O Caribe como espaço de representações / Revista Brasileira do Caribe / 2014

Desde los viajes de Colón, cuando este intrépido marinero comparó a la región del Caribe con el paraíso, se han formulado varias ideas acerca del conjunto de islas y mares que las rodean, ideas que han alimentado los imaginarios de muchas generaciones de diversas latitudes. En todas ellas la llamada región del Caribe aparece como un espacio que ha sido objeto de innumerables representaciones. Es decir, tras un proceso de percepción e interpretación se han presentado recreaciones de una cierta “realidad”, estructuras de comprensión, a través de las cuales “el sujeto mira el mundo: sus cosmovisiones, su mentalidad, su percepción histórica” (SZURMUK Y MCKEE IRWIN, 2009, p.250).

En el conjunto de trabajos reunidos en este número ofrecemos muestras de algunas representaciones del Caribe que circularon y que formaron parte de un sistema de prácticas sociales y culturales en las que los agentes que realizaron esas representaciones apelaron a referentes, reales o imaginarios.

En primer lugar hablamos de las representaciones cartográfi cas que a lo largo del siglo XX se difundieron mediante grandes mapas a colores que eran distribuidos como suplemento por la revista National Geographic. En ellos se percibe el cambio en el signifi cado de la región como zona de defensa, lugar ideal para la inversión, y ante todo espacio propicio para el turismo. En los diversos mapas vemos cómo se representa también la actuación de Estados Unidos sobre ese espacio. En particular, en el mapa elaborado en 1987, lo que constatamos es la representación de los diversos ciclos de la historia de la zona desde la llegada de Cristóbal Colón y hasta la consolidación del llamado siglo americano.

En el segundo trabajo reunido en este número, el Golfo- Caribe es el espacio de confrontación entre los intereses de la Real Hacienda novohispana y los intereses particulares de los contrabandistas. El mar representa el lugar idóneo para realizar las transacciones que generarán las subastas y con ellas los crecientes ingresos, pero sobre todo, lo que el artículo de Julio Rodríguez describe es el espacio de acción de las redes de poder entre contrabandistas y funcionarios reales.

En su análisis de la dinámica que siguió el partido de Bacalar y su área aledaña, durante el siglo XVII, la autora Gabriela Barke destaca cómo éste forma parte de un complicado proceso en el cual los sujetos que intervinieron en él “crearon un paisaje modifi cado de acuerdo a sus percepciones, acciones, relaciones y usos”. Fue, en primer lugar, contenedor de una enmarañada red de relaciones políticas, económicas y sociales, vinculadas tanto al ámbito local como al internacional, pero también, fue lugar de refugio y aislamiento para los nativos, y zona despoblada y fuera de control para los conquistadores. En la colaboración de Silvia Rábago percibimos cómo las representaciones que los encargados de la diplomacia mexicana construyeron del Caribe marcaron sus decisiones y su actuación en la región en el siglo XIX.

La educación rural en las islas del Caribe, producto de las intervenciones militares de Estados Unidos, es el tema del texto de Juan Alfonseca. Esa educación contribuyó a construir representaciones de las realidades donde se inscribió y, en función de esas representaciones, propuso la inserción del campesinado en el mercado agroexportador de las Antillas mayores.

En el texto de Yoel Cordoví somos testigos de cómo operaron las representaciones de lo que se percibía como la realidad cubana, nos adentramos en las estrategias expedicionarias concebidas y articuladas por las estructuras directivas de la Delegación Plenipotenciaria de la República de Cuba en Armas, constituidas durante la guerra de independencia (1895-1898), y conocemos los pasos seguidos para vencer los obstáculos que impusieron a los revolucionarios cubanos las autoridades de Estados Unidos. Estrategias en las que la astucia, las infl uencias y el dinero tuvieron un papel hasta ahora no sufi cientemente resaltado. Mientras, el artículo escrito por Erik del Ángel presenta a La Habana como el lugar en el que se podía conspirar, pero ante todo se identifi caba como el lugar idóneo para salvar la vida. Hilda Vázquez Medina continúa, en el siglo XX, la refl exión sobre las representaciones y la actuación de la diplomacia mexicana en el Caribe.

Finalmente, dos trabajos sobre música del Caribe son el medio utilizado para analizar otros ámbitos de representación. En el estudio de la salsa propone Alejandro Martínez mostrar la opresión sobre el afrodescendiente y la imagen estereotipada de éste. El rap ofrece, de acuerdo con Allysson Fernandes imágenes de la exclusión del negro en Cuba. Lo que los trabajos aquí publicados muestran es que el Caribe es mucho más que un espacio concreto. Es, más bien, sujeto y objeto de múltiples representaciones. Desde la geografía, la cartografía, la historia, la diplomacia, la educación, la música.

Referencias

SZURMUK, Mónica y MCKEE IRWIN, Robert Coords. Diccionario de Estudios Culturales Latinoamericanos, México: Instituto Mora/Siglo XXI, 2009.

Laura Muñoz – Instituto Mora/ Mex DF.


MÚÑOZ, Laura. O Caribe como espaço de representações. Revista Brasileira do Caribe, São Luís, v.14, n.28, jan./jun., 2014. Acessar publicação original. [IF].

Acessar dossiê