The class matrix: social theory after the cultural turn | Vivek Chibber

Luego del giro cultural iniciado en la década de los 70 del siglo pasado, parte del debate en torno a la teoría social, en un intento por corregir las visiones deterministas difundidas por el marxismo clásico, ha girado en torno al rol de la subjetividad, lo particular y las experiencias individuales como fundamentos determinantes para comprender los conflictos sociales. Lo anterior, ha desencadenado en que teorías con paradigmas de carácter estructural hayan perdido popularidad para analizar los fenómenos sociales, siendo el marxismo una de las teorías más vilipendiadas. Categorías como clases sociales, capitalismo, explotación y lucha de clases, cada vez son menos frecuentes entre los análisis coyunturales y de carácter histórico. ¿Es que el capitalismo y sus efectos sobre la sociedad puede explicarse por variables culturales? En esta corta pero ambiciosa obra, el sociólogo marxista Vivek Chibber se impone una tarea clara y bien definida: rescatar y revalorizar la teoría materialista en los debates sociológicos de nuestro tiempo. Para esta labor, el académico organiza toda su argumentación en torno a responder las críticas de la teoría que considera ha desplazado al marxismo en los análisis sociales contemporáneos, a saber, los estudios culturales. Ahora bien, esta no es solo una nueva obra que intenta reproducir al pie de la letra los escritos marxistas tradicionales y conocidos por gran parte de los entendidos. Por el contrario, esta obra es un intento por actualizar la teoría materialista, reflexionando sobre los errores de las generaciones previas y tratando de situarse sobre vacíos, incluyendo eso que para seguidores del marxismo ortodoxo suena tan esquivo: la cultura. Por tanto, este es un escrito que intenta romper con el determinismo característico de la teoría marxista del siglo pasado, se empeña por sostener que la teoría materialista sigue siendo la principal herramienta teórica para analizar las sociedades capitalistas y, aún más importante, trata de incorporar y posicionar el rol de la cultura en la teoría materialista. Para lograr ese proyecto, el académico formado por Erik Wright escribe minuciosamente su obra bajo la siguiente y reveladora idea: “This book develops a theory of class structure and class formation by way of response to the cultural turn. It is written with the conviction that the road back to materialism goes through culture, not around it” (p.16) [Este libro desarrolla una teoría de la estructura de clases y de formación de clases como respuesta al giro cultural. Está escrito con la convicción de que el camino de vuelta al materialismo pasa por la cultura, no por rodearla]. De este modo, el autor minuciosamente divide su obra en 5 capítulos, cada uno con propósitos y desafíos específicos, pero que, sin embargo, convergen en intentar responder tanto a los cimientos teóricos del giro cultural, así como también develar una teoría marxista de la sociedad que responda a los desafíos y giros que ha tenido la sociedad en el último siglo. Una de las ideas que ha adquirido protagonismo desde el inicio del giro cultural dice relación con que las estructuras están subordinadas, de alguna u otra manera, a las constelaciones de los significados; el primer capítulo se encarga de abordar esta propuesta. De este modo, y aceptando de manera parcelada la propuesta de que los agentes tienen que interpretar la estructuras, el pasaje se centra en rebatir la tesis más popular entre los estudios culturales. La argumentación de Chibber se fundamenta en la naturaleza del capitalismo en sí mismo, es decir, la explícita condición que los trabajadores, mediante las relaciones laborales desarrollan ante la necesidad de supervivencia física del mismo. Para el autor, mientras exista una estructura que obligue a los sujetos a vender su fuerza de trabajo como medio para la supervivencia, los significados, y por tanto la cultura, quedan relegados a otro plano explicativo. Ahora bien, ¿cuál es el rol de la cultura? El sociólogo señala que la cultura juega un rol importante en la mediación de la estructura y de la práctica económica de los sujetos, y sobre todo, por el rol que juega para proveer los códigos necesarios para activar la estructura: “culture is still the proximate cause of structure’s stability in that it provides the codes and meanings needed to actívate the scturures [la cultura es todavía la causa próxima de la estabilidad de la estructura en tanto provee de los códigos y significados requeridos para activar las estructuras].” p.39 Otro de los motivos que dieron rienda al giro cultural, fue el determinismo -asociado al marxismo clásico- respecto a la formación de “clase en sí”. Dicho de otro modo, la teoría indicaba que debido a la explotación sobre la que se basa el capitalismo se generaría una resistencia colectiva que terminaría por decantar en una organización política que, finalmente, derrocaría al capitalismo. En el segundo capítulo, Chibber se hace cargo de este postulado y lo enfrenta. En él se busca renovar la teoría de la formación de clases rompiendo con el determinismo del marxismo clásico, pero confirmando que sí existe un proceso de formación de clases en el presente modo de producción asociado a las estructuras económicas. Esta vez, lo que el autor propone es que la resistencia, en primera instancia, no ocurre de manera colectiva, si no que de manera individual. Lo anterior tendría explicación en la distribución desigual de los recursos en el capitalismo -tales como el poder y el capital- , generando que los trabajadores tengan que enfrentarse a la estructura de manera solitaria frente a los dueños del capital. Ahora bien, ¿cómo ocurre entonces la formación de clase? A juicio del sociólogo, esta reside en condiciones ambientales externas de carácter favorable (i.e. un cambio en la estructura) y cambios en el cálculo moral sobre cómo juzgan esas condiciones. En este último punto vuelve recurrir a la cultura para explicar la formación de la clase, sosteniendo que una de las condiciones externas al proceso de formación de clase pasa por esta: “The indispensable ingredient, in addition to a favorable external environment is cultural– a shift in workers’ normative orientation to solidaristic [El ingrediente indispensable, sumado a las favorables condiciones externas es cultural– un cambio en la orientación normativa de los trabajadores a solidaria].” (p.68) El capítulo tres, está enfocado a explicar el problema de la reproducción en el capitalismo. En específico, la pregunta que intenta resolver este apartado es: dado que el capitalismo está generando permanentemente resistencia hacia él ¿cómo es que sobrevive? Chibber diverge, una vez más, de las explicaciones culturalistas, argumentando de entrada que la explicación a esta interrogante está en la estructura de clases en sí misma y no necesariamente en la ideología. Así, el argumento del autor está sustentado en dos ideas. Primero, sostiene que el consenso activo es importante para la estabilización del capitalismo, sin embargo, este tiene su origen en la coordinación en los intereses materiales, y no en la socialización, a saber, “Workers are persuaded to accept the system as legitimate, not by dint of ideology but because of how it aligns with their well-being [los trabajadores son persuadidos a aceptar el sistema como legítimo, no por la ideología sino porque este se alinea con su bienestar]” (p.80). Segundo, en que el mecanismo fundamental para la estabilidad capitalista es la resignación del trabajador a su situación. Esta última nace de una limitación impuesta por el carácter primeramente individual de resistencia al capitalismo. De este modo, es posible ver al autor debatir de manera permanente con las lecturas subjetivistas que otros marxistas hacen de la obra de Antonio Gramsci, concluyendo que la ideología no es causa de la estabilidad del capitalismo sino un efecto de él. El capítulo 4, por su lado, entra de lleno en el perpetuo debate de la teoría social en torno a la agencia y la estructura. En específico, Chibber trata cuidadosamente de mostrar que la teoría materialista, a pesar de su carácter estructural, puede explicar la agencia y la acción de los sujetos en el capitalismo. Dicho de otra manera, lo que se quiere defender, de manera subyacente, es que la teoría materialista puede explicar la acción dentro de la estructura social sin caer en la necesidad de incurrir en la cultura como elemento sustancial, incluyendo la explicación del cambio social desde la teoría. Para lograr esto último, el autor se sustenta en la emergencia histórica de la socialdemocracia en la Europa del siglo XX. La tesis del sociólogo es la siguiente: dada la naturaleza misma de la estructura económica en la cual están insertos los agentes, la mayoría de los sujetos no estarán interesados en generar acción colectiva debido a la resistencia de carácter individual que se forma en dicha estructura. El cambio ocurre -o no- en la medida en que existan alteraciones que impacten en los intereses directos de los actores de la clase trabajadora, y la magnitud que tengan para generar respuestas motivadas a la subsanación de esos intereses. Por último, vale la pena mencionar el profundo énfasis que el autor señala sobre la estructura social: cualquier intento de cambio siempre va a estar constreñido por y en la estructura misma. El quinto y último capítulo, está destinado a defender de manera elocuente que la teoría materialista de clases provee una narrativa coherente con respecto al auge y caída de la izquierda del siglo XX. En otras palabras, luego de presentar la robusta teoría en el libro, el capítulo se propone demostrar que la teoría presentada sirve como herramienta de análisis y explicación. Para ello, Chibber, desde un análisis histórico, presenta las condiciones estructurales y a la vez beneficiosas para la formación de clase, en las que la izquierda europea del siglo XX emergió. La transición de la agricultura hacia la manufactura urbana, la creación de sindicatos en los lugares de trabajo, entre otros, son algunas de las experiencias históricas en la que se sustenta esta primera fase. Más adelante, sin embargo, Chibber argumenta de manera clara y concisa que las experiencias históricas que ayudaron a formar a la “clase en sí” del siglo XX, ya no corren para este nuevo período. Siguiendo su tesis de la individualización de la resistencia, el sociólogo arremete con una tenaz aseveración sobre la resistencia colectiva: la resignación con el capitalismo y sus consecuencias en la vida de los sujetos. Esto permitiría explicar el decaimiento en la articulación política de la izquierda actual. Para resumir, esta ambiciosa y delicada obra está destinada a subsanar dos desafíos. El primero, a debatir de manera abierta pero directa con el giro cultural y los argumentos que, desde la teoría social, buscaban deslegitimar al marxismo. Al hacerlo, el autor discute con algunos de sus postulados más importantes1 -mas no con todos-, lo que lo lleva a examinar si es que la cultura tiene espacio en la teoría materialista. El segundo, afrontar al marxismo clásico para resaltar la teoría materialista y su valor. Es así como el autor logra actualizar y reorganizar ciertos conceptos que, en corrientes pasadas, a juicio del autor se presentan como equivocados. Lo anterior transforma a la obra de Viver Chibber como un indispensable para aquellos que deseen seguir explorando, desde una perspectiva sociológica y actualizada, una teoría marxista para el siglo XXI. Leia Mais