Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Coyunturas y vivencias. 1973-1980 | Carlos Sandoval Ambiado

El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), nacido en 1965, fue un grupo político que albergó en su seno fundacional a distintos sujetos provenientes de variadas corrientes revolucionarias chilenas (trotskistas como Humberto Valenzuela, cristianos como Clotario Blest o jóvenes socialistas encantados con la revolución cubana como Miguel Enríquez) y que además se encuadró bajo el surgimiento de lo que podríamos denominar “Nueva Izquierda Latinoamericana”, ésta última, además, matizó a la izquierda continental de elementos que se alejaron de las lógicas hegemónicas que hasta mediados de la década del cincuenta habían preponderado en las izquierdas de la región. En ese sentido, el MIR, como otros grupos políticos de nueva cepa1, se convierten en elementos importantes para el estudio de los movimientos políticos de la segunda mitad de los años sesenta, ya que su nacimiento se engloba bajo una lectura propia del contexto epocal y del surgimiento de nuevos paradigmas revolucionarios para la región y el mundo: la Guerra Fría, el impulso de la lucha armada en América Latina tras la Revolución Cubana o el surgimiento de una generación política que –parafraseando a Gabriel Salazar y Julio Pinto– decepcionada de sus antecesoras formas de hacer política, agigantó, de la mano del “Che” Guevara y el “Hombre Nuevo”, su compromiso ético y político para realmente hacer la revolución en Chile2 .

De ahí, que revisar un libro como “Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Coyunturas y Vivencias. 1973- 1980”, publicado por Ediciones Escaparate, sea pertinente, ya que, si bien no se enmarca en la época fundacional, el estudio aborda un contexto que sin duda estuvo permeado por varios de los aspectos que nacerán con la propia historia del MIR, como el influjo de la Revolución Cubana y la ética militante. Algunos de esos aspectos también son abordados por Sandoval en estudios anteriores3.

El libro que se reseña a continuación se sitúa temporalmente entre el inicio de la dictadura militar en Chile hasta principios de la década de los ochenta, reviviendo las traumáticas experiencias que sectores de la izquierda chilena protagonizaron y que forman parte de nuestra valiosa y rica historia reciente. De ese modo, con un tono de escritura inteligible, que posibilita una clara comprensión, el autor nos inserta en un mundo poco explorado por la historiografía: el MIR y la dictadura militar chilena.

En diez capítulos que conforman el libro, Sandoval realiza una reconstrucción histórica de los hechos y procesos que sostiene el MIR desde el periodo “pre-revolucionario”, la Unidad Popular, hasta el inicio de una estrategia de rearme y llena de significancia política: el retorno a Chile y la lucha contra la dictadura en los años ochenta.

Comenzando con una presentación general de la obra, el capítulo I, “Umbral”, nos señala la pertenencia de este estudio a otros del mismo autor, posicionándose como el tercer tomo de una “trilogía del MIR”. Posteriormente nos menciona el matiz de la obra realizando además una vista general al proceso de re-arme que sufre la agrupación desde el 11 de septiembre de 1973.

En el capítulo II el autor estampa el sello que la organización tendrá luego de 1967, con la llegada de Miguel Enríquez a la dirección del MIR. Un sello marcado por el espíritu juvenil, fuertemente influido a nivel nacional por las coyunturas sociales, económicas y políticas y además por experiencias internacionales como la Cubana o Vietnamita, que prontamente desembocaron en estrategias como el “asalto al poder” y “la construcción del partido revolucionario”.

Ya entrando al III capítulo, “Golpe de Estado y la línea de resistencia popular”, se comienzan a evidenciar lo que será la base principal que estructurará los siguientes capítulos. En ese sentido, comienza a ser analizada la gestación del Golpe de Estado de 1973 llamando la atención, en la categorización de Sandoval, cómo el aparato represivo-militar de la Junta comienza a posicionarse en el poder ocupando como medio la violencia sobre los cuerpos de los “malos chilenos”, encarnados –entre muchos– en los militantes del MIR. Se realiza un recorrido por los primeros días del golpe y las primeras medidas organizativas en clandestinidad; como el asalto al cuartel de carabineros de Neltume. Se describe el análisis político que la organización realiza en este periodo y sobre la sorpresa que el Golpe de Estado significó. El análisis que hace el autor sobre la lenta y des-organizada reacción que el MIR tuvo en aquel momento es bastante crítico, demostrando la tardía respuesta en formar direcciones locales y la extrema dificultad para organizar la masa armada bajo el duro contexto.

La represión es sistemática. El MIR es golpeado hasta sus cimientos. El capítulo IV refleja esta realidad, dando cuenta de los efectos que tuvo la represión en la organización. El autor da cuenta de las primeras medidas de resistencia contra la dictadura, llamando la atención la frase “el MIR no se asila”, que funcionó tanto como una “estrategia de lucha”, así como en el plano de las subjetividades militantes, impulsando una identidad política combativa y cercana al pueblo. De ese modo, entre las variadas formas de lucha que se impulsan, estará el Movimiento de Resistencia Popular, que aglutinaría a todos los sectores que estuvieran dispuestos a luchar contra la dictadura. Sin embargo, Sandoval concluye de manera tajante y lapidaria: el MIR estuvo lejos de representar un peligro para la dictadura, al menos en su capacidad militar.

La represión y violencia de Estado, se desarrolla en el V capítulo, el que nos adentra en el quebrantado mundo del MIR entre diciembre de 1973 y octubre de 1975, cuando se convierte en la presa a cazar más importante de la dictadura. En ese contexto desaparece Bautista Van Schouwen, uno de los hombres más importantes de sus filas. Su muerte, ocasionó un duro golpe a la dirección y a la imagen del MIR, pero a su vez creó un impulso de lucha. La conducta heroica del líder caído debía ser imitada, su dignidad y su certeza de la victoria al momento de las torturas, alentaba la fe y la lucha de aquellos que aún estaban vivos. El optimismo ante las adversidades es un elemento que Sandoval recalca recurrentemente en su obra. Sin embargo, la muerte de Miguel Enríquez, histórico Secretario General, es la que inaugurará un periodo de inestabilidad que terminó con gran parte de la militancia mirista detenida. A catorce meses de la dictadura militar, el fatídico año 1974 se posicionaba como un desastre para el colectivo.

El miedo, la tortura y la “poca resistencia” se entroncan en el capítulo V. El llamado público a rendirse que algunos integrantes del MIR realizan, causó gran impacto en la militancia mirista, tanto activa como privada de su libertad. Así también, la recurrente caída de integrantes de la comisión política, la estrategia del aparato de inteligencia del Estado para desintegrar al MIR interfiriendo los cuadros medios, la caída en cortos seis meses de unos 200 militantes o la sobreestimación de las fuerzas militares, confluyen en la decisión de algunos militantes de “reconocer la derrota”. La situación no pintaba de buen color, poco a poco, como se desprende de los juicios del autor, la organización se quebraba.

Con todo, Carlos Sandoval sostiene que la visión política del MIR para esta época fue francamente optimista, lo que es recurrente en el análisis que realiza a lo largo de su estudio. En el séptimo capítulo se da cuenta del mal análisis del periodo que la organización realizó y las “nuevas” estrategias que se experimentaron, como la de convocar a todos aquellos que querían recuperar las libertades democráticas, reuniéndose con la mayoría de los sectores políticos, tanto en el interior como en el exterior del país. Aún se pensaba en una dictadura endeble, pero no era así, ésta se afirmaba más con el aumento de la represión y la consolidación de un gabinete económico de marcada influencia neoliberal.

El MIR: preso, resistiendo y asilado, brevemente nos da cuenta, entre otros aspectos, de la vida mirista en prisión, sobre la reorganización que se intentaba hacer desde allí y la manera en que códigos “miristas” se re-significaron en ese contexto. En ese sentido, el verticalismo se replicaba en el encierro y se enjuiciaba y marginaba a delatores y traidores. Por otro lado, el asilo se estudia como recurso de muchos miristas que veían en él una válvula de escape a las atrocidades que experimentaban con la dictadura.

El penúltimo capítulo nos relata los sucesos de Malloco el 15 de octubre de 1975, donde cae en combate Dagoberto Pérez y los líderes Pascal Allende y Gutiérrez logran huir con vida para asilarse en el exterior. La ética revolucionaria se rompía, en palabras de Sandoval, “el MIR había abandonado a su pueblo en la lucha”. (p.434). La actitud de los dos cuadros más importantes, fue duramente criticada y cuestionada. En Chile, en aquel momento, centenares de miristas continuaban muriendo junto a su pueblo y resignificando las luchas en otros frentes, como en el de los Derechos Humanos y la libertad de los presos políticos. El asilo se hacía más común y ya no era una máxima tan repudiable, era, ahora, una alternativa de sobrevivencia. Aquel “asilo” constituyó la “retaguardia lejana” desde donde se desprendió una valiosa parte que nutriría otra historia no abordada: el retorno y la continuidad de la lucha mirista contra la dictadura militar en Chile. El autor finaliza su obra exponiendo su propio juicio, como ex-militante, de lo que fue el proyecto mirista en Chile y del pasar del MIR en la dictadura, resignificado la política desde la propia cotidianidad y no desde el “Partido Revolucionario”

En síntesis, la obra comentada tiene un gran valor, ya que se inserta dentro de un contexto más amplio de lucha política y resistencia -las dictaduras militares en América Latina-, y porque rescata el peso del propio relato y experiencia militante de quien escribe, un ex mirista, constituyendo un verdadero aporte al estudio de los movimientos políticos en Chile, a la reconstrucción de aquella “memoria olvidada” y por darle sentido a una historia de los de abajo y de los “vencidos”, de aquellos sujetos que la historiografía tradicional omitió. El estudio de esta arista de la historia política nacional nos permite entender nuestro propio y complejo presente para proyectar nuestro futuro.

Notas

1. Podemos encontrar diversos grupos políticos que se inscriben dentro de la “Nueva Izquierda latinoamericana”. Dos ejemplos de estos grupos son El Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros (MLN-T), en Uruguay y el Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejercito Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), en Argentina. Para el primer caso revisar: Eduardo Rey Tristán, La izquierda revolucionaria uruguaya: 1955-1973 (Sevilla: Consejo Superior de investigaciones científicas. Universidad de Sevilla, 2003). Para el caso argentino ver: Vera Carnovale, Los combatientes. Historia del PRT-ERP. (Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2011).

2. Gabriel Salazar y Julio Pinto, Historia Contemporánea de Chile. Tomo V. Niñez y Juventud. (Santiago: LOM, 2002), 130.

3. Ver de Carlos Sandoval Ambiado: “MIR (una historia)”. (Santiago: Sociedad de Trabajadores, 1990) y “Movimiento de Izquierda Revolucionaria, 1970-1973. Coyunturas, Documentos y Vivencia”. (Concepción: Ediciones Escaparate, 2004).


Resenhista

Matías Ortíz Figueroa – Licenciado en Historia, Universidad Nacional Andrés Bello. Programa de Formación Pedagógica. Departamento de Estudios Pedagógicos, Universidad de Chile.


Referências desta Resenha

AMBIADO, Carlos Sandoval. Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Coyunturas y vivencias. 1973-1980. Concepción: Ediciones Escaparate, 2011. Resenha de: FIGUEROA, Matías Ortíz. Tiempo Histórico. Santiago, n.4, p. 145-149, 2012. Acessar publicação original [DR]

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