Aspectos de la vida cotidiana de los judíos en la España medieval – MONTENEGRO (PR)

MONTENEGRO, E. Cantera. Aspectos de la vida cotidiana de los judíos en la España medieval. Madrid: UNED, 1998. 247p. Resenha de: GARCIA, Pedro J. Panta Rei – Revista de Ciencia Y Didáctica de la Historia, Murcia, n.4, p. 1998.

En esta obra monográfica el profesor Enrique Cantera Montenegro, titular de Historia Medieval enla Universidad Nacional de Educación a Distancia, nos presenta de forma clara y concisa un estudiosocio-cultural de la minoría étnico-religiosa judía en la España Medieval.

En el prólogo se pone de manifiesto la necesidad de este tipo de obras: “..en la que se ofrezca unaperspectiva de carácter general. Esta ausencia obliga a acudir, necesariamente, a trabajos publicadosfuera de España…”.(pág.12).

El trabajo se articula en cuatro capítulos: el primero dedicado a la vida religiosa hace hincapie en elaspecto idiosincrático de la religión judía, dando esto fuerza en su identidad y cohesión comocomunidad. En segundo lugar, se expone la vida cotidiana en el seno familiar, destacando laimportancia de esta institución. El tercer capítulo se destina al hábito del vestir en la comunidadjudía y finalmente hace un recorrido por los sectores urbanos que configuran la célula dehabitabilidad y convivencia.

El capítulo I: “La vida religiosa de los judíos españoles en la Edad Media”. Se exponen losdiferentes aspectos litúrgicos del mundo judío y como éstos condicionan su existencia. Entre ellosdestaca la Oración, acto de fe en el que los judíos se manifiestan con Dios a través de salmos,himnos y bendiciones. El Shabat (descanso) es el signo de la alianza con Dios y se debe dedicar alconocimiento de Yahveh; también marca el final de la semana judía. El calendario judío (lunar) estáimpregnado de festividades que marcan el ciclo litúrgico judío y que en su mayoría tienen su origenen la Torah.

Los movimientos que se desvinculan de la tradición ortodoxa también son analizados, como elpensamiento místico, los movimientos mesiánicos, o la influencia de Maimónides que comoexpresa Cantera Montenegro fue el “.representante más destacado del aristotelismo dentro delpensamiento hebreo”(pág.55). Cierra el capítulo un análisis de las creencias supersticiosas de losjudíos españoles: magia, adivinación, hechicería y brujería.

El capítulo II: “La vida cotidiana en la unidad familiar”. Nos informa de la importancia de la familiacomo organización social, ya que “la religión judía considera el matrimonio como el estado socialperfecto” (pág.111). La familia queda estructurada en torno a un régimen patriarcal, quedando lamujer relegada en su función social a sus obligaciones como esposa y madre. Uno de los fines delmatrimonio era la perpetuación del linaje, por lo que una mujer judía podía ser repudiada en caso deesterilidad. La importancia de la perpetuación del linaje lo ejemplifica la institución del Levirato(Deuteronomio,XXV,5ss.) en la que una mujer que enviudaba debía contraer matrimonio con unode sus cuñados que fuera soltero y que no tuviera que romper un compromiso matrimonial. Pese aque esto fue la norma en la antigüedad, en el período posbíblico se limitaron las obligaciones queimponía el Levirato. Hay que destacar la trascendencia de las ceremonias religioso-familiares, entreellas la circuncisión , principal signo de la identidad del judaismo. Más allá de una ceremonia deiniciación , simboliza la alianza con Yahveh y la integración al seno de la comunidad religiosaelegida por Dios. Otros aspectos en los que se profundiza son la educación y los hábitosalimenticios, ambos profundamente influenciados por las prescripciones religiosas.

El capítulo III: “Los hábitos de vestir entre los judíos españoles”. En él se analizan las formas devestir habiendo utilizado entre otras fuentes las mimiaturas de códices y manuscritos hebreos.

Según el autor, aunque los judíos conformaban una comunidad diferenciada en sí misma dentro dela mayoritaria representación cristiana, no se basaba esta diferenciación en la forma de vestir, que alparecer debió ser bastante similar. Esta similitud podría ser la causa de que a partir del IV conciliode Letrán (1215) las instituciones tanto civiles como religiosas, introdujeran algunas ordenanzasreferentes a la indumentaria de los hebreos. Por tanto, fue a partir del siglo XIII cuando lalegislación en los ámbitos de la Europa occidental obligaba a los judíos a llevar sobre sus ropas las”señales distintivas”. Entre éstas señas destacan la rota, rueda o rodela. También las autoridadesreligiosas judías impusieron algunas prescripciones en las formas de vestir.

El capítulo IV: “El barrio judío”. Nos muestra las diferentes instituciones socio-religiosas queconforman las juderías en el marco de la ciudad medieval. El hecho de que los judíos formenespacios urbanos propios tiene por finalidad ..”garantizar la pervivencia del colectivo, así comopropiciar el mantenimiento de los imprescindibles lazos de protección y ayuda mutuas”.(pág.145).

La comunidad judía quedaba regulada por la Aljama que gozaba de autonomía para gobernarse ydictar sus propias ordenanzas. Esta autonomía en aspectos religiosos, jurídicos, fiscales,etc, emanade los principios del derecho romano. La Aljama consta para su funcionamiento de oficialesespecializados y la financiación se llevaba a cabo a través de sisas que recaían sobre el consumo decarne y de vino. Con los ingresos se mantenían las instituciones religiosas y socio-asistenciales. Lasinagoga es el principal edificio, ya que en él se congrega la comunidad para el culto, así como paraotras funciones: centro de instrucción y estudio bíblico, centro benéfico y asistencial,etc. Otrosedificios descritos son los baños, los hornos, la carnicería,etc..

La monografía se completa con un glosario de términos hebreos con carácter didáctico y unapéndice documental en el que se transcribe un manual para inquisidores del siglo XVI con ampliasreferencias de las manifestaciones externas de la religiosidad judía. También incluye una selección bibliográfica que sin tratar de ser exhaustiva si que presenta los títulos de referencia obligada.

Pedro J. Garcia

 

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