Universidad y política: actores, conflictos y visiones globales | Esboços | 2022

Marcha estudiantil en Santiago de Chile en la movilizacion estudiantil en Chile de 2011 Imagem Wikipedia
Marcha estudiantil en Santiago de Chile en la movilización estudiantil en Chile de 2011 | Imagem: Wikipedia

Hace casi una década, Phillip Altbach y Manja Klemenčič (2014) observaban y convocaban a investigar el protagonismo social y político del estudiantado en todos los continentes en el marco de las cientos de movilizaciones y acciones colectivas que se desplegaron luego de la crisis económica de alcance global del año 2009. Desde entonces, las investigaciones sobre actores universitarios, en particular el estudiantado, se multiplicaron. Esta tendencia fue estimulada por el centenario de la Reforma Universitaria iniciada en Córdoba (Argentina), los 50 años de las movilizaciones callejeras masivas de1968, y también por la propia coyuntura, en especial, latinoamericana de los últimos años. Miles de jóvenes de Chile (SOMMA; et al., 2020), Colombia (GARCÍA ACELAS; ARIAS PERALES, 2021) y México (POGLIAGHI et al., 2020) salieron a las calles de sus ciudades con acciones radicalizadas de protesta y una agenda no exclusivamente estudiantil sino también feminista, ecologista y antineoliberal.

En el marco de la expansión y la consolidación de los estudios transnacionales1, desde 2018 a la actualidad, los denominados “global sixties” (CHEN et al., 2018; MCADAMS; MONTA, 2021) se encuentran en el centro del debate en la medida en que se habrían homogeneizado causas y variables explicativas para geografías diversas, a la luz de lo acontecido en pocos casos de países centrales. ¿Qué “sixties” pueden construirse desde los espacios académicos allí localizados? ¿En qué idiomas y con qué fuentes? ¿Insertos en qué debates historiográficos?2 Estos interrogantes, junto a otros, son igualmente válidos para los volúmenes compilados sobre las movilizaciones estudiantiles contra medidas de política universitaria neoliberales en las primeras décadas del siglo XXI en puntos geográficos tan lejanos y diversos como México, Chile, Sudáfrica, Italia, Hong Kong, Quebec, California, Inglaterra, Alemania, Turquía y Estados Unidos (CINI et al., 2000 y 2021)3 ; o sobre la protesta estudiantil universitaria en el “sur global”4 , por un lado, y el “norte global”, por otro (BESSANT et al., 2021). ¿Cuáles son las potencialidades que ofrecen las comparaciones transnacionales que cruzan el eje norte-sur y de aquellas que se concentran en el eje sur-sur? Ciertamente, los contrastes y, sobre todo, las similitudes en las demandas y repertorios de movimientos estudiantiles tan distantes geográficamente permite pensar en la globalidad de modelos universitarios cada vez más determinados por el mercado. Ahora bien, ¿no resultaría relevante y productivo también pensar en poner en diálogo sistemas universitarios y tradiciones de política estudiantil más o menos similares y analizar las particularidades de los procesos históricos locales en el marco de contextos regionales y globales?

Vale entonces, recuperar para el estudio histórico de las universidades los interrogantes acerca de la sincronicidad y la circulación (SCHVEITZER et al., 2021) entre diferentes puntos geográficos, por ejemplo, de políticas universitarias implementadas; o de repertorios de movilización y organización, agendas reivindicativas e identidades estudiantiles. En ese marco, este dossier se propone como un aporte para reflexionar sobre esos interrogantes a partir de trabajos sobre Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Hong Kong, India, México y Uruguay. Hemos reunido catorce artículos sobre movimientos y resistencias estudiantiles; sobre las alianzas del alumnado con otros movimientos sociales como el obrero, el feminista, el de derechos humanos; sobre debates vinculados a la producción del conocimiento, la historia de las universidades y las conexiones entre instituciones de educación superior y actores universitarios de diferentes países y a nivel local. Se trata de reconstrucciones empíricas de corta, mediana y larga duración; de casos de transformaciones (antecedidas o seguidas por procesos de movilización, generalmente) universitarias puntuales o más o menos extendidas en tiempo y espacio; y también, reflexiones de orden teórico-conceptual y metodológico. De este modo, este dossier es en buena medida representativo de la heterogeneidad y el dinamismo del campo de estudio sobre las universidades, particularmente de Asia, América Latina y el Caribe.

Más allá de la diversidad analítica, un elemento resulta común a los trabajos aquí reunidos y es que toman como casos de estudio a países no centrales. Así, no es un dato menor que el dossier contenga textos en español, portugués e inglés, publicados en una revista editada desde una universidad de gestión estatal de Brasil. Como sabemos, el lugar desde el que enunciamos no es neutro. Así como tampoco podemos pensar al conocimiento como un proceso deslocalizado. Por ello, en principio queremos resaltar que en este dossier se encuentran todos escritos sobre ex espacios coloniales, asentados en la periferia capitalista, con diferentes trayectorias de independencia, autonomía e historia universitaria. Sin que haya sido un eje de la convocatoria o una base analítica de los artículos del dossier, vale hacernos eco de algunos de los planteos del pensamiento decolonial, que nos alerta sobre la permanencia de una geopolítica del conocimiento que marca centros y periferias, epistemes hegemónicas e inferiores, lo mismo en el caso de los idiomas de escritura y publicación (CASTRO GÓMEZ; GROSFOGUEL, 2007; RIVERA CUSICANQUI, 2010).

Desde aquí, resaltamos la importancia de investigar y reflexionar a partir de otras preguntas y lugares que se propongan, tanto un diálogo Sur-Sur como también una mirada crítica sobre esa geopolítica y sobre las categorías teóricas a las que recurrimos para analizar nuestras realidades pasadas y presentes. En ese sentido, queremos destacar la trascendencia que tiene lograr producir un dossier especial sobre universidades y política desde América del Sur, rompiendo, además con el monolingüismo académico del inglés como lengua predominante entre las publicaciones sobre la temática con una mirada transnacional o global.5 Asimismo, este dossier logra complejizar una mirada simplificada y cristalizada en obras clásicas como Comparative Higher Education: Knowledge, the University and Development (1998) de Philip Altbach sobre las universidades de lo que el autor identifica como el “Tercer Mundo” en contraste con las de “Occidente”.

Antes de avanzar, consideramos que una mirada crítica sobre nuestras prácticas académicas y sus espacios de producción no estaría completa sin incluir una perspectiva de género e interseccional. Nos interesa primero, celebrar la creciente participación de las colegas latinoamericanas en el campo de estudios sobre la universidad y los movimientos estudiantiles, donde hasta hace pocos años encontrábamos escasas participaciones para pensar un objeto que, además, se ha construido desde el androcentrismo. Segundo, celebramos también la inclusión de un artículo que observa a las militancias estudiantiles (en este caso de México) desde la trayectoria de las mujeres, con sus voces, sus elecciones y contradicciones. Sin reparos, y como han sostenido Gloria Tirado Villegas (2014), Marta Lamas (2018), Silvia Palermo (1998), afirmamos que esta es una gran ausencia del campo de estudios: faltan aún esas historias. Entendemos como un compromiso político el de generar publicaciones, espacios de intercambio, colaboración, formación para la investigación y la publicación de colegas mujeres e identidades diversas con perspectiva de género y feminista.

ACERCA DEL PRESENTE DOSSIER

El presente dossier empezó su camino en 2020 cuando nosotras, sus coordinadoras, decidimos postular una mesa sobre política y universidad en el Congreso de la Latin American Studies Association (LASA) en 2021 que sería virtual y accesible para un mayor número de colegas de América Latina. La convocatoria fue un éxito y reunimos a numerosas/os investigadoras e investigadores en la Mesa Redonda titulada “Universidad, Juventudes y Política. Los Movimientos Estudiantiles en el Pasado y Presente de Nuestras Sociedades”. Resultó un espacio fructífero para conocer e intercambiar el trabajo de académicos y académicas que, en diferentes partes del mundo, toman a los movimientos estudiantiles como objeto de estudio. A comienzos del 2022 llevamos a cabo la Mesa Asian and Latin American student movements: past and present experiences (en el LASA/ASIA 2022 Virtual Congress), espacio que nos permitió el intercambio entre colegas que han trabajado sobre los casos de México, Argentina, Uruguay, Hong Kong, India, Corea y Taiwán. Ambos espacios, entre otros eventos,6 proyectos7 y colectivos académicos transnacionales,8 nos animaron a buscar un espacio para volcar por escrito los debates y las investigaciones en gestación.

La Revista Esboços aceptó publicar el presente Dossier temático con el objetivo de pensar la historia de la universidad y los movimientos estudiantiles en contextos globales de forma situada. La composición final de este Dossier no responde exclusivamente a la de aquellas Mesas Redondas; también, incorpora las investigaciones de otros y otras colegas que abordan períodos históricos y casos menos atendidos por las Ciencias Sociales.

En concreto, por un lado, en el Dossier los y las lectoras encontrarán un conjunto de textos que focalizan su análisis a las décadas finales del siglo XIX y las primeras del siglo XX aplicando un enfoque transnacional, comparativo y de estudio de caso. Pablo Buchbinder nos propone explorar la inserción de la Universidad de Buenos Aires (Argentina) en una red académica internacional, motorizada por las iniciativas francesas, alemanas, españolas y estadounidenses a través de agentes diversos, principalmente, organizaciones de la sociedad civil. En particular, el historiador describe los acuerdos de movilidad, los tipos de actividades, la competencia entre Estados y los modelos de intercambio académico predominantes entre el inicio del siglo XX y el período de entreguerras. Por su parte, Indira Palacios-Valladares explora los límites y las potencialidades de las teorías de los “nuevos movimientos sociales” para analizar de forma comparada los movimientos estudiantiles de Argentina, Chile y Uruguay entre los años finales del siglo XIX y los inicios del siguiente. A través de una sugestiva reflexión teórica propone que es necesario considerar la velocidad y el impacto de los procesos de integración al mercado global para comprender por qué es posible identificar rasgos de los llamados “nuevos movimientos sociales” identificados con la “sociedad post-industrial” en momentos históricos diferentes a nivel global.

Por su parte, Soumodip Sinha realiza un análisis de larga duración sobre el proceso de politización estudiantil en la India entre principios del siglo XX y finales del mismo. El autor argumenta que el estudiantado se ha constituido como un actor político de importancia a nivel nacional y local a lo largo del siglo, tanto antes como después de la independencia del yugo colonial. Sinha propone la construcción de una periodización específica del caso indio incorporando interrogantes sobre los rasgos locales de la movilización estudiantil en relación a los ciclos internacionales. Asimismo, concluye sobre el lugar central de la universidad como agente de socialización política, incluso cuando en la India es menester considerar en el análisis del actor estudiantil clivajes como la clase social y la casta, además del género y la localización geográfica de las casas de estudio.

El Dossier también incluye destacados artículos con anclaje local que versan sobre los cambios en las políticas universitarias, así como a nivel estudiantil a partir de mediados del siglo XX. Gabriela Gonzalez Vaillant, Paolo Venosa, Cecília Muniz y Camille Gapenne nos proponen un análisis de mediana duración sobre las modalidades de la protesta estudiantil en el Uruguay de la segunda mitad del siglo pasado, enfocándose en cuatro coyunturas clave, 1958, 1968, 1983 y 1996. A través del recuento cuantitativo de eventos de protesta y variables que los cruzan, el artículo logra los tres objetivos que se propone: primero, rescatar la especificidad de cada ciclo, a la vez que identificar aspectos generales de esa mediana duración relativos, por ejemplo, al carácter de las protestas. Pero, además, coloca sobre la mesa dos ejes de análisis que tejen vínculos entre los cuatro, visualiza las memorias, las herencias y rupturas entre los ciclos, y las formas cómo en cada ciclo se recuperaron elementos de su pasado. Por último, se analiza la representación estudiantil en los medios masivos de comunicación y sus variaciones a lo largo del tiempo.

Las muy estudiadas décadas de 1960 y 1970 también encuentran su espacio en el presente Dossier a través de otros tres estudios de caso (Argentina, Costa Rica y México), con objetos, metodología y miradas diferentes. Iván Molina Jiménez describe el conflicto suscitado por la decisión de la Universidad de Costa Rica (UCR) de establecer un examen de admisión en 1960, en el marco de un proceso internacional de masificación de la educación secundaria y superior. El requisito establecido por las autoridades les valió cuestionamientos por parte de estudiantes y sus familias, diversos sectores políticos y de la sociedad civil. Estos debates se plasmaron en la prensa local, analizada detalladamente por Molina Jiménez, quién además realiza -a través de fuentes estadísticas- un interesante diagnóstico sobre los cambios en la composición de la matrícula estudiantil luego de la imposición del examen de admisión. Concluye así que entre la población estudiantil se vio favorecida el sector graduado de colegios privados, urbanos y diurnos, mayoritariamente varones. A partir de este trabajo, y otros anteriores sobre la cuestión del ingreso universitario en la década de 1960, nos parece de suma pertinencia comenzar a pensar sobre las preocupaciones y políticas compartidas por las autoridades de casas de estudios en expansión a nivel latinoamericano e internacional. En el mismo sentido, vale interrogarse sobre las similitudes y diferencias de las reacciones estudiantiles a las políticas de tipo restrictivas que en diversas instituciones se pusieron en marcha.

El sesgo de género observado por Molina Jiménez en la selección de la población estudiantil costarriqueña también ha prevalecido en las investigaciones sobre política y universidad, en particular sobre las movilizaciones estudiantiles. En este Dossier, el artículo de Sara Musotti y Deise Lisbeth García Niño resulta un aporte extremadamente valioso para ir recomponiendo esos “vacíos” y “silencios”. Las autoras historizan las trayectorias militantes de una serie de mujeres, ubicadas en una ciudad periférica y de frontera entre las décadas de 1960 y 1980. Así, con enfoque de género y transnacional, se reconstruyen esas militancias que fueron múltiples, atravesando movimientos estudiantiles, espacios políticos de la “nueva” o “vieja” izquierda, y las primeras organizaciones feministas en Baja California, relacionándose con agrupaciones feministas internacionales. Con una fuerte apoyatura en trabajos previos de autoras argentinas y mexicanas, Musotti y García Niño reparan en dos tipos de tensiones atravesadas por estas mujeres: las que tuvieron lugar entre las familias, los roles tradicionales de género y sus intentos de habitar los ámbitos universitario y político; y aquellas vividas en el interior de las organizaciones, con sus compañeros varones y también, con los roles allí asignados a las mujeres. Las respuestas a esto último fueron variadas, pero en general, tuvieron un formato dicotómico: continuar en la política partidaria o dedicarse de lleno al feminismo, en un ambiente internacional, además, marcado por el suceder de la “segunda ola” en Europa y Estados Unidos.

Como otros puntos del globo, el Cono Sur fue escenario de múltiples y masivas movilizaciones estudiantiles y procesos de transformaciones universitarias durante la llamada “larga década de los sesenta”, en Brasil, Chile, Colombia, Perú, Uruguay, Argentina por mencionar algunos casos. En este Dossier, Juan Sebastián Califa nos acerca un estudio comparativo sobre las alianzas sociales gestadas por los movimientos estudiantiles de cinco ciudades argentinas (Buenos Aires, Córdoba, La Plata, Rosario y Tucumán) entre 1966 y 1976. El autor se propone presentar un contrapunto con una de las conocidas tesis elaboradas para comprender las movilizaciones globales de los años sesentas: aquella que explica su “derrota” o sus límites por la incapacidad del actor estudiantil para aliarse con actores sociales fundamentales. Para el autor, esta conclusión se encuentra demasiado teñida por lo ocurrido en pocos países centrales, como Francia o Italia. Es por esto que, a través de un análisis empírico de tipo cuantitativo, logra observar de forma concreta lo sucedido, diferenciando etapas, actores (movimiento obrero, docentes, partidos políticos, entre otros), tipos de alianzas y realidades regionales para colocar sobre la mesa la heterogeneidad de un tema tan mencionado en la bibliografía “global”.

Como sabemos, al interior de las historiografías nacionales, existen espacios y ciudades privilegiadas en su estudio, y Argentina no escapa a ello. Si las movilizaciones estudiantiles más estudiadas fueron aquellas que tuvieron lugar en las ciudades con historias universitarias de media y larga duración, durante los “largos años sesenta”,9 también tuvieron lugar acciones colectivas que exigían la creación de universidades nacionales en ciudades del llamado interior o, como hemos dicho, periféricas. Gabriel Carrizo nos presenta un artículo donde describe las acciones colectivas que se ordenaron tras esta reivindicación para reconstruir el surgimiento de la Universidad Nacional de la Patagonia (Comodoro Rivadavia, provincia argentina de Chubut) en 1974. Con atino, Carrizo da cuenta del entrecruzamiento de dinámicas políticas locales y nacionales, como fuera la politización juvenil de la década de 1960, así como también las transformaciones a nivel internacional de los sistemas de educación superior. Se trata de un estudio de un caso poco atendido por el campo académico que además suma una peculiaridad: allí existía la salesiana Universidad de la Patagonia San Juan Bosco que venía atravesando un proceso de tomas estudiantiles contra el arancelamiento y la prohibición de la participación política que derivó en intervención nacional. Finalmente, en el marco de la última dictadura militar (1976-1983) ambas instituciones fueron fusionadas.

La segunda mitad de la década de 1970 y la siguiente también ha concentrado relativamente poca atención académica. En este Dossier nos alegra contar con dos artículos que aportan para reflexionar sobre los cambios a nivel del sistema de educación superior en América Latina y también de las modalidades y matrices ideológicas del movimiento estudiantil en Argentina y México. Yann Cristal presenta un análisis sobre los discursos y las ideas del movimiento estudiantil durante la década de 1980, en el marco de la denominada transición democrática en Argentina. Para ello, no sólo recurre a los posicionamientos políticos y universitarios de las organizaciones estudiantiles, sino que también incorpora una mirada atenta sobre sus posturas en un marco transnacional. En particular, recupera las acciones de solidaridad con la Revolución Sandinista en Nicaragua a través de las “Brigadas del Café” y la participación de las Segundas Jornadas por los Derechos de la Juventud Chilena (1983) desarrollada bajo la dictadura de Augusto Pinochet. Asimismo, analiza la participación argentina en organismos como Organización Caribeña y Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE), la Unión Internacional de Estudiantes (UIE) y la Asociación Internacional de Estudiantes, y en eventos como el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Mediante ese recorrido, el autor propone que el estudiantado construyó nuevos horizontes de sentido en el que se resignificaron y articularon consignas como la “liberación nacional”, la “democracia” y la “revolución”.

Quizás en contraste, Denisse Cejudo Ramos nos brinda una mirada sobre los cambios en los repertorios de acción del estudiantado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de la segunda parte de los años ochenta. Analiza el accionar y los discursos del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), espacio creado para hacer frente al proyecto de modernización del rector Jorge Carpizo, presentado en 1986 y en estrecha sintonía con los objetivos más globales de racionalización estatal que el Fondo Monetario Internacional había “recomendado” al país. La autora conjuga tres elementos para el análisis de este conflicto local. Primero, un análisis empírico de los repertorios estudiantiles que le permite observar un desplazamiento hacia la negociación y el diálogo que acabó otorgando al CEU un carácter “conciliador” o “adaptativo” frente al conflicto suscitado. Segundo, un debate con la bibliografía que ubica la década de 1980 como de “agotamiento” del actor, en relación con las décadas inmediatamente anteriores. La autora, de la mano de Imanol Ordorika (2022) y reconstrucciones similares de Argentina y Uruguay, propone la idea de ciclos con características propias, esto es: el movimiento estudiantil en la década de 1980 no “murió” sino más bien se modificó, en un contexto estructural e ideológico completamente novedoso (el Neoliberalismo). Tercero, incluye una mirada global sobre las resistencias estudiantiles que le permiten sostener que los contextos nacionales, las tradiciones y experiencias de lucha moldearon también esos repertorios. Por ello nos habla, casi en contrapunto con Yann Cristal, de “una generación específica de la post guerra fría que limitó sus expectativas a mantener algunas concesiones de lo que las crisis económicas les estaba arrebatando”.

Como mencionamos, el campo académico sobre las movilizaciones estudiantiles recobró vitalidad a partir de los procesos de lucha y resistencia contra un conjunto de políticas universitarias caracterizadas como neoliberales (reducción presupuestaria, violación de la autonomía universitaria, mercantilización y privatización del sistema, segmentación de la oferta educativa, “managerización” de la gestión universitaria, entre otras). Los varios y radicales ciclos de movilización en Chile fueron noticia a nivel global y objeto de estudio privilegiado. Más recientemente, Asia Pacífico ha convocado la mirada del mundo y de los estudiosos de la protesta social, en especial aquella protagonizada por el alumnado. En este Dossier, Mariano Millán echa luz sobre el llamado “Umbrella Movement” de Hong-Kong durante el año 2014 mediante una minuciosa reconstrucción de los hechos y los debates sostenidos por los y las académicas asiáticas. Asimismo, inscribe el movimiento de 2014 en trayectorias previas de movilización local y también en los ciclos contemporáneos en otras regiones del mundo. Por ello, aplicando un enfoque comparado con otras regiones periféricas pero claves para pensar la movilización estudiantil, aborda los rasgos compartidos entre las protestas en Hong-Kong en 2014 y las acciones estudiantiles en Chile por la gratuidad universitaria y en México luego de la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, y la diversidad de efectos sobre los respectivos sistemas democráticos en términos de cambio social.

A partir de su experiencia de investigación empírica sobre las movilizaciones estudiantiles en Chile, Canadá, Italia e Inglaterra, César Guzmán-Concha se interroga “¿Qué estudiamos cuando estudiamos a los movimientos estudiantiles?”. Como respuesta propone que es necesario incorporar la variedad de aspectos que constituyen a los actores colectivos: las dimensiones de la actividad (movilización, representación y reproducción social) y la temporalidad de dicha actividad (fases y trayectorias). En tal sentido, argumenta la productividad de la noción de “política estudiantil” tomada de Manja Klemencic y Bo Hun Park (2018) por sobre la de “movimientos estudiantiles”.10 Por último, plantea la importancia de incluir en la agenda de investigación sobre la política estudiantil la dimensión de la economía política a nivel de la educación superior en tanto conflictos distributivos y por el reconocimiento, por un lado, y por otro, las articulaciones del actor estudiantil a nivel interno con organizaciones formales y grupos informales, con otros actores y con el sistema de partidos políticos.

Nycolas Candido da Silva Lau también recupera la noción de economía política para analizar la producción y circulación del conocimiento académico. Se trata de un artículo estrictamente teórico, en el que el autor propone complejizar la categoría de “economía política del conocimiento” a la luz de las teorías del colonialismo, producidas en América Latina. Realiza así una apuesta fundamental para pensar las exclusiones y violencias que ordenan nuestros espacios de producción y circulación de saberes: si podemos pensar a las universidades insertas en la dinámica centro/periferia del capitalismo global, también es preciso observar cómo el colonialismo ordena sus lógicas internas. Con Grosfoguel (2016), el autor se interroga sobre los conocimientos legítimos, racionales, científicos, y los procesos de racialización y generización que los preceden. ¿En cualquier universidad se construye conocimiento legítimo socialmente? Sin dudas, en la geopolítica del conocimiento existen espacios privilegiados para ello, occidentales, blancos, masculinos. Retoma de Rivera Cusicanqui (2010), referencia de las Ciencias Sociales Andinas, la mirada crítica sobre la circulación y los flujos de ideas, personas, recursos, modelos científicos, elementos materiales que reproducen la división jerárquica entre instituciones educativas del Norte y el Sur Global.

Al respecto de las diferencias entre los sistemas educativos universitarios del Norte y el Sur Global, Mariana Mendonça propone un análisis sobre las estrategias de apoyo para el estudiantado ingresante en universidades nacionales ubicadas en la Provincia de Buenos Aires (Argentina) durante las últimas décadas. Para describir las políticas de los años recientes, la autora recupera mediante un análisis de mediana duración los cambios en la composición del estudiantado universitario y de las instituciones de educación superior desde mediados del siglo XX y, en particular, durante la década de 1990. De este modo, afirma que diversas intervenciones de la política universitaria son producto de la intersección de procesos políticos locales, pero también de líneas y modelos educativos internacionales, sin perder de vista los procesos de transformación estructural a nivel nacional e internacional.

INTERROGANTES Y HORIZONTES COMUNES

Es posible observar que este Dossier ofrece un panorama diverso y actual sobre el campo de investigaciones acerca de la universidad y las disputas políticas a su interior. Los artículos recorren diferentes períodos históricos desde fines del siglo XIX hasta las décadas transcurridas del XXI, dando cuenta de la amplitud y la variedad de escalas temporales que este objeto de estudio ofrece. Asimismo, contamos con investigaciones de uno o más casos a nivel nacional, echando luz sobre lo sucedido sobre espacios que han recibido menor atención académica; reflexiones teóricas a partir de indagaciones comparativas entre casos nacionales; y análisis con una clara perspectiva transnacional que reconstruyen redes, acuerdos, movilidades y debates del mundo académico. Finalmente, los textos nos proponen miradas desde ángulos diversos: la relación con los medios masivos de comunicación; los argumentos de las autoridades, los discursos de los partidos políticos y el Estado nacional; las demandas estudiantiles, sus modalidades de lucha, los marcos ideológicos de las y los estudiantes; el lugar de las mujeres y sus formas de atravesar estos espacios de militancia y estudio; las formas de la memoria y la resignificación de las luchas universitarias pasadas, entre otras.

Los textos reunidos en este Dossier nos permiten continuar abriendo interrogantes para trabajar. Entre ellos, ¿qué aportes teóricos y metodológicos pueden realizar los textos clásicos sobre los movimientos estudiantiles y la política universitaria para construir explicaciones regionales o transnacionales? ¿En qué medida, para qué casos y etapas históricas resulta productivo reemplazar o bien complementar categorías ya clásicas como “movimiento estudiantil” con otras nuevas como “política estudiantil”? ¿Acaso dicha categoría nos permitiría construir unidades de análisis comparables a nivel internacional más allá de ciclos de movilización contemporáneos entre sí? ¿Qué dimensiones debemos tener en cuenta y a cuáles prestar especial atención para reparar en procesos y actores invisibilizados en las lecturas hegemónicas (dimensión de género, color, idioma, regiones e instituciones periféricas)? ¿Cómo podemos construir una agenda de investigación transnacional y crítica de la geopolítica dominante, sobre los fenómenos y actores universitarios? ¿Cómo desde nuestros trabajos geolocalizados logramos entablar diálogos y debates, a la vez que identificar influencias, imposiciones, problemáticas y producir resistencias compartidas?

Esperamos que este dossier sea recibido como un primer esbozo para empezar a pensar con una mirada sur-sur, o más bien Latinoamérica y Asiática, con el horizonte de incorporar trabajos sobre África e incluso Oceanía que propongan diálogos, analicen intercambios y comparaciones para pensar a la universidad y las formas en que se desarrollan los conflictos políticos en su interior y fuera de los centros académicos, retomando, discutiendo y repensando las categorías teóricas que desde utilizamos para pensar a las y los actores de la universidad. Finalmente, agradecemos la confianza y el compromiso del equipo editorial de la revista, los y las autoras y los y las evaluadoras, sin ustedes no sería una realidad este dossier.

Buenos Aires-La Plata, julio de 2022.

Notas

1 Sobre las movilizaciones estudiantiles desde una perspectiva global, se destacan los dossiers compilados por Manja Klemenčič (2014) y César Guzmán-Concha (2019).

2 Al respecto, recomendamos revisar las reflexiones teórico-epistemológicas propuestas por Aldo Marchesi (2018), Stephan Scheuzger (2018) y Vania Markarian (2019), acompañadas de libros y dossiers publicados en América Latina, que reúnen estudios de caso con miradas situadas y regionales, aunque menos en clave transnacional y comparada (MILLÁN; BONAVENA, 2018; JUNG; DIP, 2020; MILLÁN; SEIA, 2020).

3 Agradecemos la generosidad de Lorenzo Cini quien nos brindó acceso a ambos volúmenes.

4 Para una visión crítica de la noción de “sur global” desde América Latina, véase Palomino (2019).

5 Al respecto, recomendamos consultar la presentación de Ernesto Bohoslavsky en el Coloquio “América Latina y la Historia Global” que tuvo lugar el 6 de julio de 2022 en la Universidad de San Andrés, Buenos Aires, Argentina.

6 Las Jornadas de Estudio y Reflexión sobre el Movimiento Estudiantil Argentino y Latinoamericano; el Seminario “Movimientos estudiantiles latinoamericanos (1959-1990). Historia y memoria desde una perspectiva transnacional” (UNLP, 2021); el Panel “El ´68 en perspectiva latinoamericana y transnacional” (UNLP, 2021); el Congreso Internacional “A medio siglo de El Halconazo: 10 de junio de 1971” convocado por el Seminario Nacional de Movimientos Estudiantiles de la UNAM-México (2021); el Encuentro de Grupos de Investigación en Juventudes (UNAM-México, 2022); entre otros.

7 Proyectos como “Un campus global: universitarios, transferencias culturales y experiencias en el siglo XX” (Ministerio de Ciencia e Innovación de España); “Sistema universitario, políticas públicas y movimiento estudiantil en la Argentina, 1973-2015” (PIP-CONICET); “Universidad, movimiento estudiantil y políticas universitarias 1973-2012” (UBA) y “Los años de la Nueva Izquierda. Auge y cierre del ciclo de movilización” (UNLP), solo por mencionar los vigentes.

8 El ya consolidado Seminario Interinstitucional de Historia de las Juventudes (Instituto Mora, México), la naciente Red de Estudios sobre las Juventudes Iberoamericanas y la Latin American Studies Association, entre otros.

9 Sobre dicha conceptualización, véase Marwick (2005).

10 Para una conceptualización del movimiento estudiantil como movimiento social, véase el artículo de José Aranda Sánchez (2000) y sobre la categoría de política estudiantil, también puede consultarse el libro de Rachel Brooks (2016).

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Organizadores

Nayla Pis Diez – Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Docente Regular en las Facultades de Trabajo Social y Humanidades y Ciencias de la Educción de la Universidad Nacional de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Becaria Post-Doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, con lugar de trabajo en el Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0000-0003-2914-828X E-mail: [email protected]

Guadalupe A. Seia – Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Investigadora Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, con lugar de trabajo en el Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Ciudad de Buenos Aires, Argentina. https://orcid.org/0000-0001-9786-9404 E-mail: [email protected]


Referências desta apresentação

DIEZ, Nayla Pis; SEIA, Guadalupe A. La universidad y sus actores: entre lo local y lo global desde una mirada situada. Esboços. Florianópolis, v. 29, n. 51, p. 174-187, maio/ago. 2022. Acessar publicação original [DR]

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