Los alemanes en Chile (1816-1945) | Jean-Pierre Blancpain

Los pocos trabajos que existen sobre inmigraciones en Chile, en su mayoría, cumplen finalidades apologéticas o son simples narraciones que describen las distintas actividades que las colonias han realizado con el tiempo. No hay en ellos propósitos de análisis, ni inquietudes por responder a problemas de interés científico determinado. Muchas veces estos trabajos aparecen corno fruto de requerimientos comerciales más que de intereses intelectuales.

Una de las razones que explica el desinterés por parte de los historiadores chilenos respecto al fenómeno inmigratorio está en relación con el escaso número de migrantes que llegaron a nuestro país, en comparación con lo sucedido en la costa atlántica.

Se sabe que entre 1820 y 1920, 45.000.000 de europeos migraron a otros continentes. A Chile llegaron aproximadamente 90.000 de ellos. Es decir sólo el 0.16% del total se decidió por nuestro medio. Sin embargo, como acertadamente sostiene Michael Hall, el significado histórico de la inmigración latinoamericana no deriva del número de personas involucradas simplemente, sino que su importancia está en el significativo papel que la inmigración ha tenido en las transformaciones históricas de nuestra sociedad. La industrialización, la colonización, la ocupación de espacios vaáos y su incorporación a la producción y al desarrollo socioeconómico integral destacan entre los más sobresalientes.

En suma, el aporte de los migrantes europeos al desarrollo latinoamericano no puede interpretarse en razón directa al volumen cuantitativo. Por el contrario, lo notorio es el aporte destacado a pesar de su menguado número.

Por fortuna, y para desafío nuestro, algunos historiadores extranjeros han ido llenando en parte· este gran vaáo historiográfico. Los historiadores norteamericanos Carl Solberg y George Young y el francés Jean Pierre Blancpain a través de sus investigaciones conducentes al doctorado así lo testimonian1.

La tesis de J. P. Blancpain enh”ega una copiosa información respecto al significado e importancia de la presencia alemana en nuestro país. Es una investigación que evidencia una gran erudición. Lamentablemente esta tesis, en idioma francés y editada en Alemania, ha tenido una difusión muy limítada, lo que ha planteado, aún para los especialistas, serias dificultades.

La edición en español que hoy nos preocupa es sólo un compendio de la tesis en cuestión.

El caso de los alemanes en Chile constituye un buen testimonio en cuanto a participación relevante de un grupo reducido. Los alemanes que emigran en el siglo que sigue a la independencia de Hispanoamérica fueron alrededor de 5.500.000. De éstos, el 95% pasó a los Estados Unidos. De los que vienen a Sudamérica, la mayoría lo hace a Brasil o Argentina, los que llegan a Chile no alcanzan a ser 10.000. Por consiguiente -como señala Blancpain- “dentro de las grandes migraciones del siglo XIX los que parten a Chile representan apenas un puñado, una gota de ese río de sangre que transforma y vivifica a las Américas”.

Los primeros colonos que llegan a Chile vienen eluiliendo los problemas políticos de una Alemania en conflicto. Vienen en busca de libertad y de un tram de tierra en donde labrar su futuro. La mayoría de ellos posee un oficio y son alfabetos. Junto a la agricultura desarrollan también la industria, creando un verdadero polo de desarrollo en lé región Sur. Las destilerías, las curtiembres y las cervecerías serán los pilares de la industria alemana, que ha poco de fundarse sobrepasará los mercados nacionales para ir hasta la misma Alemania.

Además de la ventaja que otorga al inmigrante su preparación individual, debe considerarse la importancia que implica el porvenir de una sociedad más desarrollada. Con su arribo a Chile, adviene algo más que su aporte personal. Llega también la proyección de una forma de vida, de valores, de inquietudes; en suma una cultura que fácilmente se impone al medio receptor.

Socialmente los inmigrantes llegan a constituir un conglomerado de propietarios identificables como agricultores de capas medias, algo casi desconocido en nues a estructura social. Su primer desafío es lograr vencer la naturaleza en la justa medida que penrute la vida familiar. Y esta meta implica una lucha que tuvo caracteres dramáticos y heroicos: “El que llegaba pensaba en la tierra; pero primero había que conquistarla. Si la exuberancia del paisaje lo maravilla, ante la selva y los pantanos se siente invailido más bien por un sentimiento de angustia. Aquí el único valle es un valle de lágrimas como lo prueban muchas confesiones que se muestran unánimes acerca del sentimiento inicial de aplastamiento como, luego acerca de la alegria de saborear las primicias del esfuerzo”.

Ese despliegue de esfuerzo y de esperanza dio frutos a esa microsociedad, traduciéndose en un rápido y sostenido ascenso social. Las familias crecen con rapidez y también lo hacen los bienes que poseen. Todo esto se traduce en la emergencia de ciudades con una dinámica distinta al medio.

El quehacer de los alemanes recoge la caracterización de agentes de modernización que Gino Germani asigna a los inmigrantes. En 1900 José Alfonso sostiene que en Valdivia el viajero ya no se encuentra en Chile por lo distinto del espectáculo que se está acostumbrado a ver en otras ciudades de la república.

La lectura de “Los Alemanes en Chile” nos permite revitalizar parte de nuestra historia haciéndonos comprender cómo en esa empresa de hombres que luchan por vencer la naturaleza se manifiesta también la proyección de un proceso histórico mucho m.is complejo que el encuentro de dos comunidades de distinta cultura. La llegada de los alemanes es la llegada del mundo europeo a nuestro meilio, y ello significa el encuentro de dos sociedades de ritmo ilistinto. Este encuentro además de mostrar diferencias significó también, en ocasiones, enfrentamiento. “En Valdivia, el choque entre inmigrados y valdivianos fue rudo. Entiéndase por valdivianos a las viejas familias del lugar que acogen a los extranjeros y que procuran sacar provecho de su instalación. No se trata de condescendencia unilateral, sino de reciprocidad en el menosprecio y en la desconfianza basada en la ignorancia mutua”.

El trabajo de Blancpain hace referencia asimismo, en forma sorr era, a lo que significó la gestión germana en la organización del ejército chileno, en la evangelización y en la educación que tuvo entre los iniciadores de la pedagogía en Chile a un número importante de pedagogos de esa nacionalidad en una afán por implantar los fundamentos del proceso educacional germano. No escapa al autor el riesgo que esto entraña, ya que “la enseñanu chilena siempre ha acogido favorablemente cuando no fervorosamente –de manera sucesiva y, a veces, contradictoria-, experiencias y colaboraciones extranjeras. Uno de los denominad res comunes de la mentalidad nacional es esta apertura de principios y esta curiosidad hacia el exterior que, hasta nuestros días, hace a Chile tan próximo a Europa. Resultado de esto es la aplicación de diversas orientaciones pedagógicas-prudentes o precipitadas–, según sean las corrientes de pensamientos dominantes o dictadas por la evolución política”.

Entre los comentarios finales que cabría agregar sobre la obra debe señalarse la advertencia de ciertas omisiones. Se echa de menos la presencia de los alemanes que no llegaron como colonos, es decir, aquellos inmigrantes espontáneos que se radicaron en los principales centros urbanos del país.

El poder imperial de Alemania no sólo se transmitía por vía de su capacidad bélica y cultural sino también a través, de su poderío económico. En cuanto al comercio exterior, Alemania asume un rol importante en nuestro país a comienzos del siglo xx, amenazando el poder hegemónico indiscutido que hasta el momento había disfrutado Gran Bretaña.

Sabemos también de la importante labor que los alemanes desarrollaron en el quehacer económico interno de la nación. En la industria podemos citar como ejemplos reveladores la Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar y toda la industria farrnoquímica, que constituyeron rubros de avanzada en cuanto a tecnología y capacidad empresarial. Del mismo modo, en el comercio no podremos olvidar que entre las grandes casas de importación existentes en Valparaíso durante el siglo XIX, aparecen desde el primer momento los germanos. Entre las primeras casas de consignación establecidas en Valparaíso podemos citar a Schutte Post y Cía., Huth Grunning, W. Munchmeyer y Cía., Loeser Mack y Adelsdorfer. Tampoco les fue ajeno el ámbito financiero, en el cual, sobre todo a partir de fines del siglo XIX, se manifestaron en importantes bancos y compañías aseguradoras. En 1908 la décima parte de las inversiones alemanas en América Latina se ubican en Chile, ya sea en empresas estatales o privadas.

Por otra parte, pese a que la obra, de acuerdo al título, se enmarca en un período comprendido entre 1816 y 1945, existe una concentración fundamental en el siglo XIX, en desmedro de lo más reciente. Los problemas vividos por los alemanes con ocasión de las guerras mundiales, evidenciados en las listas negras y otras formas de proyección de los conflictos hasta nuestras costas, repercutieron de manera sustantiva en las características y pérdida de influencia que afectó a la colonia. Bien merecía este período un tratamiento al menos panorámico.

El libro está precedido de un prólogo del destacado historiador Alvaro Jara, quien reconoce en el autor un representante de la sólida escuela histórica francesa.

En cuanto a la edición no podemos sino señalar que se trata de un trabajo muy bien elaborado y pensado para lograr una lectura fácil y amena. La inserción de documentos breves y bien escogidos, junto a interesantes fotografías, complementa el texto de manera óptima. Es de esperar que E.P.C. continúe incursionando en este tipo de temática.

Podemos concluir que la obra constituye un valioso aporte a nuestra historiografía. Es un ensayo que mantiene un rigor al que no estamos acostumbrados ver en este tipo de trabajos sobre inmigración. Y aunque los especialistas seguirán añorando la voluminosa y erudita versión en francés, esta edición resulta más apropiada a su difusión más amplia.

Nota

1 Carl Solberg, Inmigration and Nationalism, Argentina and Chile 1890-1914, Austin: 1970; George F.W. Young, Germans in Chile: Inmigration and Colonization, 1849-1914, New York: 1974; Jean Pierre-Blancpain, Les Allemand au Chile (1816-1945), Colonia: 1974.


Resenhista

Baldomero Estrada


Referências desta Resenha

BLANCPAIN, Jean-Pierre. Los alemanes en Chile (1816-1945). Santiago: Ediciones Pedagógicas Chilenas, 1985. Resenha de: ESTRADA, Baldomero. Cuadernos de Historia. Santiago, n.7, p. 215-217, julio, 1987.

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