Historia cultural de la corrupción política. Prácticas, escenarios y representaciones contemporáneas | María Antonia Peña e Marta Bonaudo

Maria Antonia Pena Imagem Huelva Buenas Noticias
 María Antonia Peña |  Imagem: Huelva Buenas Noticias

Hace alrededor de una década se ha gestado una comunidad de historiadoras e historiadores que, a partir de publicaciones y encuentros académicos, le están dando forma a un nuevo campo de saber: la nueva historia de la corrupción política. Una serie de investigaciones han nutrido esa red, con nodos destacados en Francia, Alemania y España1 . El libro compilado por María Antonia Peña Guerrero y Marta Bonaudo viene a completar y enriquecer este enfoque, al profundizar en la perspectiva comparada entre España y América Latina.

Desde su presentación, la compilación se reconoce en esta tradición, al historizar la noción de corrupción y mostrar las variaciones en torno a su significado que van desde una concepción biologicista hacia una definición centrada en la sinonimia entre corrupción, cohecho y soborno. De este modo, la introducción y el capítulo de Bonaudo y Peña Guerrero, junto al texto de Jens Ivo Engels se erigen como un primer bloque teórico e historiográfico, con el que dialogan de manera fluida los restantes capítulos. En su aporte, Jens Ivo Engels señala la relevancia del estudio de los debates en torno a la corrupción como ventana para analizar los procesos de modernización. Las directoras del volumen refuerzan ese eje estructurante al indicar que, en última instancia, el objetivo final de esta línea de trabajo apunta a responder preguntas sobre el poder pero que no partan de “ciudadanos imaginarios” sino que rescaten y respondan desde los realmente existentes. Dos nociones clave de esta primera parte son retomadas a lo largo del libro: la corrupción como “delito de percepción” y los “umbrales de tolerancia” frente a lo corrupto. Conceptos que toman sentido a partir del cruce entre el estudio sobre las prácticas y la argumentación justificativa de los protagonistas sobre lo corrupto, en escenarios diversos.

Las comparaciones entre el panorama argentino y español, otro de los puntos fuertes que muestra este proyecto, permiten discutir la tesis sobre la mayor predisposición o grado de permeabilidad social hacia lo corrupto en las zonas con modernidades inconclusas o periféricas. En efecto, como señalan las compiladoras, la evidencia en torno al universalismo del fenómeno ha permitido desestimar la fuerte identificación que se hacía entre corrupción, dinámicas del tercer mundo y subdesarrollo. Por tal razón, para quienes quieran reforzar el lado latinoamericano de la comparación, recomendamos la lectura de Corrupción política y liberalismo en el largo siglo XIX, compilado por María Antonia Peña y Diego Feria Lorenzo y publicado por Comares. Este volumen es prácticamente la segunda parte del libro aquí reseñado y ambos son fruto del proyecto I+D+i titulado “Historia cultural de la corrupción política en España y América Latina (siglos XIX y XX)”, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad de España.

Los escenarios diversos que muestra la obra también se suceden cronológicamente y organizan la compilación bajo esta lógica temporal, que se despliega desde mediados del siglo XVII hasta la mitad del XX. Paralelamente otros escenarios funcionan como puente entre los distintos capítulos. Los aportes de Manuel José Lara de Ródenas y de Diego Feria Lorenzo quedan entrelazados por las prácticas corruptas en la Iglesia. A su vez, los trabajos de Diego Feria Lorenzo y Romina Garcilazo se centran en debates parlamentarios para analizar los discursos públicos sobre la corrupción. El texto de Garcilazo y el capítulo de María Luisa Calero Delgado, Encarnación Bernal Borrego y Víctor Manuel Nuñez García muestran denuncias sobre corrupción política en el ámbito administrativo subnacional. Los dos últimos artículos, escritos por Cristina Ramos Cobano y María Asunción Díaz Zamorano y Francisco Contreras Pérez, respectivamente, centran su trabajo en los discursos sobre lo corrupto que quedaron plasmados en fuentes audiovisuales. En resumen, y retomando las palabras de las propias compiladoras, este libro trata sobre cómo

Desde finales del siglo XVII, la corrupción política latente, más o menos encubierta y de hondo enraizamiento durante el Antiguo Régimen, quedó expuesta en los discursos públicos, las artes y los medios impresos convirtiéndose en un tema que nucleaba la opinión pública, dotado, además, de una gran capacidad performativa de la misma; de cómo, al igual que el significado de la corrupción se dilataba en los diccionarios oficiales, ésta irradiaba sus efectos en el mundo de los partidos, la administración, la justicia, la Iglesia, la economía o la sociedad civil.2

En esa línea, el capítulo de Manuel José de Lara Ródenas aporta una perspectiva sobre la corrupción económica en Huelva durante el Antiguo Régimen. El autor pone la lupa en las irregularidades detectadas en las prácticas de los colectores, aquellos miembros del clero que administraban el dinero de las misas encargadas en memoria de los difuntos. La minuciosa reconstrucción le permite al investigador efectuar un contraste entre prácticas y discursos con base en una triangulación de libros de entierros, testamentos, el sínodo diocesano y las constituciones del arzobispado de Sevilla, expedientes de causa criminales y novelas. Como ya mencionamos, el ámbito eclesiástico permite tender un puente con el siguiente capítulo. Diego José Feria Lorenzo describe allí una serie de prácticas, habituales en la administración de instituciones de beneficencia durante el Antiguo Régimen, pero que se volvieron visibles a partir de las denuncias de corrupción en los debates parlamentarios de mediados del siglo XIX. Medio siglo después en una provincia argentina Romina Garcilazo reafirma, en el siguiente capítulo, cómo los debates parlamentarios pueden ser una puerta de entrada para el estudio de las denuncias sobre la corrupción.

Ambos capítulos muestran el desarrollo de la necesidad política de construir una imagen honrada en distintos países en ambas orillas del Atlántico. Como señalaba Ivo Engels en su texto, estos trabajos permiten captar el momento en que “la corrupción se convirtió en una acusación de la cual ya no era posible defenderse apoyándose en sistemas normativos alternativos, sino tan solo negándola”3 . En esa línea, el texto de Garcilazo aborda la trama de corrupción entre empresarios y poder político en la gestión de una institución bancaria provincial. Uno de los puntos más atractivos de este capítulo es la posibilidad que brinda el debate parlamentario para observar las denuncias cruzadas de dos partidos políticos rivales, radicales y autonomistas, ambos preocupados por demostrar que sus opositores participaban de las mismas prácticas que denunciaban.

Sin cambiar de siglo, pero volviendo a la escena andaluza, Calero Delgado, Bernal Borrego y Núñez García logran un exitoso maridaje entre la historia de la corrupción y la historia de la alimentación. A partir de las denuncias emitidas por el médico Leopoldo Murga Marchado, los autores analizan dos formas de corrupción: una privada alrededor de la seguridad alimentaria, y una administrativa, sobre la base de redes clientelares y con proyección en los laboratorios. Una vez más, la triangulación de fuentes permitió analizar contrastes entre prácticas y representaciones, para evaluar si hubo corruptelas en torno al proceso de instalación de un laboratorio municipal para el control de la seguridad alimentaria en Sevilla o si se trataba simplemente de las acusaciones emitidas por uno de los protagonistas en una revista especializada.

Ya con la mira en el siglo XX, los dos últimos capítulos analizan los “umbrales de tolerancia” frente a la corrupción de la sociedad española a partir del análisis de fuentes audiovisuales. El capítulo de Cristina Ramos Cobano explora tres adaptaciones cinematográficas de la novela El abuelo de Benito Pérez Galdós, en busca de una progresiva desnaturalización de las corruptelas incluidas en la obra original. En ese camino, la autora advierte sobre la necesidad de atender al contexto de realización, pero también al momento elegido para ambientar la obra. Al mismo tiempo incorpora una variable crucial en el análisis de las denuncias sobre corrupción: la libertad con que puede denunciarse públicamente este tipo de delitos en cada coyuntura. El artículo siguiente también pone su mirada en la censura durante el franquismo, y apuesta por el cruce productivo de campos. De este modo, María Asunción Díaz Zamorano y Francisco Contreras Pérez ponen en diálogo la historia de la vivienda y la nueva historia de la corrupción a partir del análisis contextual de los fotogramas de la película El Inquilino. El guion de la película evidencia los abusos de distintos actores (la empresa constructora, el inspector municipal, el propietario, los promotores inmobiliarios) frente a una familia que sufre por el desalojo de su vivienda. La tensión entre los intentos del cineasta por minar el respaldo al régimen a partir de la denuncia de un acuciante problema social como el déficit habitacional y los intentos del gobierno de Franco por incorporar mensajes propagandísticos que contrarresten la crítica son uno de los elementos más sugerentes de este último capítulo.

Las miradas cruzadas sobre corrupción política han permitido abrir nuevas ventanas para el conocimiento del problema, tal y como lo dijo Marta Bonaudo hace unos años en un comentario crítico sobre dos libros pioneros en el estudio sobre la corrupción política en España y América Latina4 . Sin duda, el libro que compiló junto con María Antonia Peña Guerrero es un claro avance en ese campo y una interesante apuesta por esos cruces. Un legado más, de los muchos que Marta Bonaudo nos ha dejado a la comunidad de historiadoras e historiadores preocupados por la historia cultural de la política en Argentina. En síntesis, Historia cultural de la corrupción política. Prácticas, escenarios y representaciones contemporáneas es un libro que se consolida a partir de las miradas cruzadas entre prácticas y representaciones; entre continentes; entre temporalidades; entre escenarios; entre la historia política y cultural; entre historiografías. Un libro cuyos aportes se enriquecen por esos contrastes, los cuales son a la vez resultado de diálogos sostenidos entre dos investigadoras que comparten una perspectiva académica y ética sobre el tema, al mismo tiempo que tejen sólidos puentes de conocimiento para cruzar el Atlántico.

Notas

  1. Algunas usinas de producción importantes de este enfoque han sido los grupos asociados a las investigadoras Gemma Rubí Casals y a los investigadores Frederic Monier, Oliver Daard, Jens Ivo Engels, Stephan Ruderer, entre otros.
  2. Peña y Bonaudo, Historia cultural, 12.
  3. Peña y Bonaudo, Historia cultural, 25.

Referencia

[1] Bonaudo, Marta. “Abrir ventanas en las relaciones entre sociedad y poder. Miradas cruzadas sobre la corrupción política”. PolHis. Revista Bibliográfica del Programa Interuniversitario de Historia Política 9, no. 18 (2016): 383-396. https://polhis.com.ar/index.php/polhis/article/view/213


Resenhista

Silvana Ferreyra-Cabot – Doctora en Historia por la Universidad Nacional de Mar del Plata (Mar del Plata, Argentina). Investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con sede de trabajo en la Universidad Nacional de Mar del Plata, Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales y el Centro de Estudios Históricos (Mar del Plata, Argentina) https://orcid.org/0000-0002-4631-5273 E-mails: [email protected]  [email protected]


Referências desta Resenha

PEÑA, María Antonia; BONAUDO, Marta (Dirs.). Historia cultural de la corrupción política. Prácticas, escenarios y representaciones contemporáneas. Rosario: Prohistoria, 2019. Resenha de: FERREYRA-CABOT, Silvana. Historia y sociedad, n. 43, p. 302-306, jul./dic. 2022. Acessar publicação original [DR]

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