Francisco Martínez de Vergara y la Cacica de Chacabuco. En Encuentro de Etnohistoriadores | | Alberto Medina Rojas e Eduardo Téllez Lúgaro

Luego de su lectura, he estimado necesario escribir unas líneas para reseñar “un capítulo del mestizaje aristrocrático en el Chile Colonial”, según reza el subtítulo de este estudio. Primero, Francisco Martínez de Vergara es un genearca de nuestra nacionalidad y, en segundo lugar, estas páginas son un ejemplo de cómo pueden y deben aliarse la genealogía y la etnohistoria para coadyuvar a un mejor conocimiento de la historia social del país, “interrelación que no siempre ha sido captada en profundidad”, como infieren los autores al final del artículo.

Al comienzo se deja bien v documentalmente establecida la ninguna relación entre el principal asociado de Pedro de Valdivia entre 1539 y 1543 y Lucas Martínez Vegazo, con quien no era consanguíneo, como equivocadamente algunos supusieron por la identidad del patronímico “Martínez”. Con datos precisos se desmienten equívocos, en los cuales cayeron sabios tan emim’n· tes como don Tomás Thayer Ojeda o don Crescente Errázuriz, y quienes mucho después de ellos han repetido sin revisión o aumento de las fuentes.

A continuación, se analizan las circunstancias de Francisco Martínez de Vergara y su actuación empresarial en la incipiente formación de la sociedad chilena y su arraigo y consolidación en las finanzas de la recién creada gobernación. Martínez de Vergara “conocía las ventajas que supone el saber administrar económicamente la retaguardia” en una “nación fuertemente dominada por el símbolo militar”. En ese mundo que se despedía de la Edad Media, Valdivia encarnó la faz política v Francisco Martínez la faz económica. El primero fue el Padre de la Patria y el segundo el progenitor de la economía v de la empresa nacional. Este mercader aventurero, esforzado y afortunado, sin armas, obtuvo encomienda, lo que acrecentó su prestigio, y tierras en Colina, principalmente, las que adquirió, amén de una chacra en la Cañada y casas importantes en Santiago, de cuyo Cabildo fue consejal, Fiel Ejecutor, Alguacil Mayor, Procurador y Alcalde Ordinario, además de ser designado Regidor Perpetuo por el Rey Felipe II.

Martínez de Vergara no tuvo descendencia en su legítima mujer peninsular María de Vergara, pero si la tuvo en la viuda española María González Cabezudo (Luis Núñez de Vergara y Luciana de Vergara), en madre desconocida (Francisco Martínez de Vergara), y en Doña Mariana Pichunlien (Pico de Plata) noble india picunche de Chacabuco, presumiblemente hija del cacique de tal denominación, la que siempre recibió el título de cortesía de cacica y en cuyas tierras Francisco Martínez poseyó encomienda. En ella engendró a Gonzalo Martínez de Vergara, nacido pocos años antes de la muerte de su progenitor.

La figura de este hijo mestizo permite a los autores juzgar la movilidad de una sociedad en formación, caracterizada por una conjunción de rasgos culturales y étnicos que se complementaron y que demuestran una mayor fluidez que aquélla con que a priori se la juzga. Esto confirma el sentido de homologación paritaria que la propia legislación hispana contempla y que no fue letra muerta.

Este linaje mestizo, con lustre por ambas sábanas, no sólo por prosapia, que, de ella más podemos presumir que conocer, y méritos indudables, adquiere un mayor enaltecimiento por el matrimonio contraído por Gonzalo con doña Teresa de Ahumada, descendiente por su abolorio de conquistadores, encomenderos, terratenientes, mariscales y gente principal del reino, además de algunos naturales que sirvieron para americanizar la estirpe. A ello hay que añadir que su pariente más famosa fue Santa Teresa de Jesús, hermana de su abuelo Agustín de Ahumada.

Es el mestizaje hispanizado el que prima en la sociedad del Chile de los siglos XVI y XVII, que con sus modos y modas da señorío a esa comunidad nuclear de la nobleza indiana, que se difumina y multiplica en un amasijo constante, para adquirir más blancor de harina que morenez de afrecho. La descendencia de Gonzalo Martínez de Vergara, vasta y pujante, nos llega a muchos y los autores cumplen ampliamente su objetivo de “ilustrar mediante análisis de algunos casos específicos la ligazón que familia señoriales chilenas tienen con nuestro ancestro indígena a través del mestizaje inicial”.

Una amplia bibliografía y anexo documental que transcribe el ilustrativo testamento del Capitán Gonzalo Martínez de Vergara cierran este trabajo que debe ser imitado.


Resenhista

Isidoro Vázquez de Acuña – Miembro de la Academia Chilena de la Historia.


Referências desta Resenha

ROJAS, Alberto Medina; LÚGARO, Eduardo Téllez. Francisco Martínez de Vergara y la Cacica de Chacabuco. En Encuentro de Etnohistoriadores. Departamento de Ciencias Históricas; Facultad de Filosofía, Humanidades y Educación; Universidad de Chile, enero 1988, pp. 153 a 193. Serie Nuevo Mundo: Cinco Siglos Nº 1. Resenha de: ACUÑA, Isidoro Vázquez de. Cuadernos de Historia. Santiago, n.8, p. 169-170, Diciembre, 1988.

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