Conflicto armado/Iglesia y violencia. Un estudio de caso: monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve/misionero javeriano de Yarumal y obispo de Arauca | Carlos Medina Gallego
Las investigaciones sobre la Iglesia Católica en Colombia han tenido diversos enfoques, se han abordado desde diferentes disciplinas y han tenido en cuenta multiplicidad de temas. En lo político, los estudios se han destacado por mostrar su participación en favor del conservatismo, sobre todo, en la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX; su aprobación o desaprobación a candidaturas presidenciales; sus discursos y posición en relación con los diferentes periodos de violencia en el país; o su participación en escenarios de diálogos de paz. En lo social, por su parte, se encuentran estudios sobre los alcances de la acción social católica en el país; su influencia en las organizaciones de trabajadores; los procesos de evangelización en zonas periféricas; o su constante opinión sobre las mujeres, la sexualidad o la familia. Sin embargo, a pesar de lo anterior, se ha prestado muy poca atención a la victimización de la Iglesia en el marco del conflicto armado colombiano1. De tal modo que, el libro del investigador Carlos Medina Gallego2, el cual aborda el caso del asesinato del obispo Jesús Emilio Jaramillo Monsalve por parte del Ejército de Liberación Nacional -ELN- en 1989, representa una novedad.
Conflicto Armado, Iglesia y violencia se desarrolló, en su mayoría, a partir de fuentes primarias, entre ellas, comunicados o pronunciamientos del obispo y de la guerrilla del ELN (en especial del Frente Domingo Laín Sanz), junto con entrevistas a religiosos, a miembros de la guerrilla y a personas cercanas al obispo. El libro se divide en cinco capítulos, pero puede abordarse en tres partes: una primera, en donde se hace un balance de la victimización de diferentes iglesias en el marco del conflicto armado; una segunda parte que aborda la historia de vida de Monseñor Jaramillo; y una tercera, que es la más gruesa, donde se desarrolla la problemática de violencia en la zona que lleva al asesinato del obispo y las reacciones que este hecho provoca. La primera parte ofrece algunos datos de lo que ha sido la victimización de algunas iglesias en el marco del conflicto armado. Aunque se hace énfasis en la Iglesia Católica poniendo en consideración algunos datos sobre homicidios, secuestros y amenazas, también se refiere a iglesias protestantes y, en particular, a las pentecostales. Si bien pudo profundizarse más, tanto en datos cuantitativos como en las razones que han llevado a los grupos armados a tener como objetivo militar a miembros de estas iglesias3, la gran conclusión del capítulo es que el trabajo pastoral era un obstáculo para el accionar militar de los grupos armados, pues le quitaba influencia a estos últimos sobre la población. Este capítulo invita a abrir el campo investigativo en este aspecto, pues más que todo se ha estudiado a las iglesias en cuanto a su accionar político directo, mientras que no existen investigaciones rigurosas en cuanto a su victimización. La segunda parte desarrolla la historia de vida de Monseñor Jaramillo. Allí se representa al obispo como decidido servidor de la población. Sin embargo, se enuncia un hecho que no se desarrolla a profundidad y que quizá haya marcado un poco el carácter de Jaramillo: El obispo de Santa Rosa de Osos (Antioquia), Miguel Ángel Builes, tuvo sobre él una fuerte influencia. Vale resaltar que Builes fue uno de los obispos más polémicos de la historia del siglo XX colombiano, sus férreas posiciones conservadoras que se expresaban en fuertes discursos anticomunistas y antiliberales, han sido objeto de estudio en la historiografía de la Iglesia Católica ¿qué tanto heredó estas posiciones el obispo de Arauca? Se debió haber hecho más énfasis en este aspecto. Desde la perspectiva de quienes cometieron el crimen, el Frente Domingo Laín Sanz del ELN, Monseñor era un agente de la reacción pues estaba a favor del Ejército Nacional y de las multinacionales petroleras. No obstante, tanto el padre Javier Giraldo en el prólogo del libro, como Medina Gallego, se desmarcan de esta posición. Respecto a esto, el autor describe la llegada de Jaramillo a Arauca y analiza la opinión de este frente a las guerrillas de las FARC-EP y el ELN, mostrándolo crítico en relación con ellas, pero también frente a las autoridades legales que, en más de una ocasión, señalaron a la Iglesia de apoyar a las guerrillas. Se indica también en esta parte que el obispo lamentó la muerte no sólo de militares y campesinos, sino también de los mismos guerrilleros. Por último, destaca el “profundo conocimiento” que tenía Jaramillo de la zona y su búsqueda de mantenerse neutral, sin embargo, esto terminó siendo un problema porque en la práctica su labor pastoral terminaba disputándole la población a la guerrilla. La tercera parte analiza el contexto de violencia de la zona y las contradicciones del obispo con el Frente Domingo Laín Sanz del ELN. En el capítulo 3, se destaca la importancia de la zona por ser rica en petróleo lo que generó la llegada de empresas del sector. Pero esto se mezcló con la ausencia del Estado y la aparición de guerrillas y paramilitares, lo que permitió que la confrontación desde la década del 80 fuese escalando constantemente en intensidad y complejidad. Ya en el cuarto capítulo, se explica cómo Monseñor desde un principio se opuso al reclutamiento de indígenas y jóvenes por parte del frente Domingo Laín, lo cual generó rechazo de este frente a la labor pastoral de Jaramillo. También se expone con documentos escritos por él, junto con los sacerdotes de la diócesis, su posición frente al conflicto. Así escribía el obispo: “a ustedes les consta que esta Iglesia no está parcializada con el Ejército, el DAS, la Policía, el MAS, con ningún partido político, ni con ningún grupo guerrillero, aun cuando alguno pretende apoyarse en el evangelio” (p. 80). De nada sirvieron estos comunicados, pues el 2 de octubre de 1989, en el caserío de Santa Isabel, municipio de Fortul (Arauca) fue secuestrado y posteriormente asesinado por miembros del Frente Domingo Laín. Dicho frente aceptó la autoría del ajusticiamiento argumentando la alianza de la jerarquía eclesiástica con la clase capitalista, la supuesta actitud reaccionaria del obispo por su apoyo a la acción contrainsurgente, su favorecimiento a las multinacionales del petróleo y su imparcialidad al lamentar la muerte de soldados en contraposición a la muerte de guerrilleros. Para el autor, dichas sindicaciones eran insuficientes y carentes de argumentos de fondo, no solo gracias a que el obispo había dejado clara su posición de neutralidad sino porque la comunidad de la región así lo expresaba. Por su parte, en el último capítulo, se reflexiona acerca de las reacciones frente al asesinato. En este, el autor destaca un pronunciamiento firmado por un grupo que se denominó Cristianos del Montón que lamentó el hecho e indicó que era inmerecido el castigo que propinó el Frente. Para este grupo, Jaramillo era un luchador a favor de la población, enemigo del paramilitarismo e incluso llegaron a indicar que el obispo era amigo de la población enlistada en la guerrilla, aunque condenara sus métodos de acción. Con base en este comunicado, solicitaron al Frente reconocer el asesinato como una equivocación. Además, se destacó la posición de la dirección nacional de la, para ese momento, UC-ELN4, la cual desautorizó al Frente Domingo Laín, calificando el ajusticiamiento como incompatible con la política de la organización y como un acto de indisciplina, ya que este tipo de acciones solo podían realizarse con la autorización de la dirigencia nacional. Años más adelante, Francisco Galán (ex miembro del ELN), en entrevista con Medina Gallego, calificó el hecho como un error craso de la guerrilla. Por último, se destaca que pobladores de la zona, sacerdotes, autoridades locales y personas cercanas a Monseñor, señalaron el hecho como un “crimen absurdo e indefendible” y lamentan hasta hoy lo ocurrido con el obispo. Medina Gallego concluye que el asesinato del obispo, quien fue beatificado en 2017, hace parte de la tragedia vivida a causa del largo conflicto armado en Colombia, en el cual, ni siquiera las iglesias han salido bien libradas. Este caso, al tratarse de un miembro de la jerarquía eclesiástica de la iglesia más importante del país, tuvo resonancia a nivel nacional, pero es apenas uno de los muchos otros que se deberían rescatar para alimentar la memoria del conflicto en nuestro país.
Notas
1 Al respecto véase: William Elvis Plata Quezada y Jhon Janer Vega Rincón. «Religión, conflicto armado colombiano y resistencia: un análisis bibliográfico». Anuario de Historia Regional y de las Fronteras 20 No. 2, (2015): 125-155.
2 Miembro del Centro de Pensamiento y Seguimiento a los Diálogos de Paz. Doctor y Magíster en Historia de la Universidad Nacional de Colombia. En la actualidad es profesor asociado de la misma universidad, adscrito a la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales.
3 Valdría la pena tener en cuenta los informes anuales publicados por la Asociación Cristiana Menonita para Justicia, Paz y Acción no violenta que hacen referencia a la victimización de iglesias no católicas. Véase: JUSTAPAZ, Un llamado profético. Las Iglesias colombianas documentan su sufrimiento y su esperanza. Bogotá: Centro Cristiano para Justicia, paz y acción no violenta JustapazFundación Seminario Bautista. 2006-2016.
4 La Unión Camilista – Ejército de Liberación Nacional, fue un nombre que tuvo la organización desde 1987 al fusionarse con MIR-Patria Libre.
Referencias
JUSTAPAZ, Un llamado profético. Las Iglesias colombianas documentan su sufrimiento y su esperanza. Bogotá: Centro Cristiano para Justicia, paz y acción no violenta Justapaz-Fundación Seminario Bautista. 2006- 2016. Plata Quezada, William Elvis y Jhon Janer Vega Rincón. “Religión, conflicto armado colombiano y resistencia: un análisis bibliográfico”. Anuario de Historia Regional y de las Fronteras 20 No.2 (2015): 125- 155.
Resenhista
Andrés Felipe Manosalva Correa – Doctor en Ciencias Sociales y Humanas – Pontificia Universidad Javeriana Magíster en Historia – Universidad Nacional de Colombia Politólogo – Universidad Nacional de Colombia.
Referências desta Resenha
GALLEGO, Carlos Medina. Conflicto armado, Iglesia y violencia. Un estudio de caso: monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, misionero javeriano de Yarumal y obispo de Arauca. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Derecho Ciencias Políticas y Sociales; Instituto Unidad de Investigaciones Jurídico Sociales Gerardo Molina (UNIJUS), 2018. Resenha de: CORREA, Andrés Felipe Manosalva. Revista Izquierdas, 49, 2020. Acessar publicação original [DR/JF]