Scholarship and Inquiry in the Ancient Near East – RICHARDSON; GARFINKLE (PR-RDCDH)

RICHARDSON, S.; GARFINKLE, S. (Eds.). Scholarship and Inquiry in the Ancient Near East (=Journal of Ancient Near Eastern History special issue, vol. 2/2, 2015) Berlin: de Gruyter, 2016. 179p. Resenha de: ÁLVAREZ GARCÍA, J. Panta Rei. Revista Digital de Ciencia y Didáctica de la Historia, Murcia, p.137-139, 2017.

La obra fue editada a petición de Seth Richardson y Steven Garfinkle (quien es además coeditor de la revista junto con Marc van de Mieroop). El tema central de este número especial versa sobre la producción, organización y edición del conocimiento cuneiforme. Para aproximarse a este tema se eligieron cuatro ámbitos en torno a los cuales se han realizado cuatro contribuciones por parte de distintos estudiosos sobre la historia del conocimiento en el Próximo Oriente Antiguo.

Como el propio Richardson afirma en la introducción al volumen (Introduction: Scholarship and Inquiry in the Ancient Near East, pp. 91-107) el primer problema al que se deben enfrentar los distintos investigadores es a la tendencia general de estudio sobre los corpora cuneiformes. Ésta consiste en la edición y comentario de los textos y las prácticas que los generaron sin tener en cuenta las operaciones intelectuales ni los medios sociales en los que estas actividades se desarrollaron, extrayendo el texto de su entorno socio-cultural.

Por lo tanto, los artículos que recoge el volumen pretenden ahondar en una serie de cuestiones como la organización y acceso al conocimiento y su transmisión, la figura y autoridad del escriba/erudito y su propia percepción como copista y autor de su trabajo. Así mismo se analizan los medios político, social y económico en el que estos trabajos intelectuales tomaron forma y con los que se relacionan. Del mismo modo, también se tratan en las distintas contribuciones las prácticas y los procesos interpretativos por parte de los escribas hacia los textos que recibían, con los trabajaban y con los que interactuaban. Finalmente, también se analizan cuestiones epistemológicas en torno a lo que el propio escriba y erudito pensaba sobre sí mismo y sobre su actividad.

Este trabajo sigue una tendencia muy actual en la investigación sobre el Próximo Oriente antiguo que gira en torno a la erudición y la producción intelectual. Sin embargo, esta nueva forma de aproximarse al mundo de los estudiosos en la antigüedad próximo-oriental no se habría conseguido sin establecer su “autonomía conceptual”, huyendo de los esquemas de las civilizaciones clásicas sobre pensamiento, filosofía y erudición en torno a las que tradicionalmente han girado esta clase de investigaciones; es decir, era fundamental concebir el conocimiento producido en los scriptoria próximo-orientales como esencialmente distinto y culturalmente independiente de lo que se desarrolló posteriormente en el mundo clásico. De esta forma, contamos desde la década de los noventa y muy especialmente en los últimos años con trabajos y proyectos en torno a la historia intelectual próximo-oriental.

Las cuatro contribuciones a este volumen se pueden organizar en dos grupos. El primero consistiría en los dos primeros artículos que versan sobre el desarrollo de la actividad intelectual en el área mesopotámica en dos periodos consecutivos, siendo el primero el dedicado al arco cronológico que va desde la invención de la escritura hasta el final del periodo paleobabilónico y el segundo desde ese momento hasta el final de la cultura cuneiforme durante la dominación helenística. El siguiente grupo trataría áreas donde la cultura cuneiforme mesopotámica fue cultivada, pero de donde no era originaria; consiste en dos artículos dedicados al desarrollo del cuneiforme en el mundo Hitita y en Ugarit respectivamente.

La primera contribución corre a cargo de Paul Delnero bajo el título Scholarship and inquiry in Early Mesopotamia (pp. 109-143) donde analizará distintos aspectos de la producción intelectual cuneiforme desde la invención de la escritura hasta finales de periodo Paleobabilonico (3400 a.C. – 1600 a.C.). El primer aspecto que estudia sobre la cultura cuneiforme es la cuestión de la autoría, en torno a la cual el autor define su carácter compartido entre aquellos que copian y transmiten las obras escritas y aquellos otros que las representan. Otro aspecto que trabaja es el de la organización del conocimiento y las funciones de la educación cuneiforme: aportar mecanismos prácticos para su desarrollo posterior y crear una cierta conciencia de clase en el conjunto de los escribas, una suerte de élite intelectual al servicio del poder y separada de la masa iletrada con escaso acceso al conocimiento. Si bien la posesión del conocimiento generaba una identidad de clase al servicio del poder siendo el conocimiento un potente instrumento de control social; esta función sólo podría adquirir su significado en la representación de la ideología ante una audiencia. Es decir, si entendemos el conocimiento como marca de la élite política, este instrumento solo adquiere autoridad cuando se pone en práctica a través de una red de agentes e instituciones que representan los distintos rituales y contenidos de los textos cuneiformes.

Alan Lenzi continúa con la descripción de la erudición cuneiforme en Mesopotamia desde la época kasita hasta el periodo tardío. En el artículo que titula Mesopotamian Scholarship: Kassite to Late Babylonian Periods (pp. 145-201) Lenzi, atendiendo a estos textos específicamente, observa una notable continuidad en los métodos de trabajo pese a proceso de canonización de los corpora eruditos, puesto que vemos innovaciones a través de comentarios y ampliaciones. Además, parece haber una reivindicación de la figura del escriba al indicar su nombre en los colofones de las obras, una manera de señalar el orgullo por su profesión. En el I milenio, los comentarios se hacen mucho más detallados y extensos que en el periodo anterior, lo cual indica una reflexión profunda en torno a las obras clásicas de la cultura mesopotámica, siendo la base de tal reflexión la escritura que era concebida como el mecanismo para aprehender el mundo. En este periodo y muy especialmente a lo largo del I milenio, estos intelectuales están íntimamente ligados con los aparatos de poder, ofreciendo sus servicios a las altas esferas sociales y políticas en sus consultas. Sin embargo, un importante proceso dentro de este largo periodo fue el de la expansión del saber mesopotámico a otras áreas durante el Bronce Final; de ser un conocimiento prácticamente circunscrito al área mesopotámica, pasa a convertirse en un conocimiento capaz de adaptarse a otras realidades culturales.

Es dentro de este proceso de expansión del saber cuneiforme a otras áreas donde se desarrollan las dos contribuciones siguientes. La primera, In Royal Circles: The Nature of Hittite Scholarship (pp. 203–227), ha sido escrita por Theo van der Hout y gira en torno a la actividad intelectual en Hattusa, uno de los puntos donde el saber mesopotámico tuvo más arraigo. Lo que pretende el autor es establecer la identidad del erudito hitita separado de la del simple burócrata, para poder establecer la auténtica naturaleza de la intelectualidad hitita. Vemos como una vez más el autor considera los colofones como una preciada fuente para conocer la identidad de los escribas y sus relaciones, además de ser un indicativo de cierta conciencia de clase entre los eruditos. A esto se suma el alto estatus social con el que contaban los escribas eruditos en el mundo hitita, muy cercanos al poder político y a distintas altas autoridades. Al igual que en el área mesopotámica la educación se podría dividir en dos estadios, un primer estadio enfocado a adquirir las competencias más básicas para la administración y un segundo con un estudio profundo de los textos de cara a una especialización en la erudición cuneiforme. Serían aquellos escribas que alcanzarían el segundo estadio de conocimientos los que constituirían la cúspide intelectual de la sociedad, los que firmarían sus obras en los colofones y los que pretenderían diferenciarse de los simples escribas administradores. Sin embargo, la escasez de textos sumero-acadios en Hattusa con colofón firmado indica que sólo un pequeño círculo de escribas se dedicaba a cultivar el saber mesopotámico.

El último artículo de este número especial consiste en un trabajo conjunto de los profesores Robert Hawley, Denis Pardee y Carole-Roche Hawley titulado The Scribal Culture of Ugarit (pp. 229–267) sobre las prácticas eruditas en Ugarit, ciudad costera del Norte de la actual Siria, que además de convertirse en un potente emporio comercial durante el Bronce Final, también fue un importante polo de atracción del saber mesopotámico del cual encontramos numerosos ejemplos en casas privadas donde se constituyeron centros de enseñanza. Como los propios autores señalan Ugarit es un lugar idóneo para estudios de historia intelectual al existir una cultura escrita dual (silábica y alfabética) que nos permite establecer comparaciones, diferencias y relaciones entre el conocimiento importado y el local. Este estudio de la producción intelectual ugarita se puede explicar a través de la tensión que se desarrolla entre la tradición y la innovación. Así pues, los autores se valen del modelo procedente del idealismo alemán sobre el desarrollo histórico comprendido en tres estadios (tesis – antítesis – síntesis) para dar una perspectiva intelectual e histórica al desarrollo de la erudición en Ugarit. Al igual que en otras zonas, aquí también los colofones nos aportan una gran cantidad de información sobre la identidad de los escribas. El primero (tesis) lo compondrían los eruditos dedicados al cultivo del cuneiforme mesopotámico, considerado un saber de prestigio y autoridad. Sin embargo, en torno al s. XIII a.C. se desarrolla desde las altas esferas políticas un sistema de escritura paralelo de carácter alfabético, de esta manera algunos escribas marcan su identidad y exploran nuevas vías de innovación (antítesis). Durante el último periodo de existencia del reino de Ugarit ambos sistemas convivieron y se retroalimentaron (síntesis).

A lo largo de estas cinco contribuciones sobre el tema de la erudición en el Próximo Oriente antiguo se pueden definir cuatro claves para entender la producción intelectual cuneiforme y que marcan las nuevas vías de investigación: la relación entre los escribas, la relación entre el escriba y el texto cuneiforme, la relación entre el escriba y el poder político y la relación entre el escriba y la identidad cultural. Los escribas en el Próximo Oriente Antiguo establecían su identidad social a través de su conocimiento erudito que los distinguía del resto de la población o incluso de otros escribas menos cualificados. Su trabajo no consistía en la mera copia de los textos cuneiformes, sino en la reflexión en torno a ellos, estudiándolos, comentándolos, ampliándolos, una relación muy especial entre erudición y escritura. Esta actividad venía amparada por los poderes políticos que veían en el conocimiento cuneiforme un potente instrumento de control social y mantenimiento de las estructuras de poder, el cual se servía de estos eruditos para poner en práctica dicho conocimiento ante una audiencia. Finalmente, está la cuestión de la relación con la identidad cultural, un aspecto mucho mejor apreciable en aquellas zonas donde el cuneiforme silábico no era originario. Por una parte, un enriquecimiento cultural a través del saber mesopotámico que les aportaba un prestigio social elevado, y por otra un cultivo del saber local, incluso en un sistema de escritura nuevo, que les vinculaba con la identidad colectiva. Seguramente, una última contribución a este volumen que versara sobre la recepción y producción de conocimiento en Asiria habría completado de manera excelente este estudio sobre la actividad erudita en el Próximo Oriente antiguo.

Así pues, vemos como la historia intelectual no es una rama apartada de los estudios históricos en el Próximo Oriente antiguo, sino intrínseca a las sociedades en donde estos conocimientos se desarrollaron.

Juan Álvarez García – Universidad Autónoma de Madrid.

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El Cercano Oriente Antiguo: nuevas miradas sobre viejos problemas / Cristina de Bernardi e Jorge S. Castillo

Lejos del estereotipo que los asocia a un saber inmóvil, los estudios históricos sobre las sociedades del Cercano Oriente antiguo constituyen un ámbito que asiste a una permanente renovación, tanto desde el punto de vista de las temáticas como de las fuentes y los principios teórico-metodológicos puestos en juego para una comprensión más profunda de la historia y la cultura de aquellas sociedades. El libro El Cercano Oriente Antiguo: nuevas miradas sobre viejos problemas, una compilación organizada por Cristina De Bernardi y Jorge Silva Castillo –dos distinguidos historiadores de la antigüedad oriental de Argentina y México respectivamente–, constituye un fiel retrato de esta renovación de los intereses de los historiadores dedicados a esta subdisciplina, preocupados por desligarse del paradigma marcadamente eurocéntrico, colonialista y racista que animó el surgimiento de la disciplina y sigue aún vigente a pesar de haber sido fuertemente discutido en el contexto de las ciencias sociales, así como también por aportar nuevos planteos sobre aspectos territoriales, sociales económicos, culturales y simbólicos y dar cuenta de manera global y holística quiénes eran y cómo vivieron los antiguos habitantes de esas regiones. Se trata de una obra destinada a reunir las ponencias discutidas en una mesa dedicada a la historia antigua del Próximo Oriente en el marco del XI Congreso Internacional de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África (ALADAA), llevado a cabo en la Universidad Nacional Autónoma de México a finales del año 2003, así como sumar los aportes de otros investigadores iberoamericanos también especializados en la temática que, a pesar de su activa trayectoria de participación en los distintos encuentros internacionales organizados por la Asociación, no pudieron presentar sus avances en aquel congreso por diversos motivos coyunturales. Como resultado final de la convocatoria, disponemos de una nueva compilación de trabajos que cubren una variedad de problemáticas acerca de las características y modos de funcionamiento de las diversas sociedades del Cercano Oriente antiguo, resultado a su vez de un conjunto muy heterogéneo de proyectos de investigación. Por tanto, el futuro lector no deberá esperar hallar en esta novedosa propuesta editorial un libro en el que las contribuciones de los autores respondan a una sola pregunta de investigación, ni mucho menos que cubran el mismo horizonte temático, espacial, temporal y cultural.

Sin embargo, una rápida mirada de conjunto obliga a plantear que los diversos trabajos que aquí se publican comparten dos características que, desde nuestra perspectiva, otorgan consistencia interna –si no homogeneidad– a la presente compilación. Por un lado, la presencia de modos historiográficos de aproximación al pasado que, además de obedecer a enfoques y metodologías particulares, cargan con el “sesgo local de los problemas epistemológicos”1, en la medida que las condiciones locales de producción y transmisión de las investigaciones sobre el antiguo Cercano Oriente dentro del ámbito latinoamericano no sólo influyen decisivamente en las posibilidades y límites para abordar ciertos problemas de la trayectoria histórica de esos antiguos pueblos, sino también en la mirada que indefectiblemente se imprime sobre tales empresas del conocimiento histórico. En efecto, cada uno de los artículos comprueba el camino de investigadores que, armados con todo el protocolo del rigor científico del campo, pero trascendiendo el peso arrogante de las tradiciones académicas centrales, han insistido en la necesidad epistemológica de construir progresivamente una labor investigativa autónoma, reflexiva y crítica desde los márgenes, capaz de sustanciarse en estudios tanto empíricos como teóricos, rebosantes de aportes y conclusiones claramente señeras y en dialogo con la producción académica internacional. En esa dirección, la obra refleja el estado en que se encuentran las diversas líneas de estudio e investigación sobre las sociedades antiguas del Próximo Oriente que existen en España y América Latina, pero particularmente en Argentina, país del cual proceden la mayoría de los autores que escriben aquí y que –huelga decirlo– son dignos representantes de un grupo de académicos universitarios bien afianzado en el ámbito argentino y con amplio reconocimiento y proyección en varios centros de investigación de prestigio mundial.

Y por otro lado, una insatisfacción respecto de las posiciones predominantes dentro de la historiografía antiguo-oriental sobre ciertos temas ya clásicos, como el surgimiento de centros urbanos y estatales, los vínculos entre Estados y comunidades aldeanas y grupos nómadas, los fenómenos de expansión territorial y contacto intercultural, las experiencias religiosas y modos de representación del mundo, el funcionamiento de los primeros mecanismos de control social, etc. Esos viejos problemas necesitan replantearse, por cuanto urge apartarse del pesado legado historiográfico que, al traducir esas realidades pretéritas en un pasado exótico, glorioso y monumental, reproduce el estereotipo de que tal área de investigación conforma una “historia de anticuarios”, sin conexiones con el presente o las realidades locales. De esa forma, los trabajos exploran viejos terrenos de debate y polémica –relacionados con las instituciones políticas y jurídicas, las economía políticas y campesinas, las relaciones interculturales, las formas de dominación y control social, las creencias religiosas y las representaciones simbólicas– desde enfoques novedosos –asociados con la historia social y política, los estudios étnicos, la antropología política y económica, los estudios subalternos, la perspectiva de género, la arqueología histórica y las investigaciones sobre la memoria social–, proveyendo resultados y sugerencias importantes para poner en jaque muchos de los supuestos en que se basaba la caracterización socio-antropológica e histórica de los modos de vida y pensamiento existentes en las sociedades del Cercano Oriente antiguo.

Conforme a estos ejes y criterios, un primer núcleo de trabajos se centra, indudablemente, en los diversos procesos sociohistóricos de cambio que condujeron al urbanismo y a la concomitantemente aparición y afianzamiento del Estado en las sociedades del Próximo Oriente Antiguo, aportando elementos significativos –tanto a nivel empírico como conceptual– para discutir el modo con que tradicionalmente han sido retratados tales fenómenos y ofrecer una reconstrucción alternativa. En su artículo, el historiador Marcelo Campagno (UBA-CONICET, Argentina) plantea que lejos de lo que propone la imagen tradicional acerca de la instauración de dinámicas estatales en el antiguo Egipto, ésta experiencia parece haber sido menos monolítica y menos distante del patrón policéntrico y fragmentario que caracterizó la formación estatal en la Baja Mesopotamia. Amparándose en los recientes avances arqueológicos y discutiendo críticamente la categoría proto-Estado, esa suerte de “significante vacío” por su indefinición teórica y paradójica referencia histórica dentro de la egiptología, el autor demuestra la existencia de tres entidades sociopolíticas en el valle del Nilo del último tercio del IV milenio a. C. y repropone el lugar que les cupo en la formación de un único centro de poder en el Alto Egipto que, en su progresiva consolidación y expansión, terminaría definiendo el Estado faraónico. En una línea compatible con el capítulo anterior, la contribución de la arqueóloga Walburga Ma. Wiesheu (ENAH, México) busca desconstruir la vieja y arraigada tesis en las investigaciones sobre el contexto urbano de la Mesopotamia del Dinástico Temprano que indican la presencia de Estados teocráticos altamente centralizados, cuyas instituciones más representativas –el palacio y el templo- no sólo controlaban virtualmente cada una de las dimensiones de la vida de las ciudades-Estados, sino que además tenían una amplia capacidad y fuerza para concentrar prácticamente todos los recursos económicos de las comunidades locales para luego, idealmente, redistribuirlos. A partir de una relectura del material arqueológico y epigráfico disponible y confrontación de distintas posiciones historiográficas, la autora restituye un retrato histórico de la Mesopotamia protodinástica con un paisaje social sumamente heterogéneo y complejo, en el que además de comprobar la supervivencia de varios e importantes grupos de parentesco en las zonas urbanas y rurales, emergen indicios de la estructuración de intrincadas redes de dependencia que, a partir del afianzamiento del dispositivo estatal, incidieron negativamente en la trama de solidaridades de los grupos familiares locales y provocaron su lastimoso desmembramiento, lo que a su vez se tradujo en la configuración de nuevos vínculos de patronazgo en torno a aquellas instituciones urbanas que caracterizaron a las diversas sociedades mesopotámicas del Dinástico Temprano.

Un segundo núcleo de trabajos se ocupa del análisis de las diferentes modalidades que adquirieron las relaciones entre las sociedades del Cercano Oriente antiguo, tanto en sus dimensiones sociales como simbólicas. En esta senda, Cristina De Bernardi (UNR, Argentina) y Jorge Silva Castillo (El Colegio de México, México) contribuyen con un artículo cuyo objetivo principal es recuperar la indagación de las relaciones interétnicas entre sumerios, acadios y amorreos en la Mesopotamia del III milenio a. C., problemática que había permanecido largamente desatendida en la agenda investigativa de los estudios antiguo- orientales, al punto de que numerosos abordajes tradicionales sobre estas antiguas poblaciones o bien reproducían los estereotipos culturales acuñados por los propios actores, o bien los presentaban como mundos sociales totalmente al margen unos de otros, sin intercomunicación y en permanente conflicto. Los autores matizan las perspectivas vigentes y revelan la existencia de múltiples dinámicas de contacto e interrelación entre grupos con identidades étnicas distintas, pero siempre conviviendo en el marco de centros urbanos multiculturales y pluriétnicos desde el protodinástico al período neosumerio, puntualizando que las fricciones interétnicas habrían sido inducidas por los fenómenos de centralización del poder estatal que significaron la preeminencia sociopolítica de una etnia por sobre las demás, los consecuentes procesos de victimización y la profundización de las tensiones intersocietales. En su sucinto capítulo, el arqueólogo Ianir Milevski (Israel Antiquities Authority, Israel) se ocupa de los vínculos sociopolíticos que se configuraron en el Levante durante el Bronce Medio desde un registro de análisis centrado en la iconografía. Partiendo de la tesis de que en general la glíptica expresa los discursos de las clases dominantes a partir de una serie de artefactos ideológico-manipulativos elaborados por especialistas, este autor presenta un detallado análisis, descripción y comparación de las evidencias que proporciona un grupo de cilindros sello palestinenses, apuntando que a diferencia de los escarabajos que indican una expresión política influenciada por Egipto, aquellos parecen más bien reflejar una iconografía de autoridades locales de no tal alto rango en la constelación de gobernantes cananeos que no sólo dejarían impresos ciertos rasgos de su particular identidad étnica sino también, en una probable actitud de rebeldía, su decisión de identificarse o permanecer bajo influencia de los grandes centros del norte mesopotámico.

El estudio de las ideologías religiosas, las prácticas rituales y su articulación con distintas expresiones políticas constituye otro núcleo seleccionado por los trabajos del volumen. El aporte de Ana Fund Patrón de Smith (UBA, Argentina), entraña la intención de exponer que las narrativas bíblicas fueron construidas de forma tal que, operación política mediante, la historia se adaptara al mito. Sin desechar las tesis que han comprobado la presencia de varios tropos vinculados a las tradiciones y mitologías mesopotámicas dentro del discurso bíblico, esta historiadora –verdadera pionera en las investigaciones antiguo-orientales de Argentina– argumenta que también es posible identificar algunas referencias de la cosmología egipcia que evocan y resinifican los compositores de los primeros textos del Antiguo Testamento. Asimismo, Fund Patrón apela a las variables de “legitimación” y “descalificación” para demostrar que los escribas, en su doble pertenencia e identificación – hacia las elites que los empleaban y hacia el conjunto social al cual pertenecían–, enfatizaron la autoctonía, pureza y singularidad tanto de pueblo como de un linaje con rasgos étnicos difícilmente distintivos y específicos en una región geográfica e históricamente multiétnica, como la de Cannán, para de este modo justificar posiciones políticas de aquel entonces, las cuales –recuerda la autora– continúan siendo evocadas en el presente para sustentar ciertas políticas y violencias contemporáneas. También en la línea de las pesquisas sobre las tradiciones histórico-míticas conservadas en el relato testamentario, el historiador Bernardo Gandulla (UBA/UNLu, Argentina) nos provee un importante análisis filológico y material de las peculiares figulinas denominadas terafim y sus diversos usos en diferentes acontecimientos narrados a lo largo del Génesis. Este autor pone de manifiesto que tales artefactos no pueden ser asociados en todos los casos a pequeños objetos de culto familiar a los antepasados, ya que su repetida mención en contextos diferentes no autorizan a plantear la unicidad del significado, y que en aquellos casos en que la presencia de los mismos ocurre en el trasfondo de disputas legales, es posible detectar semejanzas y paralelismos con prácticas jurídicas extrabíblicas procedentes de Emar y Nuzi. Con ello, Gandulla no sólo postula la existencia de un fondo cultural común hurro-amorreo sino también sugiere la posible estrategia político-ideológica empleada por los redactores tardíos del Antiguo Testamento de emplear tales costumbres para hacer inteligibles acontecimientos remotos transmitidos por la memoria colectiva. De la pluma de Susana B. Murphy (UBA/UNLu, Argentina) contamos con un trabajo sobre la ideología del poder real en Asiria y las diferentes prácticas y representaciones que rodeaban la figura del monarca. Recurriendo al concepto “tradición” provenientes la sociología weberiana y a la noción de “costumbre” del historiador inglés E. P. Thompson, devela que los gobernantes del imperio neoasirio supieron elaborar un complejo sistema simbólico en el que retomaron buena parte de los fundamentos introducidos por los gobernantes amorreos de la Mesopotamia del II milenio a. C., transformando a las genealogías, la evocación de la memoria de los ancestros y los rituales en los principales mecanismos a través de los cuales la autoridad suprema seguía en manos del dinasta reinante y garantizar la fidelidad de las distintas facciones que existían dentro del ámbito palatino.

Cierra la compilación un artículo del historiador José Carlos Castañeda Reyes (UAM, México), en el cual indaga el papel que jugaron las mujeres a lo largo de la historia social del Egipto antiguo desde una posición teórico-metodológica que parte de la influencia de la escuela historiográfica francesa contemporánea de los Annales, centrándose particularmente en los momentos que no han sido ampliamente estudiados en el campo de la egiptología, como los episodios de tensión, crisis y rebelión. Sin embargo, de todos los trabajos que integran el volumen, éste en especial se involucra en un problemática que, consideramos, el autor no logra resolver satisfactoriamente. Si bien este investigador plantea su oposición a las visiones estereotipadas y superficiales sobre la experiencia de las mujeres en la sociedad egipcia mediante un recorrido con cierto detenimiento por sus diferentes espacios de actuación, arriba a una conclusión tan o más controversial que la sostenida por las aproximaciones tradicionales, ya que señala de una manera poco convincente que las mujeres egipcias –a pesar de los numerosos condicionantes y limitaciones– se destacaron por una posición de mayor participación y trascendencia comparada con otros casos históricos de la antigüedad.

Después del recorrido de lectura que propusimos de esta compilación, queda en claro que se trata de una obra que congrega trabajos animados por opciones temáticas y teórico- metodológicas diferentes, pero que comparten los objetivos de identificar los límites de las concepciones vigentes en la historiografía del Cercano Oriente antiguo, desarmarlas a la luz de los nuevos planteos y poner al alcance del lector perspectivas actualizadas y rigurosas. Lejos de agotar los interrogantes sobre esa amplia diversidad de procesos históricos y formaciones sociales y culturales, los trabajos que se incluyen en esta colección deben considerarse como intentos que apuntan a una serie de objetos de análisis y enfoques que sería necesario continuar y profundizar. Importantes preguntas han sido respondidas, pero otras cuestiones seguramente permanecen sin resolver, ya que se trata de las experiencias históricas de múltiples sociedades que, desde el temprano poblamiento del espacio, enfrentaron los desafíos de un entorno a veces hostil, elaboraron respuestas originales, diversificaron sus modos de vida, reorganizaron muchas veces sus organizaciones políticas y económicas y produjeron complejos sistemas simbólicos. Menos explícito, pero no menos firme, es el otro objetivo que persiguen este libro y sus compiladores: despertar la curiosidad, interés y esfuerzo intelectual de otros investigadores latinoamericanos preocupados por generar nuevos debates, aportar sus propias perspectivas y alcanzar una mejor comprensión de esas antiguas sociedades, sus historias y sus culturas desde estas latitudes académicas.

Horacio Miguel Hernán Zapata – Docente-Investigador. Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) / Universidad Nacional del Chaco Austral (UNCAus) / Instituto de Formación Docente “Profesor Agustín Gómez” (IFDPAG), Argentina. E-mail: [email protected].


DE BERNARDI, Cristina; SILVA CASTILLO, Jorge (Comp.) El Cercano Oriente Antiguo: nuevas miradas sobre viejos problemas. Rosario: Facultad de Humanidades y Artes – Universidad Nacional de Rosario / Centro de EStudios de Asia y África – El Colegio de México, 2005. 152p. Resenha de: ZAPATA, Horacio Miguel Hernán. Viejos problemas, nuevas miradas. Los estúdios sobre las sociedades del Cercano Oriente Antiguo desde una perspectiva historiográfica latino-americana. Em Tempo de Histórias, n.28, p.187-193, jan./jul, 2016.Brasília, Acessar publicação original. [IF].