Los juegos de la política. Las independencias hispanoamericanas frente a la contrarrevolución | Marcela Ternavasio

Marcela Ternavasio Imagem RosarioEsMas
Marcela Ternavasio | Imagem: RosarioEsMas

La comprensión de los procesos independentistas iberoamericanos presenta algunos escollos. Entre ellos, el hecho de que ciertos contextos específicos hayan sido ampliamente abordados historiográficamente y que ello pueda llevar a creer que ya se encuentran bajo perfecto dominio de nuestro conocimiento. Este excelente libro de Marcela Ternavasio es una cabal muestra de lo equivocados que podemos estar ante este tipo de impresiones. Centrado en el cruzamiento de las trayectorias políticas entre los imperios español y portugués y varias de sus espacialidades entre 1814 y 1820, y abordando una diversidad de agentes que incluye desde personajes conocidos hasta otros difíciles de identificar, Los juegos de la política se presenta como un ejercicio simultáneo de análisis e imaginación histórica, guiado por dos grandes preguntas: ¿qué implicaba, en este escenario, la posibilidad de expediciones armadas por parte de España contra lo que la restaurada Corte de Fernando VII consideraba colonias rebeldes de América del Sur?; y ¿cómo se comportaron esos diversos agentes frente a las expectativas abiertas por tal posibilidad?

Desde sus propósitos iniciales, el libro de Ternavasio es digno de muchos aplausos. No sólo porque enfrenta, con un nivel de profundidad poco común, un escenario político muy complicado cuyo tratamiento historiográfico parecía haber sido completamente cubierto, sino también porque invita al lector a radicalizar una postura que, si no sorprende al historiador profesional, no siempre es debidamente explorada: la de la comprensión de un determinado corte del pasado que abdique por completo del conocimiento de sus resultados posteriores y que, con ello, considere seriamente todas las posibilidades hasta entonces abiertas, aun cuando no se concreten. Así, y a través de un lenguaje conjugado siempre en tiempo presente, Ternavasio nos presenta una historia basada en expectativas –a veces infundadas– y posibilidades –no siempre realizadas–, que se traduce en una profunda inmersión en un contexto y problemas históricos que aquí emergen con una notable claridad. Leia Mais

Morir en las grandes pestes: las epidemias de cólera y fiebre amarilla en la Buenos Aires del siglo XIX | Maximiliano Fiquepron

Juan Manuel Blanes Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires 1871 oleo sobre tela 230 x 180 cm Imagem Contraeditorial
Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires  (1871), óleo sobre tela de Juan Manuel Blanes | Imagem: Contraeditorial

Nuestros saberes sobre las epidemias se han modificado en el curso de muy poco tiempo gracias a la reciente pandemia, ya que las experiencias históricas individuales y sociales sobre los terrores, reales o ficticios, volvieron a la palestra con más rapidez que lo esperado. Morir en las grandes pestes (Fiquepron, 2020) es un relato hacia atrás, en un Buenos Aires que no era ya una aldea, pero aún sin el aire cosmopolita del fin de siècle . Su crecimiento se debía a la llegada en pocos años de miles y miles, supuestos heraldos del progreso y la modernidad. Esos esperados inmigrantes, a quien el país abría sus brazos, arribaban en buques ciertamente infectos, luego de viajar y sufrir privaciones, y se arracimaban en conventillos y otros espacios insalubres. La pobreza, suciedad, malnutrición, escasez de agua potable y proximidad expandieron las epidemias, como en otras ciudades de entonces.

El temor a la muerte y a la enfermedad fulminante a través de virus, bacterias y parásitos, en tiempos en que despuntaba la bacteriología y reinaba entre los médicos las teorías miasmáticas, permite afirmar – como lo hacía Charles Rosenberg (1992), y se recupera en el texto – la configuración de una obra dramática para el desarrollo de una epidemia. En su primer acto, la negación ante la masividad de los decesos; en segundo, ante la visualización de los óbitos, la huida del lugar, es decir, una resolución privada o familiar, con explicaciones de las catástrofes enmarcadas entre lo divino y lo profano. El tercer acto incluye las medidas para acabar con la epidemia; y el cuarto, antes del cierre del telón, las reflexiones y enseñanzas que llevarán (o no) a futuros quehaceres para evitar próximos eventos traumáticos.

Este giro de la narrativa, que va desde la indiferencia a la desesperación y la acción-meditación, es en parte la que el autor nos propone para, con gran habilidad, tejer la trama de Morir en las grandes pestes . La elección de ambas enfermedades y la ciudad portuaria se entremezclan en la narración histórica a través de diversas fuentes (censales, iconográficas, periodísticas, médicas). Se anuda así un relato sólido sobre las representaciones frente a la crisis, los héroes y las reacciones institucionales, así como sobre los gestos mortuorios, el desprendimiento de los cuerpos infectados, y, finalmente, las memorias de ese proceso en pos de una “modelización de la epidemia” hacia el siglo XX, cuando se suponían desaparecidos para siempre las escenas de luto y estupor por las enfermedades contagiosas. Y a partir del control de esas epidemias se organizaron, de acuerdo a la hipótesis del libro, una particular gestión de la muerte a nivel público que persiste hasta la actualidad.

El examen de obras significativas donde se representó la enfermedad ha sido un recurso clásico para observar la relación entre iconografía y nociones sobre las epidemias; en este caso, se retoma la célebre Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires , óleo de Juan Manuel Blanes, dado que incluye los dos elementos claves del texto: la enfermedad y su desarrollo fatal, en la mirada de un médico, impotente frente a su tardío accionar. Se trata, como argumenta también Malosetti Costa (2001) convincentemente, de una estrategia moderna que alude a las nuevas formas de la muerte; y tanto fue así que la reproducción de esta imagen, que abre el texto, es también en la actualidad una referencia obligada sobre las epidemias en general y para toda Argentina. En esa obra pictórica también se alude a la organización primigenia de la comunidad porteña, a través de sus organismos municipales, para atender a los enfermos en las diversas parroquias.

A través de su accionar se percibe a la generación de jóvenes higienistas, posteriormente muy activos en las reformas urbanas y, en general, en el impulso de la salubridad pública en distintos órdenes institucionales. El camino iniciado en Buenos Aires, cuyo foco fue el control epidémico, se amplió luego a los territorios nacionales, a través de las medidas estatales para fomentar espacios higiénicos, a salvo de las peligrosas miasmas. Y, aquí, los médicos, con los resortes estatales, confiaron en los afanes de educadores, criminólogos, psiquiatras, intelectuales y publicistas, todos ellos supuestamente comprometidos en pos de una nación construida sobre la noción de civilidad e higiene. Las enfermedades contagiosas y su cúmulo de muertos infecciosos y a la vez, evitables, también horadaban, como demuestra Morir en las grandes pestes, la imagen de una ciudad pujante que no hacía honor a su denominación. “Buenos Aires” llevaba implícita la benéfica influencia de los vientos, a cuya naturaleza y potestad los profesionales y otros especialistas médicos confiaban la salud de la población antes de la era científica.

El control del cólera y la fiebre amarilla han sido, junto a la viruela y la peste bubónica, quienes acumularon mayor preocupación médica en tiempos pre-bacteriológicos en virtud de varios factores: desconocimiento científico de la forma de contagio, nosología y presentación de síntomas, así como una terapéutica eficaz. En virtud de esas carencias y ante el avance de las epidemias, la población desplegó una variabilidad de recursos para hacerles frente, valiéndose de las opiniones de médicos reconocidos, de remedios publicados como de acción efectiva y, por supuesto, de curadores y terapias populares como indica con maestría el autor. Ciertamente, al examinar las prácticas para culminar con el ciclo de contagios y decesos, se demuestran además de las muy diversas formas de resolución, una intensa hibridez que hace difícil separar y dirimir entre conjuntos médicos “oficiales” o bien “populares”, indígenas, domésticos y tantos más (Armus, Gómez, 2021). Y lo que se percibe es la intensidad con que todas las sociedades a lo largo y ancho de América Latina, buscaron explicaciones dentro de sus marcos culturales para las crisis que provocaban las epidemias, con su cuota letal en comunidades aisladas y con baja inmunidad.

En tal sentido, la historia social de la salud y la enfermedad, con su cuota de estudios culturales y una clara visión antropológica, está bien presente en Morir en las grandes pestes con una narrativa consistente y un cuidado repertorio sobre los avances posibles de temáticas que no son nuevas, pero que sí renuevan los múltiples aspectos de interpretar el pasado de las epidemias.

Referências

ARMUS, Diego; GÓMEZ, Pablo (ed.). The gray zones of medicine: healers and history in Latin America. Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 2021.

FIQUEPRON, Maximiliano. Morir en las grandes pestes: las epidemias de cólera y fiebre amarilla en la Buenos Aires del siglo XIX. Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 2020.

MALOSETTI COSTA, Laura. Los primeros modernos: arte y sociedad en Buenos Aires a fines del siglo XIX. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2001.

ROSENBERG, Charles. Explaining epidemics and other studies in the history of medicine. Cambridge: Cambridge University Press, 1992.


Resenhista

María Silvia Di Liscia – Instituto de Estudios Históricos y Sociales de La Pampa / Universidad Nacional de La Pampa -CONICET. Santa Rosa – La Pampa – Argentina [email protected]


Referências desta resenha

FIQUEPRON, Maximiliano. Morir en las grandes pestes: las epidemias de cólera y fiebre amarilla en la Buenos Aires del siglo XIX . Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 2020. 190. Resenha de: DI LISCIA, María Silvia. Contagio, muerte y enfermedad en la Argentina decimonónica. História, Ciências, Saúde – Manguinhos. Rio de Janeiro, v.29, n.2,  Apr-Jun 2022. Acessar publicação original.

 

Feminismos para la revolución. Antología de 14 mujeres que desafiaron los límites de las izquierdas | Laura Fernández

Si cada generación debe reescribir la historia en base a las nuevas coordenadas ideológicas de su tiempo, es indudable que en estos últimos años tienen un lugar preponderante las transformaciones historiográficas alrededor de las perspectivas de género. No otra cosa sucede con la antología que reseñamos, que desde el título nos anticipa un cruce múltiple: feminismos, en plural, descartando una visión unívoca de esta concepción, y aceptando su sentido más amplio, referido a una denuncia del estatus social de las mujeres y un reclamo por lograr una solución, sea cual fuere el lugar que quienes escriben le otorgan a esa reivindicación en su propio universo ideológico. Pero la especificación llega con el complemento final: “para la revolución”. Es decir que, de todos los feminismos, se recogerán algunos (no todos) que hayan buscado una solución radical para la situación de la mujer. Como veremos, se apunta a escritos sediciosos, aunque no necesariamente (no solamente) dirigidos a favorecer o acompañar una revolución política, proletaria o comunista. Los textos nos hablan de una sedición política, pero también moral, a veces escrituraria, que intenta transformar la sociedad pero también la vida cotidiana de los lectores y, sobre todo, las lectoras.

Para acompañar esta lectura, Fernández Cordero se ha reservado un lugar secundario en la presentación de los escritos: no narra una biografía comprensiva de las autoras, sino que nos presenta, con brevedad y precisión, una personalidad, alternando apreciaciones generales con las informaciones sustanciales que necesitan los lectores interesados para entender la vida y las circunstancias en que fue producido el escrito. Tampoco la “Introducción” pretende ser una explicitación de las ideas feministas de la compiladora. Al revés, allí se aclara que la antología es el registro de un largo diálogo entre los feminismos y las izquierdas, diálogo donde hablan los dos y ambos escuchan, ya que la antología “busca contrapesar el efecto de novedad de la marea feminista”. Es decir: no se piense que el feminismo nació hace diez años, no se piense que el feminismo es el único que puede intervenir en la elaboración de un proyecto social. Leia Mais

Candidata a la corona: La infanta Carlota Joaquina en el laberinto de las revoluciones hispanoamericanas – TERVANASIO (HU)

TERVANASIO, Marcela. Candidata a la corona: La infanta Carlota Joaquina en el laberinto de las revoluciones hispanoamericanas. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2005. 284 p. Resenha de: ACRUCHE, Hevelly Ferreira. Uma princesa entre dois mundos: Carlota Joaquina e o projeto de regência na América. História Unisinos 23(1):124-127, Janeiro/Abril 2019.

No contexto das comemorações do bicentenário da vinda da Corte portuguesa para o Brasil e do início do processo das revoluções de independência na América ibérica, eventos comemorativos foram realizados, livros foram publicados, promovendo uma maior interlocução entre pesquisadores interessados no tema ao revisitar questões até aquele momento abandonadas pelo senso comum e/ou satisfeitas por certo consenso historiográfico. Novas lacunas passaram a ser tratadas no universo destes eventos e a constante busca pelo preenchimento e elaboração de novas questões permite que sempre nos voltemos ao tema das independências, cuja importância não se esgota na figura de grandes homens e heróis nacionais2.

Período conturbado, o início do Oitocentos nos apresenta novas leituras em torno de ideias como representação, soberania e poder, as quais foram revistas de modo a atender as demandas dos pesquisadores em busca de uma maior compreensão das mudanças e das expectativas de um conjunto de sociedades que viviam num mundo convulsionado pelos efeitos da Independência dos Estados Unidos (1776), da Revolução Francesa (1789), da Revolução Haitiana (1794) e do surgimento do Império Napoleônico (1799-1815) com todas as suas peculiaridades no conjunto do equilíbrio europeu e americano. No bojo destas transformações, houve a construção de valores e ideais opostos aos modelos sociais e políticos vigentes. A colonização na América encontrava-se ameaçada pelos preceitos de igualdade e de representatividade política, pois os espaços coloniais foram ganhando crescente importância no seio das metrópoles europeias.

No decorrer dos últimos anos, historiadores de várias nacionalidades têm se debruçado no tema das revoluções que culminaram na independência dos atuais países latino-americanos. No âmbito das Américas, os trabalhos pioneiros de Tulio Halperín-Dongui e José Carlos Chiaramonte propõem uma reflexão sobre a construção dos Estados-Nação e suas implicações no continente3.

O trabalho de João Paulo Garrido Pimenta (2002) tem apontado as relações entre guerra e identidades no contexto pelas lutas pela posse da Província Cisplatina, o atual Uruguai. Outro trabalho importante a ser considerado é Independencias iberoamericanas: nuevos problemas y aproximaciones, coletânea organizada pela professora Pilar Quirós (2015).

Esta última tem trazido à tona uma série de reflexões em torno do caráter internacional das independências latino-americanas.

Embora o Brasil tenha levado mais tempo para tornar-se independente de Portugal em relação às colônias hispânicas, a presença da Família Real foi fundamental para a compreensão de diversas facetas de nossa história nacional, assim como de uma história internacional e atlântica. E uma dessas facetas incorpora a figura da princesa Carlota Joaquina, membro da dinastia dos Bourbon e princesa de Portugal ao contrair matrimônio com o príncipe D. João, aos 10 anos de idade. Eles assistiram às abdicações ao trono espanhol e ao cativeiro do rei Fernando VII, irmão da Infanta, nas mãos de Napoleão Bonaparte entre 1807 e 1814. Pessoa vista sob uma série de lentes de análise na literatura, na produção cinematográfica, nos materiais didáticos e acadêmicos, Carlota Joaquina era uma princesa espanhola que partia para o Rio de Janeiro em meio às turbulências ocorridas com seus familiares na Europa.

Diversas vezes apresentada como uma mulher “ambiciosa, conspiradora e dona de um caráter audaz e temerário”, a Infanta espanhola assumiu um papel importante no decorrer dos problemas enfrentados pela Espanha e, consequentemente, pelo Império espanhol após a deposição de Fernando VII. Situação até aquele momento inesperada, o trono vacante tornou-se problemático aos súditos do rei tanto no âmbito das relações internas de poder como no conjunto mais amplo das relações internacionais; isso, por sua vez, garantiu novas possibilidades de representação no meio político e permitiu que a figura de Carlota Joaquina se apresentasse como uma opção de poder frente a um governo estrangeiro. Na historiografia brasileira, o trabalho de Francisca Nogueira de Azevedo (2003) mostra Carlota Joaquina como personagem político importante: de uma mulher marcada por uma visão excêntrica e destinada à alcova, descortina-se uma mulher com poder político, ciosa de suas prerrogativas monárquicas e atuante.

Este momento de protagonismo político remete às aspirações desta mulher em torno da manutenção de sua linhagem, do ordenamento social e das relações de poder com base na lógica do Antigo Regime. Ao se colocar como herdeira do trono espanhol, em substituição ao seu irmão, Carlota Joaquina abria outra possibilidade de governo para seus súditos, forma esta abraçada por alguns e rechaçada por outros em nome de projetos políticos mais ou menos audaciosos. A diplomacia aparece como aliada importante a projetos políticos de médio e longo prazo, os quais envolviam tanto o continente europeu quanto a América. Portanto, uma das alternativas vigentes para a Infanta era se portar enquanto depositária da soberania espanhola para pleitear a Coroa e, consequentemente, o império colonial hispânico. Isso, por sua vez, nos permite o afastamento do senso comum com relação a princesa espanhola, ainda que a mesma seja limitada pelas questões de gênero de seu tempo.

O trabalho de Marcela Tervanasio, especialista em história política argentina e ibero-americana nas primeiras décadas do século XIX, remete-nos a um universo conspiratório e intrigante cujo epicentro era Carlota Joaquina.

Observar a princesa enquanto objeto nos coloca diante de um tema importante, porém pouco estudado – à exceção da pesquisa de Francisca Nogueira de Azevedo, citada anteriormente. Os “silêncios” historiográficos em torno desta figura emblemática foram acumulados ao longo dos anos, de modo que a mesma se tornou desprovida de importância em inúmeras obras.

Ao procurar afastar-se desta leitura, repleta de preconceitos, especialistas têm repensado o carlotismo como parte de série de redes que uniram as monarquias ibéricas tanto na América quanto na Europa. Este parece ser o maior esforço de Tervanasio em seu livro: ressaltar uma espécie de geografia em torno das repercussões do carlotismo e – por que não? – das possibilidades (reais ou ilusórias) de uma mulher assumir o poder na monarquia espanhola. Ao nos apresentar uma leitura dinâmica e conectada dos processos históricos, numa relação de ir à Europa e vir para a América e vice-versa, a autora ressalta como as ideias da Infanta espanhola incidiram em conflitos importantes para um mundo contemporâneo em construção: absolutismo versus liberalismo; o poder das Juntas provinciais versus a regência em nome do Rei e, não menos importante, colonialismo versus revolução.

Dentro do campo da história política e em meio à série de escolhas teórico-metodológicas efetuadas pela autora, o livro pode ser tratado em partes, embora seja dividido em capítulos. Um primeiro momento consiste na apresentação do trono vacante e como a natureza jurídica espanhola tratou da questão nos idos de 1808. O decorrer do texto nos aponta quais possibilidades a princesa teria numa situação inesperada como aquela. Já num segundo momento, a ideia de soberania aparece como elo fundamental ao projeto carlotista em oposição às outras opções de governo para a Espanha, representadas pelas Juntas provinciais. Os capítulos 2 e 3 se entrelaçam no sentido de tratar da discussão sobre a soberania na América e na Península na medida em que, em meio aos conflitos de autoridade e à instabilidade política vivida, a figura de Fernando VII foi elevada a um patamar de Rei amado e desejado, ao passo que a América hispânica passava a ser vista como parte cada vez mais importante do Império. Assim, a presença da Infanta na América era crucial aos interesses espanhóis e também lusitanos, pois o Rio da Prata era uma região estratégica aos objetivos geopolíticos da dinastia dos Bragança.

Gradualmente, a formação de uma identidade política e institucional entrava em oposição às justificativas baseadas em direitos dinásticos, destacando-se as fragilidades do projeto de Carlota Joaquina no conjunto do Império espanhol. A ideia de “americanizar o império” era vista como uma ameaça às relações de poder estabelecidas entre a Espanha e suas colônias, subvertendo a ordem colonial ao ponderar a possibilidade de uma princesa assumir a regência na América e, por conseguinte, disputar direitos ao trono no futuro. Tais inquietações foram expressas desde manifestos até ações de espionagem para burlar a busca de apoio a uma regência sediada na América. Nesta linha de raciocínio, os diversos interesses dos impérios atlânticos europeus estavam imbricados, e o apoio ou não a Carlota Joaquina era interpretado de distintas formas.

Em continuidade a uma dimensão geográfica e espacial dos impactos do carlotismo, Tervanasio dedica dois capítulos à América: um ao conjunto do continente e outro especificamente à cidade de Buenos Aires. Enquanto seus projetos foram rechaçados por muitos espaços coloniais, na cidade de Buenos Aires, uma parte da elite portenha passou a ser favorável ao possível reinado de Carlota Joaquina. Dentre estes membros, destaca-se a figura de Manuel Belgrano, um dos artífices do processo de independência, em 1810. Especificamente no capítulo 4, “Las dos máscaras de la monarquía”, Tervanasio se debruça sobre os sentidos da palavra independência a fim de revisar pressupostos da historiografia tradicional inspirados na concepção de que, em nome do rei Fernando VII, os sentimentos de independência eram encobertos.

A perspectiva de um sentimento de independência e a ideia de uma nacionalidade preconcebida têm sido refutadas na produção historiográfica dos últimos anos. Contudo, a percepção dos apoios angariados pelo projeto de regência espanhola na América nos mostra a viabilidade de uma terceira via de governabilidade, ainda que mantendo intactas as estruturas e a ordem colonial.

Tervanasio nos mostra como a imprensa, os políticos locais e a princesa levaram a sério esta terceira via de governabilidade. Uma “guerra de papéis” ressaltando os prós e contras da regência mostrava o empenho de muitos em apoiar ou destruir o projeto. O receio do domínio dos Bragança, sobretudo na região meridional, era importante, porém não se apresenta como única chave de interpretação dos interesses envolvidos pelas elites criollas locais e os peninsulares na Espanha.

No decorrer do capítulo 4, um dos mais interessantes do livro, percebemos como foi possível a construção de uma retórica política para que Carlota Joaquina partisse do Rio de Janeiro em direção a Buenos Aires a fim de ser coroada regente no Rio da Prata. Porém, os efeitos da revolução de 1810 contribuíram para pensar o impacto das propostas de regência da Infanta no seio dos conflitos locais. A regência passava a ser, por um lado, um mal menor se comparado à criação de uma Junta em nome de Fernando VII na capital do Prata. Por outro, esse mal menor não garantia sucessos para a via reformista, o que fez com que os maiores representantes do carlotismo se transformassem em líderes do processo revolucionário e, consequentemente, depositários da soberania do rei.

No último capítulo se revela o impulso da Infanta em realizar seu propósito de assumir seu lugar na Península, ocupando o trono de seu irmão, sem abrir mão do restante do Império já envolvido pelos movimentos de independência. Nesse sentido, antes de realizar uma tentativa de golpe de Estado, Carlota Joaquina procurava manter a legitimidade do irmão dentro dos limites que ela conhecia e em que fora formada: a defesa da linhagem, da família e da casa, elementos estes diminuídos pelos efeitos das ondas liberais e pela perspectiva de transformação social. O retorno de Fernando VII ao poder, em 1814, “apagou” os anseios do projeto de Carlota Joaquina, que se resignara à sua posição anterior. Contudo, o retorno do rei abria uma nova luta tanto na Espanha quanto na América: restauração versus revolução.

Distante de ser uma biografia narrativa e factual, o livro nos desperta para o labirinto de possibilidades nas quais Carlota Joaquina estava política e diplomaticamente inserida. Por um viés político, a princesa estava diante de possibilidades concretas de governar na América, o que era sumamente interessante para o propósito de união das coroas ibéricas, invertendo a lógica das relações coloniais. Diplomaticamente, a irmã de Fernando VII buscava conferir legitimidade ao seu projeto de governo ao assegurar que o rei reassumiria o poder tão logo saísse do cativeiro, evidenciando as desconfianças em torno de sua figura feminina e, também, em torno do conjunto dos Bragança e seus interesses expansionistas, destacadamente no Rio da Prata. Ao longo do livro, podemos observar uma série de escolhas efetuadas pela princesa no intuito de proteger os seus interesses naqueles anos incertos.

A incerteza é, para fins deste livro, a pedra de toque para a compreensão do período e, ao mesmo tempo, evidencia o quanto o carlotismo era um projeto político passível de ser implantado no mundo colonial hispano-americano e não uma mera conspiração política contra o rei. Os caminhos percorridos pela princesa para galgar o poder e o retorno de Fernando VII ao poder nos remetem a um labirinto onde, ao final do seu percurso, um monstro os espera: a crise dos valores coloniais e do poder absoluto.

Referências

ANNINO, A.; GUERRA, F.-X. (org.). 1994. De los imperios a las naciones: Iberoamérica. Fórum Internacional das Ciências Humanas.

Paris, Ibercaja, 620 p.

AZEVEDO, F.N. de. 2003. Carlota Joaquina na corte do Brasil. Rio de Janeiro, Civilização Brasileira, 400 p.

CARVALHO, J.M. de. 2008. D. João e as histórias dos Brasis. Revista Brasileira de História, São Paulo, 28(56):551-572.

https://doi.org/10.1590/S0102-01882008000200014 CHIARAMONTE, J.C. 2007 [1997]. Ciudades, provincias, estados: orígenes de la Nación Argentina, 1800-1846. Buenos Aires, Emecé. 645 p.

CHUST, M. 2008. Reflexões sobre as independências ibero-americanas.

Revista de História, 159:243-262.

https://doi.org/10.11606/issn.2316-9141.v0i159p243-262 HALPERÍN-DONGUI, T. 2005 [1972]. Revolución y guerra: formación de una élite dirigente en la Argentina criolla. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Argentina. 480 p.

LUSTOSA, I. 2008. O período joanino e a eficiência analítica de alguns textos desbravadores. Revista da Casa de Rui Barbosa / Fundação, 2(2):353-371.

MELLO, E.C. de. 2004. A outra independência: o federalismo pernambucano de 1817 a 1824. São Paulo, Ed. 34, 264 p.

PAMPLONA, M.A.; MADER, M.E.N. (org.). 2007. Revoluções de independência e nacionalismos nas Américas: região do Prata e Chile.

São Paulo, Paz e Terra, 299 p.

PIMENTA, J.P.G. 2002. Estado e nação no fim dos impérios ibéricos no Prata: 1808-1828. São Paulo, Edusp. 266 p.

QUIRÓS, P.G.B. de (org.). 2015. Independencias ibero-americanas: nuevos problemas y aproximaciones. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 383 p.

SCHULTZ, K. 2008. Versalhes Tropical: Império, monarquia e a corte real portuguesa no Rio de Janeiro, 1808-1821. Rio de Janeiro, Civilização Brasileira. 444 p.

SLEMIAN, A.; PIMENTA, J.P.G. 2008. A corte e o mundo: uma história do ano em que a família real portuguesa chegou ao Brasil. São Paulo.

Notas

2 Alguns trabalhos importantes nessa discussão são Lustosa (2008), Carvalho (2008), Slemian e Pimenta (2008) e Schultz, Kirsten. Versalhes Tropical: Império, monarquia e a corte real portuguesa no Rio de Janeiro, 1808-1821. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, (2008). Uma posição crítica ao processo de independência, ressaltando que a vinda da corte lusitana atendeu aos interesses do Centro-Sul em detrimento do Nordeste, é a do historiador e diplomata Evaldo Cabral de Mello (2004). Outra iniciativa importante e de debates profícuos foi o Congresso Internacional 1808: a corte no Brasil, realizado na Universidade Federal Fluminense, março de 2008.

3 Halperín-Dongui (2005 [1972]); Chiaramonte (2007 [1997). Para refletir sobre a temática das identidades e construção de nacionalismos nas Américas, ver também Pamplona e Mader (2007). Alameda. 180 p.

Hevelly Ferreira Acruche – Universidade Federal do Rio de Janeiro. Largo São Francisco de Paula, 1, Centro, 20051-070 Rio de Janeiro, Rio de Janeiro, Brasil. E-mail: [email protected].

La lucha por el pasado: cómo construimos la memoria social – JELÍN (S-RH)

JELÍN, Elizabeth. La lucha por el pasado: cómo construimos la memoria social. Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 2018. Resenha de: CARNEIRO, Ana Marília Menezes. As lutas pelo passado e a construção de um futuro democrático na América Latina. SÆCULUM – REVISTA DE HISTÓRIA [39]; João Pessoa, jul./dez. 2018.

“Um passado que não passa”2. Há pouco mais de duas décadas, o historiador Henry Rousso se valeu desta célebre sentença para referir-se à presença viva e contundente da memória da ocupação alemã e da II Guerra Mundial na sociedade francesa. A potência da expressão utilizada por Rousso, na qual a concepção de que o passado está sempre presente é central, traz à tona um amplo debate envolvendo as relações entre história, memória e o papel do historiador no espaço público. Essas questões ocuparam um lugar de destaque em grande parte da produção historiográfica recente e uma importante contribuição à esse debate é o recém-publicado La lucha por el pasado: cómo construimos la memoria social, de Elizabeth Jelín.

Um dos eixos centrais que perpassa a perspectiva de análise da autora ao longo da obra é afirmação – apenas aparentemente despretensiosa -, de que falar de memórias significa falar de um presente. A memória não é passado, e sim a maneira pela qual os sujeitos constroem um sentido de passado, que sempre se atualiza no presente, temporalidade que contém e constrói a experiência passada e as expectativas futuras. Em tom autobiográfico, com uma escrita híbrida e ao mesmo tempo harmoniosa, “entre o acadêmico, o compromisso cívico-político e a própria subjetividade”3, a autora transita com competência e rigor metodológico na análise do cenário complexo, ambíguo e conflituoso das lutas pela memória do passado recente. Leia Mais