Indios, cautivos y renegados en la frontera. Los blandengues y la fundación de Belén, 1800-1801 | Adriana Dávila e Andrés Azpiroz

El estudio de Dávila y Azpiroz se enfoca en el proceso de la formación social de la frontera del virreinato de Buenos Aires al norte de la banda oriental del Río de la Plata desde un punto de vista renovador.

Para ello realizan una revisión de los aportes teóricos clásicos y más recientes sobre el asunto de la historia de las fronteras en América del norte y en la región platense, ubicando en este marco el tratamiento de las fuentes documentales disponibles para su tema, algunas casi sin precedentes, como aclaran en su introducción.

Al analizar pormenorizadamente los antecedentes bibliográficos de su trabajo, ponen de manifiesto su punto de vista alternativo a estudios muy conocidos y ampliamente frecuentados.

En efecto, la obra se aparta de visiones ya tradicionales que ubican la fundación de Belén y la acción del Cuerpo de Blandengues en esa zona como un ejemplo de la defensa y población de las fronteras virreinales españolas en oposición a la ilegitimidad del avance portugués -en alianza con los charrúas- sobre los límites de los dominios imperiales acordados en el tratado de 1777. (Mariluz Urquijo, 1952)

Sobre similar presupuesto, el tratamiento del tema como parte del así llamado “arreglo de los campos” (Pivel Devoto, 1952) retoma la idea del antecedente colonial del reclamo patriótico por el control territorial y el papel que cumplió Belén en ese tópico durante la revolución (Pereda, 1923), desde el punto de vista del enfoque de la frontera como un reclamo nacional contra Portugal y luego Brasil, y en continuo, entre la administración española y el estado-nación emergente.

Diplomacia y guerra entre las monarquías española y portuguesa en los territorios americanos “desiertos” no son los temas que preocupan a Dávila y Azpiroz. Por el contrario, se enfocan en el “desierto”, como un espacio poblado por “crecido número de hombres así abandonados a sus vicios, sin temor a Dios, ni a la Justicia [que] van arrastrando insensiblemente con el mal ejemplo y con la libertad de su vida relajada a casi toda la demás gente del campo”, como señala alguna de sus fuentes.

Diplomacia y guerra entre los imperios en la frontera de Belén, se convierten pues, a la luz del estudio de Dávila y Azpiroz en una política estatal que supone el exterminio de los “infieles”, del otro diverso, por medio de la guerra o del proceso de la civilización, por la evangelización y asimilación, la dispersión de los grupos, la esclavización de los individuos o bien, su sola muerte.

Pero si Dávila y Azpiroz no se enfocan en la competencia por las fronteras imperiales en la diplomacia y la guerra, al descubrir la política del “exterminio”, tampoco lo hacen en el estudio de una guerra entre “naciones” étnicamente consideradas, tal como puede verse en estudios ya clásicos (Acosta y Lara, 1989) o más recientes, que agregan al tratamiento de los enfrentamientos bélicos en similar dirección, la competencia por las mujeres entre las etnias indígenas con una hipotética “sociedad gaucha” en formación, por ejemplo. (Bracco, 2004; 2013).

De hecho, el estudio de Dávila y Azpiroz pone en cuestión este tipo de tratamiento, al resaltar la porosidad cultural y los aspectos relacionales y sociales en la conformación de la frontera, en la que los grupos étnica y culturalmente considerados interactúan y se transforman en otros, confundiendo sus roles y comportamientos culturales en clave económica e histórica.

Sin embargo, tampoco se centran en la descripción económica de la frontera de Belén y el espacio misionero, cuyas características, y las variadas explotaciones agropecuarias que allí tuvieron lugar forman parte del interés y objeto del estudio que María Inés Moraes titula casi poéticamente como “la pradera perdida”. (Moraes, 2008)

Como es el caso de otros trabajos que revisan (Barreto y Cabrera, 2006; Cabrera, 2015) Dávila y Azpiroz se instalan en una línea de investigación social y cultural de la frontera. A través de su análisis, revelan, con su lectura atenta y sensible de la documentación, detalles que muestran la hibridación cultural que conforma la frontera de Belén, concepto que sustenta sus hipótesis de trabajo. Procesos históricos de hibridación cultural que los autores muestran al recuperar el habla de “charrúas y minuanes” cristianos y renegados, que conservan sus nombres en lengua aborigen o son conocidos con su apelación de bautismo, que actúan como bomberos en las estancias, marginados unos y adaptados otros, encargados a veces de misiones diplomáticas entre la sociedad colonial y grupos de “bravos” o “infieles” que atacan las estancias, toman cautivos y huyen a los montes para conservar un espacio de independencia. Hibridación cultural fronteriza que hace que los indios “bravos”, “infieles”, “cristianizados” o “renegados” convivan con “mulatos” y españoles escapados de la sociedad colonial, perseguidos por la ley, apartados de su pertenencia. Y los autores no lo develan solamente a través de palabras, sino también por la descripción de trabajos, usos culturales y utillajes que unos y otros se apropian y practican indistintamente: mientras los indios “potreadores” semejan vivir del comercio de caballos domados en la frontera, los blandengues los combaten usando armas de fuego y “bolas”, como ellos.

Los autores también ponen de manifiesto actos de resistencia que escapan a toda dimensión heroica usualmente concebida, y nos enfrentan a dilemas éticos en clave histórica. Quizás los personajes y circunstancias descritos evoquen un destino tan marginal como trágico. Con singular sensibilidad para su registro e interpretación, recogen historias mínimas de gentes que se perciben a sí mismas más allá de toda esperanza de redención, en el límite de la sobrevivencia: mujeres que matan infantes en el bosque para desviar la persecución, al no ser denunciadas por sus llantos –¿o que esperan evitar la esclavización?-; “renegados” que denuncian que la “Gloria” que los españoles y sus sacerdotes ofrecen para la salvación de sus cuerpos y espíritus es un engaño, porque “su alma es como la de un animal, que muerto, no queda nada”. “Efusión y tormento”: pasiones, cuerpos y almas sometidos al ejercicio del poder en las fronteras de dos reinos para construir sus territorios como dominios políticos.

Al poner en primer plano a los más “infelices” -criollos pobres obligados a abandonar los terrenos que ocupan por el avance de la propiedad privada de las estancias al sur del Río Negro, indios marginados, mulatos y españoles perseguidos de la justicia- Dávila y Azpiroz muestran sus opciones como historiadores. Plantean un relato que mira los procesos de formación de los imperios por sus efectos entre las gentes infinitamente pequeñas, unos pocos casos en clave de microhistoria que develan su sentido.

Más allá de ciertas rispideces en la prosa, que los autores deberán pulir en próximos trabajos, el libro en sí es, finalmente, un combate por la Historia como ciencia. Sólidamente construido a partir de una crítica rigurosa de fuentes documentales diversas, manuscritos, objetos e iconografía, y sobre la base de una revisión bibliográfica exhaustiva, el libro es una muestra metodológica de la adquisición del oficio por parte de dos jóvenes historiadores. Pero también es un combate por la Historia como relato, en tanto reconstrucción de una peripecia y, sobre todo, como una pregunta a propósito de la naturaleza humana en diacronía: una forma de leer y contar que aún tiene mucho que decirnos sobre el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos, con los otros y con nuestro pasado.


Resenhista

Ariadna Islas – Universidad de la República, Uruguay.


Referências desta Resenha

DÁVILA, Adriana; AZPIROZ, Andrés. Indios, cautivos y renegados en la frontera. Los blandengues y la fundación de Belén, 1800-1801. Montevideo: Ediciones Cruz del Sur, 2015. Resenha de: ISLAS, Ariadna. Claves. Revista de Historia. Montevideo, v.1, n.1, p. 197-200, dic. 2015. Acessar publicação original [DR]

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