Medicina tradicional andina: planteamientos y aproximaciones – SÁNCHEZ GARRAFA; SÁNCHEZ GARRAFA (HCS-M)

SÁNCHEZ GARRAFA, Ricardo; SÁNCHEZ GARRAFA, Rodolfo. Medicina tradicional andina: planteamientos y aproximaciones. Cusco: Centro Bartolomé de Las Casas, Centro de Medicina Andina, 2009. 409p Resenha de: LOZA, Carmen Beatriz. ¿Por qué es difícil subordinar la medicina tradicional andina a la biomedicina? História Ciência Saúde – Manguinhos, Rio de Janeiro, v. 21 n.1 Jan./Mar. 2014.

Este libro reúne 24 textos relacionados con la medicina tradicional andina, seguidos de un conjunto de paratextos compuestos por el colofón sobre el 25 o aniversario del Centro de Medicina Andina del Cusco y cuatro anexos. A partir de ese conjunto, los editores peruanos, el antropólogo Rodolfo Sánchez Garrafa y el químico Ricardo Sánchez Garrafa, desean mostrar la “relación existente y posible entre la medicina tradicional y la medicina académica”, siguiendo el ansiado proyecto global para las Américas impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), implantado desde la segunda mitad del siglo XX y vigente hasta la actualidad. De partida, recupera textos dispersos, escritos entre 1922 y 2006, poniéndolos al alcance del lector. El 50% por ciento proviene de una diversidad de libros extranjeros o peruanos, seguido de un 33% por ciento de textos redactados, al parecer para el volumen, quedando un 17% restante de artículos tomados de revistas o de comunicaciones internacionales especializadas. Un 63% por ciento de todo ese material fue redactado por autores peruanos y un 37% por ciento por autores europeos y norteamericanos. Ese cuerpo reflexivo heterogéneo ofrece una visión panorámica en cuatro partes distintas y complementarias: las nociones introductorias al estudio de la medicina tradicional; los diagnósticos y las terapias de los especialistas; la articulación de la medicina tradicional y académica en los sistemas formales de salud y, finalmente, la significación de la medicina tradicional para los organismos reguladores de la salud. Sin lugar a dudas, todas esas problemáticas son claves y actualmente clásicas, pues permiten entender el marco que debe ser tomado en cuenta para el análisis de una articulación de la medicina tradicional con la biomedicina de Los Andes. Sin embargo, hay más, pues el libro presenta una gama de temáticas que han preocupado a los antropólogos y biomédicos a lo largo del siglo XX. Por ejemplo, varios autores alertan acerca de la falta de uniformidad conceptual al emplear categorías muy diversas para denominar a la “otredad médica”, llamada de manera equivalente medicina folclórica, popular, naturista, indígena, natural o tradicional (p.19-27). La falta de consenso y el uso indiscriminado de categorías disímiles se mantiene como un problema absolutamente vigente no solo entre los propios terapeutas, que alguna vez emplearon de manera intercambiable estas categorías para legitimar su practica, sino también por los pacientes y hasta los especialistas que en épocas pasadas no dieron la importancia necesaria a las definiciones conceptuales y sus significados. Pero, resulta que si bien la terminología utilizada es problemática, muchos autores, particularmente biomédicos, habrían enfatizado en averiguaciones acerca de la etiología de las enfermedades identificadas por los indígenas y la población popular, razón por la cual elaboraron listas con causales explicativas para entenderlas. Una clara ilustración de esa tendencia es el texto de David Frisancho Pineda (p.111-128). Asimismo, la reiteración de que la teoría médica tradicional es distinta de la biomédica genera una literatura que enfatiza la labor de traducción terminológica, establece equivalencias y parecidos entre ambas medicinas (p.119-128). En suma, el corpus permite comprender que, en distintos periodos, quienes se ocuparon de estudiar la medicina tradicional relegaron las voces de los terapeutas y de sus pacientes. Mientras que en otros períodos la situación cambia de manera contrastante, incorporando no sólo aquellas voces sino visibilizando las representaciones que ellos tienen de la enfermedad, la salud y la curación (p.77-96; 143-163; 199-214).

Los cuatro textos que conforman los anexos tienen un valor histórico incuestionable. Así, el documento del 25 o aniversario del Centro de Medicina Andina del Cusco presenta un balance interesante, puesto que condensa su experiencia desde su creación, cuando se perseguía y menospreciaba a las medicinas tradicionales, hasta el presente en que se ha llegado a reconocer la existencia de diversos sistemas médicos en muchos de los países andinos. Un proceso que recorrió el Centro de Medicina Andina en sus diversas fases y realizó ajustes en las concepciones, en los fines y los medios para proseguir una labor encaminada decididamente a “…buscar la complementariedad de los diferentes sistemas médicos para que estos sirvan efectivamente al complejísimo ser humano que no puede ser entendido ni diagnosticado ni tratado completamente por una sola corriente [médica]” (p.375-384). Ese proyecto encontró sus fundamentos en la famosa “Declaración de Alma-Ata” del 12 de septiembre de 1978. Le siguen en los anexos los “Puntos clave: estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2002-2005”, donde se presenta una definición de la medicina tradicional y se aclaran los alcances, ofreciendo sobre todo las tácticas que desarrollarían a corto plazo. Esto se puede apreciar con los documentos siguientes que tratan de la medicina tradicional estándar en un contexto mundial y donde se expone la política global normativa (p.391-409). Los anexos entran en diálogo directo, por ejemplo, con el texto del médico Manuel Fernández Ibarguen acerca de “la OMS y los sistemas médicos tradicionales” (p.325-337) y con el del antropólogo español Gerardo Fernández Juárez quien, desde España, se empeña en dar sugerencias para implementar la interculturalidad en salud en Bolivia (p.273-290). En otros casos, los anexos no dialogan explícita y directamente con aquellas concepciones sobre enfermedad que vehiculan los entrevistados de la antropóloga argentina Carmen Muñoz Bernard (p.143-163). En efecto, esto sugeriría que la definición sobre medicina tradicional de la OMS no es la única, pues la gente tiene sus propias representaciones y sus propias formas de explicar la particularidad y riqueza de la medicina tradicional que durante siglos ha servido como un recurso importante, accesible y culturalmente apto en Los Andes.

El libro cumple con alguna dificultad su objetivo porque no evidencia del todo la articulación de la biomedicina y las medicinas tradicionales andinas. Subrayemos que son limitadas las muestras concretas de los mecanismos de “complementariedad” médica, a pesar de los anhelos de la OMS/OPS y los despliegues de sus estrategias, respaldadas con significativas inversiones económicas. De ahí que, actualmente, nos encontramos en la necesidad de conocer los mecanismos, las respuestas y, consecuentemente, los resultados de ese proceso. Para el mundo andino se necesita un balance imparcial acerca de la salud intercultural. Hasta el presente han dominado narrativas que han publicitado las acciones ministeriales privilegiando la voz oficial de los decidores políticos, restando valor a la voz de los terapeutas tradicionales que tienen su propia visión acerca de los efectos de la interculturalidad funcional del sistema biomédico hegemónico (Campos Navarro, 2006, p.373-388). Así mismo, han dominado las narrativas triunfalistas de un avance considerable y consensuado en la implementación de salud intercultural neoliberal, sin mostrar el lado problemático de la institucionalización para las medicinas tradicionales, simplemente elogiando el cumplimiento de las metas de las agencias de cooperación internacional. Esos vacíos en la investigación se desprenden tanto en la obra reseñada como en las publicaciones compiladas por Gerardo Fernández Juárez para América Latina (20042006). Esas narrativas han dejado de lado los debates acerca del propio concepto de interculturalidad – sea como herramienta de emancipación o como vehículo hacia un neocolonialismo global – y sus múltiples definiciones con matices propios (Walsh, 2009).

Con todo, la fortaleza del libro radica en la estupenda selección de textos que nos permite constatar maneras diferenciadas para acercarse a un mismo objeto de estudio en el siglo XX. Pero, nótese también que el aporte consiste en haber probado que los estudios y reflexiones acerca de la medicina tradicional no se originaron desde la antropología del norte, sino como fruto de la investigación de los biomédicos en el Perú. Se trataría, entonces, de un esfuerzo formidable que respondería a diversas motivaciones y no necesariamente a las influencias de la OMS/OPS. En el libro están las garantías, quedando claro que la producción del conocimiento no siempre se engendra en condiciones de dependencia y como respuesta a las demandas de los organismos internacionales.

Uno de los aspectos más notables del libro es constatar una diversidad de opiniones contradictorias acerca de la mentada complementariedad médica. Mientras algunos antropólogos y biomédicos secundan los esfuerzos de la OMS/OPS, otros de manera contundente, como Polia Meconi, consideran que es improbable la integración de ambas medicinas a pesar de todos los empeños. Más bien, la biomedicina en las últimas décadas “ha sido dirigida a la búsqueda de nuevos remedios fitoterapéuticos por parte de las multinacionales farmacéuticas más que al estudio y al conocimiento de las estructuras profundas de la medicina tradicional” (p.107). Planteamiento reforzado, en el mismo libro, por el biomédico Duncan Pedersen quien agrega: “Los esfuerzos de racionalización e integración de prácticas tradicionales en los sistemas oficiales de atención han sido escasos, de corta duración, casi siempre en la subordinación de la medicina tradicional al sistema oficial o en el empobrecimiento del efecto terapéutico y de la eficacia simbólica” (p.58). Ninguno de los autores de la compilación se refiere a la forma contraproducente de la institucionalización de las políticas de interculturalidad en salud, en las cuales el papel de los médicos tradicionales es simplemente funcional, decorativo o servil al proyecto hegemónico biomédico.

Más allá de esa tensión que produce, se quiera o no reconocer, el proyecto de intercul-turalidad en salud trae a colación un tema no menos importante y polémico: el papel del antropólogo ante ese tremendo proceso de cambio que se desarrolla en el contexto de un mundo global. Según Polia Meconi, la función del estudioso consistiría en estudiar, penetrar y comprender las medicinas tradicionales andinas para entregar el fruto de sus estudios a la historia universal. Una vez más, Polia Meconi se interroga acerca del porvenir de la medicina tradicional y también de las posibilidades existentes para su integración. Su respuesta es interesante porque considera que son las condiciones históricas y culturales las que en definitiva permitirán la articulación o no de los sistemas médicos, en vistas de la existencia de realidades muy contrastantes. Con esto, se confirma que, en el caso andino, las experiencias son realmente distintas de un país al otro, de un sistema médico tradicional al otro y, a pesar de ello, se pretende replicar experiencias, calcar estrategias y formular modelos comunes para lograr la articulación de las medicinas con el claro propósito de controlarlas. Aun así, “la medicina tradicional existirá hasta que exista una sociedad tradicional” (p.107). De tal suerte, deberemos volcar la mirada al acelerado proceso de modernización de la medicina tradicional institucionalizada que alienta la globalización y, en ese contexto, ver cuáles son las respuestas que plantean terapeutas y pacientes ante el proyecto de la interculturalidad en salud estatizada. La marginación extrema o el reacomodo de los terapeutas tradicionales son posibles y están ahora más cerca que nunca de suceder en Los Andes del siglo XXI.

Referências

CAMPOS NAVARRO, Roberto. Procesos de legalización e interculturalidad en las medicinas indígenas de México y Bolivia. In: Fernández Juárez, Gerardo (Coord.). Salud e interculturalidad en América Latina: antropología de la salud y crítica intercultural. Quito: Abya-Yala. p.373-388. 2006. [ Links ]

FERNÁNDEZ JUÁREZ, Gerardo (Coord.). Salud e interculturalidad en América Latina: antropología de la salud y crítica intercultural. Quito: Abya-Yala. 2006. [ Links ]

FERNÁNDEZ JUÁREZ, Gerardo (Coord.). Salud e interculturalidad en América Latina: perspectivas antropológicas. Quito: Abya-Yala. 2004. [ Links ]

WALSH, Catherine. Interculturalidad crítica y educación intercultural. In: Viaña, Jorge; Walsh, Catherine; Tapia, Luis. Construyendo interculturalidad crítica. La Paz: Instituto Internacional de Integración Andres Bello. p.75-96. 2009. [ Links ]

Carmen Beatriz Loza – Diretora de pesquisa/Instituto Boliviano de Medicina Tradicional Kallawaya. E-mail: [email protected]

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Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Andina. Del Noroeste Argentino al Conurbano Bonaerense – PALMA et al (C-RAC)

PALMA, Néstor Homero (Director); TORRES, Graciela F.; SANTONI, Mirta E.; FONTÁN, Liliana Madrid de Zito. Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Andina. Del Noroeste Argentino al Conurbano Bonaerense. Salta: Instituto de Investigaciones en Antropología Médica y Nutricional, 2006. 279p. Resenha de: LOZA, Carmen Beatriz. Chungara – Revista de Antropología Chilena, Arica, v.41, n.2, p.313-315, dic. 2009.

Un notable vacío sobre medicina tradicional sudamericana se reconoce y completa en el Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Andina del Noroeste Argentino al Conurbano Bonaerense. Desde la Argentina, dos biomédicos y un grupo de estudiosos nos ofrecen un importante catálogo de 476 entradas con noticias sobre materiales minerales, animales y recursos humanos; además de especies vegetales empleadas con fines medicinales por los terapeutas indígenas, particularmente los médicos itinerantes kallawayas, en el Noroeste de la Argentina (cf. Palma et al. 2006:33-270).

El diccionario está compuesto por tres cuerpos distintos pero complementarios, para aportar a la antropología y suministrar información histórica del fenómeno cultural de la medicina tradicional, a pesar de la ausencia de reconocimiento en los medios académicos oficiales argentinos. El primer cuerpo es una presentación y una introducción para exponer los lugares donde se recogió la información; además, entrega elementos explicativos sobre las “teorías” etiológicas presentes en la nosología médica tradicional andina, a partir de una terminología exclusivamente biomédica. El segundo cuerpo, de mayor volumen, está compuesto por un total de 476 entradas que no sólo son noticias sobre recursos medicinales, sino también sobre patologías (p.ej., alseduras, quedao, mala fuerza); patologías culturales (p.ej. ojeadura, ojeo, sopladura, susto); expertos (p.ej. kallawaya, curandero, curandero particular, camposino) y otros conceptos (p.ej. flechado de la casa). Algunas de las entradas se caracterizan por presentar un sentido unívoco, lo cual es signo de simplificación. Así, sahumerio no sólo es el “conjunto de elementos vegetales, animales, minerales y biológicos de carácter terapéutico que se queman en el acto terapéutico” (Homero Palma et al. 2006:193). Habría que agregar que sahumerio es la designación genérica de todos aquellos expertos que muñidos de un brasero realizan curaciones en el ámbito de las enfermedades, los padecimientos y los infortunios. Ahondar en la diversidad de sentidos, en los matices y en los contrastes del espacio geográfico de estudio habría enriquecido este cuerpo del diccionario. En esa línea, era necesario eliminar la categorización de cada noticia. Por ejemplo, la coca no sólo puede ser categorizada en farmacología, pues sus usos rituales y alimenticios son amplísimos en el mundo andino. Al mismo tiempo, los autores debieron ponerse de acuerdo en el tipo de noción conceptual que primaría a lo largo de la obra. La ambigüedad radica en el empleo simultáneo de sistema médico (cuyo paradigma está en crisis a pesar de su funcionalidad) y medicina folklórica (ampliamente superada en los estudios andinos).

Un anexo documental es el tercer cuerpo, conteniendo 193 noticias extractadas de la Historia del Nuevo Mundo (1653) del jesuíta Bernabé Cobo (1580-1657)1 (Cobo 1964 [1653]. Sin lugar a dudas, el extracto cumple varios objetivos: En primer lugar, facilitar a los estudiosos un compendio de la voluminosa obra de Cobo, cuya edición es antigua y de difícil acceso, a pesar de las reediciones que le sucedieron después del siglo XIX. En segundo lugar, se documenta que ciertos materiales habrían “caído en desuso o no han sido introducidos en el Noroeste Argentino”. Tal documentación se hace veladamente, pues es el lector quien debe constatar y confrontar el listado de los autores con el de Cobo, en vista de la ausencia concreta de especificaciones sobre los cambios operados en el empleo de productos medicinales (cf. Palma et al. 2006:227-270).

La comprobación de que en el Noroeste Argentino existe un vigoroso sistema médico no oficial de raigambre andino, que sería una opción al Sistema Nacional de Salud Argentino, da nacimiento al Diccionario Enciclopédico. Por esa razón, los estudiosos indagan en el vasto territorio de la puna jujeña, salteña y catamarqueña; en los valles Calchaquíes en jurisdicción de las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca y la selva Tucumano-Oranense (desde el norte de la provincia de Salta, Jujuy y norte de la provincia de Tucumán), localidades del conurbano bonaerense y el Departamento de La Paz en Bolivia (Palma et al. 2006:20).

Según los autores, es necesario comprender un “complejo sistema de ideas de naturaleza heterogénea”, para entender los sistemas médicos andinos tradicionales. Tales sistemas corresponderían a la concepción mítica del número, al poder de la palabra, pues las prácticas terapéuticas están intrínsecamente relacionadas con los signos, los objetos potentes y la magia. Más aún, no deja de estar vigente el concepto topográfico de la enfermedad, las patologías cuya etiología puede adscribirse a la teoría de las emanaciones (p.ej. Pilladura de la tierra2 y la aicadura3). Obsérvese, entonces, que las enfermedades mentales tanto la locura (psicosis y neurosis) como el retraso mental (oligofrenias endógenas y exógenas) son la derivación secundaria de otra patología: consecuencia de un susto, de lapilladura de la tierra, del robo del alma por el Diablo o de una brujería (Palma et al. 2006:26).

La distinción entre aquellos principios que rigen a los sistemas médicos constituye el motivo principal de la introducción del libro. Quizá la centralidad otorgada a ese tema permita explicar la carencia de especificaciones concretas acerca de dos cuestiones fundamentales: la unidad de estudio y las unidades de análisis. Son escasas las infomaciones sobre los límites no sólo conceptuales sino también empíricos de su tarea. Explorando cada una de las noticias se deduce que alguna información proviene de entrevistas y de observaciones de campo, pero la gran mayoría de los datos son transcripciones de estudios secundarios provenientes de una bibliografía antropológica, etnográfica y médica andina.

En ese sentido, habría sido de mucha utilidad la consulta de varias obras, por ejemplo, la obra fundacional del antropólogo francés Louis Girault: Kallawaya: guéris-seurs itinérants des Andes; recherches sur les pratiques medicinales etmagiques ([1984], 1987), pues es lamas ambiciosa recolección publicada sobre vegetales, materiales animales, minerales y recursos humanos utilizados por los kallawayas entre 1956y 1965.Las 1.134 noticias recogidas por Girault habrían, por un lado, alimentado el diccionario con relación a los usos de esos elementos para la prevención y curación de las enfermedades; por otro lado, habrían permitido a los autores realizar comparaciones acerca de las aplicaciones específicas verificadas en los contextos culturales de la actual Argentina y, sobre todo, aprovechar de los elementos que ofrece Girault para identificarlos. Destaco este aspecto, porque la descripción material de los elementos en cada noticia es un componente omitido en el Diccionario enciclopédico donde únicamente presentan el identi-ficador nominal, enfatizando después en los empleos terapéuticos generales (Girault 1984)4. Por ejemplo, la Jaientilla conocida popularmente como piedra bezoar es presentada como si se tratara de un material homogéneo. Mientras que los especialistas indígenas la diferencian, según su propia taxonomía, entre masculinas y femeninas por su forma, coloración y tamaño, de tal suerte que los elementos descriptivos son esenciales para comprender su función preventiva y curativa (Loza 2007).

Reproducir una parte del texto de Cobo es una elección que debió justificarse y explicarse de manera contundente. El lector no tiene información para comprender que las 193 noticias extraídas de la Historia del Nuevo Mundo (1653) no reproducen la totalidad de los recursos de uso medicinal señalados por el jesuíta. Las noticias que aparecen en el diccionario apenas significan el 36,8% de un total de 524.

Además, el lector carece de elementos para entender que Cobo no es el único autor que realizó una recolección en las Indias de los siglos XVI y XVII. Es importante aclarar que la publicación de la Historia del Nuevo Mundo, de difusión europea a fines del siglo XIX, no incentivó de manera contundente los estudios de farmacopea. Es más, a nivel local los estudiosos se dedicaron a trabajar sobre la materia, de manera independiente y solitaria, a medida que sentaban presencia las grandes expediciones oficiales y que éstas se convertían en el centro de intereses públicos, políticos y comerciales de las élites europeas. No se olvide que la historia natural y la medicina formaban parte de múltiples intereses para controlar tanto la naturaleza como la sociedad.

Igualmente, está ausente de la bibliografía el texto del siglo XVIII de un médico criollo, Gregorio de Losa Ávila y Palomares ([1783], 1983), que ejerció en Potosí. Esta fuente hubiera sido de mucha utilidad no sólo para cotejar con la información que ofrece Cobo, sino también para conocer los productos que circulaban desde la Argentina hacia Potosí y que De Loza tuvo la oportunidad de conocer. Recuérdese que este autor ofrece una colecta de 206 noticias (Losa Ávila y Palomares 1983 [1727-1780]). De igual manera, habría sido útil la publicación de un autor anónimo que en Charcas escribió entre 1790 y 1815, sobre productos medicinales, muchos de los cuales se utilizaban en Argentina, quien también acopió noticias, sumando un total de 290 elementos para la curación de 268 enfermedades citadas (Anónimo 1989 [1790-1815]).

El aporte del Diccionario Enciclopédico es esencial, pues ofrece explicaciones de las particularidades locales en los usos preventivos y curativos de los remedios que los médicos tradicionales utilizan en la Argentina. La terminología local volcada en el diccionario es prueba de la riqueza de los aportes de varias tradiciones médicas. Esta contribución es una invitación para realizar una colecta sistemática a nivel andino, en el marco de una presentación dentro de las lógicas tradicionales que no necesariamente fuercen una traducción conceptual o terminológica. Labor que es urgente ante la acelerada desaparición de los terapeutas tradicionales, en una época en que asistimos a una arremetida de la biomedicina que empieza a hegemo-nizar en materia de políticas públicas; que intenta, por así decirlo, desplazar la esencia por el signo.

Notas

1 cf. Luís Millones-Figueroa (2003).

2Agarrar la tierra, pilladura de la tierra: concepto patológico que comprende el mal denominado “agarrar la tierra”, tiene como fundamento la separación del alma del cuerpo. No obstante, constituye una patología diferente del susto (Palma et al. 2006:37).

3 Acción y efecto de aikar o k’aikar. El término hace referencia a la violación de un tabú o prohibición, y descubre una patología de neta implicancia pediátrica, ya que se involucra en ella a los niños. La gravedad de esta patología radica no sólo en los signos clínicos, sino también en la interpretación que hacen los adultos respecto de las causas mágicas que les atribuyen (Palma et. al. 2006:37).

4 Texto que es reproducido en 1987 bajo el título Kallawaya: Curanderos Itinerantes de los Andes; Investigación sobre Prácticas Medicinales y Mágicas. Louis GiraultfTvaducido por Carmen Bustillos; Rene Alcocer. Institut Francaise de Recherche Scientifique pour le Développement en Coopération, 670 p., La Paz.

Referencias

Anónimo 1989 [1790-1815] De la Naturaleza, Calidades y Grados de Arboles, Plantas, Flores, Animales y otras cosas Exquisitas y Varas del Nuevo Orbe del Perú y para más Claridad por el Orden de A.B.C./Transcripciónpaleográficay estudio por Gregorio Loza-Balsa; epílogo por Alberto Laguna Meave. Sociedad Geográfica de La Paz, La Paz.        [ Links ]

Cobo, B. 1964 [1653] Historia del Nuevo Mundo/Estudio preliminar del Padre Francisco Mateo de la Compañía de Jesús. 2 tomos. Biblioteca de Autores Españoles desde la Formación del Lenguaje hasta Nuestros Días. Atlas, Madrid.        [ Links ]

Girault, L. 1984 Kallawaya: Guérisseurs Itinérants des Andes; Recherches sur les Pratiques Medicinales et Magiques. Institut Francaise de Recherche Scientifique pour le Développement en Coopération (Mémoires de l’Orstom), París.        [ Links ]

Losa Ávila y Palomares, G. de 1983 [1727-1780] De los Árboles; Frutos; Plantas; Aves y de otras cosas Medicinalestiene este Reyno [versión paleográfica, estudios y análisis por Gregorio Loza-Balsa]. Sociedad Geográfica de La Paz, La Paz.         [ Links ]

Loza, C.B. 2007 Develando Ordenes y Desatando Sentidos. Un Atado de Remedios de la Cultura Tiwanaku. Imprenta Sagitario, La Paz. }        [ Links ]

Millones-Figueroa, L. 2003 La historia natural del padre Bernabé Cobo. Algunas claves para su lectura. Colonial Latin American Review 12:85-97.         [ Links ]

Palma, N.H., G.F Torres, M.E. Santoni y L Madrid de Zito Fontán 2006 Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Andina del Noroeste Argentino al Conurbano Bonaerense. Instituto de Investigaciones en Antropología Médica y Nutricional, Salta.        [ Links ]

Carmen Beatriz Loza – Directora de Investigación del INBOMETRAKA, La Paz, Bolivia. E-mail: [email protected]

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