Construyendo un reino de este mundo. Ensayo histórico sobre clericalismo y política en Chile | Ana María Stuven, Vasco Castillo

En las últimas décadas los escándalos por abusos sexuales han impactado fuertemente al mundo de la Iglesia Católica no solo en Chile, sino a nivel global. Dentro de las diversas explicaciones que se han movilizado para entender este fenómeno, que van desde las dimensiones patológicas de quienes asumen el sacerdocio, hasta el impacto de prácticas como el celibato en la sexualidad de los curas, una que proporciona uno de los marcos analíticos más sólido es aquella que vincula esta serie de abusos con la representación simbólica del sacerdote como una figura de autoridad y superioridad ante la comunidad; figura, además, perteneciente a una estructura de poder eclesiástica que contribuye a la impunidad de las malas prácticas, debido a su secretismo y ausencia de escrutinio público. Ambas dimensiones suelen ir de la mano y potencian una desviación de la vida religiosa de acuerdo con los estándares bíblicos, que se conceptualiza como “clericalismo”. Este concepto, clave a lo largo del texto que presenta la historiadora Ana María Stuven y el politólogo Vasco Castillo, es presentado -siguiendo la definición proporcionada por el Papa Francisco- como “una manera desviada de concebir la autoridad de la Iglesia”, caracterizada por la autopercepción sacerdotal de que, en virtud de su ordenación, poseen superioridad en el seno de la comunidad.

Conscientes de que el clericalismo obedece a largos procesos históricos de sedimentación de prácticas, valores y creencias que han contribuido a la sacralización de la figura del sacerdote, que es presentado oficialmente y percibido como un monopolizador de la gestión de lo numinoso y un dispensador privilegiado de lo divino ante los profanos, el libro busca proporcionar espesor temporal a este problema, insertándolo en una perspectiva de larga duración histórica. Este es uno de los aspectos más destacables de Construyendo un reino de este mundo. Ensayo histórico sobre clericalismo y política en Chile. La inteligibilidad retrospectiva de la historia no solamente permite poner en perspectiva amplia un tema polémico, sino también le brinda densidad temporal a un problema que suele examinarse desde lógicas presentistas. La larga duración como marco temporal para desentrañar las raíces y dinámicas del clericalismo resulta una apuesta lograda satisfactoriamente, pero también innovadora para la historiografía local. Si en su Manifiesto por la historia Jo Guldi y David Armitage señalaban provocativamente que “un fantasma recorre nuestra época: el fantasma del corto plazo”1 , el libro de Stuven y Castillo se desmarca de esta tendencia y despliega en sus páginas un panorama histórico amplísimo que recorre los fundamentos del clericalismo desde los orígenes del cristianismo hasta desembocar en el contexto chileno de los siglos XIX y XX.

Usando el esquema interpretativo del ensayo -fuertemente analítico y desprovisto del aparato crítico y erudito de las monografías históricas, sin por eso perder rigor intelectual- el libro divide su argumento en cinco capítulos, cada uno de los cuales aborda diferentes escenarios donde los autores describen y analizan hitos claves en el desarrollo histórico del clericalismo y los conflictos políticos, sociales y culturales suscitados por éste. En el primer capítulo, titulado “El clericalismo en la historia”, Stuven y Castillo realizan un esfuerzo notable por trazar los orígenes del clericalismo, comenzando con la transformación del cristianismo en la religión oficial del imperio romano en tiempos de Constantino. Este sitial de privilegio pronto se expresó en la acumulación de prerrogativas en manos del episcopado, constituyéndolo en una casta privilegiada, situación que se acentuaría en la Edad Media. La llamada “Querella de las Investiduras” supuso la confrontación del poder religioso y el poder político, poniendo en evidencia la acumulación de atribuciones en poder del sacerdocio, capaz de poner en jaque al poder temporal. Aunque la Reforma protestante representó un desafío al clericalismo, la respuesta católica llevada a cabo en el Concilio de Trento refrendó, sin embargo, el poder sacerdotal, que fue afianzado más que reformado. Esta situación perduró en el tiempo, incluso tras la era de las revoluciones y la formación de los Estados-nacionales. La pérdida de poder territorial del Papado durante el siglo XIX no incidió en el decrecimiento del poder sacerdotal: de hecho, la dependencia con el Vaticano se intensificó, especialmente bajo la égida de Pío IX, que llevó el proceso de “romanización” del catolicismo a sus mayores niveles, estableciendo una fuerte relación de jerarquía y sumisión del clero respecto al Papa.

Un segundo capítulo, “De los imperios a los Estados”, examina la americanización de ese problema, centrándose en el impacto del clericalismo en los países hispanoamericanos, especialmente tras la ruptura que supuso la revolución de independencia con el imperio español. La adopción del principio de la soberanía popular en América Latina implicó una situación conflictiva con la Iglesia, en tanto ésta defendía sus prerrogativas apelando a la soberanía espiritual. La unión constitucional entre Iglesia y Estado intensificó las controversias durante el siglo XIX, parapetándose el clero contra el republicanismo desde las trincheras del ultramontanismo. El tercer capítulo se denomina “Soberanías en pugna”, en el cual se analiza el choque de estas disímiles conceptualizaciones de la soberanía. El legado de esas décadas de conflicto político y cultural, a la sombra de la figura de Pío IX, fue la constitución de un “catolicismo intransigente, incapaz de comprender los signos de los tiempos, encerrado en torno a un clero autoritario y hermético” (p. 76), aseguran los autores. Esto acentuó la crítica social al clero, acusándolo de antipatriota y servil ante Roma.

El capítulo cuatro se titula “La Iglesia llama a los laicos a la acción”, y describe la situación del mundo católico tras la sanción de las leyes laicas. Este pone de relieve la movilización de la sociedad civil católica -desde la Unión Católica a fines de los 1880 hasta la Acción Católica, a inicios de los 1930- en un intento por dotar al laicado de una actuación más significativa en el nuevo escenario políticamente adverso para el catolicismo. Si bien, incentivado por León XIII, la autonomía de los laicos fue vista con reticencia desde el clero que buscó disciplinar su acción. Los intentos de vinculación de esta acción social con el mundo político también fueron cuestionados, reflejando así la persistencia de un problema crucial: la reivindicación del papel tutelar del sacerdote ante la comunidad de feligreses y la dificultad para adaptarse a los nuevos desafíos abiertos por los procesos sociales de la modernidad. El capítulo final, “Concilio Vaticano II, pastoralidad y pueblo de Dios”, aborda justamente los esfuerzos por actualizar el vínculo entre poder eclesiástico y sociedad en el siglo XX, tomando como referencia el Concilio convocado por Juan XXIII, que procura dejar de lado la imagen de una Iglesia en guerra contra el mundo moderno y que ahora busca resignificarla como “pueblo de Dios” pastoreado por el sacerdote. La metáfora del pastor guiando a su rebaño -afirman sus autores, sustentándose de manera algo extensa en el análisis foucaultiano- cumple un rol paradójico, pues formulado inicialmente para aproximar a la figura del sacerdote ante sus comunidades de base, termina finalmente “infantilizando” y remachando los vínculos de dependencia entre quienes gobiernan la comunidad de fieles y quienes se limitan básicamente a obedecer.

El aporte del libro de Ana María Stuven y Vasco Castillo debe ser comprendido desde diversos aspectos. En términos generales, en contribuir desde una perspectiva histórica amplia a la literatura sobre los vínculos entre religión y política en Chile; y también desde una perspectiva específica, al problema menos examinado del clericalismo2 . En términos analíticos, se trata de un libro que rehúye del monocausalismo, indagando con las herramientas históricas y politológicas un problema teológico. El diálogo disciplinar de los autores proporciona una comprensión compleja del tema del clericalismo, eludiendo los lugares comunes. Esto es un aspecto relevante, dada la singularidad del tema. Uno de los aspectos destacables de este libro es haber eludido las aproximaciones propias de la diatriba anticlerical, que utiliza la historia como un pretexto para alimentar el cuestionamiento contemporáneo hacia las instituciones eclesiásticas, reuniendo en la figura del sacerdote y la Iglesia la suma de los males sociales de las épocas pasadas. Pero también elude el otro extremo, aquella aproximación filo-eclesiástica que, con compromiso religioso militante apenas velado, aborda la historia desde una perspectiva edulcorada y utilitaria para reivindicar el lugar privilegiado que el sacerdote y la Iglesia Católica deberían gozar en el mundo actual. Ni diatriba ni apología, Construyendo un reino de este mundo. Ensayo histórico sobre clericalismo y política en Chile, es un ejemplo estupendo de cómo la historia pública puede iluminar problemas contemporáneos proporcionándole espesor analítico y complejidad histórica.


Notas

1 Guldi, Jo y Armitage, David. Manifiesto por la historia. Madrid, Alianza, 2016, p. 13.

2 Una excepción al respecto es el libro de Maximiliano Salinas. ¡Ya no hablan de Jesucristo!: las sátiras al alto clero y las mentalidades religiosas en Chile a fines del siglo XIX. Santiago, Lom, 2002.


Resenhista

Gabriel Cid – Universidad San Sebastián. E-mail: [email protected]


Referências desta Resenha

STUVEN, Ana María; CASTILLO, Vasco. Construyendo un reino de este mundo. Ensayo histórico sobre clericalismo y política en Chile. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales, 2020. Resenha de: CID, Gabriel. Historia 396. Valparaíso, v. 12, n. 1, p. 389-392, ene./jun. 2022. Acessar publicação original [DR/JF]

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