Immigrants a les escoles – DEUSDAD (I-DCSGH)

DEUSDAD, Blanca. Immigrants a les escoles. Resenha de: BELLATI, Ilaria. Íber – Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia, n.79, abr., 2015.

Con Immigrants a les escoles, Blanca Deusdad, doctora en sociología y docente en la Universidad Rovira i Virgili, ha ganado en 2008 el décimo segundo premio Batec a la investigación e innovación educativas. Las conclusiones y reflexiones de este libro son el fruto de un trabajo acerca de los efectos del aumento de la población extranjera en la sociedad catalana y sus consecuencias en las aulas escolares.

El estudio, que se ha implementado durante el curso 2007-2008 en siete institutos de secundaria obligatoria, seis de Cataluña y uno de Estados Unidos, analiza las diversas posturas asumidas ante el gran reto de la educación multicultural, así como las dinámicas de integración y segregación de los alumnos recién llegados, dentro y fuera del aula, a través de minuciosas pautas de observación y entrevistas semiestructuradas.

Aunque los acontecimientos económicos actuales han reducido, e incluso invertido, los fenómenos migratorios que cambiaron durante los primeros años del siglo la composición étnica de la sociedad española, los efectos de esta movilización siguen provocando fuertes contrastes en la realidad escolar. Entre las causas aducidas por la autora destacan la falta de soluciones prácticas y de pautas pedagógicas específicas, junto con la inexperiencia de los nuevos países de acogida, como España e Italia, en buscar estrategias integradoras.

En el primer capítulo, la doctora Deusdad aporta datos relativos al porcentaje de la población escolar extranjera presente en el territorio español y catalán durante el período 2006-2008, y su distribución por nacionalidad. Asimismo, relaciona estos datos con diferentes fenómenos sociológicos de la actualidad, enmarcándolos en el macrocontexto de la globalización.

En el segundo capítulo se describen distintos sistemas de recepción de alumnos extranjeros en las aulas catalanas y españolas. Deusdad los divide en «modelos integrados», que privilegian la incorporación inmediata de los niños recién llegados en las aulas ordinarias, y «modelos separados», en donde la integración se efectúa en un término más largo. El más frecuente en la educación secundaria catalana es el «modelo de separación transitoria», que tiene lugar dentro del mismo centro escolar y es comúnmente conocido como «aulas de acogida». En este sentido, la autora nos informa acerca de las dinámicas que promovieron la creación de modelos separados de inserción escolar, conocidos como EBE, cuyo objetivo era solucionar la incorporación progresiva y discontinua del alumnado extranjero durante el curso escolar, clarificando además la polémica que estas medidas provocaron en distintas esferas políticas y educativas de la sociedad.

En el tercer capítulo se reúnen varias reflexiones teóricas que fundamentan el estudio de la definición de sociedad multicultural y se analizan los términos de «racismo» y «xenofobia», así como la manera en que estos fenómenos se manifiestan en la educación catalana. Deusdad nos informa acerca de la proliferación de visiones estereotipadas que se reproducen en el aula en forma de episodios de violencia y menosprecios, alimentadas por prácticas educativas asimiladoras más que integradoras que justifican la superioridad de la cultura de recepción respecto a la de acogida.

En el cuarto capítulo la autora se centra en el análisis de los centros educativos escogidos. Describe el porcentaje de inmigrantes calculados por nacionalidad, y lo compara con los datos generales del país, la comunidad autónoma, la población y el entorno del barrio. Para llevar a cabo la muestra representativa ha elegido dos centros del Raval y dos de la periferia de la ciudad, uno en Terrassa y otro en Hospitalet de Llobregat, todos ellos con un alto porcentaje de alumnos extranjeros; así como otros dos centros que poseen un porcentaje más bajo, uno en Cunit y un colegio concertado de Vic.

En el quinto capítulo Deusdad describe las actuaciones de acogida de un instituto de la ciudad de Cambridge, en el estado de Massachusetts, que tiene una larga trayectoria en prácticas educativas multiculturales integradoras. La autora no pretende comparar dos sociedades tan distintas, pero invita a nuestro profesorado a reflexionar acerca de otras maneras de enfrentarse a un alumnado extranjero con características similares. Una vez analizados los datos del instituto, entre las medidas de acogida asumidas por el centro norteamericano Deusdad destaca la presencia de órganos especiales de atención para los alumnos y sus familias, junto con programas específicos para mejorar la conducta. Asimismo describe diversas iniciativas para favorecer la interculturalidad en el centro de acogida que alimentan una visión positiva del otro.

El capítulo sexto constituye el corazón de la investigación y es por lo tanto el más extenso. Para comprender cómo se lleva a cabo la acogida del alumnado extranjero en los centros educativos de secundaria de Cataluña, la autora analiza el protocolo seguido por estos, cuestionando la calidad de las nuevas incorporaciones en cuanto a espacio, información personalizada a las familias o dificultad en la comunicación. Señala también la escasez de mediadores culturales y de pautas para el proceso de transición del nuevo alumnado a las aulas ordinarias que faciliten la integración, así como el poco conocimiento del grado de escolarización del alumnado y del sistema educativo de origen.

Deusdad hace referencia a las dificultades del alumnado extranjero para afrontar su integración y rendimiento escolar, sobre todo a causa de la carga emocional que supone el proceso migratorio, el grado de escolarización recibido en el país de procedencia y el bajo nivel sociocultural y económico de las familias. También alude a los problemas del profesorado para procurar una atención individualizada a partir de la adaptación del material de aprendizaje y la evaluación. El capítulo concluye con varias entrevistas dirigidas al profesorado y al alumnado relativas a las trabas en el aprendizaje y la enseñanza que complementan los datos cuantitativos analizados hasta hora.

En el capítulo séptimo, la autora resume sus observaciones realizadas durante las horas del patio, corroborando su hipótesis inicial basada en la suposición de una realidad escolar poco integrada entre el alumnado de diferentes procedencias, sobre todo el de origen magrebí y, en menor medida, el de origen latinoamericano, que daría lugar a episodios de conflictividad. A partir de las entrevistas al profesorado y las observaciones referentes al alumnado, Deusdad destaca algunos impedimentos para establecer relaciones multiculturales dentro del grupo-clase que revelan una actitud antimigratoria, aunque no extrema. Se trata de un racismo encubierto, no ideológico, que refleja hostilidad hacia el alumnado extranjero y evidencia la vulnerabilidad de los alumnos con respecto a estereotipos y prejuicios que provienen de su entorno social.

En algunos casos se ha apreciado un rechazo por parte del alumnado de un mismo grupo cultural que lleva más tiempo en el país de acogida hacia sus coetáneos recién llegados, al querer marcar su diferencia y asimilación con el grupo-clase. Lo cual traduce una práctica de autoaislamiento, sobre todo cuando en un centro hay un grupo con una alta representación de una nacionalidad extranjera. La autora, también, señala la reproducción de mecanismos de separación de género que desfavorecen la integración de las niñas.

Finalmente, Deusdad concluye que la mayoría de los centros escolares analizados en Cataluña no trabajan la interculturalidad, que es exclusiva de las aulas de acogida y no forman parte del conjunto de los programas educativos de centro, al depender casi exclusivamente de la iniciativa del profesorado. La autora considera que, si bien las actividades extraescolares son las más favorables para la integración, el alumnado extranjero no participa en ellas porque no está acostumbrado en sus países de origen, además de por los problemas económicos de sus familias.

En el capítulo séptimo, Deusdad resume los resultados de su investigación sobre las observaciones conducidas en las aulas, describiendo las variables que inciden a priori en el clima que se respira en las clases, las iniciativas que se realizan en las aulas de acogida para favorecer la integración de los recién llegados y, finalmente, las actividades llevadas a cabo en las aulas ordinarias durante las horas lectivas de historia y geografía de 3.º de ESO.

Las conclusiones se recogen en el capítulo octavo, en donde también se avanzan una serie de propuestas. Entre otras, evitar la agrupación de alumnos por nacionalidad porque aumenta la falta de integración; implementar una atención diversificada para solucionar las dificultades de aprendizaje; ofrecer una educación intercultural desde las ciencias sociales; o comprender en profundidad los motivos de segregación en las aulas, que pueden tener su causa en cuestiones de género, identidad u honor.

La recesión de los fenómenos migratorios del sur del planeta en los países miembros de la Unión Europea no debería obviar la necesidad de seguir avanzando en la búsqueda de soluciones que superen los conflictos sociales de la nueva realidad poliétnica de la sociedad catalana fuera y dentro del aula. Los fenómenos relacionados con la globalización precisan hacer de la escuela un lugar de sociabilización y aprendizaje alternativo a las demás formas de información y conocimiento al uso en los adolescentes, vulnerables a visiones estereotipadas y poco matizadas del otro.

Con esta investigación la autora no pretende generalizar los resultados de las problemáticas analizadas, pero sí sensibilizar a la comunidad educativa con respecto a la realidad escolar actual, ofreciendo pautas para la observación y la comprensión en profundidad de las dinámicas de segregación que generan conflictos en el grupo-clase.

El libro concluye con un noveno capítulo en el que Deusdad presenta una serie de propuestas para promover las relaciones interculturales en las aulas de secundaria, basadas en el conocimiento y respeto del otro. Se trata de un protocolo para acoger al recién llegado en las aulas ordinarias, trece puntos para fomentar una educación integrada y más empática. Por ejemplo, aconseja al profesorado organizar actividades en grupos con material adaptado y programación individualizada (LIC), con el fin de que los alumnos puedan ser motivados de una forma más apropiada y personalizada. Para ello sugiere la creación de comisiones de interculturalidad que adapten el material escolar, promuevan actividades culturales centradas en las diferentes etnias, o vigilen la presencia de actitudes o episodios xenófobos en las aulas. Asimismo, parece superfluo, pero no lo es, aconseja tener diccionarios bilingües en las clases y utilizar recursos informáticos que dinamicen el aprendizaje. Además de una serie de estrategias para facilitar la cohesión durante la hora del patio, el diálogo con las asociaciones musulmanas y la sensibilización con respecto a la higiene personal, la autora sugiere la creación de espacios y aulas gestionados por los propios alumnos en donde organizar actividades extraescolares que faciliten el encuentro. Entre todas estas sugerencias destacamos aquí la necesidad de una interculturalidad más profunda a través de programaciones curriculares más inclusivas, sobre todo desde el área de ciencias sociales. Consideramos que este aspecto constituye un punto fundamental para dar a conocer a los alumnos los lazos históricos comunes existentes entre todas las culturas, unos nexos que podrían superar la visión exclusivista del «nosotros» y la actitud asimiladora de la cultura de recepción respecto a la de acogida.

Ilaria Bellatti

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