Luchando por mentes y corazones. Las batallas de la memoria en el Chile de Pinochet | Steve J. Stern

Luchando por mentes y corazones. Las batallas de la memoria en el Chile de Pinochet del historiador estadounidense Steve Stern, cuyo título original es Battling for Hearts and Minds: Memory Struggles in Pinochet’s Chile, 1973- 1998, fue publicado por Duke University Press en el año 2006. Sin embargo, al no haber sido traducido al español, su difusión en nuestro país había sido bastante acotada. En septiembre de este año, en el marco de las múltiples actividades de conmemoración de los 40 años del golpe de Estado, el libro fue lanzado en su versión en español.

La obra es parte de una trilogía cuyo objetivo principal, como lo advierte el propio autor, es el estudio del significado que los chilenos han atribuido al golpe militar del 11 de septiembre de 1973 y a la violencia política masiva desplegada tras él, entendidos como un trauma social. En particular, el Libro Dos se centra en el análisis de esa construcción de sentido en el periodo comprendido entre 1973 y 1988. A lo largo de 583 páginas, Steve Stern, recorre la historia de aquellos turbulentos años desde la óptica de la memoria, para lo cual reconstruye la elaboración de memoria que los chilenos fueron haciendo de lo acaecido y lo que es más interesante como propuesta, de lo que fue acaeciendo.

En términos fundamentales, Stern establece que en el Chile de Pinochet habrían sido cuatro las memorias emblemáticas que se habrían gestado: la memoria como salvación de la ruina del país y del baño de sangre preparado por la izquierda; la memoria como herida abierta, lacerante, de una ruptura cruel llevada a cabo por el Estado dictatorial, la memoria como testimonio de persecución, despertar y consecuencia ética, y la memoria como caja cerrada, es decir como cierre del pasado oscuro y conflictivo de la guerra sucia. Estas memorias emblemáticas serían parte de lo que Stern califica metafóricamente, como la caja de la memoria, y se habrían ido desplegando en distintos momentos históricos: la memoria como salvación –memoria oficial de la dictadura– habría surgido con el golpe mismo; las memorias como herida lacerante y como persecución y despertar –ambas memorias disidentes, entrelazas en muchos casos– habrían surgido también con el golpe, pero en tanto memorias sueltas ancladas en experiencias individuales y sólo habrían emergido en el espacio público entre 1975 y 1979. La memoria como caja cerrada, complementaria de la memoria como salvación, habría sido impuesta por el Estado dictatorial en 1978 cuando las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por la DINA no pudieron mantenerse veladas y se decretó la Ley de Amnistía. Unida a ella, se impuso un discurso que resaltaba la importancia de dejar atrás el pasado de guerra, que pudo haber contenido excesos y mirar hacia el futuro promisorio, que contemplaba una nueva Constitución e institucionalización.

Las cuatro memorias emblemáticas buscaron en el Chile dictatorial desplazar a sus contrarias en el dominio público, dando forma con sus acciones y contenidos discursivos a lo que se ha denominado, la batalla por la memoria. En el periodo que se extiende entre 1973 y 1982, estas memorias emblemáticas ya se habían configurado y luchaban por mantener o ganar un lugar en el espacio público. En la década del 70, las memorias contraoficiales fueron ‘voces clamando en el desierto’ como señala Stern, cuando una represión inimaginable controlaba el país y el miedo se apoderaba de los chilenos. La Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y los defensores de los derechos humanos vinculados a organismos eclesiales, particularmente dependientes de la Iglesia Católica, fueron actores claves para que estas memorias disidentes no cayeran en el olvido. En los años 80, las memorias disidentes se multiplicaron, convirtiéndose en un fenómeno de masas, en el cual ya no sólo eran los familiares de las víctimas y los activistas de derechos humanos los portadores de memoria, sino que habían surgido las voces y acciones de pobladores, jóvenes, ‘curas de calle’, mujeres de clase popular y media; en fin, una variada gama de vectores de memoria disidente.

Luchando por mentes y corazones. Las batallas de la memoria en el Chile de Pinochet, historiza la memoria de la fractura sin precedentes que se generó en 1973 y de la violencia política estatal inédita en la historia de Chile, que le siguió. Como el propio autor lo establece ‘el análisis de la construcción de la memoria ofrece un nuevo y útil lente para mirar el curso general de la historia de Chile en el último cuarto del siglo XX y los primeros años del actual’ (p. 22). A nuestro juicio, en ello radica el inmenso valor que esta obra tiene. En primer lugar porque en Chile, han sido variadas disciplinas las que han tomado la iniciativa de realizar estudios sobre la memoria de nuestra historia reciente, quedando la historiografía de alguna manera rezagada, como si la memoria fuese un ámbito incómodo, impropio para una disciplina no acostumbrada a trabajar con la subjetividad. Si bien el análisis de la memoria en otras latitudes ha impregnado las investigaciones historiográficas desde hace varias décadas borrando la enemistad tradicional entre historia –como ciencia que reconstruye el pasado con objetividad– y memoria –como el sustrato subjetivo de la historia plagado de inexactitudes y deformaciones– en Chile, la confluencia de ambos dominios ha sido lenta y tardía. La trilogía de Stern, y en particular el Libro Dos que comentamos, llena de manera magistral el vacío de la historiografía chilena en temáticas de memoria, y demuestra, que el sustrato subjetivo que acompaña todo evento y proceso histórico no es una dimensión periférica de la experiencia histórica, por el contrario, es parte constitutiva de ella.

En el Chile de Pinochet, la caja en que se fueron articulando las memorias emblemáticas, se fueron creando puentes entre estas y las memorias sueltas de los chilenos, se fueron estableciendo nudos, símbolos y conmemoraciones de memoria, es depositaria de un entramado complejo de experiencias personales y colectivas ancladas en la subjetividad, clave para comprender el históricamente denso periodo de la dictadura militar y sus efectos en la transición democrática. La batalla por la memoria que se dio entre 1973 y 1988, fue crucial en los modos en que la dictadura fue articulando sus discursos, otorgando significado al golpe, y en un sentido más ambicioso a la historia que le precedió; también fue de suma relevancia en la definición de los contornos de su política de represión, y a fin de cuentas en la salida transicional del régimen. En este último sentido, la articulación de las memorias emblemáticas disidentes fue de gran relevancia para que la verdad de la violencia política extrema protagonizada por la dictadura, se asomara hasta convertirse en un hecho innegable, que de ese modo, echo por tierra la voluntad de olvido y silenciamiento que animaba la memoria oficial. Tanto las memorias oficiales como las contraoficiales expuestas en el plano público como conflicto no resuelto, fueron elementos decisivos para la recomposición política y socio-cultural que se fue desarrollando a lo largo de la dictadura.

Más allá de lo anterior, la óptica de la memoria para examinar la historia de nuestro pasado reciente, nos permite un acercamiento al plano de las vivencias, emociones, sentidos y anhelos de los chilenos, que por lo común, queda fuera del ámbito de estudio de los historiadores del tiempo presente en nuestro país. Sin embargo, es ya una constatación innegable que el modo en que los individuos y colectividades significan su historia a través de la rememoración, constituye un hecho histórico en si mismo, digno por tanto de ser contabilizado dentro de los objetos de estudio de la historiografía. En este último sentido, el Libro Dos de la Trilogía de Steve Stern, constituye el primer análisis sistemático sobre el modo en que el golpe y la dictadura –sobre todo en términos de la violencia política sin paragón que impuso hacia sus adversarios– fue vivido cotidianamente, fue sentido y representado a través de la memoria, en el periodo que se despliega entre 1973 y 1988.

Luchando por mentes y corazones. Las batallas de la memoria en el Chile de Pinochet, es un estudio serio y de gran calidad historiográfica; baste revisar su Ensayo sobre las fuentes –común para la trilogía– para comprobarlo. No obstante lo anterior, pensamos que no es un libro que deba restringirse al ámbito académico; contrariamente a lo que ocurre con la mayoría de las investigaciones historiográficas, este libro sin duda tiene el potencial para cautivar a la gente común y corriente, esos hombres y mujeres cuyas historias y memorias el autor recogió y plasmó en las páginas de su obra. Cautiva, no sólo porque nos remite a nuestra historia y memoria reciente y porque además evoca emociones profundas de variado tipo, sino porque es claro que a 40 años del golpe de estado, la batalla por la memoria en Chile aún está plenamente vigente. El Libro Dos de la Trilogía La caja de la memoria del Chile de Pinochet, es a nuestro juicio una obra abierta, en cierto modo inconclusa, de manera semejante a cómo la memoria de nuestro pasado reciente lo es, que invita a que los historiadores del Chile reciente se decidan a indagar en las zonas dolorosas de la subjetividad de un periodo de violencia y convulsión aun no elaborado en su plenitud.


Resenhista

Nancy Nicholls Lopeandía – Dra. en Sociología, Universidad de Essex, Inglaterra. Profesora Escuela de Historia Universidad Academia de Humanismo Cristiano. E-mail: [email protected]


Referências desta Resenha

STERN, Steve J. Luchando por mentes y corazones. Las batallas de la memoria en el Chile de Pinochet. Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales, 2013. Libro dos de la trilogía La caja de la memoria del Chile de Pinochet. Resenha de: LOPEANDÍA, Nancy Nicholls. Tiempo Histórico. Santiago, n.6, p. 155-158, 2013. Acessar publicação original [DR]

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