De las historias nacionales a las circulaciones globales: redes, prácticas y saberes entre América y Europa (siglos XIX y XX) | Claves – Revista de Historia | 2018

Como ha ocurrido con otros proclamados “giros” historiográficos, el enfoque global, en sus múltiples variantes, ha sido acompañado por una serie de declaraciones y manifiestos que remarcan su potencialidad ante otras escalas y formas de hacer Historia consideradas como arcaicas, provincianas o nacionalistas. Como sostuvo en un pasaje muy citado David Armitage, uno de los promotores más entusiastas de la llamada Historia Atlántica:

“[…] if you are not doing an explicitly transnational, international or global project, you now have to explain why you are not. There is now sufficient evidence from a sufficiently wide range of historiographies that these transnational connections have been determinative, influential and shaping throughout recorded human history, for about as long as we’ve known about it. The hegemony of national historiography is over”. 1

Pese a que América Latina ha quedado relegada en términos comparativos, cada vez se escriben más ensayos e investigaciones sobre esta área del mundo inscriptos en un horizonte global, bajo la consigna de que ello permitirá reescribir antiguos tópicos y recortar nuevos problemas que los parámetros previos no posibilitaban ni siquiera visualizar.2 Sin embargo, pese a esta ola de optimismo y a los excelentes réditos científicos que el enfoque ha aparejado para muchos temas- en la actualidad también puede apreciarse una suerte de “inflación terminológica”, como han señalado varios autores, donde, año a año, se ponen en circulación definiciones y teorizaciones que intentan precisar qué es lo nuevo de esta tendencia y qué la diferencia de otras perspectivas previas o coetáneas con las que compite. Los numerosos manuales y diccionarios de Global History, World History, Connected History o Transnational History ilustran esa arborescencia de definiciones y taxonomías internas y su lectura, a la postre, puede resultar un poco decepcionante (e incluso exasperante) si lo que buscamos allí son claves para entender los fundamentos de las propuestas globales y sus potencialidades. Al final, lo que subyace como “identidad básica” de esos enfoques son una serie de elementos tan efectivos como genéricos: la necesidad de trascender los marcos del euro-centrismo o superar las escalas y categorías propias del Estado-nación (el gran perdedor de esta historia), la búsqueda de alternativas para territorializar los fenómenos estudiados y descentralizar los relatos, amén de un grupo de conceptos como circulación, interconexión e integración, auténticos “mantras” del campo de los estudios globales, como han señalado, entre otros, Jeremy Adelman y Sebastian Conrad.3

Por ello no es de extrañar que, a medida que se constata un avance constante de las global histories, hayan ido surgiendo cuestionamientos y voces críticas que proponen un “alto en el camino” para reflexionar sobre el grado de cumplimiento de sus promesas. Ello es perceptible sobre todo en el mundo anglosajón y en Francia, donde desde hace algunos años se están generando intercambios polémicos alrededor de las limitaciones del enfoque, de las difusas fronteras entre propuestas científicas y modas y de hasta dónde estas perspectivas han superado unas formas de practicar el oficio previas o si, por el contrario, solo han facilitado un lenguaje novedoso para revestir viejas modalidades disciplinares. Incluso, es posible que para muchos historiadores que se abocan a áreas como la historia de las relaciones internacionales, los flujos migratorios y mercantiles o los exilios, por citar solo unos pocos temas, el giro global solo haya provisto una retórica cosmopolita, cuyos aportes en términos explicativos no siempre es fácil percibir. En este sentido, las reflexiones realizadas por Jeremy Adelman4 son útiles para situarlas en la agenda latinoamericanista, dado que su autor es uno de los exponentes más destacados de este tipo de enfoque y un promotor de proyectos globales. Según este historiador, entre los desafíos a superar se encuentran las asimetrías lingüísticas que han ido estructurando el campo, aspecto que no siempre ha permitido superar los paradigmas euro-céntricos u occidentales:

“[…] las esperanzas de contar con narrativas cosmopolitas sobre ‘encuentros’ entre Occidente y Resto del Mundo condujo a algunos intercambios de una sola vía sobre la forma de lo global. Es difícil no concluir que la historia global es otra invención anglófona para integrar al Otro en una narrativa cosmopolita según nuestros propios términos. Algo así como la expansión de la economía mundial”.5

Asimismo, David Bell, en una reseña de A World Connecting: 1870-1914, editado en 2012 por Emily Rosenberg, remarcó el modo en que las grandes síntesis de historia global, en su afán por abarcar múltiples circuitos socioeconómicos, culturales y políticos y rubricar la multi-causalidad de los procesos históricos, han terminado por construir relatos sin hipótesis centrales fuertes, donde los conceptos de interconexión o redes suelen emplearse más a manera de metáfora que de explicación.6

Los trabajos reunidos en este dossier ejemplifican esa tensión entre unas premisas globales, compartidas en todos los casos, y unos modos de escribir y plasmar los resultados bastante diferentes, en tanto son tributarios de trayectorias personales y tradiciones historiográficas nacionales o regionales también muy diversas. Por ello, mientras unos aportes optan por el empleo de conceptos emanados de la historia internacional, otros se decantan por apelar al espacio atlántico o bien a la historia transnacional. En suma, quizás estemos ante una “hibridación”, fruto de una etapa de transición, propia de las historiografías latinoamericanas, donde gran parte del esfuerzo todavía se destina a trascender los límites forjados por el Estado-nación y sus territorialidades.

Tres de las investigaciones que aquí se presentan -las de Palla, Rodrigues de Oliveira y Figallo- aun con diferencias obvias de naturaleza analítica, constituyen cruces interesantes entre unas aproximaciones biográficas -o centradas en trayectorias individuales- y una aproximación global, una intersección teórico-metodológica que ha recibido mucha atención en los últimos años en Europa y los Estados Unidos de Norteamérica. A partir de esta constatación podría postularse que la biografía y la microhistoria han conocido a través de esta alianza una segunda inserción exitosa en el mercado historiográfico global. En efecto, numerosas investigaciones recientes que parten de una conjugación entre ambos registros han abordado una variada gama de desplazamientos que tiene por protagonistas agentes muy diversos, desde soldados, activistas internacionales o administradores coloniales hasta esclavos, convictos o familias transatlánticas, bajo la consigna de que esas trayectorias permiten visualizar las estrategias y recursos personales que los implicados pusieron en juego en sus peregrinajes y, al mismo tiempo, esclarecer dinámicas hasta el momento exploradas desde una óptica macro. Las experiencias que esos individuos van generando en su tránsito por ciudades, estados o imperios, o las redes y vínculos profesionales, culturales o políticos que establecen, posibilitan analizar –y a menudo rever- el modus operandi de la política y de la sociedad de una manera inédita. 7

El aporte de Marília Rodrigues de Oliveira aborda una etapa crucial en la construcción de los entramados institucionales de circulación de información y saberes criminológicos en Sudamérica a principios del siglo XX. Partiendo de los avances historiográficos recientes, que han enfatizado la necesidad de explorar las modalidades de colaboración policial transnacionales, la autora analiza en profundidad el Primer Convenio Policial Brasileño, llevado a cabo en São Paulo en 1912, y la participación que tuvo en su desarrollo Elysio de Carvalho, Director del Gabinete de Identificación de la Policía de Río de Janeiro, cargo al que había llegado tras una ajetreada carrera como seminarista, escritor polémico y propagandista del anarquismo. El estudio que propone la autora sobre la intervención de Carvalho en el marco de ese congreso arroja luz acerca de las principales propuestas y debates que circulaban entre las policías de ambas orillas del Atlántico: la difusión de la dactiloscopia -y su competencia con el bertillonage– los desafíos que implicaba el seguimiento y punición de los nuevos tipos de criminalidad internacional, la puesta en común de procedimientos de intercambio de información dentro de cada país o la conveniencia de institucionalizar un marco de colaboración policial internacional, en ese caso sudamericano. En suma, la contribución de Rodrigues de Oliveira, en su hábil contrapunto de diversas escalas estatales y transnacionales y de itinerarios personales y organizaciones colectivas, demuestra la enorme potencialidad de un enfoque global que no deja de lado la agencia de los individuos y sus trayectorias ni invalida los contextos locales, sino que los ubica en una red de significados más amplia, descorriendo el “velo” provinciano que habían impuesto las historiografías más nacionalistas.

El artículo de Adrián Márquez Rabuñal analiza el surgimiento de las políticas sobre drogas en Uruguay en el marco del internacionalismo de las primeras décadas del siglo XX, procurando desentrañar el peso relativo de los componentes locales y de las influencias internacionales que ambientaron la toma de decisiones sobre el tema. La cocaína y la morfina eran de consumo libre en el Uruguay del Novecientos y la primera de dichas drogas había tenido como entusiasta defensor al médico y diplomático Federico Susviela Guarch. Sin embargo, su colega Bernardo Etchepare, graduado en París en 1894 y pionero de la psiquiatría uruguaya, influenciado por su experiencia con pacientes con uso problemático de drogas, advirtió sobre el potencial riesgo del consumo de dichas sustancias. El autor sostiene que el conocimiento sobre el daño potencial que pueden causar las drogas no fue la causa determinante en la aprobación de la primera legislación sobre el tema en Uruguay, aunque sí informó las decisiones tomadas como resultado de las iniciativas para el control del opio que llegaron desde Europa. Así, en 1914, durante la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez, Uruguay adhirió a la Convención Internacional del Opio (1912), y al finalizar la Primera Guerra Mundial, se sumó a la creación de la Sociedad de las Naciones, en cuyo seno se originaron políticas sobre el control de los narcóticos. Sin embargo, la política prohibicionista impulsada por médicos y policías no se afianzaría hasta los años treinta, en el marco de la crisis del régimen democrático que se abre con el golpe de estado liderado por Gabriel Terra.

A partir de la fascinante “biografía global” del actor/boxeador inglés Willie Farrell (1893-1962), Jonathan Palla nos propone un relevante ejercicio historiográfico multi-escalar sobre la conformación de los circuitos transnacionales del pugilismo en las primeras décadas del siglo XX. Desde el planteo inicial del problema el autor abandona la idea clásica de una exportación/difusión lineal de ese deporte desde unos “centros de producción”, en este caso el Imperio Británico, hacia las periferias. Por el contrario, y sin desconocer la existencia de asimetrías políticas y culturales entre las diversas partes del mundo, Palla reconstruye con perspicacia un mapa de escenarios boxísticos globales, más allá de que, a priori, estos no “parecían encontrarse en una misma jerarquía de legitimidades, prestigios y réditos”. Gran Bretaña, Australia, los Estados Unidos de Norteamérica y el Río de la Plata aparecen así como un mismo entramado, con divergencias internas y nexos, que la carrera de Farrell y otros pugilistas citados en el texto permiten develar. El recorrido del boxeador inglés en la capital argentina, a partir de su arribo en 1922, le permite al autor abordar con un nuevo enfoque un conjunto de temáticas medulares, desde los procesos de reglamentación del deporte o sus difusos grados de legalidad, hasta el papel regional de Buenos Aires como uno de los principales nodos de una red más amplia, que incluía un trasiego continuo de combatientes entre Santiago de Chile y Montevideo. Por último, pero no por ello menos importante, el análisis concreto que Palla propone de la organización de los combates porteños en los que participó Farrell da cuenta detallada de los entretelones del boxeo como deporte, negocio y espectáculo popular en un momento clave de su expansión rioplatense.

El artículo de Beatriz Figallo, desde un campo de estudios de larga tradición como lo es la historia diplomática, contribuye desde varios ángulos al tema central que nos ocupa: circulación de personas e ideas, también de la creación de redes. El trabajo sigue los pasos de dos representantes diplomáticos de la España de Franco que llegan a Paraguay y a Argentina en la década de 1950: Ernesto Giménez Caballero y José María Alfaro, respectivamente. Tenían por misión contribuir a la nueva etapa de la política exterior de España hacia América Latina, abriendo paso a las inversiones de ese país y favoreciendo el desarrollo del comercio a través del Atlántico. Ambos funcionarios eran escritores y sumaban a su vocación literaria la condición de “camisas viejas” del falangismo. Para cumplir con su labor apelaron a la retórica de la Hispanidad y establecieron vínculos con sectores capaces de prestar oído atento a la propaganda de un desarrollismo autoritario. Giménez Caballero desarrolló estrechos lazos con el presidente Alfredo Stroessner y consiguió la firma de contratos para la construcción de buques en astilleros españoles. Alfaro, “poeta oficial del falangismo” y periodista experiente, logró emplear sus capacidades y las de sus colaboradores para sortear las críticas de los sectores liberales al régimen de español, construyendo vínculos con grupos de poder -entre ellos, los militaresde la Argentina posperonista. Entre sus logros estuvo la construcción por empresas españolas de dos centrales hidroeléctricas en la cordillera de los Andes. El texto tiene, asimismo, un interés suplementario: la documentación inédita en que se sustenta, perteneciente al Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, tiene hoy su acceso vedado a los investigadores y el público en general.

En suma, los artículos reunidos en el presente dossier, en su variedad de formulaciones terminológicas y propuestas temáticas, constituyen aportes sólidos para una agenda latinoamericanista global en plena construcción. Asimismo –y ello no es un mérito menor- demuestran la viabilidad de encaminar propuestas historiográficas que empleen, sin excesos retóricos, unas territorialidades amplias y una forma de pensar los problemas en clave transfronteriza que, como queda claro, muchos actores de la época ya poseían de manera acabada

Notas

1 “[…] En este momento, si no estás haciendo un proyecto explícitamente trasnacional, internacional o global, tienes que explicar por qué. Ahora existe evidencia suficiente en un abanico historiográfico suficientemente amplio de que esas conexiones trasnacionales han sido determinantes, influyentes y decisivas durante la historia humana desde que existen registros y desde que la conocemos. La hegemonía de la historia nacional ha terminado”. VAN ITTERSUM, Martine, JACOBS, Jaap, “Are We All Global Historians Now? An Interview with David Armitage”, Itinerario, Vol. 36, Nº 2, 2012, p. 16.

2 Para un repaso del estado del arte en América Latina remitimos a BROWN, Matthew, “The global history of Latin America”, Journal of Global History, Nº 10, 2015, pp. 365-386; ROJAS, Carlos, RINKE, Stephan (coords.), Historia Global: Perspectivas y Tensiones, Stuttgart, Verlag HansDieter Heinz, 2017; HAUSBERGER, Bernd, PANI, Erika, “Historia Global. Presentación”, Historia Mexicana, Vol. 68, Nº1, 2018. También es muy interesante el dossier coordinado por José Antonio Sánchez Román: “Argentina y América Latina en la historia política transnacional”, en Programa Interuniversitario de Historia Política. http://historiapolitica.com/dossiers/dossier-argentina-y-america-latina-en-la-historia-politicatrasnacional/

3 CONRAD, Sebastian, What is Global History, Princeton, Princeton University Press, 2016; ADELMAN, Jeremy, “¿Qué es la Historia Global hoy en día?” (versión original: “¿What is Global History Now”?, Aeon, 2/3/2017. Aquí nos basamos en la traducción, autorizada por el autor, aparecida en el Foro Historia Global Online:

historiaglobalonline.com/…/que-es-la-historia-global-hoy-en-dia-por-jeremy-adelman/

4 Irónicamente, pese a que Adelman es uno de los impulsores y exponentes más destacados de la perspectiva global, sus reflexiones, al igual que las de Bell, fueron tomadas como un ataque a la totalidad del enfoque y sus premisas por parte de algunos de sus colegas, dando pie una interesante intercambio: DRAYTON, Richard, MOTADEL, David, “Discussion: the futures of global history”, Journal of Global History, Vol. 13, Nº1, March 2018, pp. 1-21.

5 ADELMAN, Jeremy, “¿Qué es la Historia Global hoy en día?”, cit.

6 BELL, David, “This Is What Happens When Historians Overuse the Idea of the Network”, The New Republic, 25/10/2013. Marc-William Palen respondió a la reseña en “In Defense of Global History”, 17/11/2013, seguida de una réplica de Bell, “Diminishing Returns of the Global Turn”, 26/11/2013. Ambos ensayos pueden consultarse en el sitio: “Imperial & Global Forum”.

7 LEVI, Giovanni, “Microhistoria e Historia Global”, Historia Crítica, Nº 69, Julio-Septiembre de 2018, pp. 21-35; LAMBERT, David, “Reflections on the Concept of Imperial Biographies. The British Case”, Geschichte und Gesellschaft, Nº 40, Januar-März 2014, pp. 22-41; MITCHELL, Laura, SELIGMAN, Andrea, “Introduction: Moving Beyond the ‘Usual Suspects’”, en “Forum New Biographies in World History”, World History Connected, Vol. 14, Nº 1, 2017; POTTER, Simon, SAHA, Jonathan, “Global History, Imperial History and Connected Histories of Empire”, Journal of Colonialism and Colonial History, 16, Vol.1, 2015; PONS, Anaclet, “De los detalles al todo: historia cultural y biografías globales”, História da historiografia, agosto de 2013, pp. 156-175; COSSART, Brice, “’Global Lives’: Writing Global History with a Biographical Approach”, Entremons. UPF Journal of World History, Nº 5, junio de 2013; GINZBURG, Carlo, “Microhistory and world history”, en BENTLEY, Jerry, SUBRAHMANYAM, Sanjay, WIESNERHANKS, Merry (eds), The Cambridge World History. Volume VI: The Construction of a Global World, 1400-1800 CE. , Part 2: Patterns of Chance. Cambridge, Cambridge University Press, 2015, pp.446-473.


Organizadores

Mario Etchechury Barrera – Investigaciones Socio-Históricas Regionales (ISHIR), Conicet, Rosario, Argentina.

Ana María Rodríguez Ayçaguer – Universidad de la República, Uruguay.


Referências desta apresentação

BARRERA, Mario Etchechury; AYÇAGUER, Ana María Rodríguez. Introducción. Claves. Revista de Historia. Montevideo, v.4, n.7, p. 1-8, jul./dic. 2018. Acessar publicação original [DR]

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