The Everyday Nationalism of Workers: A Social History of Modern Belgium | Maarten Ginderachter

Maarten Ginderachter Foto Maria Roudenko
Maarten Ginderachter | Foto: Maria Roudenko

Si bien este libro se ocupa de pasajes históricos de Bélgica lejanos para América Latina, considero pertinente llamar la atención sobre su estimulante propuesta: estudiar los nacionalismos “desde abajo”, es decir, colocando el foco de atención en las formas en que los nacionalismos son vividos por los ciudadanos “de a pie”; aquellos que no forman parte de las elites políticas o culturales, también desarrollan sus propias representaciones sobre la nación y la identidad nacional y cuentan con agencia propia para apropiarse o rechazar la simbología nacionalista oficial.

Se trata de una propuesta de suma valía ya que hasta ahora se han estudiado muy poco los horizontes de recepción de los nacionalismos. Y debo señalar que Maarten Van Ginderachter, autor del libro, no es ningún advenedizo en estos temas, toda vez que ha desarrollado esta línea de estudio en capítulos como “On the appropriation of national identity. Studying liux de mémoire from below”),1 que aborda las apropiaciones sociales y resignificaciones sobre los “lugares de memoria” de los que habló Pierre Nora. Además, ha coordinado libros como National Indifference and The History of Nationalism in Modern Europe, 2 donde se estudia el concepto de national indifference como guía para abordar los rechazos y apatías sociales que encuentra el nacionalismo oficial (el difundido por el Estado). Asimismo, coordinó el libro Emotions and Everyday Nationalism in Modern European History 3 donde se discute sobre las emociones que enrolan los nacionalismos vistos desde la perspectiva de la población en su vida cotidiana.

Ahora bien, en el libro que aquí nos ocupa, Van Ginderachter centra el análisis en los miembros del Partido Belga de los Trabajadores (el BWP por sus siglas en inglés) en un periodo que transcurre entre 1880 y la Primera Guerra Mundial para demostrar que aunque el nacionalismo oficial llegó a las clases trabajadoras, ello no significó que fuera aceptado e interiorizado por estas; por el contrario, los trabajadores rechazaron contenidos de dicho nacionalismo y elaboraron sus propias ideas sobre nación e identidad. El autor basa su estudio principalmente en fuentes hemerográficas publicadas por el BWP, mismas que albergaron secciones donde los obreros colaboraban directamente con pequeños párrafos en los que se expresaban sin participación de intermediarios. Para guiar su análisis, el libro retoma el mencionado concepto de national indifference, pero principalmente abreva del everyday nationalism, una corriente historiográfica que recientemente ha dado un giro a los estudios de nation building al enfocarse en los públicos a los que se dirigen los nacionalismos para proponer que éstos pueden ser indiferentes o reacios a la propaganda nacionalista, e incluso generan sus propios significados sobre la identidad nacional, los cuales pueden ser distintos o contrarios a la simbología nacional oficial.4

Para desarrollar este tema el libro se divide en nueve capítulos agrupados en dos secciones. La primera de ellas alberga una visión que combina la visión “desde arriba” con la perspectiva “desde abajo” para estudiar cómo el nacionalismo oficial belga llegó a las masas trabajadoras, pero estas se resistieron a interiorizarlo. Así, esta sección muestra cómo las elecciones no solo fallaron como ritual cívico homogeneizador, también revivieron diferencias étnicas. Asimismo, desarrolla la incapacidad de los festejos patrióticos para “nacionalizar” a los trabajadores. El militarismo y servicio militar también son abordados como políticas confrontadas socialmente e incapaces de inculcar lealtad. También se explica cómo entre apoyos y rechazos a monarcas y con la explotación colonial belga en el Congo, la monarquía no logró posicionarse entre los obreros como un símbolo de orgullo patrio. Finalmente, a partir de un guion teatral de autoría popular el autor muestra los límites y apropiaciones sociales de los que fue objeto la enseñanza patriótica del sistema escolar.

La segunda sección parte de una visión “desde abajo” para estudiar las formas en que los trabajadores socialistas vivieron o expresaron su nacionalidad, así como sus reacciones ante el nacionalismo oficial. En este apartado se aborda cómo la bandera y el himno nacional —símbolos nacionales por excelencia— fueron objeto de rechazos y apropiaciones derivadas de sentimientos regionales y étnicos, así como de ideologías. Además, con base en pequeños párrafos escritos directamente por obreros en su prensa, se argumenta que estos trabajadores expresaron identidades y lealtades que rivalizaron con la identidad nacional oficialista. El autor señala que los obreros se refirieron muy poco a nociones como nación, identidad o símbolos nacionales y, cuando lo hicieron, algunas veces fue para externar su rechazo a éstos. Por esta razón, el libro concluye que el nacionalismo oficial fue poco relevante para los trabajadores, quienes mantuvieron filiaciones étnicas, crearon sus propios referentes de identidad obrera e incluso desarrollaron lo que el autor denomina como un “patriotismo organizacional” que estuvo ligado a su conciencia de clase e ideología socialista. La obra cierra con un epílogo que reflexiona sobre la Primera Guerra Mundial como “partera” de una creciente politización y relevancia del nacionalismo y la etnicidad.

Un punto sumamente importante del libro es que demuestra que el modelo modernista de construcción de naciones propuesto por Ernest Gellner tiene excepciones, ya que la industrialización y el sistema educativo no moldearon sociedades homogéneas cultural y lingüísticamente en todo el mundo occidental, toda vez que existieron sectores sociales que decidieron no abrevar del nacionalismo oficial. Sus experiencias no deben considerarse como conductas “premodernas”, ya que detrás de ellas se encuentran otras identidades colectivas, así como intereses de clase y objetivos políticos tan propios de la modernidad como los nacionalismos.

Por otra parte, debo señalar que pese a la relevancia de la obra, su propuesta en particular, y los estudios de everyday nationalism en general, no son del todo novedosos si consideramos que desde la década de 1990 el llamado “posrevisionismo” o “nueva historia cultural de la Revolución mexicana” apuntó que la construcción de la nación no es una imposición “de arriba” hacia “abajo”, sino resultado de procesos de rechazo y negociación entre gobernantes y clases populares. Mary Kay Vaughan, representante de esta corriente historiográfica, en su libro Cultural Politics in Revolution. Teachers, Peasants and Schools in Mexico, 1930-1940 5 critica a estudios como los de Benedict Anderson por no tomar en cuenta las formas en que la gente común reacciona o participa en la formación de las naciones. Asimismo, el libro colectivo Rituals of Rule, Rituals of Resistance. Public Celebrations and Popular Culture in Mexico 6 propone entender los festejos cívicos como “arenas” de negociación donde se discuten los símbolos oficiales del Estado y de la nación. Y claro, podría debatirse que Van Ginderachter es europeo y no tiene por qué conocer de estudios latinoamericanos, pero las investigaciones que menciono fueron generadas en el medio académico de Estados Unidos y publicadas en inglés. No hubiera estado de más que cuando Van Ginderachter se interesó en que la academia estadounidense —Stanford en este caso— publicara su obra, se hubiera interesado también en echar un vistazo a lo que sus pares norteamericanos han escrito con un enfoque similar, y de este modo lograr un diálogo historiográfico más extenso y fructífero.

Ahora bien, ¿libros como este apuntan a que las naciones se construyeron “de abajo hacia arriba”? Absolutamente no, y el enfoque aquí discutido no debe sobredimensionarse para proponer tal idea, ya que no hay duda de que los Estados han sido protagonistas en dicha tarea. Se trata, más bien, de no dar por hecho que la sociedad es un receptáculo pasivo que reproduce la propaganda nacionalista oficial, y, más bien, recuperar las distintas reacciones que los individuos muestran ante esta. De este modo, el libro es una invitación más para indagar en temas como las formas en que algunos sectores negocian y mezclan identidades locales con identidades nacionales. También invita a reconstruir las formas en que los nacionalismos oficiales son rechazados e incluso pueden ser apropiados y subvertidos. Por supuesto, esto puede ser rastreado tanto en los orígenes decimonónicos del Estado-nación, como en tiempos más actuales donde movimientos sociales de distinta índole confrontan y subvierten símbolos, monumentos y demás referentes del relato de nación para hacerse de una genealogía histórica, abanderar sus causas y confrontar a los gobernantes que dicen representar y hablar “en nombre” de la nación.

Durante años los historiadores hemos estudiado la construcción de naciones enfocándonos en el protagonismo de elites políticas y culturales. Es momento de tomar un enfoque “desde abajo” para volver al tema de los nacionalismos y descubrir las múltiples formas en que la gente “de a pie” maneja los referentes de nacionalidad. La historia social, sin duda, tiene mucho que aportar al estudio de los procesos de construcción nacional.

Notas

  1. Marteen Van Ginderachter, “On the appropriation of national identity. Studying liux de mémoire from below”, Dépasser le cadre national des Lieux de Mémoire. Innovations méthodologiques, approches comparatives, lectures transnationales (Bruselas: Peter Lang, 2009) 49-59.
  2. Marteen Van Ginderachter, ed., National Indifference and The History of Nationalism in Modern Europa (Nueva York: Routledge, 2019).
  3. Marteen Van Ginderachter, ed., Emotions and Everyday Nationalism in Modern European History (Nueva York: Routledge, 2020).
  4. Jon E. Fox y Cynthia Miller-Idriss, “Everyday Nationhood”, Ethnicities 8.4 (2008): 546-547; Jon E. Fox, “National holiday commemorations. The view from below”, The Cultural Politics of Nationalism and Nation-building, eds. Rachel Tsang y Eric Taylor Woods (Londres / Nueva York: Routledge, 2014) 38-52.
  5. Mary Kay Vaughan, Cultural Politics in Revolution. Teachers, Peasants and Schools in Mexico, 1930- 1940 (Tucson: University of Arizona Press, 1997).
  6. William H. Beezley, Cherry English Martin and William E. French, eds., Rituals of Rule, Rituals of Resistance. Public Celebrations and Popular Culture in Mexico (Wilmington: SR, 1994).

Resenhista

Omar Fabián González Salinas – El Colegio de México.


Referências desta Resenha

GINDERACHTER, Maarten Van. The Everyday Nationalism of Workers: A Social History of Modern Belgium. Stanford: Stanford University Press, 2019. Resenha de: SALINAS, Omar Fabián González. Trashumante. Revista Americana de Historia Social, n.20, p. 327 – 330, jul./dic. 2022. Acessar publicação original[DR]

GINDERACHTER Maarten Van (Aut), The Everyday Nationalism of Workers: A Social History of Modern Belgium (T), Stanford University Press (E), SALINAS Omar Fabián González (Res), Trashumante (Th)

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