El exilio en el contexto latinoamericano: problemas y perspectivas desde el discurso (siglos XIX-XXI)/Secuencia/2022

El exilio ha sido objeto de constante interés en las últimas décadas tanto en el seno de las ciencias sociales como de las humanas,1 y no sólo a modo de fenómeno que ha merecido consideración por sí mismo, sino también como punto de partida de investigaciones fruto de diferentes corrientes de estudio.2 El tema, de hecho, ha suscitado numerosas aproximaciones al pasado, lejano y cercano –incluso a cuestiones de estricta actualidad–, a la vez que a infinidad de espacios en que este se ha manifestado de una u otra forma. De esta manera, se puede acceder a los discursos de sus protagonistas y, por consiguiente, incidir mediante nuevos acercamientos en expresiones ya conocidas o mostrar otras ignoradas hasta la fecha, en las que cabe profundizar. Los discursos, asimismo, pueden proceder de quienes han retratado el exilio sin haberlo tenido que vivir en primera persona. Todo ello queda cifrado, entre otros cauces, en textos de muy distinta condición (correspondencia epistolar, novelas, poemas, autobiografías, documentos administrativos, etc.),3 que permiten recuperar itinerarios más interesantes en un sentido personal o colectivo, pero elocuentes de la realidad histórica.4 Leia Mais

México frente al exilio cubano/ 1925-1940 | Laura Beatriz Moreno Rodríguez

México frente al exilio cubano, 1925-1940 es un trabajo de gran originalidad, basado en una acuciosa investigación en la prensa de la época, pero sobre todo en los archivos de inteligencia de México y Cuba. La investigación en los materiales de seguridad nacional brinda la posibilidad de comprender las decisiones políticas más allá de lo que nos ofrecen otras fuentes estatales o la prensa y abren paso, en ocasiones, a explicaciones inéditas o revelan relaciones ocultas al ojo público. Estas fuentes, sin ser una panacea que aseguren nuevas historias por necesidad, sin duda pueden contener ingredientes que conduzcan a interpretaciones distintas o a matizar algunas explicaciones. Además de los acervos de inteligencia, y de una amplia bibliografía, la autora consultó archivos estatales como el Archivo General de la Nación, el Archivo Genaro Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el Archivo del Instituto de Historia de Cuba, el Archivo Nacional de la República de Cuba y el Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba. La riqueza de fuentes primarias que nutren este texto es ya, de entrada, una invitación a conocer los resultados de la pesquisa elaborada por Moreno Rodríguez. Hubiese sido deseable que la autora en la sección dedicada a las fuentes señalara los fondos consultados dentro de los referidos archivos. Leia Mais

La persistencia en el exilio. Redes político-intelectuales de los apristas en Chile (1922-1945) | Sebastián Hernández Toledo

La Alianza Popular Revolucionaria Americana ha sido uno de los grandes referentes políticos, intelectuales y culturales del siglo XX latinoamericano. Agrupación política peruana mejor conocida como APRA debido a sus siglas, sus discursos latinoamericanistas y antiimperialistas, su alcance simbólico, la movilidad espacial de sus representantes o su constante temporal, le ganaron un lugar en el mapa identitario de la región. Desde hace ya varios años ha surgido una nueva mirada para estudiar qué fue la APRA: cuáles fueron sus alcances, sus limitaciones y el valor que se le puede asignar dentro de la historiografía contemporánea. Dentro de esta ola de escritos encontramos el libro del novel historiador chileno Sebastián Hernández Toledo, quien analiza de modo crítico, dinámico y transnacional lo que fue la APRA entre 1922 y 1945. La obra propone profundizar en las conexiones entre apristas exiliados y los socialistas chilenos, particularmente la vida pública de los peruanos en el destierro, considerando también cuáles fueron las consecuencias en el país de acogida. Leia Mais

Exile and nation-state formation in Argentina and Chile/1810-1862 | Edward Blumenthal

El principal objetivo de Edward Blumenthal en su más reciente libro excede el análisis del impacto que tuvo el exilio en la formación de las repúblicas de Argentina y Chile, entre los años de 1810 y 1862. Pues pretende ubicar la problemática del exilio en un contexto más amplio de “transnacionalismo” antes de la propia existencia de las naciones hispanoamericanas. Con ese fin, utiliza un enfoque que sigue los lineamientos historiográficos de la obra Politics of Exile in Latin America de Mario Sznajder y Luis Roniger (2009). Blumenthal entiende al exilio como una válvula de escape que permitió evitar baños de sangre entre los principales contrincantes de las tramas políticas en tiempos de revolución y guerras civiles, cuando los estados-nación empezaban a consolidarse, o estaban en vías de hacerlo. Y si bien pretende extender su reflexión tanto sobre los proscriptos rioplatenses en tierras chilenas como sobre los trasandinos que buscaron refugio en suelo argentino, es evidente que se dedica con mayor detenimiento a los primeros, especialmente en las décadas de 1840/1850. Y ello porque el exilio de rioplatenses en tiempos del rosismo fue comparativamente mayor que el experimentado en otros países. Pero además, porque fue muy dilatado en el tiempo, y porque muchos de sus protagonistas tuvieron un rol gravitante en la política, en las instituciones y en la prensa de los países anfitriones (Uruguay, Chile y Bolivia principalmente), lo que no sucedió –al menos en esa escala- con otros exiliados latinoamericanos en sus respectivos destinos de expatriación. Leia Mais

Una breve historia del exilio extremeño: deportación y desarraigo migratorio | L. Rodríguez Fraile

Libro a modo de estudio que sin perder de vista las estadísticas y los datos cuantitativos, va más a lo personal, a mostrar los motivos del exilio, en dar a conocer las diferentes vivencias con entrevistas y testimonios. El objetivo que se marca la autora es el análisis concreto de los exiliados de procedencia extremeña, análisis que hasta ahora no se había intentado de una manera global, sino vinculado a municipios o a exiliados concretos, normalmente personas conocidas. Leia Mais

Gritos de papel: las cartas de súplica del exilio español (1936-1945) | Guardalupe Adámez Castro

A obra é resultado da tese de doutorado defendida na Universidade de Alcalá de Henares/Espanha, sendo a autora, Guadalupe Adámez Castro, integrante do Seminario Interdisciplinar de estudos sobre Cultura Escrita (SIECE) e, do Grupo de Investigação Lectura, Escritura, Alfabetización (LEA)1. Orientado com um enfoque interdisciplinar, que parte da metodologia da História Social da Cultura Escrita, o material analisa as cartas de súplicas durante o período do exílio espanhol como um documento vivo, baseando-se na dimensão social e cultural desta prática. Organizada em cinco capítulos, prólogo e epílogo, a publicação objetiva dar visibilidade a uma parte da história particular dos refugiados, assim como compreender as relações que esses mantiveram com a escrita durante a experiência de retirada forçada para outro país.

Inicialmente, a autora aborda as diferentes fases do exílio espanhol, sendo a primeira ocorrida entre os meses de agosto e setembro de 1936, resultante da derrota do exército republicano na campanha de Guipúzcoa. Já o ano de 1939 marca o momento de maior êxodo, onde cerca de quinhentos mil espanhóis se deslocam para a França e para o norte de África. Outras levas de refugiados, nas décadas de 1940 e 1950, assim como as dificuldades de regresso, configuram o período longa duração do exílio, sendo que, em muitos casos, o retorno ocorreu somente com o decreto-lei 10/1969 2. Outros, voltaram ao País somente após a morte de Franco em 1975 e, alguns, jamais retornaram à sua terra natal. Leia Mais

Rimbaud na África: Os últimos anos de um poeta no exilio (1880/1891) | Charles Nicholl

Pretendemos neste artigo discutir as possibilidades que tem o historiador de utilizar em suas reflexões a Literatura como fonte histórica. Trata-se de uma relação difícil, mas possível e, sobretudo, prazerosa. A historiografia apela à literatura hoje mais como um registro do real, um instrumento para sua apreensão, ou ainda como sua metáfora epistemológica. O historiador não pode encarar a obra literária apenas como veículo de conteúdo, pois, o valor do texto literário não está propriamente na confrontação que dele se pode fazer com a realidade exterior, mas na maneira como esta realidade é abordada, aprofundada, questionada, recriada. Deve encarar a literatura não como reflexo, mas como refração, como desvio. (ELEUTÉRIO, 1992)

Como produção artística que é, a arte ilustra os valores de uma cultura, e não se presta a fornecer a confirmação de um saber que poderia adquirir de outras formas, por exemplo, por uma pesquisa histórica; ela tem princípios e leis diferentes dos da realidade exterior, já inventariada. Além do mais, o artista está sempre ultrapassando os sistemas de classificação, aos quais uma sociedade confirma suas representações provisórias do mundo. A arte não reproduz a realidade exterior, mas a transforma, exprimindo o que nela está reprimido ou latente.

A obra literária eficaz, que age sobre seus leitores, é aquela que dramatiza as contradições e exacerba-as, leva-as às últimas consequências, ou seja, representa-as, e oferece assim, um princípio de respostas a perguntas ainda não claramente formuladas. Ela libera possibilidades subjacentes a certas situações, joga com essas possibilidades, dá-lhe vida, e assim, tenta explorar as virtudes inerentes a uma época. As obras literárias que melhor traduzem os movimentos sociais e históricos não são as que retratam de forma escrupulosamente exata os acontecimentos anteriores; são as que exprimem aquilo que falta a um grupo social, e não aquilo que ele possui plenamente.

A literatura fala ao historiador sobre a história que não ocorreu, sobre as possibilidades que não vingaram, sobre os planos que não se concretizaram. Pode-se, portanto, pensar numa história dos desejos não consumados, dos possíveis não realizados, das ideias não vingadas (SEVCENKO, 1995).

Ocupa-se o historiador, portanto, da realidade, enquanto o escritor é atraído pela possibilidade. Cabe, portanto, ao historiador, captar esse excedente de sentido embutido no romance. O método para Lacapra (1991) é o de se fazer uma fusão entre o texto e o contexto, ou seja, usar a linguagem para se interpretar contextos. Não contexto no sentido positivista, mas como representação de uma experiência histórica. É a tentativa de perceber como se apresentou uma dada realidade.

A história é um caleidoscópio de ações humanas, é um romance verdadeiro, simplifica, seleciona, organiza, reflete e dissemina. Portanto, para Veyne (1995), o que distingue um livro de história de um romance, isto é, a narrativa histórica da narrativa de ficção, é que o primeiro tem seu suporte na realidade exterior, que tem existência concreta e autônoma. Dispensa, portanto, artifícios discursivos e estéticos para ser valorizado. A história é assim, uma narrativa verídica, mesmo levando-se em conta que a verdade sempre é relativa, depende de quem a conta, e os acontecimentos submetem-se ao critério de verificabilidade, ao contrário do discurso ficcional, que é uma questão de verossimilhança.

Ainda nessa comparação, podemos afirmar que a história é um discurso que visa a realidade teórica e científica, não ignorando o caráter de relatividade da verdade histórica, e toda subjetividade que comporta a elaboração desse conhecimento. O texto literário tem como objetivo fundamental a produção da realidade estética, o que não exclui que ele possa ter relações com a realidade objetiva, ou seja, com tudo aquilo que lhe é exterior, e de que certa forma o envolve.

Os romances históricos transmitem

uma verdade histórica através da verossimilhança novelesca, tem o poder de fazer a carne voltar a ser verbo, sem o verbo perder o gosto, ou a cor, ou o cheiro, ou a forma da carne, imagem que nos parece bastante significativa do poder de recriação da obra literária e das suas relações com a realidade que ela representa. (FREYRE, 1961)

Assim, a transformação de elementos não-literários em expressão estética é uma outra maneira de olhar o objeto, uma nova forma de relação com o real. Discurso histórico e narrativa literária, formas distintas de narrativas, apresentam formas de contatos, relacionam-se com a realidade exterior de maneiras diferentes, porém, complementares. Tanto um como o outro, são imagens dessa realidade, que se submetem às exigências do discurso e, podem, portanto, apresentar deformações, fragmentações, ou distorções, formas parciais de conhecimento.

Dessa forma buscamos entender a figura de um poeta do século XIX nascido na França e que se tornou famoso entre seus quinze e dezoito anos. Suas poesias encantavam e disseminavam-se com facilidade pelo universo das cidades europeias que devoravam através de seus leitores o que o jovem escrevia. Falamos de Arthur Rimbaud que foi perfeitamente historicizado no livro escrito por Charles Nicholl onde o autor tem a preocupação de mostrar o poeta abandonando a Literatura e a fama para empreender um novo rumo a sua vida, iniciando uma viagem pela África. Aventureiro? Desilusão? Assumir uma nova identidade? Desejo de conhecer outras paragens? Difícil é responder. Neste artigo onde podemos ser interpretados como descritivos, queremos na realidade mostrar que na primeira parte da vida de Rimbaud a sua literatura poética nos responde, enquanto fonte, ao historiador que percorre a sua produção artística. Como comerciante outras fontes teriam que ser buriladas para que pudéssemos decodificar no conjunto dessas duas identidades, embora um e outro desafiem a vida e enfrentam a própria morte.

No mundo do conhecimento a História sempre manteve um lugar de destaque com forte identidade própria, embora modernamente tenha se moldado o seu desenvolvimento acadêmico enquanto disciplina. O pesquisador Diogo da Silva Roiz do departamento de História da Universidade Estadual do Mato Grosso do Sul afirma que as pesquisas nos últimos vinte anos estão concentradas em História Cultural, perfazendo um total de 80% de tudo que tem sido produzido nas universidades brasileiras, tornando-se uma temática constante no mundo inteiro.

A História Cultural se tornou, na atual conjuntura, um imenso lucro para o mercado editorial. O interesse pela História Cultural em representações dos desdobramentos das preocupações da História Social com orientação marxista e a Nova História Cultural com a virada linguística e abordagens pós-modernas. As novas tendências historiográficas inspiram-se em uma crítica, em uma releitura dos conceitos fundamentais da História Social.

Se pensarmos nas contribuições dadas por Roger Chartier (2007) dentro de uma relação Cultura/Representação que perpassa por qualquer temática de pesquisa no campo da História, pois o historiador, segundo Raymond Williams (2011) exerce um trabalho de compreensão das representações dos sujeitos sociais. Tanto Chartier quanto Williams estabelecem uma fidelidade da História Cultural com os postulados da História Social. Portanto, o historiador passou a estabelecer diálogos através da História Cultural que foi seguida de forma exemplar por Pesavento (2003) no Brasil, com outras fontes possíveis de conhecimento e relações como História e Literatura. Uma pensa o concreto e a outra a ficção, mas consegue-se interpretar sujeitos, lugares, espaços, cores publicidade, propaganda, conversas, modas e temporalidades distintas e muito mais utilizando a Literatura como fonte.

De autoria de Charles Nicholl o livro Rimbaud na África: Os últimos anos de um poeta no exílio (1880-1891), impressiona o leitor pela riqueza de detalhes e profundidade de análise. Não se trata de uma obra ficcional, mas do resultado de uma pesquisa de historiador que o autor realmente é. Escreveu nove livros e alguns com prêmios recebidos este é o segundo que leio, sendo o primeiro com o qual tomei contato com a reflexões de Nicholl foi Leonardo Da Vinci, uma de suas produções premiadas.

Interessada em produzir um artigo sobre um literato que tivesse tido contato através de suas narrativas com o cotidiano de uma cidade africana cheguei a essa obra que nos narra o autoexílio de Arthur Rimbaud, o poeta francês que nasceu no lar de uma família de classe média de Charleville em Ardenas na região nordeste da França em 1854. Era o segundo filho de Vitale Cuif e do capitão Fréderic Rimbaud que lutou na Argélia, chegando até a receber o prêmio Legion D’Onneur. Em seguida ao nascimento da quinta filha do casal que faleceu após um mês o casamento chegou ao fim, quando o pai deixou a família.

Tal acontecimento contribuiu negativamente para o jovem que cresceu mais ao lado da mãe. Pelos seus escritos nota-se um desentendimento entre ambos e ele não se senta amado pela mãe. Sempre foi um estudante brilhante, embora calado, inquieto, impaciente e nada travesso. Em torno de quinze anos ganhou prêmios pelos versos que compunha, classificados como originais, sua primeira produção publicada foi Primeira Tarde. Escrevia na sua língua de origem, entremeada por diálogos em latim.

Fugia com frequência de casa e, em 1871, uniu-se à Comuna de Paris, retratada em seu poema A Orgia Parisiense ou Paris Repovoada. Deixou levemente transparecer em Coroação Torturado ter sofrido violências sexuais por soldados embriagados da Comuna. Fato que não chegou a ser comprovado, pois ele sequer abandonou a Comuna. Escrevendo poemas sobre ela que correspondiam aos seus pensamentos e reivindicações.

Transformou-se em um anarquista, começou a beber muito e frequentemente, usava roupas pouco adequadas, deixou os cabelos crescerem, com a nítida intenção de chocar a burguesia parisiense.

Sempre inquieto, deixou Paris e as suas relações para se dedicar a criação de um método para atingir a transcendência poética ou o poder visionário através do “longo, imenso e sensato desregramento de todos os sentidos” (As Cartas Videntes).

Retornou a Paris em setembro do mesmo ano, a convite do poeta do Simbolismo Paul Verlaine, depois que Rimbaud lhe enviou uma carta contando o seu método de trabalho. Casado, Verlaine logo se apaixonou pelo adolescente calado de olhos azuis de cabelos castanhoclaros e cumpridos. Tornaram-se amantes e levaram uma vida ociosa regada a absinto e haxixe, escandalizando o círculo literário, sobretudo pelo comportamento de Rimbaud o arquétipo do enfant terrible que escrevia versos notáveis.

Envolvidos por um tempestuoso caso amoroso, viajaram para Londres no ano seguinte. Verlaine abandonou a esposa e o filho que sofriam abusos com as suas iras alcoólicas. Viveram uma vida pobre em Bloomsbury e Camdem Town, desprezando uma vida de ensino e uma pensão da mãe de Verlaine. Rimbaud frequentava o Museu Britânico, onde produzia seus versos, pois calor, luz, penas e tintas eram de graça.

Em junho de 1873, Verlaine retornou a Paris e sofreu muito com a ausência do jovem Rimbaud e em junho o convida para ir a Bruxelas encontra-lo no Hotel Liège. Rimbaud vai e o convívio passou a não ser nada agradável, reclamações mútuas, culminando em uma fúria de bêbado, onde Verlaine disparou dois tiros contra Rimbaud, ferindo o jovem poeta no pulso. Rimbaud não acusou Verlaine que, junto com sua mãe, acompanharam o jovem a uma estação de trem em Bruxelas onde Verlaine se comportou como um louco. Essa atitude assustou Rimbaud que, amedrontado, sem nada dizer, foi embora, mas pede a um policial para prender Verlaine.

Ele foi detido por tentativa de homicídio e submetido a um humilhante exame médico. Suas correspondências foram submetidas a uma leitura policial e somadas às acusações de sua mulher. Chamado a depor, Rimbaud retirou a acusação, mas mesmo assim Verlaine foi condenado a dois anos de prisão.

Rimbaud retornou a sua casa em Charleville e completou um trabalho em prosa, Uma Estação no Inferno, considerada pioneira do Simbolismo moderno, e escreveu Farsa Doméstica, uma narrativa sobre sua vida com Verlaine que ele chamava de lamentável irmão.

Em 1874 retornou a Londres e, depois, para Stuttgart, na Alemanha, onde se encontrou novamente com Verlaine, pela última vez, depois que este saiu da prisão e se converteu ao Catolicismo.

A partir daí Rimbaud tomou uma decisão de mudança de vida. Desistiu de escrever e desejava uma vida fixa, com um trabalho rentável, queria ficar rico e independente para algum dia viver como um poeta despreocupado. Para isso continuou a viajar de forma intensa, a pé, pela Europa. Mantinha vivo ainda, embora mais contido, o seu antigo comportamento selvagem. Em maio de 1876 se alistou como soldado no Exército Colonial Holandês para poder ir livremente para Java, na Indonésia. Foi, mas depois de alguns meses desertou e retornou à França em um navio de forma clandestina.

Continuava inquieto e desejando na realidade uma vida mais tranquila o que, até então, não havia encontrado em todas essas andanças.

Seguindo essa meta, viajou para Chipre e em Lamaca trabalhou como capataz na pedreira em uma empresa de construção onde contraiu uma febre que o leva de volta à França onde foi diagnosticado com febre tifoide.

Em 1880 viajou para Áden, um protetorado britânico, um entreposto, um lugar de passagem de viajantes que seguiam para a África e para a Índia. Foi de navio/vapor, desceu pelo Canal de Suez em busca de qualquer trabalho, sem achar. Atravessou o Estreito Bab al’Mandeb, percorreu o árido litoral do Iêmen, até chegar a Áden

O rosto queimado pelo sol, os trajes de algodão sujos, a mala remendada: é o que tudo indica. Seus olhos podem sugerir outras histórias menos decifráveis. São extraordinários, de um azul pálido hipnótico e inquietante. Décadas mais tarde, um missionário francês que o conheceu na África diria: lembro de seus olhos grandes e claros. Que olhar! (NICHOLL, 2007, p.18)

Finalmente esse coração inquieto adaptou-se em Áden, como empregado na agência de Bardey. Aí teve várias relações com mulheres nativas e por um tempo viveu com uma amante da Etiópia. Ensinou-lhe a ler a falar em francês e mais tarde a abandonou, mandando-a para Obock, do outro lado do Mar Vermelho, com um pouco de dinheiro para que pudesse voltar para casa. Como testemunha Bardey em carta a Berrichon datada de 16 de julho de 1897:

Foi em Áden que aconteceu o relacionamento afetivo com a mulher Abissínia, entre 1884 e 1886. Era uma relação íntima e Rimbaud, que no início morava e fazia suas refeições conosco, alugou uma casa separada onde poderia morar com sua companheira nas horas em que não estava trabalhando em nossa firma. (NICHOLL, 2007, p.258).

O próprio Rimbaud, em uma carta para Augusto Franzoj, escrita por volta de setembro de 1885 e publicada pela primeira vez em 1949 por Enrico Emanuelle na revista literária italiana Inventário.

Caro senhor Fransoj,

Lamento, mas dispensei aquela mulher sem apelação.

Darei a ela alguns táleres e ela tomará o barco

para Obock que agora está em Rasali. De lá, ela seguirá para onde desejar.

Estou farto dessa farsa, não seria tão estúpido a ponto

de trazê-la de Choa, e também não serei para me

encarregar para leva-la de volta.

Cordialmente, Rimbaud (NICHOLL, 2007, p.258).

Em 1884, deixou o trabalho para se tornar um mercador por conta própria em Harar na Etiópia. Vendia café e armas e como teve grande sucesso nesse ramo, tornou-se grande amigo do governador de Harar, pai do futuro imperador da Etiópia Haile Selasse.

Como mercador teve uma vida de andarilho, agitada, conhecendo vários lugares e obtendo grande sucesso na nova profissão.

Foi exatamente com 25 anos que o poeta abandonou para sempre a literatura e a fama na Europa e partiu para a África, onde sobreviveu por onze anos como comerciante e contrabandista, tentando apagar seu histórico de um passado boêmio. Era outro homem, tinha outra identidade, onde só manteve os belos olhos azuis que encantavam as pessoas.

O historiador Charles Nicholl construiu um perfil fascinante dessas duas vidas e dessas duas tão distantes identidades: a do poeta reconhecido e a do aventureiro comerciante que se transformou até morrer: “Um e outro vivendo sempre no limite da existência” (NICHOLL, 2007, p. 84).

Para descortinar esse período, Charles Nicholl pesquisou em documentos históricos inéditos, burilou a vasta correspondência de seu objeto de pesquisa, em cartas enviadas da África, onde ele nunca mais falou em literatura, mas apenas sobre dinheiro, comércio, lucros e rendimentos e, descrevendo suas andanças percorridas entre as regiões da Etiópia e o Egito com altivez, não mais parecido com o jovem poeta que Verlaine tanto admirava.

Apesar de um físico frágil, andava quilômetros, percorrendo em caravanas os lugares mais perigosos do continente africano.

Amigos morreram acompanhados por familiares comandando caravanas nas rotas de Harar e da Abissínia, nas viagens a Hensa e na rota Harar-Zeila. Perigos, medo e, ao mesmo tempo coragem, o jovem Rimbaud passou nessa sua vida de comerciante de caravana. Os nativos, com imensas lanças, assaltavam esses comerciantes e os matavam para roubar, sobretudo armas.

Sente-se sozinho ao perder seus companheiros e com muito temor, mas com uma coragem maior ele seguiu em seus trajetos comerciais obtendo seus lucros, passando a ser um mercador de sucesso.

De tanto caminhar e de tanto carregar as suas mercadorias pelos caminhos vielas e cidades africanas, em péssimas condições climáticas que eram mais ásperas que as da Europa, trouxeram ao jovem literato/comerciante, consequências tristes.

Rimbaud desenvolvei sinovite em seu joelho direito que mais tarde se tornou carcinoma. Seu estado de saúde piorou, sendo obrigado a retornar a França, em maio de 1891. Foi hospitalizado em Marselha e teve sai perna amputada. Passou um rápido e curto período na casa da família para uma recuperação no pós-operatório, mas logo desejou voltar à África para cuidar de seus negócios, mas o seu estado de saúde piorou, pois sua enfermidade se agravou. Voltou para o hospital em Marselha onde sofreu muito e recebia apenas as vistas de sua irmã Isabelle. Em novembro do mesmo ano Rimbaud finalmente descansou. Morreu ainda jovem, com apenas 37 anos e seu corpo foi enterrado no jazigo da família em Charleville.

Rimbaud, que foi para a África e acabou por traficar armas de fogo no norte desse continente, mas por outro lado, tornou-se uma referência para a literatura poética do século seguinte, servindo como argumento para célebres discussões que se processaram sobre a impossibilidade de dissociação do poeta e da poesia.

Assim sendo, deixou seguidores, influenciados pela sua produção e pelo método do Simbolismo, pois sua poesia e sua vida sempre impressionaram literatos, historiadores, músicos e pintores do século XX como Pablo Picasso, Allen Guinsberg, Vladimir Nabokov, Bob Dylan, entre vários outros. Sua vida foi retratada também no cinema, em filmes do cineasta italiano Nelo Rizzi, como Uma Temporada no Inferno, de 1970 e, em 1995 a cineasta polonesa Agnieska Holland dirigiu Eclipse Total de Uma Paixão.

Referências

CHARTIER, Roger. A História ou a Leitura do Tempo. Belo Horizonte: Autêntica, 2007.

ELEUTÉRIO, Maria de Lourdes, AVELINO, Yvone Dias (et. Al.). O Bosque Sagrado e o Borrador, In: Revista Projeto História. São Paulo: EDUC, nº 8/9, 1992.

FREYRE, Gilberto. Casa Grande e Senzala. Rio de Janeiro: José Olympio, 1961.

LACAPRA, Domonick. História e Romance, In: RH, Revista de História da UNICAMP, nº 2/3. Campinas: UNICAMP, 1991.

NICHOLL, Charles. Rimbaud na África: Os Últimos Anos de um Poeta no Exílio (1880-1891). Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 2007.

PESAVENTO, Sandra Jutahy. História & História Cultural. Belo Horizonte: Autêntica, 2003.

SEVCENKO, Nicolau. Literatura como Missão. São Paulo: Brasiliense, 1995.

VEYNE, Paul. Como se Escreve a História. Brasília: UnB, 1995.

WILLIAMS, Raymond. O Campo e a Cidade: Na história e na literatura. São Paulo: Companhia de Bolso, 2011.

Yvone Dias Avelino – Professora-titular do Departamento de História da Pontifícia Universidade Católica de São Paulo e Coordenadora do Núcleo de Estudos e História Social da Cidade (NEHSC-PUC-SP).


NICHOLL, Charles. Rimbaud na África: Os últimos anos de um poeta no exilio (1880/1891). Trad. Mauro Pinheiro. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 2007. Resenha de: AVELINO, Yvone Dias. Rimbaud: Um Poeta perdido na Europa e que se encontrou na África (1880-1891). Cordis – Revista Eletrônica de História Social da Cidade. São Paulo, n.20, p. 424-439, jan./jun. 2018. Acessar publicação original [DR]

 

Antes que sea tarde – PARGA (I-DCSGH)

PARGA, C. Antes que sea tarde. Prólogo a la 1.ª ed.: Fernando Morán; prólogo a la 2.ª ed.: Alfonso Guerra; presentación: Fernando Serrano Migallon México: Porrúa, 2007. Resenha de:Del MORAL, Cristina. Íber – Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia, n.87, p.81-82 abr., 2017.

Carmen Parga es una exilada más, no tan conocida como su marido Manuel Tagüeña y tantos otros intelectuales y políticos que tuvieron que abandonar España en 1939. Una mujer culta, sensible y comprometida cuyo testimonio enriquece nuestra visión del exilio español de 1939 a 1955 y nos plantea una reflexión sobre el compromiso personal en momentos muy aciagos.

Estas memorias son un ejemplo de resistencia frente a los imperativos de los avatares históricos y demuestra la capacidad del ser humano, más frecuente entre mujeres que entre hombres, de preservar la intimidad en medio de las situaciones más adversas. En suma, un libro optimista.

La obra se articula a partir de tres planos. En el plano íntimo, aunque no es un libro intimista, refl eja la cotidianidad, la vida como madre, con momentos que emocionan, cuando cuenta sus esfuerzos para criar a sus hijas; como hija, siempre apoyando a su padres; como esposa, a la sombra de su prestigioso marido, y como hermana, luchando por ayudar a su hermano que regresa tuberculoso del frente. En el plano histórico, si bien Carmen Parga se cura en salud diciendo que su libro se basa en notas sin ningún rigor científi co ni histórico, nos muestra su vida universitaria en la Segunda República, la guerra civil, el exilio a Rusia, la vida en Moscú, la Segunda Guerra Mundial en la Unión Soviética, el día a día en el campo ruso y en Uzbequistán, mostrando en todo momento un espíritu crítico ante la situación, pero también un gran respeto y cariño hacia los rusos, a los que alaba por sus múltiples cualidades, en especial por su espíritu de resistencia y el afecto y solidaridad hacia los españoles.

Por último, en el plano ideológico, la autora narra cómo –al igual que muchos otros compatriotas suyos– se fue despegando progresivamente de la doctrina comunista, cuyo peor ejemplo está en las jefaturas soviéticas, a partir de su estancia en Yugoslavia y Checoslovaquia, y cómo fi nalmente su familia y ella recalan en México, donde renuncia a la militancia en el partido. A lo largo de este periplo se ve obligada a luchar entre su formación y militancia comunista y sus ideas, vivencias y ansias de libertad, hasta que se confi esa socialista. A pesar de sus críticas, Antes que sea tarde no es un ajuste de cuentas con el comunismo, pero sí una denuncia –por ejemplo cuando describe el hambre en Tashkent– y una amarga refl exión por la falta de rebeldía.

La lectura de algunos fragmentos de este libro en clase servirán al profesorado de historia no sólo para conocer y enseñar un período apasionante de la historia de Europa en Rusia, Yugoslavia y Checoslovaquia, sino también para fomentar la empatía (especialmente entre las alumnas), pues Carmen Parga escribe sobre su vida cotidiana, sus relaciones familiares, sus preocupaciones por la salud o el nacimiento de sus hijas en circunstancias muy difíciles. Asimismo, por su valor poético y alta calidad literaria puede ser una lectura susceptible de ser compartida con los docentes de literatura. Al respecto, hay escenas –como la entrada en el puerto de Leningrado del barco ruso con los exilados españoles y la muerte de la foca arrastrada por aquél– dignas de los grandes narradores rusos. Además, las fotos que ilustran el libro pueden ser también fuentes de gran interés para el estudio de la vida cotidiana y de los personajes históricos en su faceta más cercana. De nuevo, un buen instrumento para desarrollar la empatía entre el alumnado. En definitiva, una obra optimista, que denuncia algunas consecuencias perversas de la Revolución rusa.

Cristina del Moral – E-mail: [email protected]

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