Movimiento obrero e izquierda en la Argentina (1880-1950) | Archivos de Historia del Movimiento Obrero y la Izquierda | 2012

El movimiento obrero y la izquierda, en la Argentina y en el mundo, tienen una historia extensa y variada. El proceso de su conformación y desarrollo hunde sus raíces más de un siglo y medio atrás. El análisis de sus recorridos permite la comprensión de una expresión significativa de la sociedad contemporánea, en donde se entrelazan múltiples planos de la experiencia humana colectiva. Por la vastedad y complejidad que presentan como objeto de estudio, incluso en el nivel mismo de su definición, la tarea de investigarlos implica un reto. Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda se propone asumir este desafío. Lo hace desde la propuesta de una publicación científica de historia social, política, cultural e intelectual, de carácter interdisciplinario, cuyo radio de interés posee límites conceptuales, temporales y espaciales amplios.

La categoría movimiento obrero posee una larga tradición en el campo historiográfico y, más en general, en las ciencias sociales. También en el de los discursos y las prácticas políticas. Presupone la conformación de los trabajadores como clase e introduce, deliberadamente, la existencia de un sujeto consciente, distinguible e históricamente determinado. Si un antiguo pero recurrente debate tiende aún a problematizar el peso que adquieren las determinaciones estructurales o las experiencias subjetivas en la constitución de la clase trabajadora, es obvio que la referencia al movimiento obrero implica la asunción de un nivel de análisis más maduro: da por sentada la existencia del proletariado (como sujeto de explotación del capital), la resistencia a la opresión por parte de “los que viven del trabajo” y el reconocimiento de los intereses propios que éstos asumen, en oposición a los apropiadores de la riqueza social. La lucha de clases, la conciencia de clase y la organización de clase, así como las formas políticas en que éstas se aceptan, definen y canalizan, son la materia prima básica que signan la conformación y el devenir del movimiento obrero en la historia, que nunca puede pensarse como una voluntad indeterminada de la acción del capital y el Estado. Nuestra revista se propone el examen privilegiado de estas dimensiones, sin desatender, lógicamente, todos los procesos que incidieron en los trabajadores en su condición de productores, explotados, ciudadanos y consumidores, o atravesados por conflictos de género, étnicos y raciales. Por otra parte, quizás apenas haga falta precisar que el movimiento obrero, en términos historiográficos y teóricos, no puede ser confundido con los liderazgos o las representaciones que hablan en su nombre, o reducido a una exclusiva configuración sindical (como muchas veces se lo ha hecho), pues se trata de un movimiento social de amplias incumbencias y atributos políticos, culturales, intelectuales e ideológicos.

No existe una tradición política internacional más estrechamente vinculada a los avatares del movimiento obrero que la de la izquierda. Quizás, este último se trate de un concepto más lábil e impreciso que el de movimiento obrero. Puede entendérselo bajo el significado de una cultura de oposición e intento de superación de la realidad social imperante, históricamente emergida en un proceso de delimitación y confrontación con la moderna sociedad burguesa, y por ello, inicialmente definida por un horizonte socialista. Que la interpretemos como una categoría singular (poseedora de ciertos rasgos distinguibles y relativamente homogéneos), no significa olvidar, por otra parte, la heterogeneidad que la recorrió desde sus comienzos. Capturar esa riqueza y variedad a lo largo de la historia, en la que se presentan una gran cantidad de objetos de análisis (ideologías, programas, estrategias y tácticas, discursos, polémicas, formas organizativas, modalidades de intervención, prácticas socio-culturales, influencias y liderazgos políticos e intelectuales), es otra de las aspiraciones de nuestra revista.

Ni el movimiento obrero ni la izquierda pueden ser cabalmente entendidos como fenómenos históricos disociados. Hacerlo, sería mutilar la comprensión de ambos sujetos. Acaso, ¿debe vislumbrarse al primero como una posición objetiva en la que no incide de manera decisiva el actor político-ideológico? Al mismo tiempo, ¿es posible dar cuenta de la izquierda como si se tratara de ideas, identidades o estructuras políticas que flotan desencarnadas de cualquier entramado social? Precisamente, dado que nos inclinamos a una respuesta negativa a estos dos interrogantes (lo cual implica un distanciamiento efectivo de los determinismos objetivistas en el análisis de la clase y de los subjetivismos culturalistas o politicistas en el de las izquierdas), uno de los asuntos que queremos indagar en esta publicación con especial interés es el de los lazos orgánicos establecidos entre el movimiento obrero y la izquierda. Esto no supone renunciar a la exploración de los aspectos específicos que distinguieron a cada uno, sino apostar al notable enriquecimiento del enfoque teórico, metodológico e historiográfico que se consigue al colocar el examen relacional y el doble objeto de estudio como marco de referencia. Más aún, la propuesta es aportar al conocimiento de los distintos modos en los que ambos coadyuvaron a su constitución. Y, también, a los modos a través de los cuales el socialismo y el marxismo, como teoría y como praxis, se convirtieron en mediadores de ese vínculo.

Todo esto exige, necesariamente, dilatar el ángulo de indagación con una mirada histórica que discurra de manera combinada por las distintas dimensiones reconocibles en los procesos y fenómenos en cuestión. La apelación que hace Archivos a la necesidad de una exploración interdisciplinaria (en el que concurran los múltiples aportes de la historia, la sociología, la ciencia política, la antropología, la filosofía, así como los estudios culturales, literarios, de género o étnicos, nacionales y raciales), no es una mera declamación de intenciones. La perspectiva del marxismo está concebida como eje articulador de esta publicación, a la que podrá sumarse todo aporte que pueda contribuir a un debate y una ampliación del saber acerca del movimiento obrero y la izquierda. No pretendemos estancarnos en una posición defensiva o conservadora. Nos delimitamos de quienes condenan a estas temáticas como agotadas o intrascendentes, la mayor parte de las veces sin superar las supuestas limitaciones que vendrían a combatirse y para exhumar categorías o argumentaciones carentes de originalidad, relevancia, capacidad explicativa o contenido crítico. En muchos casos, ello ocurre porque esas impugnaciones representan posiciones teórico-políticas que se asientan en la hostilidad a la izquierda; en otros, por la simple adopción oportunista y superficial de ciertas modas intelectuales. Desde luego, ello no nos hace renunciar, sino todo lo contrario, nos instiga, en tanto consideramos que estamos ante un campo de estudio aún pleno de potencialidad, a la búsqueda de renovación y actualización conceptual.

¿Sobre qué recorte espacial y temporal se orienta el análisis en nuestra revista? Las fronteras pretenden ser generosas, incluso deliberadamente ambiciosas. Por supuesto, la Argentina será priorizada en nuestras exploraciones y convocatorias. Entendemos que el país es un caso apropiado para encarar este tipo de estudios, pues ha conocido el desarrollo de una precoz y rica experiencia del movimiento obrero y la izquierda. Pero pretendemos desbordar estos límites, no sólo al inevitable contexto latinoamericano, sino también a los territorios más vastos de la arena mundial. Queremos estudiar la realidad de otros países y acercarnos a la producción de autores del exterior, traduciendo, discutiendo y reapropiándonos de los mejores aportes que estén a nuestro alcance. La presencia mayoritaria de investigadores extranjeros en nuestro Consejo Asesor, que irá ampliándose con la incorporación de referentes de otros países y continentes, es una evidencia de este empeño. Este enfoque universalista se motiva por varias razones. La más obvia es la necesidad de capturar la propia dinámica global (y muchas veces con explícitos propósitos “internacionalistas”) en la acción de los sujetos aquí explorados, así como apelar al cada vez más reclamado análisis transnacional y comparativo de las distintas experiencias y casos. Pero también porque uno de los rasgos que tendió a afectar al estudio histórico del movimiento obrero en nuestro país ha sido el de un nacionalismo estrecho. Se trata de un provincialismo que muchas veces hizo un culto de la excepcionalidad lugareña, sirvió para ignorar los evidentes vínculos de los actores en juego con el exterior o fue el camino para desatender los avances teóricos y empíricos que la historiografía y las ciencias sociales en general hicieron sobre el tema en el exterior. Por otra parte, el lapso histórico que nos proponemos examinar no conoce exclusiones: desde los orígenes del movimiento obrero y las corrientes socialistas hasta el tiempo presente.

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Archivos se propone como una publicación de carácter científicoacadémico. Sus textos están sometidos a un arbitraje externo y anónimo, a cargo de especialistas en las temáticas en cuestión. Se exige que en los mismos se cumplan los principios básicos de originalidad y relevancia en el tratamiento de los temas, así como especificidad en el abordaje, conocimiento historiográfico del tópico considerado, adecuado relevamiento empírico y proposición de hipótesis y conclusiones novedosas en torno al asunto estudiado. Al mismo tiempo, se pretende un lenguaje claro, libre de toda jerga pretenciosa y abstrusa, que permita una transmisión asequible de los resultados alcanzados.

En cada número Archivos ofrecerá uno o dos dossiers sobre cuestiones significativas de la historia del movimiento obrero y la izquierda del país y/o del exterior. El objetivo es lograr una reflexión plural y a la vez integrada, a partir de diversas contribuciones referidas a un mismo problema histórico o debate teórico-historiográfico. En este primer número, el dossier, titulado “Movimiento obrero e izquierda en la Argentina (1880-1950)”, está conformado por cinco textos que comparten una misma finalidad: proporcionar una visión específica y actualizada en torno al tema, sostenida en una crítica historiográfica y originales hipótesis, fruto de investigaciones propias. Lucas Poy explora la etapa formativa del movimiento obrero y la izquierda, a fines del siglo XIX, deteniéndose en un abordaje puntual de los ciclos huelguísticos, los avances de la organización sindical y el papel desempeñado por los socialistas y los anarquistas en dicho proceso durante la década de 1890. Laura Caruso revisa, de modo combinado, la experiencia de los trabajadores embarcados que actuaban en el ámbito portuario (agrupados en la Federación Obrera Marítima) y la del sindicalismo revolucionario, corriente hegemónica del movimiento obrero en las primeras décadas del siglo XX. Hernán Camarero reflexiona acerca del fenómeno de ascenso y declive del comunismo entre los trabajadores (décadas de 1920-1940), analizando las condiciones sociales que lo hicieron posible y discutiendo el impacto que en él tuvieron tanto los cambios de orientación de la Comintern como la irrupción del peronismo. Diego Ceruso apunta hacia el mismo período para examinar el trabajo sindical de base, en el lugar de trabajo, y particularmente en el espacio industrial, de las diferentes expresiones de la izquierda (anarquismo, sindicalismo revolucionario, socialismo y comunismo), identificando sus estrategias y formas de militancia. Alicia Rojo se dedica a los tiempos originarios del trotskismo en el país, desde los años 1930 hasta el surgimiento del peronismo, en especial, indagando en los debates teórico-políticos que recorrieron a dicha corriente y en los modos como procuró insertarse en el mundo de los trabajadores. De este modo, quedan abarcadas en la consideración todas las tradiciones o culturas políticas de la izquierda, y sus vínculos con el movimiento obrero, a lo largo de sus primeras seis décadas de desarrollo en la Argentina. El tema será complementado en los futuros números de la revista.

Dos trabajos referidos a otras regiones del mundo, temática y temporalmente disímiles entre sí, componen la sección “Artículos”. Daniel Gaido y Constanza Bosch Alessio estudian la confrontación políticoideológica entre el ala revolucionaria de la socialdemocracia alemana y la burocracia sindical reformista relacionada a ese partido, en especial a propósito de la discusión sobre la huelga política de masas iniciada con la revolución rusa de 1905. Hernán Díaz nos conduce a los prolegómenos del socialismo y la clase obrera en Europa (décadas de 1820-1840), para explorar la obra y la trayectoria de la francesa Flora Tristán, sobre todo en el modo como bregó por la constitución de los trabajadores como clase consciente y por la emancipación de las mujeres.

Bajo el título de “Perfiles” buscamos realizar una recuperación crítica de autores/as que, en el exterior y/o en el país, constituyen un punto de referencia en el despliegue de una historia social, política, teórica y cultural orientada a la comprensión del pasado y el presente del movimiento obrero y la izquierda. Con esta apuesta pretendemos aportar al ejercicio de balance de nuestro campo y al mismo tiempo contribuir al conocimiento o la reflexión sobre vidas, ideas y obras útiles a las nuevas generaciones de estudiosos del tema. En esta primera entrega, es el historiador norteamericano David Montgomery (1927-2011) el elegido para un examen, a cargo de Ludmila Scheinkman. Por otra parte, dos textos de Karl Marx de 1850 (traducidos de los originales en alemán y francés), en donde éste inicia el uso de los conceptos “dictadura del proletariado” y “revolución en permanencia”, son los que inauguran la sección “Documentos”, en la que procuramos rescatar, contextualizar y reflexionar acerca de algunas fuentes o testimonios que nos parecen relevantes de la historia del socialismo y los trabajadores. Finalmente, en “Crítica de libros” sometemos a un análisis, que va más allá de una mera y rutinaria reseña, volúmenes recientemente aparecidos que aluden a la materia, tanto en su esfera nacional como internacional. En esta ocasión, se trata de obras teóricas de Marcel van der Linden y de José Aricó, que colaboran a una reflexión general sobre la historia del trabajo y del marxismo, así como otros textos dedicados al trotskismo francés, el anarquismo español y el PRT-ERP de la Argentina.

Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda no aparece en respuesta a necesidades coyunturales. Anuncia sus pretensiones de recorrer un camino largo, aunque no pueden desestimarse las características del clima que la circunda: la crisis capitalista mundial y la potencial reconstrucción de la clase obrera como sujeto y alternativa histórica. En parte, es lo que está contribuyendo a reactivar el interés por el estudio del movimiento obrero y torna, por ello, pertinente la edición de nuestra revista. Ella inicia su recorrido con el firme y ambicioso propósito de labrar un campo fértil de producción intelectual. Una elaboración que convoca al intercambio activo con sus futuros lectores y autores. Nos concebimos como un espacio con genuinas aspiraciones de construcción colectiva y de debate franco de ideas. Una empresa cuya pretensión no es sólo examinar el modo en que, en años pretéritos o más recientes, se desarrollaron experiencias prácticas y teóricas de carácter emancipatorio, contra la explotación, la opresión y por la liberación de los trabajadores, sino también contribuir a seguir pensándolas y proyectándolas en los tiempos presente y futuro.

Organizadores

Comité Editor


Referências desta apresentação

Comité Editor. Presentación. Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda, n.1, p. 5-10, sep. 2012/mar. 2013. Acessar publicação original [DR]

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