Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de “la Idea” en Chile, 1893-1915

Sergio Grez es autor de un libro ya clásico sobre la historia del movimiento popular chileno en el siglo XIX y su rica experiencia organizativa e intelectual. Prolongando esa historia, en esta obra estudia el desplazamiento del foco popular, que con el cambio de siglo pasó de los artesanos ilustrados a los obreros militantes, y el correlativo surgimiento y apogeo de los grupos anarquistas.

Vale la pena leerlo en paralelo con el excelente libro de Juan Suriano Anarquistas. El anarquismo chileno, tan vigoroso como el argentino, tuvo rasgos específicos, visibles no tanto en sus textos como en sus prácticas sociales y políticas. Una de las principales diferencias radica en la ausencia en Chile de la inmigración masiva, que en la Argentina ayudó a implantar los primeros núcleos libertarios. En Chile los anarquistas surgieron de la decantación de tendencias existentes en el interior del movimiento popular. Los primeros anarquistas aparecieron en sociedades populares y periódicos de combate, que tomaban distancia del mutualismo dominante. Allí coexistían y discutían con otros militantes: los socialistas, que todavía no tenían partido, y los “democráticos” – del partido Demócrata– que desde 1887 impulsaban en Chile la luchas políticas y sociales. Leia Mais

Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de la “Idea” en Chile, 1893-1915 | Sergio Grez

Sobre el anarquismo circulan, aún hoy, una serie de supuestos vulgares que se han convertido en sentido común. En ocasiones, estas visiones devienen en construcciones míticas, pues suelen tener un sesgo positivo y de marcada simpatía hacia los anarquistas, abonando una imagen de luchadores sociales idealistas, honestos, incorruptibles y tenaces. Más allá de la relativa veracidad de estos atributos, los militantes ácratas aparecen hoy, cuando los partidos políticos no gozan de una buena imagen de la opinión pública, como verdaderos ejemplos de una conducta política imbuida de rectitud ética y moral.

Pero, por otro lado se ha construido una imagen negativa del anarquismo, también simplista y sesgada ideológicamente, proveniente del marxismo que ha negado y subestimado el aporte libertario a la construcción de los movimientos obreros y las luchas sociales. Esta imagen comenzó a construirse con las críticas de Marx a Bakunin durante los debates de la Primera Internacional, se mantuvo a lo largo del tiempo y fue retomada por los historiadores marxistas1. En todo caso, cuando reconocen una activa participación ácrata, ésta es impugnada por las propias características de las concepciones doctrinarias e ideológicas sustentadas por los anarquistas. Leia Mais