Iglesia, religión e independencias en Hispanoamérica | Historia y Espacio | 2021

Las independencias de las excolonias europeas en América, sobre todo las que pertenecieron a España, es uno de los temas historiográficamente hablando, que más se han trabajado. Los primeros estudios sobre el momento de ruptura del orden colonial dieron pie a las que se han denominado historias nacionales, preocupadas ellas por construir un relato casi oficial sobre cómo nacieron las nuevas repúblicas hispanoamericanas. Desde un principio, los variados relatos que se elaboraron sobre las independencias enfatizaron en diversos aspectos que consideraron relevantes, por ejemplo las ideas políticas que supuestamente influyeron en el constructo ideológico revolucionario; las campañas militares que condujeron a las derrotas de los ejércitos realistas en múltiples campos de batalla, lo que significó el enaltecimiento de los “héroes que nos dieron patria”, como reza una frase muy conocida en la región; el papel que desempeñaron potencias europeas, especialmente Gran Bretaña, en el patrocinio del proceso emancipador; y el papel que tanto la Iglesia católica, como institución, como la religión, jugaron en la independencia como proceso histórico.

Sobre ese aspecto, el del papel que jugaron tanto la Iglesia católica como institución, y la religión católica, hay abundante bibliografía, proveniente de diversas corrientes de pensamiento y escuelas historiográficas. En esa bibliografía observamos que no hay posiciones dominantes o hegemónicas, por el contrario, con el paso del tiempo, son diversas las conclusiones y los resultados que se muestran sobre cómo incidieron la iglesia y la religión católicas en el proceso emancipador. De esta forma, si hablamos de la Iglesia como institución observamos que se dice, por ejemplo, que fue baluarte de la defensa de la monarquía en la crisis que padecía desde la invasión napoleónica a la Península Ibérica en 1808. Y en ese sentido la defendió cuando en sus colonias americanas se despertó el espíritu autonomista y después el independentista. Se afirma también que sectores de esa institución, sobre todo criollos y de baja importancia, apoyaron el gradual desprendimiento de las colonias americanas hasta desembocar en la Independencia llegando, incluso, a emplear mecanismos como catecismos y sermones para justificar lo que, sobre el papel, era una clara ruptura del orden natural. También se indica que, con el paso de los años, y sobre todo después de las derrotas realistas en tierras americanas, los eclesiásticos, incluso peninsulares, que aún permanecían en el continente americano decidieron, por bien de la iglesia y de la religión católicas alinearse no sólo con la Independencia sino también con el sistema republicano. A partir de ese momento, el de dar su aprobación a la Independencia, la iglesia ayudó a los gobiernos de las nacientes repúblicas a buscar que esa aprobación también fuera dada desde el centro del catolicismo, esto es Roma, lo que a la postre comenzó a pasar desde mediados de la década de 1830. La aceptación del Papa de la ruptura del orden colonial, y la formación de nuevas realidades, por ejemplo la republicana, condujeron a la reconfiguración de las relaciones con el pontificado por parte de las repúblicas hispanoamericanas y el imperio brasileño. De esta forma puede verse el ocaso del patronato real y el fracaso, por así llamarlo, del patronato republicano.

Pero el problema no puede verse únicamente desde arriba, desde la forma como la Iglesia como institución, sobre todo jerarquía y clero muy ilustrado, jugó papel en el proceso independentista alineándose a favor de unos y otros, y variando de posición dependiendo de las circunstancias. En los sustratos de la religión y de la religiosidad también puede observarse cómo la ruptura del orden colonial los afectó. El cuestionamiento de la soberanía del monarca movió a reforzar o desdeñar la devoción por Fernando VII. La guerra, más sangrienta en unos escenarios que en otros, hizo que afloraran religiosidades, tanto de elites como populares, por medio de devociones, novenas y rogativas, pidiendo por el buen y pronto final de las confrontaciones. Los que apoyaban la independencia, los que no la apoyaban y los que estaban expectantes acudían a la religiosidad para manifestar sus creencias y pedir por lo que deseaban se cumpliera. Esas religiosidades no desaparecieron durante la guerra ni en los momentos de mayor tensión. Atravesaron la coyuntura de la ruptura del orden colonial para continuar permeando a la sociedad. Y este es un punto relevante que no debe dejar de lado la historiografía, el que si bien la iglesia se vio afectada, como muchas otras instancias de la sociedad, por la independencia, ella permaneció en el mundo republicano constituyéndose en la institución más longeva desde que los europeos arribaron a América finalizando el siglo XV. Igual sucede con la religión católica. Es cierto que en los recientes doscientos años ambas, iglesia y religión católicas, han tenido cambios, no muchos, pero los han tenido, y que la libertad religiosa y de cultos, unido a la creciente secularización de la sociedad, han complejizado el panorama religioso. A pesar de ello, el peso del catolicismo, religión e iglesia sigue siendo considerable en las sociedades hispanoamericanas.

En este sentido, el dossier que presentamos al público lector ayuda a dar cuenta, en nueve artículos, sobre cómo la Iglesia y la religión actuaron, participaron, fueron activas, fueron vistas e interpretadas en la Independencia hispanoamericana. Estos textos se suman a una historiografía potente que cada vez, con más fuerza y decisión, se aleja de los esquemas interpretativos tradicionales consistentes en ver a la religión y a la iglesia ya sea como las únicas promotoras de la civilización o, por el contrario, como las responsables de todos y cada uno de los males que padecen las repúblicas hispanoamericanas. Esta visión historiográfica confrontacionista, y a la vez reduccionista, ya ha sido superada.

Los nueve trabajos reunidos en el presente dossier han abordado, desde distintos planteamientos metodológicos, los tres tópicos de reflexión propuestos – Iglesia, religión e independencias-, dando a conocer complejos procesos históricos que evidencian las participaciones, aportes y posiciones de diferentes agentes e instituciones, los cuales se desenvolvieron en un contexto de crisis monárquica y construcción republicana. El resultado obtenido permitió vincular a la clerecía y feligresía católica, sin desatender sus vivencias y expresiones religiosas, con procesos políticos y sociales amplios o estructurales que definieron los movimientos de independencias en algunos espacios de Hispanoamérica. El clero secular y regular, la jerarquía eclesiástica, el ministerio parroquial, las autoridades civiles o los viajeros extranjeros son analizados a través de indagaciones que problematizan las reformas educativas, los discursos ideológicos, el patronato republicano, la erección de diócesis, la adscripción política, el poder económico o las visiones del mundo. En todas las investigaciones se han retomado problemas que la historiografía ha venido estudiando en las últimas décadas, ahora vistos desde escenarios desatendidos, que han posibilitado considerar documentación inédita u olvidada, así como abrir caminos sobre asuntos apenas considerados como episodios anecdóticos o asuntos cuyos itinerarios de estudio se creían clausurados por la disciplina histórica.

El dossier se abre con el artículo de Carlos Arnulfo Rojas, titulado “Preludios de la independencia. Aportes de jesuitas y agustinos a las reformas educativas neogranadinas del siglo XVIII”, en el que se estudian las reformas educativas emprendidas por la Compañía de Jesús y la orden agustina, tanto en sus colegios como universidades en el virreinato del Nuevo Reino de Granda, con el objetivo de identificar su participación en la constitución ideológica de las acciones y discursos de los protagonistas de los movimientos independentistas. Esta mirada a los antecedentes que definieron las primeras décadas del siglo XIX, entendido como “preludio” del proceso independista, supuso un análisis relacional de la bibliografía existente sobre la educación y la ilustración en el periodo virreinal, así como un esfuerzo por encontrar los elementos que vincularon los espacios de enseñanza con el advenimiento de una identidad americana opuesta a la peninsular.

Distintas investigaciones han expuesto la importancia de la participación del episcopado indiano en los procesos políticos concernientes a las crisis de la monarquía española después de la invasión napoleónica. Alfonso Rubio, en el artículo “Francisco Xavier de Lizana y Beaumont. El discurso ideológico de una arzobispo-virrey de México, 1803-1810”, retoma el problema de la jerarquía clerical desde una perspectiva que considera la producción escrita y los discursos ideológicos de una de las figuras decisivas en la historia del arzobispado de México y del virreinato de la Nueva España. Las cartas pastorales, sermones, exhortaciones y proclamas de Lizana y Beaumont, halladas dispersas por el autor en distintos fondos y acervos documentales mexicanos, revelan una práctica escritural ajustada a la tradición escolástica y vinculada al uso intertextual de la Biblia y la patrística. Revelan, por otro lado, una constante preocupación respecto a las actitudes morales de la feligresía católica y una oratoria sagrada centrada en la defensa de la monarquía hispana-bajo la tríada Dios, Patria y Rey- contra los intereses expansivos extranjeros.

José Alejandro Cifuentes y Leonardo Miguel Hernández estudian, a partir de documentación inédita del Archivo Capitular de la Arquidiócesis de Bogotá, uno de los acontecimientos más descuidados sobre la historia de las juntas provinciales: el Cisma del Socorro. El título del artículo, “El Cisma del Socorro, preludio de las discusiones del patronato republicano”, contiene la propuesta interpretativa de los autores, ya que entienden el proceso como un momento en el que se plantearon de manera temprana los puntos centrales de las atribuciones del poder civil sobre las circunstancias de los agentes e instituciones de la Iglesia católica. Sin olvidar, por otro lado, la posibilidad de vincular la creación del obispado socorrano con el problema de las soberanías locales durante la primera república.

El artículo de Francy Juliet Ramírez, titulado “La religión al servicio de la política. Tres eclesiásticos en la independencia de la Nueva Granada, 1810-1816”, identifica y presenta la participación en el movimiento independentista de tres curas neogranadinos – Pedro Salgar, Lindo Gonzáles del Río y Matheo González Rubio -. La autora propone una revalorización de la agencia clerical durante este período a partir de la diversidad de posiciones asumidas por el ministerio parroquial. Los informes elaborados por los tribunales establecidos durante la Reconquista, utilizados como indicio de las posiciones asumidas por la clerecía parroquial, posibilitan precisar la complejidad de un problema de investigación todavía inconcluso: el perfil de los eclesiásticos en tiempos de Independencia y sus relaciones con las autoridades civiles.

La diversidad de posturas del clero parroquial, también analizadas por Ismael Hernández González, en el artículo “Los curas de la parroquia de Valladolid de Michoacán ante la guerra de independencia, 1818-1821”, permite confirmar, para el caso novohispano, la necesidad de abandonar las explicaciones deterministas sobre la clerecía. El análisis del posicionamiento de las autoridades diocesanas -tanto el obispo Manuel Abad Quiero como los prebendados del cabildo catedral-, de las acciones de los clérigos insurgentes – José María Cos y Martín García Carrasquedo – y de la huida o permanencia de los curas que se mantuvieron al margen del conflicto, aunado al estudio de las posiciones ambiguas o cambiantes de la mayoría de los curas, permite al autor afirmar una clara división al interior de la clerecía michoacana. Posiciones de una clerecía novohispana que, al igual que la neogranadina, estuvo sujeta a las exigencias de sus intereses, necesidades inmediatas o contextos particulares.

José David Cortés Guerrero, en el artículo “Religión, religiosidad e Iglesia vistas por viajeros extranjeros. Colombia en tiempos de Independencia”, presenta las visiones presentes en los relatos de viajes consistentes – diarios, memorias y correspondencias – sobre tres ejes tópicos – religión, religiosidad e Iglesia – indispensables para estudiar las primeras décadas de vida republicana. La hipótesis sostenida por el autor, quien analiza casi una veintena de testimonios, propone que la literatura de viajes posibilita contemplar un complejo escenario, no reducible a afirmaciones que destaquen la inmutabilidad de los ejes de reflexión propuestos o que no maticen las consecuencias de la guerra de independencia y la ruptura del orden colonial. Las diferentes visiones de los viajeros, críticas o moderadas según su lugar de enunciación o procedencia, muestran una religiosidad permanente y dinámica, sujeta a los cambios en las instituciones de poder republicanas y al reacomodo de la Iglesia católica como institución en el naciente Estado. El trabajo, en definitiva, cuestiona el postulado historiográfico que asume que los relatos de viajes han sido estudiados en su totalidad, sin acudir a la revisión exhaustiva de los testimonios y sin considerar la posibilidad de abrir sendas de investigación revisionista.

La propuesta del artículo de Jefferson Jesid Díaz Sastre, titulado “Nombrando las desviaciones para fijar adhesiones. Una interpretación de las circulaciones de la herejía y de la condena a los herejes desde la ciudad de Bogotá, 1819-1821”, es el estudio de la gestión política de las diferencias vista desde las enunciaciones de herejía y cisma elaboradas por las autoridades civiles y eclesiásticas. El autor plantea una investigación en la que dichas enunciaciones se problematizan al ser consideradas como conflictos y procesos en los que se pueden observar ambivalencias respecto al significado de la herejía. Entre los contornos de lo religioso y lo político, la herejía y el cisma, enunciadas en los procesos de censura de libros y conducta clerical, posibilitan precisar el uso de la religión y la circulación del lenguaje religioso en un contexto de construcción del orden republicano.

El poder económico e ideológico de la clerecía, estudiado en el artículo de Viviana Chaves, titulado “El poder y el clero en Pasto durante la conformación de la República de Colombia, 1821-1831”, es un problema central y decisivo en la historia del establecimiento de las formas de gobierno republicanas. Las características del poder económico e ideológico del clero, así como las tensiones o relaciones que establecieron con distintos agentes, investigados a través de documentación proveniente de archivos ecuatorianos y colombianos, le permitieron a la autora señalar la participación de la clerecía pastusa en la élite de poder local, al igual que su actividad como mediadores a través de las proclamas y sermones que utilizaron para exhortar a la obediencia de políticas promovidas por las autoridades civiles y eclesiásticas.

En el último artículo, titulado “La fidelidad del clero neogranadino durante la transición de la Independencia”, Nectalí Ariza aborda el problema de la crisis de lealtad de los ministros de lo sagrado durante los movimientos independentistas. La disyuntiva de obedecer al soberano español o a los representantes del nuevo orden republicano determinó la aparición de posiciones en apariencia contradictoria, pero que estaban sujetas a una lógica de constante negociación y reacomodo de los intereses propios de la clerecía y de la institución a la que pertenecían. A partir de la correspondencia de los clérigos, en la que se manifiestan sus alegatos respecto a sus fueros y recursos fiscales, el autor identifica un primer momento en el que se aceptó a los dos bandos de manera alterna, el cual dio paso, una vez termina la guerra de independencia, a los intentos de fortalecer su presencia como miembros de la Iglesia en la conformación del nuevo Estado.

Acompañan a los artículos cinco reseñas elaboradas por Daniel Andrés Zambrano, Juan Camilo Galeano Ramírez, Roger Pita Pico, Aneth Acuña Noguera y Alfonso Rubio. Las reseñas comprenden una multiplicidad de temas, algunos íntimamente relacionados con el objetivo del dossier, como el análisis de los sermones patrióticos en los comienzos de la república, y otros que evidencian notables contribuciones al estudio de la vida conventual en la Nueva Granada, los virreinatos indianos durante el primer siglo XVIII, la historia de la lectura como problema teórico y metodológico, y la cultura política latinoamericana.

Estimamos que el conjunto de artículos ofrecerá un escenario complejo sobre los procesos propuestos como objeto de estudio y planteará la necesidad de revisar algunos temas postergados, continuar con la construcción de interrogantes y alentar la búsqueda de fuentes y acervos documentales. La indagación histórica sobre estos temas continúa siendo un problema inacabado y abierto a nuevas sendas de investigación, establecidas con el ánimo de revisar y cuestionar interpretaciones pasadas o proponer nuevas preguntas y análisis. Este ha sido el objetivo del presente dossier, el cual esperamos se constituya en una contribución significativa para comprender la historia de la Iglesia, la religión y las independencias en Hispanoamérica.


Organizadores

José David Cortés Guerrero – Departamento de Historia. Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, Colombia.

Juan Camilo Galeano Ramírez -Doctorando en Historia. El Colegio de Michoacán, Zamora, Michoacán, México.


Referências desta apresentação

GUERRERO, José David Cortés; RAMÍREZ, Juan Camilo Galeano. Editorial. Historia y Espacio. Cali, v.17, n. 56, ene./jun. 2021. Acessar publicação original [DR]

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