulo final se compone de una serie de breves secciones sobre temas muy diversos, desde la emigración de trabajadores rurales en la década de 1870 hasta el surgimiento de la conciencia de clase entre los trabajadores de la pampa salitrera, y cuyo tratamiento consiste en resumir elementos de trabajos de otros autores, sin enfocarse ni elaborar un argumento coherente sobre el que debiera ser el tema central del capítulo: el conflicto social rural antes de la política de masas, que Bengoa no estudia, ni en esta versión del libro ni en la anterior de 1988.

En consecuencia, este primer tomo de Historia rural de Chile central nos ofrece las mismas nociones presentadas por su autor hace poco más de 30 años. Estas tampoco son proposiciones originales. En efecto, un aspecto distintivo de su trabajo es la reiteración simplificada de argumentos centrales sobre los sistemas de trabajo rural, el desarrollo del capitalismo agrario y el conflicto social rural, propuestos por Arnold J. Bauer en su Chilean Rural Society. From the Spanish Conquest to 1930, la sugerente monografía publicada en 1975 en la prestigiosa serie Latin American Studies de Cambridge University Press, posteriormente traducida al español en Chile en 1994. Así, Bengoa reitera la tesis de Bauer sobre la “extensión del inquilinaje”, que este último formuló como explicación del impacto de la expansión agraria en los sistemas de trabajo rural en la década de 1870. Sin evidencia alguna, Bengoa señala que “a partir de la década de los ochenta” la única forma en que los terratenientes pudieron “contener la mano de obra” fue “inquilinizarla cada vez más”, por lo que “en los últimos años del siglo XIX se produjo una mayor instalación de inquilinos en haciendas” (1988, p. 267). Asimismo, sin citarlo, Bengoa repite la opinión y buena parte del tratamiento de Bauer sobre de la supuesta escasa mecanización de la producción agrícola en el sistema de hacienda durante la expansión exportadora (2015, pp. 165-8).

Al mismo tiempo, Bengoa ha ofrecido contradictorias opiniones sobre el desarrollo del capitalismo agrario. Estas contradicciones están relacionadas con su idea del sistema de inquilinaje como un obstáculo al desarrollo capitalista y, además, responden a su limitada noción sobre el proceso de proletarización, tal como Cristóbal Kay (1977) criticó en la interpretación de Bauer. Así, contradiciendo uno de sus trabajos anteriores (Bengoa, 1983, pp. 163-4), tal como en la versión original (1988, p. 8), en esta reedición de El poder y la subordinación Bengoa sostiene que “No se expanden las relaciones de trabajo modernas al campo, no se expande el capital ni el capitalismo” (2015, pp. 236-7). Sin embargo, esta opinión ignora que el tránsito al capitalismo agrario en el sistema de hacienda de Chile Central comenzó en la década de 1870 (Robles-Ortiz, 2009; Robles y Kay, 2018), y no repara en que, especialmente en las grandes haciendas, hacia fines del siglo los inquilinos eran un componente secundario de la fuerza de trabajo frente a los asalariados permanentes y temporales. Un ejemplo de la estructura laboral de este sistema de hacienda tardío puede apreciarse, de acuerdo a los datos que presenta el propio Bengoa, en la hacienda Quilpué, una propiedad de casi 4.000 hectáreas en el valle del Aconcagua, la cual a comienzos de la década de 1890 tenía sólo 69 familias de inquilinos, pero empleaba al menos unos 100 peones en el invierno y un número muy superior en la temporada de cosecha, como se puede apreciar en el incremento en el monto pagado en jornales, de $406,40 en junio de 1892 a $1.409,37 en febrero de 1893 (Bengoa, 1990, pp. 168-9).

Bengoa también reitera en forma simplificada uno de los argumentos más cuestionables de la interpretación de Bauer, la ausencia de conflicto en la sociedad rural antes de 1920. Si bien Bauer no estudió con evidencia empírica este importante tópico, propuso una noción compleja y que admitía matices, como la observación de las crecientes tensiones entre terratenientes y trabajadores hacia fines del siglo XIX, y reconoció, aunque minimizándolo, el impacto de la labor de los activistas del movimiento obrero para extender el conflicto social moderno al campo luego de la Primera Guerra Mundial. Bengoa no estudió el conflicto social rural y redujo el asunto a la ausencia de “revueltas campesinas”, así como a la persistencia de una supuesta “pax hacendal” (sic) en la que “las haciendas no daban espacio a las rebeliones” (2015, p. 174), una noción que no es sustanciada ni plausible. En efecto, el autor parece ignorar que, antes de que la política de masas se extendiera al campo, los trabajadores rurales contestaban el poder de los terratenientes (y más bien de los administradores de haciendas), empleando diversas formas cotidianas de resistencia, como señaló el propio Arnold Bauer mucho antes que James Scott acuñara ese concepto, y como han expuesto trabajos recientes (Robles, 2017).

En suma, tanto la versión de 1998 como esta reedición se caracterizan por el uso selectivo de evidencia no representativa, el tratamiento impresionista de los tópicos y la presentación de opiniones contradictorias. Más aún, en ellos se omite toda referencia a los trabajos de los especialistas que han tratado, en rigurosas investigaciones monográficas surgidas de tesis doctorales, los distintos procesos y asuntos a los que se refiere el autor. Así, dado que, además, no han sido publicados por editoriales académicas o universitarias, estos dos textos de Bengoa deben ser considerados más bien como trabajos de divulgación dirigidos a una audiencia no especializada y, como argumento en otro trabajo (Robles, 2020), son “reiteraciones convencionales” de las interpretaciones fundacionales de la historiografía agraria chilena. Por ello, difícilmente pueden ser apropiados para la formación de estudiantes avanzados, quienes deberían concentrarse en los trabajos especializados de quienes han propuesto las interpretaciones y los debates fundamentales sobre la trayectoria de las sociedades rurales chilenas.

Referencias

BAUER, A. (1975). Chilean Rural Society from the Spanish Conquest to 1930. Cambridge: Cambridge University Press.

BENGOA, J. (1983). El campesinado chileno después de la Reforma Agraria. Santiago: Ediciones SUR.

BENGOA, J. (1988). El poder y la subordinación. Santiago: Ediciones SUR.

BENGOA, J. (1990). Una hacienda a fines de siglo: Las Casas de Quilpué. Proposiciones 19: 157-170.

CARRIÈRE, J. (1977). Landowners and the rural unionization question in Chile: 1920-1948. Boletín de Estudios Latinoamericanos y del Caribe (22), 34-52.

KAY, C. (1977). Review of A. J. Bauer, (1975) “Chilean Rural Society from the Spanish Conquest to 1930”, Cambridge: Cambridge Univ. Press. Journal of Latin American Studies (9): 1, 164-5.

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ROBLES-ORTIZ, C. (2009). Agrarian Capitalism and Rural Labour: The Hacienda System in Central Chile, 1870-1920. Journal of Latin American Studies (41) 3, 493-526.

ROBLES, C. (2017). Sociedad rural y política nacional en Chile Central, 1850-1973. En Juan Luis Ossa (Ed.) (pp. 423-451). Historia de las prácticas políticas. Tomo I de I. Jaksic (Ed. General), Historia política de Chile, 1810-2010. Santiago: Fondo de Cultura Económica.

ROBLES, C. (2020). The Agrarian Historiography of Chile: Foundational Interpretations, Conventional Reiterations, and Critical Revisionism. Historia Agraria 81, en prensa.

STICKELL JR., A. L. (1979). Migration and Mining Labor in Northern Chile in the Nitrate Era, 1880-1930 (Unpublished doctoral dissertation). Indiana University.


Resenhista

Claudio Robles Ortiz – Universidad de Santiago de Chile. ORCID: http://orcid.org/0000-0003-3041-7838


Referências desta Resenha

BENGOA, José. Historia rural de Chile central. Tomo I. La construcción del Valle Central de Chile. Santiago: Lom Ediciones, 2015. Resenha de: ORTIZ, Claudio Robles. Historia Agraria De América Latina, v.1, n.1, p. 171-175, abr.2020. Acessar publicação original [DR]

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