La ciencia y sus públicos: circulación, apropiación y creación científica en Iberoamérica (s. XIX-XX) | História Unisinos | 2021

Henri Poincare Creación científica
Henri Poincare | Imagen: Bill Sanderson

¿Cómo se produce el conocimiento científico? ¿Cómo circula este en un nivel global y local? ¿Qué roles ejercen y cómo interactúan los “expertos” y los públicos profanos en estos procesos? Estas son algunas de las preguntas que motivaron la coordinación de este dossier, que propone una revisión del estatus de la comunicación científica en la construcción del saber desde una perspectiva histórica. Tradicionalmente, el llamado modelo del “déficit” ha influido en las últimas décadas y todavía hoy en la manera de entender la circulación del conocimiento científico. En este marco interpretativo, se percibe la ciencia como el quehacer de un grupo de expertos, que, habiendo elaborado su trabajo y realizado los esperados hallazgos en una primera etapa, difunden posteriormente sus resultados a la sociedad o públicos legos. De este modo, el saber circula desde los expertos dentro de las instituciones, hacia los inexpertos que están fuera de estas. Esta perspectiva asume a su vez que la circulación del saber científico opera bajo la lógica de transmisión desde el centro experto de la producción científica hacia la periferia profana. No obstante, los enfoques teóricos desarrollados durante los últimos años (Hilgartner, 1990; Broks, 1993; Secord, 2004; Topham, 2009; Lipphardt y Ludwig, 2011; Nieto-Galan, 2011) han revisado y cuestionado dicho modelo, al proponer a “los públicos” como agentes activos del proceso de construcción de conocimiento científico. Esta aproximación ha permitido constatar que la ciencia es afectada, moldeada y generada por diferentes personas dentro de la sociedad, más allá de los científicos, de tal modo que la interacción entre estos y aquellos se ha convertido en un asunto importante de analizar. La ciencia, bajo este nuevo paradigma, es entendida como un acto de comunicación en sí misma, por lo que no sería factible desvincular el hacer ciencia con su divulgación (Secord, 2004). Leia Mais

Pactos políticos en Iberoamérica| Almanack| 2021

Agua forte gravada por I Cruikshand 1808 Creación científica
“Bonaparte louco de raiva ou mais navios, colónias e comércio” | Água-forte gravada por I. Cruikshand, 1808, Lisboa, Museu Nacional de Arte Antiga

La invasión de Napoleón a la península ibérica y los sucesos que siguieron fueron coyunturas propicias para instalar en el escenario peninsular e iberoamericano un novedoso re­pertorio de soluciones políticas. La crisis abierta en 1808 impulsó cambios inusitados. Como es conocido y ha sido profusamente estu­diado la necesidad de reformular los pactos entre los monarcas, sus reinos y sus súbditos, estuvo asociada a las posibilidades y alcance de la gobernabilidad de sus territorios. En el caso lusitano, la corona decidió cambiar la localización de su centro político desplazándolo al continente americano, concretamente a la ciudad de Rio de Janeiro en el Brasil. El caso español fue diferente. El ingreso de las tropas fran­cesas a España dio lugar a la vatio regis, un hecho insólito que obligó a replantear las bases de sustentación de la monarquía. Leia Mais

El clero secular iberoamericano en la Época Moderna / Tempo / 2020

El clero secular iberoamericano en la Época Moderna. Institucionalidad, carrera eclesiástica y conexiones sociales

Una de las caracterizaciones de las sociedades iberoamericanas que más consenso sigue teniendo sostiene que estuvieron constituidas por estamentos y calidades sociales. Este fuerte sentido de las personas de aquella época por diferenciarse y pertenecer a una jerarquía social más alta, sin duda permeó en todos los grupos, corporaciones e instituciones. En este sentido, la historiografía sobre la Iglesia, ha hecho hincapié desde el siglo XIX al menos, en el gran poder, la influencia y la riqueza del clero colonial, derivado en buena medida del papel tan relevante de esa institución múltiple y compleja en el gobierno monárquico español y portugués. Derivado de este proceso histórico de encumbramiento del clero secular se han escrito múltiples libros, artículos y capítulos a lo largo del tiempo que lo reafirman en cada región, provincia u obispado iberoamericano. Para ello, los y las historiadoras han echado mano de variadas fuentes de archivos eclesiásticos o extra-eclesiásticos, así como de diversas metodologías y ópticas.

La historiografía ha tenido tres formas de estudiar al clero secular a lo largo del siglo XX: en las historias generales de la Iglesia, en el análisis de coyunturas importantes, o bien, como objeto central de estudio. En las historias generales se ha concebido al clero secular de forma global pues, aparte quizá del alto clero, el resto de sus miembros son anónimos. Igualmente, en otros trabajos la clerecía ha sido sólo una especie de “escenario” eclesiástico para la actuación del alto clero o de los obispos. En algunos incluso la historia de una diócesis se ha reducido a la gestión de los prelados. Además de las historias generales, en estudios específicos sobre coyunturas históricas o gestiones de obispos, el clero ha sido analizado como un gran colectivo que acompañaba o se oponía a los objetivos de su prelado, cuando participó de algún movimiento importante, fundó alguna nueva institución o como receptor de alguna reforma impulsada por las autoridades. Aunque en este tipo de obras se superan las generalizaciones o los juicios de valor, también es cierto que no se profundiza más.

Dentro de ese universo historiográfico podemos destacar dos tendencias actuales. Una, que a pesar de la multiplicidad de estudios monográficos sobre el clero secular de distintos obispados, siguen faltando estudios de conjunto o de síntesis que brinden visiones globales de la clerecía, a nivel diocesano o de cada provincia eclesiástica. En este sentido, hay algunas excepciones notables que nos muestran un camino viable y enriquecedor. Dos pertenecen al clero español. La obra La sociedad española en el siglo XVII, de Domínguez Ortiz (1970), tuvo una gran influencia por las líneas de investigación que inspiró, tales como la población clerical y su distribución geográfica, la crítica social y política por el excesivo clero o sobre la mala formación educativa de los clérigos. La imagen que construyó Domínguez Ortiz sobre el clero peninsular, analizando aspectos que hasta entonces poco se habían estudiado, inspiró variados estudios de corte prosopográfico o de biografía colectiva (Morgado, 2007). Tiempo después otra obra notable fue la de Barrio Gozalo, El clero en la España moderna (Barrio, 2010) en donde se hace una muy útil síntesis descriptiva de ese estamento desde la era de los reyes católicos hasta el siglo XIX, recogiendo los resultados de múltiples estudios monográficos de las últimas décadas. Esta gran aportación ya había sido precedida por otro artículo importante referido solo a los obispos de Castilla la Vieja (Barrio, 1982). Otra importante contribución ha sido el estudio de las élites eclesiásticas, sus características y su vínculo con el poder. Un trabajo importante es el de Terricabras (2000) sobre la recepción del Concilio de Trento por Felipe II y la política de control ejercida por la Corona sobre el clero que por medio del Patronato Real logró alcanzar ciertas condiciones para disciplinar el clero secular. De los estudios generales también resultaron aquellos basados en el interés por las carreras eclesiásticas. Aún para la península, sobresale la investigación de Chacón (1993) sobre las formas de promoción en el estamento eclesiástico secular para la Sevilla rural del siglo XVIII a partir principalmente de los libros de visitas pastorales, expedientes de congruas y patrimonios.

Para el caso de la historiografía portuguesa hay que mencionar tanto por su importancia como por la influencia que tuvo posteriormente el estudio de Paiva (2006) sobre el episcopado en Portugal y en el imperio, dónde analiza los procesos de elección de los individuos para el cargo de obispo, los modelos del munus episcopal y las carreras de dichos eclesiásticos a partir del abordaje prosopográfico. [1] En los mismos años Olival y Monteiro (2003) hicieron un balance de la historiografía sobre el clero analizando por consiguiente las cuestiones del estatuto y de la movilidad social para las carreras del clero diocesano, considerando las estrategias familiares y el tema del patrimonio delante del problema del mérito. Además, llama la atención la investigación desarrollada por Silva (2013) con el objetivo de explicar las disputas de poder en el cabildo catedralicio entre 1564 y 1670, subrayando en particular los mecanismos formales y informales que disponían los clérigos seculares frente a las presiones de toda orden – en particular fiscales – impuestas por la Corona como también por el episcopado.

Para Iberoamérica, a su tiempo, vale mencionar el estudio de Delgado y Fernández (1992) que se ocupó de un esbozo prosopográfico de los obispos de Indias y además, dos otros trabajos de referencia: el de Bayle (1950), El clero secular y la evangelización de América, así como la síntesis general de Valpuesta (2008), El clero secular en la América hispana del siglo XVI, obra que viene a compensar la falta de una visón de conjunto, más allá de las limitaciones o alcances de interpretación historiográfica del estudio.

La segunda tendencia es la atomización de los estudios en múltiples investigaciones monográficas, en muchas ocasiones más descriptivas que analíticas y que prescinden de una vinculación con problemas o procesos históricos más generales. Pueden ser ricos en información de archivos locales pero pobres en metodología e hipótesis historiográficas bien sustentadas. Junto a estas también se ha publicado diferentes libros y artículos que han buscado problematizar y enriquecer la interpretación historiográfica del clero secular. Aquí sólo haremos un esbozo de las líneas generales que, desde nuestro punto de vista, han marcado su rumbo historiográfico en las últimas décadas, al mismo tiempo que haremos referencia a algunos trabajos que siguieron las tendencias de investigación abiertas.

Una de las líneas recurrentes ha sido la de las carreras eclesiásticas y la formación académica y sacerdotal de la clerecía. Cabe resaltar la investigación de Schwaller (1987), quien publicó un estudio específico sobre el clero secular del siglo XVI, planteando un análisis de los diferentes estratos clericales de acuerdo a su jerarquía, así como su papel en la sociedad temprana novohispana. Este autor realizó un trabajo de corte prosopográfico abarcando todos los segmentos de la jerarquía eclesiástica y estableciendo una tipología de las carreras emprendidas por el clero en el siglo XVI. Para otras latitudes se han elaborado igualmente estudios importantes sobre la carrera eclesiástica del clero desde una perspectiva prosopográfica. Uno de ello es de Enríquez sobre la clerecía chilena entre 1650 y 1850, en donde analizó la conformación de la jerarquía del clero secular (Enríquez, 2006). Para el caso de la formación de los sacerdotes, el análisis de Velázquez (2013) a partir de la diócesis de Nicaragua y Costa Rica entre los siglos XVI y XIX representa un buen ejemplo del abordaje de los nombramientos del clero secular teniendo en cuenta el papel de los seminarios en su educación y el acceso a las capellanías en zonas no tan centrales del mundo americano.

Paul Ganster dedicó algunos trabajos sugerentes sobre los integrantes de los cabildos eclesiásticos de México y Lima, un grupo de 280 individuos, en el siglo XVIII, examinando sus estilos de vida y sus familias, así como sus trayectorias clericales: prebendas y dignidades catedralicias, y como ellas se relacionaban con sus familias, proponiendo que: “…la situación de cada clérigo se comprendía mejor dentro del contexto multigeneracional de la familia extensa a que pertenecía” (Ganster, 1991, p. 149). Partiendo del peso de la familia, Wanderley (2013) ha examinado la trayectoria de dos presbíteros descendientes del patronímico Portugal en la Nueva España a comienzos del siglo XVIII para comprender sus estrategias alternativas frente al estrechamiento de las condiciones de movilidad en la carrera eclesiástica basadas tradicionalmente en los méritos.

Mazín (1996), por su parte, dedicó un estudio novedoso sobre los miembros del cabildo eclesiástico del obispado de Michoacán a lo largo de tres siglos. Con base en una amplia documentación de repositorios eclesiásticos, de la Corona y de notarías, el autor realizó la prosopografía de trescientos prebendados de los siglos XVI a inicios del XIX. En esta misma línea de los cabildos novohispanos se halla el estudio de Jaramillo sobre el mismo cabildo michoacano, si bien referido al periodo de transición de 1790 a 1833, ya en el México independiente (Magaña, 2014). En este caso, el autor realizó la prosopografía de 65 prebendados en torno a sus orígenes geográficos, su formación académica y sobre todo su trayectoria eclesiástica, con base en una gran variedad de fuentes eclesiásticas y de otros repositorios de la época. En esta misma perspectiva, poco después Castillo (2018) dedicó un libro a estudiar a los miembros del cabildo eclesiástico de México entre 1530 y 1612, profundizando en su carrera eclesiástica y su participación en la política eclesiástica de esa era fundacional.

Pero también el clero diocesano y parroquial ha sido objeto ya de importantes estudios. Cabe resaltar las investigaciones de Taylor sobre los curas, o como él les llama “ministros de lo sagrado”, en donde los vinculó al proceso de aplicación de las reformas borbónicas (Taylor, 19951999), logrando una renovada visión historiográfica, partiendo de la premisa sobre que: “La religión y los sacerdotes fueron parte integral de la cultura política colonial” (Taylor, 1999, tomo I, p. 19). Esta concepción de los sacerdotes permitió al autor insertarlos en problemáticas sociales, culturales y políticas que en la historiografía anterior están ausentes, y con ello fue más allá de la simple descripción, al analizarlos como verdaderos actores sociales.

Siguiendo los pasos de Taylor, Lundberg (2011) realiza su investigación sobre la vida parroquial o local a partir del clero secular en el México Central, o sea, la arquidiócesis de México y el obispado de Puebla, con particular referencia a Tlaxcala. Teniendo en cuenta las parroquias rurales administradas por los padres seculares en la primera mitad del siglo XVII, ha buscado analizar la interacción entre los feligreses indígenas y los curas como un esfuerzo de comprender la influencia del poder local en dicha relación. Por lo tanto, no solamente observa como las poblaciones indígenas entienden la Iglesia, si no también como los párrocos de indios sirven a nivel parroquial como enlaces con la Iglesia Metropolitana (centro de México, Puebla o mismo Roma), evidenciando así las complejas relaciones entre el “centro eclesiástico” y lo que llama “periferia”, concretamente traducidas en los procesos de aplicación de las orientaciones canónicas en las zonas rurales. El trabajo está fundado en un abanico amplio de fuentes, como los documentos conciliares, las visitas pastorales, manuales sacramentales, informes de extirpaciones de idolatrías, peticiones indígenas y, principalmente, en las relaciones de méritos y servicios de los clérigos.

Burciaga (2012) es autor de un amplio estudio sobre el clero secular en la región de la Nueva Galicia, concentrándose en las acciones y relaciones de los poderes eclesiásticos situados en la capital del obispado, Guadalajara y, en la Audiencia de Zacatecas, este último un expresivo centro económico virreinal del siglo XVII. Este estudio fue precedido por el de Alanís (1997) sobre los orígenes del clero michoacano en el siglo XVI. Desde una perspectiva regional amplia, Burciaga examina la problemática de cómo este clero jugó un papel fundamental en el lento desarrollo de la autonomía de la zona que tuvo como principal consecuencia generar el deseo de una identidad regional propia, o mejor dicho, de una “cultura religiosa” específica. Cierto de que las libertades fueron logradas a partir de la práctica religiosa, lanza mano del concepto de “pertenencia sociorreligiosa” para delimitar entre otras cosas el motor de dicho proceso: “los sentimientos de solidaridad o lealtad para con su núcleo de pertenencia social”. Burciaga explica entonces como tanto los intereses globales del imperio como locales – ambos complementarios – son articulados por medio de aquella cultura religiosa. El autor propone que los clérigos seculares fueron los mediadores o “comunicantes” de aquella pertenencia, que además implicaba el reconocimiento del valor del grupo, su honor y los principios clericales defendidos. El carisma de la economía minera de Zacatecas produjo un visible interés de los obispos y presidentes de la Audiencia por controlar el nombramiento de los curas, de modo a evitar la oposición a las directrices de Guadalajara. En este sentido, dos de los puntos más importantes del trabajo son el reconocimiento de dos tipos de poblaciones clericales – estables y transitorias – y de sus esfuerzos, en particular de los clérigos más modestos, por garantizar sus derechos personales frente a los abusos cometidos por las autoridades eclesiásticas.

Las estructuras eclesiales locales y el clero secular son además objetos de reflexión para el caso del mundo andino. Desde la tesis doctoral de Ganster (1974) sobre las carreras eclesiásticas en Lima en el siglo XVIII, la historiografía se ha caracterizado por el desarrollo de estudios inclinados a delimitar las tendencias clericales más allá del centro limeño. El trabajo de Bellido (1996) sobre el clero diocesano en el Perú del siglo XVI ha representado uno de los primeros esfuerzos desde la perspectiva de la historia eclesiástica por ofrecer un cuadro general sobre las dichas estructuras. Teniendo en cuenta la instalación de los curatos en ciudades como Cuzco, Trujillo, Arequipa e Quito entre otras (Obispados de Lima y Cuzco), el autor da cuenta de abordar la progresiva importancia del clero diocesano y los problemas de su organización a partir de la conversión de las doctrinas de naturales de las primeras encomiendas en curatos, tales como la insuficiencia de clérigos, las interdicciones cuanto a la ordenación de criollos y mestizos, el crecimiento del número de ordenados a partir de mediados del siglo. Mas allá del rol del clero secular por contener el retorno de las idolatrías como en el caso del Taqui Onqoy, el punto a destacar son los enfrentamientos de los clérigos con las estructuras de poder a partir de la noción de “clérigos políticos”. Bellido enseña como estuvieron involucrados en los conflictos entre Gonzalo Pizarro y la Corona, en las guerras civiles, como se enfrentaron con el virrey Toledo y con las autoridades eclesiásticas por hacer valer ciertos derechos y libertades. El análisis de Guerreira (1990) también ha tratado de las opciones políticas del clero secular a partir de los conflictos generados por las guerras civiles en el siglo XVI, ubicando así su tormentosa actuación en la evangelización a partir de su inserción en las doctrinas de indios.

El análisis de Ganster que apunta una tendencia de acercamiento de los clérigos a los centros urbanos en la búsqueda de cargos o doctrinas más prestigiosos es discutido para el caso de Charcas por Draper (2000). Desde la óptica de la historia cultural subraya la presencia de un “modelo alternativo de conducta clerical” enmarcado por un hiato entre los “valores sociales defendidos” y la conducta real. Ha examinado los seculares en el sistema eclesiástico andino del siglo XVII, según él, en un área marginal frente a la centralidad de Lima, la Arquidiócesis de la Plata. A partir de una muestra biográfica de sesenta sacerdotes y de un conjunto de datos consistente, analiza la composición del clero, sus actitudes ministeriales, su “marco ideológico” y las formas como interactúan con las estructuras sociales. Según el autor, el clero de Charcas era dominado por una composición de jóvenes sacerdotes limeños – que buscaban escapar a la intensa competencia verificada para la carrera en Lima – y los charqueños que van creciendo numéricamente a lo largo del XVII. El universo eclesiástico de la zona poseía un perfil sobre manera parroquial y, en el clero convivían muy claramente dos grupos: uno formado por los estratos de hijos de las familias notables y otro más bien pobre – que sólo había recibido las órdenes menores – y que subsistía de una modesta capellanía o de la caridad. A partir del cruce de cinco tipos de mentalidades (evangelizadora, profesional, culta, parental y extirpadora), deducidas teniendo en cuenta la tipificación de los valores indicados como más significativos en su carrera, Draper ofrece una idea de los aspectos que caracterizan el clero de Charcas: un tercio formado por sujetos con amplia formación; en general con bajo nivel de disciplina y responsabilidad clerical, de mentalidad profana o proclive a los intereses mundanos; algo que impacta sobre su comprensión del sacerdocio: un camino de ascenso social. Los trabajos de García (2007) sobre el clero secular en el norte de Perú a comienzos del período Republicano, como los de Robins (2009) y de Huarcaya (2018) analizando los conflictos de los sacerdotes con la comunidad, así como la cuestión de la inmunidad personal de los curas seculares doctrinarios durante las rebeliones indígenas del Alto Perú en la segunda mitad del siglo XVIII, son además buenos ejemplos de la diversificación de los problemas y del avance de los estudios hacia otras regiones del mundo andino.

Para el Río de la Plata y Argentina independiente se han escrito en las últimas décadas trabajos muy importantes sobre el clero secular (Di Stefano, 2007). Los trabajos de Di Stefano (19982000), en particular el capítulo “El clero Rioplatense y la revolución” (Schmidt, Dorsch, Herold-Schmidt, 2011); Ayrolo (20062007Ayrolo, Oliveira, 2016), Barral (20062016) y Caretta (2016) han abordado sobre todo el siglo XVIII y la transición al periodo independiente, en especial a partir de las reformas borbónicas. A partir de una amplia gama de fuentes eclesiásticas y coloniales, estas obras han profundizado en el conocimiento de los distintos sectores del clero secular, la evolución de sus poblaciones, así como su vinculación al cambio político. Sin duda, ha marcado valiosas pautas para futuras investigaciones de esa región.

Por lo que respecta al estudio de las poblaciones clericales en Indias, hay pocos estudios aún, a diferencia de lo que sucede para Europa. Para Nueva España, Aguirre (2012) dedicó parte de un estudio al análisis de la población de clérigos seculares del arzobispado de México, con base en el tratamiento de las matrículas sacerdotales, fuentes muy poco estudiadas todavía. En 2017, Cano publicó El clero secular en la diócesis de México (1519-1650), el cual, sin ser sólo una investigación prosopográfica estricta, sin embargo, el autor usó del método para caracterizar en varios sentidos a la clerecía del centro de la Nueva España, valiéndose de amplias e importantes fuentes históricas, de archivos nacionales y extranjeros.

A su vez, el estudio realizado por Pereira das Neves sobre el tribunal de la Mesa da Consciência e Ordens se ha revelado como uno de los más significativos para la historia social del clero secular en el mundo luso-brasileño, sobre todo por permitir analizar los efectos a mediano plazo de los cambios implementados por las políticas reformistas del siglo XVIII en el ámbito eclesiástico (Neves, 1997). En términos generales, la investigación ha planteado analizar el papel de la religión y del clero secular en la formación de la nación en el primer tercio del siglo XIX, período todavía, como afirma, caracterizado por la persistencia de las estructuras del Antiguo Régimen. Neves concentra su análisis en el cotidiano y los intereses variopintos de este clero, en particular, el segmento más cercano a los feligreses, los vicarios de las parroquias, considerando las peticiones presentadas por los sacerdotes – sin despreciar a de los sujetos pertenecientes a la alta jerarquía eclesiástica – y los dictámenes de aquel tribunal sobre lo requerido por ellos. De ahí provienen los muchos temas asociados al cosmos de los eclesiásticos: las condiciones de realización del culto, los salarios, la estabilidad de posiciones en sus carreras, disputas intereclesiásticas, conflictos con feligreses, comportamiento de las poblaciones frente a los sacerdotes y por fin las condiciones generadas por la política regalista. La imagen del clero secular brasileño que emerge de la investigación, sobre todo a partir de las condiciones para el ejercicio de su oficio, constituye una importante referencia para hacer comparaciones con el mismo clero hispanoamericano y, por consecuencia sirve para comprender las formas distintas que ha asumido el catolicismo en los contextos del mundo iberoamericano. Se trataba, según él, de un clero carente, por lo tanto, ávido por distinciones; sin medios adecuados para su formación; disperso territorialmente y aún sujeto al desorden de las divisiones eclesiásticas; administrando en zonas empobrecidas; azotado por el retraso de sus congruas; involucrado en negocios mundanos y con tendencias a burlar el celibato clerical.

Además, la investigación doctoral de Gama Lima ha contribuido para entender los comportamientos delictivos de la clerecía colonial (Lima, 1990). Su trabajo que se enfoca en el crimen de solicitación practicado por los padres durante la confesión – a partir de la política de persecución por parte del Santo Oficio – subraya no sólo su fragilidad en cumplir las reglas del modelo tridentino, pero también las dificultades de hacer observarlas por parte de las autoridades eclesiásticas. La autora advierte aún los problemas cuanto a la formación del clero y principalmente los esfuerzos reformistas llevados a cabo por los obispos con el beneplácito de la Corona de Portugal durante el siglo XVIII para revertir dicha situación. La reforma consistió en crear condiciones para ampliar la red parroquial, estrechar conexiones con la jerarquía eclesiástica y reformar el clero desde el punto de vista intelectual y moral (Lima, 19932014). Las conclusiones de Gama Lima enseñan que las condiciones coloniales redujeron por fin el alcance de las medidas reformistas. La investigación de Neves centrada en los decenios posteriores como se vio confirma que los problemas aún persistían y que en particular la política de ampliación del número de parroquias tuvo reflejos negativos sobre el ejercicio del oficio del clero secular en razón de la desproporción entre el número de parroquias-población global de feligreses-cantidad de párrocos.

El camino abierto por tales investigaciones, que ponderan los efectos de las políticas regalistas en las reformas eclesiásticas del siglo XVIII, es analizado por Barral (2013) tomando en cuenta el conjunto de las dos Coronas ibéricas. A su tiempo, los estudios generados en las últimas décadas que tienen por objeto el clero secular, desarrollados sobre todo en los programas de posgrado brasileños, estuvieron bajo el influjo de las preocupaciones con aquel siglo y marcadamente desde una perspectiva regional. Se destacan los trabajos de Zanon (1999), sobre la acción de los obispos en São Paulo con un capítulo dedicado a los clérigos seculares; de Ferreira (2016) sobre el clero secular en el obispado de Rio de Janeiro durante un gobierno episcopal; de Lima (2016) sobre los seculares y la Inquisición en la Amazonia; de Poletto (2010), sobre los sacerdotes en la diócesis de Curitiba (XVII-XIX); de Santos (2008) sobre los conflictos entre la sociedad y el clero en las villas de Curitiba e Paranaguá de 1718 hasta 1774; de Santos (2013) sobre la transgresión de los clérigos del hábito de São Pedro en las feligresías de Pernambuco entre 1750 y 1800; de Nunes (2010) acerca de la política regalista y el clero secular en Minas Gerais; de Duarte (2017) que trata de la clerecía secular y sus sociabilidades en la misma Minas Gerais; de Castro (2010) sobre la trayectoria de un padre secular entre los indígenas de los sertões de las Gerais; y por fin el de Mendonça (2011) sobre el obispado del Marañón .

En particular la investigación doctoral de Mendonça sobre la justicia eclesiástica y los comportamientos desviantes del clero secular es buen ejemplo y, se destaca no solamente por el rico manantial de fuentes archivísticas explotadas, pero, sobre todo, por tratarse de observar la actuación del clero secular en el Noroeste de Brasil. Aunque su preocupación esté centrada en el juicio eclesiástico bajo el mando episcopal, pondera además sobre la comprensión jurídico-procesal acerca del cotidiano clerical desde el punto de vista de los juicios inquisitorial y secular. Mendonça establece sus características desde la documentación del Auditorio eclesiástico, entrecruzando las trayectorias con una perspectiva de conjunto que ha permitido profundizar en su formación, sus perfiles, sus estrategias de carrera y las redes familiares de protección o apoyo, los crímenes practicados, los castigos aplicados, las reformas de las costumbres, la defensa del privilegio de foro, las disputas políticas por los beneficios y, lo más característico del contexto maranhense: la gran flexibilidad durante los periodos continuos de vacancia en el obispado, que se reflejó en amplios procesos de ordenación sacerdotal.

El interés por las ordenaciones sacerdotales ha permitido ampliar el abanico de investigaciones, en las últimas dos décadas, a segmentos como el clero indígena. Por ejemplo, el libro de Menegus y Aguirre, para Nueva España, abrió una perspectiva de larga duración para el estudio de la formación de indios letrados y su estrecha vinculación con el sacerdocio. A partir de fuentes del archivo de la Real Universidad de México, del archivo del Seminario Conciliar de México y del archivo del arzobispado de México, principalmente, propusieron varias etapas históricas para entender por qué solo hasta el siglo XVIII se pudo conformar un sector de indios sacerdotes, al amparo de la Corona. Sobresale la segunda mitad de esa centuria debido a que ya no solo se ordenaron hijos de caciques sino también de tributarios, además de que algunos indios obtuvieron grados de doctor e hicieron una carrera eclesiástica notable, llegando uno de ellos, Luciano Páez de Mendoza, a ser canónigo de la colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe (Menegus, Aguirre, 2006). Por su parte, Lundberg (2008) publicó un artículo donde propone algunas cuestiones a considerar para el estudio del clero indígena en Hispanoamérica, tomando en cuenta los avances historiográficos, los usos de la categoría de clero indígena y los posibles niveles de análisis para el tratamiento del tema: como las legislaciones, las polémicas teológico-jurídicas y conciliares, la formación y las carreras de los curas. A despecho de las prohibiciones impuestas y de la escasa ordenación de dichos clérigos en tiempos de “fundación”, a partir del siglo XVII la Corona apoyó a la idea de constitución de un sacerdocio nativo y a mediados del siglo XVIII se impuso la necesidad de contar con más clérigos seculares que supieran lenguas nativas – debido a la expulsión de los jesuitas y a las reformas secularizadoras – abriendo las puertas de la Iglesia a un contingente más numeroso de indios, destinados ser ayudantes de los curas titulares en parroquias rurales de pocos recursos. Sin embargo, en algunas zonas del mundo andino, llama la atención para el hecho de que algunos llegaron a tener carreras notables en los cabildos catedrales.

En la historiografía brasileña los trabajos de Resende (2014) y Oliveira (2018) son representativos de dicha vertiente acerca del clero autóctono. Como para el caso hispánico, Resende subraya las restricciones a la formación y admisión a la carrera eclesiástica, impuestas a los indígenas y la rareza de su presencia – además de los mestizos – en los procesos de ordenación realizados en los territorios de la Corona de Portugal hasta el siglo XVIII. Discute las posiciones esgrimidas en las polémicas sobre la idoneidad canónica de los indios para el oficio clerical y como en el siglo XVIII, con la implantación del Directorio de los Indios y con la política secularizadora del marqués de Pombal, las ordenaciones fueron favorecidas, si bien esto no se tradujo en incremento sustancial de nativos en la carrera. A partir del examen de casos, en particular de Pedro da Motta – sacerdote indio de la etnia Cropó – destaca la especificidad del caso de Minas Gerais, dónde los seculares jugaron un papel protagónico en la evangelización de los indios de los sertões. Ya Oliveira se dedica al estudio de las trayectorias de los africanos y sus descendientes considerando el problema del “defecto de color” en los procesos de habilitación al sacerdocio entre 1669 y 1823. Aunque reconozca la fuerza de las interdicciones, cuestiona la tesis de que la Iglesia colonial se cerraba a tales segmentos y demuestra como la ordenación se convirtió en una promesa de movilidad social durante el Antiguo Régimen. Contrasta el examen de la legislación, como las Constituciones Sinodales de Lisboa y las Constituciones Primeras de Bahia, estas últimas analizadas por Feitler e Souza (2011), con los documentos de los procesos de habilitación (de generevita et moribus y patrimonio) buscando comprender la lógica de la dispensación de los defectos de origen o nacimiento prevista por las mismas reglas canónicas. Oliveira señala el sentido orgánico de los procesos, sugiriendo la ordenación como un “proyecto” del grupo y el catolicismo como un elemento que favorece a la distinción social.

El presente dossier busca abonar a algunas de las líneas de investigación antes expuestas. Los tres trabajos que lo componen se articulan alrededor de un eje situado en el campo de la historia social del clero que problematiza su trayectoria en los marcos de la organización eclesiástica y parroquial en tres zonas geográficas de los imperios ibéricos. En los estudios hay un elemento común: la carrera se vuelve una estrategia con medidas precisas que exigían de los promotores una buena red, local o extra local, de contactos y de protección familiar. El estudio de Enríquez, por ejemplo, analiza los caminos del proceso de presentación a la Corona – en razón del Patronato Regio – de aquellos pretendientes aptos para obtener dignidades o beneficios eclesiásticos en la Iglesia de Indias. Tomando en cuenta las carreras eclesiásticas en Chile, la autora considera pertinente el cruce de dos grupos documentales para explicar la lógica del derecho de ocupar las plazas vacantes de los cabildos eclesiásticos: las colecciones de cartas privadas y los papeles de las consultas hechas al Consejo de Indias. Enríquez reafirma como el derecho a presentarse engendró distintas concepciones en la marcha de su aplicación, subrayando una visible transición de ser un privilegio papal a una regalía a cargo casi exclusivo de la monarquía, con moderadísima intervención procesal por parte de la curia romana, ya que por ejemplo, para el caso de los obispos, al final cabía al Papa solamente confirmar la presentación real por medio de una bula, trámite distinto de la institución canónica de los canónigos a cargo de los obispos y sin la exigencia del sello papal. Sin embargo, la autora advierte que ese peso relativo de Roma en la delimitación de los procesos no implicó un fenómeno de alejamiento del gobierno de la Curia en relación a las cuestiones de la organización jerárquica de la Iglesia indiana. Superada dicha visión, ofrece al lector un cuadro de la compleja dinámica aspiración-concesión, dónde actuaban las razones familiares y sus mediadores, se componían redes de contactos, se configuraban estrategias para lograr alcanzar el nombramiento y, además se percibían los márgenes de acción de los agentes. Teniendo en cuenta estudios de caso bien documentados plantea dos cuestiones fundamentales. La primera: que a partir de la institución de la “vía reservada de Indias” en el comienzo del siglo XVIII, cuando el curso de los asuntos eclesiásticos pasó a ser competencia directa de las secretarías del despacho en “forma paralela a la Cámara de Indias”, se impuso una clara división entre los sujetos capaces o no de movilizar las redes y los medios para acceder a la dicha vía. La segunda: el papel central jugado por los agentes y mediadores en el curso de las provisiones, quienes al fin y al cabo decidían la vía de ascenso más pertinaz cuanto a sus méritos y a sus pretensiones.

A su vez, el trabajo de Anderson Oliveira aborda las estrategias de movilidad social de los descendientes de esclavos y libertos al buscar acceder al clero secular en el obispado de Rio de Janeiro en la primera mitad del siglo XVIII. En términos puntuales, su análisis se concentra en las estrategias familiares para promocionar sus miembros a la carrera eclesiástica y buscar así trascender las barreras impuestas por las jerarquías y sus consecuentes efectos funcionales cuando se trata de considerar la herencia del cautiverio. Incursiona, a partir del problema de los orígenes de los candidatos, en el universo de las prácticas procesales de la Cámara Eclesiástica del obispado, considerando las peticiones de habilitación o solicitudes de órdenes sagradas, para examinar las formas de comprensión y los juicios expedidos acerca de los defectos provenientes de la ilegitimidad y del color. Oliveira enseña cómo, muchas veces, la suma de cierta reputación con buenas relaciones locales superaba las interdicciones formales, garantizando así la recomendación apostólica y la posibilidad de ser nombrado para el ejercicio del oficio eclesiástico en la diócesis. En efecto, aunque el nombramiento siguiera caminos ajustados por los reglamentos canónicos, se quedaba en manos de la prelacía la decisión de admisión, hecho confirmado por distintas vertientes historiográficas al discutir la composición de redes clientelares por parte de los obispos y el papel que juegan como importantes palancas del sistema político imperial, piezas que terminan por articular – no sin conflictos o polémicas – los intereses globales y locales de la monarquía y de la propia Iglesia. Además de los procesos de ordenación sacerdotal, el autor se vale también de las fuentes notariales – en particular los testamentos – para comprender el valor del patrimonio como garantía de la dotación de recursos para el mantenimiento de los futuros sacerdotes. Para el caso del clero de Rio de Janeiro, el autor subraya en este sentido ser las redes de protección familiar y la condición social de la línea paterna las piezas clave para hacer valer la pretensión. Por lo tanto, dedica una parte importante del estudio a analizar múltiples datos concernientes a dicha línea, corroborando ser el aspecto por excelencia de la selectividad y de cierto modo una garantía para acceder a la carrera sacerdotal, permitiendo así el ascenso de los hijos ilegítimos o marcados por los estigmas del defecto de color.

Otra una línea de investigación que sigue siendo muy socorrida es el de la fundación de las corporaciones eclesiásticas en el Nuevo Mundo. En la historiografía tradicional se abordó normalmente acudiendo a fuentes legislativas y decretos fundacionales, pretendiendo con ello zanjar el análisis histórico. Pero fue una línea que tarde o temprano se agotó y no tuvo mucho ya que agregar después de los trabajos pioneros. Sin embargo, surgió nuevamente la necesidad de volver a abordar los inicios de las instituciones, como las eclesiásticas, para explicar más claramente el desarrollo de la Iglesia en sus distintos ámbitos temporales y geográficos. Un buen ejemplo es el artículo de Miranda y Ponce, que cierra el presente dossier, en el cual muestran la importancia de estudiar los inicios de las instituciones eclesiásticas en el Nuevo Mundo, no desde la normatividad, sino enfocándose en las primeras generaciones de clérigos que les dieron vida. Los autores muestran los complicados inicios del cabildo eclesiástico de la diócesis de Yucatán, región periférica con poca población española en el siglo XVI, de la cual dependía la recaudación del diezmo. Esto implicó que había poca renta para las canonjías y dignidades del cabildo de la catedral. Igualmente, Yucatán tampoco ofrecía buenas perspectivas de promoción a mejores prebendas catedralicias, ya sea en el mismo obispado o en otros. Al faltar recursos del diezmo y razonables expectativas de ascenso, se provocó un cabildo permanentemente incompleto en donde, los pocos capitulares que había, buscaban salir pronto o residir en otros obispados que les ofreciera mejores posibilidades. Igualmente, hubo prebendados nombrados en España para Yucatán, pero que se negaron a trasladarse, buscando un mejor destino. Es claro entonces que para un buen desarrollo y consolidación de las instituciones eclesiásticas en Indias era necesario también garantizar a sus miembros buenas rentas y posibilidades de ascenso en la jerarquía.

Nota

1. Por supuesto el estudio contempla además los clérigos regulares que fueron obispos.

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WANDERLEY Marcelo da Rocha; SALVADOR, Rodolfo Aguirre. Presentación. Tempo. Niterói, v.26, n.3, set. / dez., 2020. Acessar publicação original [DR]

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História da educação matemática em perspectiva Iberoamericana: relações entre campo disciplinar e ciências da educação / Revista História da Educação / 2020

No Brasil, desde a década de 1990, com os chamados Parâmetros Curriculares Nacionais – PCN (BRASIL, 1998), tem-se a inclusão das possibilidades didático-pedagógicas da História da Matemática no ensino. Em realidade, livros didáticos das primeiras décadas do século XX, vez por outra, utilizaram referências à História da Matemática para o ensino dessa disciplina (MIGUEL; MIORIM, 2004). Porém, em razão desse reconhecimento oficial curricular, pelos PCN, passou-se a uma maior valorização e incremento de estudos sobre o papel da História da Matemática no ensino de matemática nas últimas décadas. A História da Matemática, dessa maneira, firmou-se como, eminentemente, um expediente didático a serviço do ensino de matemática.

Se as últimas décadas viram o enorme crescimento de estudos sobre o uso didático da História da Matemática no âmbito escolar, integrando o saber profissional do professor de Matemática, isso parece não ter sido acompanhado pela pesquisa em História da Matemática. No seio mesmo dos congressos e reuniões relativos à História da Matemática mais e mais vem circulando, em número bastante significativo, trabalhos sobre História da educação matemática – Hem [2]. Um estudo realizado por Mendes (2014) revelou que mais da metade de todos os trabalhos escritos no âmbito da História da Matemática, de 1990 a 2010, no Brasil, em realidade, não trataram de História da Matemática; referiram-se a estudos de História da educação matemática. E, ao que tudo indica, na década seguinte, essa tendência tornou-se ainda mais acentuada, com crescimento exponencial de estudos sobre Hem. Essa representatividade de modo crescente das pesquisas sobre Hem veio a permitir a criação de congressos nacionais e internacionais sobre História da educação matemática [3]. Leia Mais

Revistas culturales de Iberoamérica / Antíteses / 2019

En las últimas décadas se ha revalorizado el interés por los estudios de las publicaciones periódicas desde distintas perspectivas de análisis. No sólo porque aportan información valiosa por los datos objetivos que contienen en tanto fuente documental, sino porque son, en sí mismas, observadores e incluso protagonistas del quehacer social y político de su época, constituyendo a la vez dispositivos culturales y actores políticos.

En el universo de las publicaciones periódicas, las revistas culturales registran el pulso cotidiano de la vida social, política y cultural. Difíciles de circunscribir dentro de un campo específico de la historiografía contemporánea, son una ventana para conocer la historia de la cultura impresa, la circulación y la discusión de ideas y escritos, la vida intelectual y política y sus formas de sociabilidad y la modernidad cultural y tecnológica que, como parte de la industria editorial, acercan prácticas y pensamientos a sus lectores al ponerlos en relación con estos productos.

En la tradición publicista iberoamericana, las revistas culturales han servido como generador y vaso comunicante de las ideas políticas y las tradiciones culturales, en particular el arte, la literatura y la ciencia. En palabras de Schwartz y Patiño (2004), las revistas tienen, dentro de la dinámica del campo cultural, funciones específicas pero variables. Tampoco tienen un lugar definido a priori, pues las hay portadoras de una legitimidad cultural buscada por muchos y repudiada por otros, así como hay algunas que por su carácter coyuntural e innovador se permiten un grado de intervención más agudo y determinante sobre las problemáticas de la cultura. Asimismo, las revistas pueden describir trayectorias diferentes, en el sentido de depender de una institucionalidad académica o estatal o de haber nacido como expresión disruptiva de determinadas formaciones intelectuales y artísticas.

De éstas últimas se ocupa el Dossier que se presenta a continuación, pues pretende reflexionar sobre la cultura impresa como plataforma esencial para analizar el tránsito del siglo XIX al XX en la conformación de un ideario continental, que se ha mostrado notable en su producción literaria y artística. Esta propuesta es abarcadora del universo iberoamericano, incluyendo países de habla portuguesa, como Brasil; pero también incorpora aquellas publicaciones editadas en el viejo continente que han interpelado la América Latina (española y portuguesa) y el Caribe como horizonte de pertenencia histórica y cultural.

A través de distintos formatos –prensa periódica, magazines literarios, revistas culturales y de actualidad- las publicaciones han constituido lugares de expresión por excelencia de intelectuales y artistas que, durante la modernidad cultural del continente, conformaron infraestructuras editoriales y circuitos culturales y del pensamiento que encontraron en ellas sitios privilegiados para su manifestación. Por lo mismo han funcionado como un espacio de debate y tribuna, un campo de controversias, una red de solidaridades, un lugar propicio para homenajes, polémicas, manifiestos y declaraciones de alegato o rechazo, de continuación, independencia o renovación. En esa anticipación de escrituras y recorridos de la creación intelectual y artística, logran establecer vínculos con el público lector, compartiendo estéticas, consumos culturales, imaginarios y programas de diversa índole. Indagar en las revistas deja ver las materialidades que las hacen posible – las redes de colaboradores, sus secciones, la diagramación de la información, los tópicos predominantes, el perfil del público lector y potencial consumidor, etc.-, lo cual, en muchos casos, les permiten superar el primer impulso programático y sostenerse en el tiempo, elaborando sus propias tradiciones y genealogías.

La coyuntura socio-histórica que acompañó su recepción y circulación en América Latina correspondió a los inicios de la industrialización del continente e incluye, entre otros factores: la industria cultural; la marginalización política de las oligarquías agrarias; la emergencia de clases modernas con diferenciación de funciones entre el trabajo intelectual e industrial; el desarrollo ‘espectacular’ de las ciudades en algunos países, el impacto de la gran guerra, la revolución mexicana y la reforma universitaria.Esa coyuntura encontró su correspondencia con los puentes culturales tendidos gracias al intercambio intelectual y científico acaecido entre el reformismo liberal, el modernismo literario y las vanguardias estéticas y literarias en ambos continentes.

Si durante su surgimiento -en los comienzos del siglo XX- acompañaron esos procesos globales, en su segunda mitad las revistas fueron espacios de resonancia y amplificación de denuncias contra los totalitarismos europeos por parte de emigrados y asilados, del partido comunista estadounidense, de militantes católicos que, con posterioridad, incursionaron en los debates de la segunda posguerra y su repercusión en el continente, en particular el significado ideológico e intelectual de la revolución cubana. De esta manera las revistas americanistas dieron voz a las denuncias contra la opresión y se constituyeron en medios de resistencia y autoconciencia, de configuración de identidades, de elaboración de programas de emancipación a lo largo de todo el siglo.

Las investigaciones sobre las revistas exigen la convergencia de metodologías cuanti y cualitativas que permitan analizar desde las perspectivas de redes, la circulación de actores, discursos, valores, prácticas y conocimientos en tanto bienes culturales. Es una perspectiva inscripta en el campo de la nueva historia cultural, que ha abarcado en los últimos años perfiles etno-metodológicos e interaccionistas, al reconocer en el mundo de las publicaciones periódicas y en particular las revistas, agentes transculturales (directores, editores, promotores culturales, militantes) cuyos descubrimientos, acciones y discursos articulan sensibilidades, valores y creencias compartidos y definen estrategias y modos de accionar. Al mismo tiempo, estas indagaciones se sitúan en el campo de la historia social de las ideas, que complementa el análisis de redes e identifica la producción y circulación de saberes y programas, es decir las plataformas de difusión y discusión que parten de un corpus de lecturas compartido, prefiguran prácticas y se ponen en funcionamiento en las publicaciones periódicas.

Otro aspecto metodológico importante es el examen de la recepción de ideas, conocimientos y escritos en las publicaciones periódicas pues, por lo general, arrastran viejas controversias, cuya actualización y / o resignificación convierte esos discursos en contemporáneos. En este Dossier, en particular, los autores buscan conocer qué hay detrás de las revistas (ideas, iniciativas, invitaciones, redes intelectuales), tanto en la formación de un pensamiento intelectual americanista de autoafirmación (liberales decimonónicos, católicos militantes) y de resistencia al imperialismo norteamericano (modernistas, nacionalistas), como en el impulso de redes de denuncia exiliar y pedidos de ayuda humanitaria (los republicanos españoles en México), en la promoción de una integración territorial (fomento del ferrocarril y del turismo de mar y playa), en la configuración de ciertas identidades profesionales (arquitectos), en la proyección venturosa del orden americano ideal(izado) por misioneros y exploradores (padres franciscanos, viajeros europeos), hasta la profesionalización del editor / director como auténtico promotor cultural (José Enrique Rodó, Rubén Darío, Emir Rodríguez Monegal).

Pese a su diversidad dentro del campo de la prensa, las publicaciones también se abordan por medio del análisis de los discursos visuales y escritos, además de los enfoques critico-literarios ajustados a la escritura biográfica y la literatura de carácter memorialista. Cualquiera sea el cometido para examinarlas, los trabajos ponen en evidencia la emergencia de agentes que articularon programas de intervención político-cultural desde sus ámbitos específicos. Así el punto de vista biográfico puede indicar la convergencia ‘generacional’ de intereses y expectativas en que se encontraron los directores, editores, patrocinadores, colaboradores y referentes; y resaltar la formación de redes que aquellos integren. Pero también el análisis del contenido de los artículos, notas de opinión, comentarios menores y reseñas, entre otras secciones internas, delimita los modos de intervención que, mediante polémicas, manifiestos e interlocuciones variadas, incluyen la construcción del / de los adversario / s.

En los artículos que aquí se ofrecen, encontramos aquellos que en la circulación de conocimientos, estéticas, programas y prácticas nos permiten seguir el latir cotidiano de la vida literaria y la configuración de un público lector. En este conjunto descubrimos, en el artículo de Fernando Torres Londoño y Sharley José Cunha, las tempranas voces de los padres franciscanos viajeros que a fines del siglo XVIII exploraron la región andina de Ucayali y, desde el Mercurio Peruano, conformaron una comunidad de conocimiento que tradujo los hallazgos del mundo desconocido para los europeos. Beatriz Cecilia Valinotti recorre los caminos de la cultura impresa en la Argentina a comienzos del siglo XX, en particular los avisos publicitarios sobre enciclopedias y compendios de historia universal ofrecido por la revista Caras y Caretas, que demuestran cómo el acto propio y privado de elegir qué leer está directamente atravesado por la resonancia particular de lo público. Mientras, los escritos de José E. Rodó publicados en la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales configuran, según Elisângela da Silva Santos, un esbozo de historia de la literatura latinoamericana, la cual ocupa el mismo clivaje de formación de un pensamiento socio-cultural continental en el que se reconocen tanto fuentes europeas como autóctonas, en tensa disputa por la construcción de la autonomía americana y la diferenciación literaria.

Siguiendo esa trayectoria distintiva están también los trabajos que buscan explorar publicaciones que, durante los años 1920 y desde diversos ámbitos públicos (aulas universitarias, redacciones de periódicos), lograron reunir a jóvenes que exploran las bases legitimadoras de las vanguardias literarias y el ultraísmo en el plano nacional argentino. Karina Vázquez analiza estas intervenciones juveniles particularmente en Nosotros, Proa y Martín Fierro. Ronen Man, en clave local, hace foco en la revista El Círculo de Rosario (Argentina) e interpreta la vitalidad ideológica, estética, artística de esas mismas vanguardias a partir del cruce entre los aspectos textuales y los propios del lenguaje visual, que define la progresiva autonomización de la publicación. Aldrin Moura de Figueiredo y Heraldo Márcio Galvão Júnior examinan, hacia esa misma década, los manifiestos de dos revistas brasileñas -Belém Nova y Revista de Antropofagia- que se complementan en la reconfiguración de un modernismo nacional a partir del reconocimiento de lo local-regional y la preponderancia artística y estética que vincula a los autores y los temas de ambas publicaciones. Los trabajos antes señalados hacen hincapié en estas miradas en escala, que distinguen los enclaves territoriales como focos de la vida cultural con sus propios mecanismos internos y lógicas locales, pero que pretenden trascender también hacia horizontes más globales.

En un tercer plano ubicamos los análisis de revistas que permitieron descubrir los anclajes de la modernidad cultural y tecnológica americana y distinguir la configuración de culturas profesionales. Por un lado, aparecen las que, como analiza Andrea Pasquaré, privilegian el viaje como una práctica cultural que suscita comparaciones, búsquedas de goce y experimentación. Es el caso de Mundial Magazine, un emprendimiento editorial de origen parisino -pero ideado y dirigido por hispanoamericanos- que estuvo destinado a escritores residentes y viajeros americanos, intentando proveer, por medio de notas y publicidades, la información necesaria que orientara sus emprendimientos particulares. En tanto que Joana Carolina Schossler compara revistas uruguayas (Turismo en el Uruguay) y del sur de Brasil (A Gaivota) que promovieron el turismo de playa y la cultura de la diversión y el veraneo, en correspondencia con el desarrollo urbano e industrial en transporte y comunicaciones que, durante la primera mitad del siglo XX, ofrecía al sujeto moderno. Otra publicación que articuló en sus páginas un proyecto de modernización social y cultural fue la editada por la Administración General de los Ferrocarriles del Estado: Riel y Fomento. Pablo Javier Fasce demuestra de qué manera esta revista se hizo eco de la aparición y difusión del ferrocarril, promotor del crecimiento agrícola e industrial, y buscó desarrollar, acorde a los tiempos que se vivían, una cultura auténtica de valores americanistas. Leonardo Faggion Novo redefine la noción de circulación y red para analizar la constitución de una cartografía cultural profesional transnacional a través de la promoción de valores, prácticas, saberes, reconocimientos y prestaciones recíprocas entre las principales revistas técnicas de arquitectura y urbanismo editadas en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay durante los años 1920 a 1940; período en el cual la realización del primer congreso panamericano de arquitectos contribuye, también, a pensar el campo de las asociaciones profesionales en disputa, abierto y dinámico.

Finalmente, están las revistas culturales que fueron ámbitos de confrontación, de configuración de constelaciones político-ideológicas y de formación de redes intelectuales. Estos proyectos editoriales por los que circularon valores, epistemologías y que definieron programas políticos, permitieron una lectura específica sobre el presente y pasado de un país, elaborando memorias y genealogías particulares de sus naciones y de su integración al continente. Algunas de ellas, como la Revista del Pacífico, ubican al lector en los proyectos de formación de la nación chilena (segunda mitad del siglo XIX), la actualidad de sus debates político-ideológicos y el acompañamiento programático de una república de las letras transnacional. Nicolás Arenas Deleón anticipa la emergencia de nuevos actores en puja en el ámbito público (intelectuales programáticos, funcionarios y reformadores propios del liberalismo finisecular). Por otra parte, hay revistas que suman sus voces de resistencia a los fascismos europeos al reactualizar sus debates con la presencia de inmigrados políticos en sus países, productos de esos procesos que acabaron promoviendo políticas culturales y diplomáticas, de lucha anti fascista o fomento del panamericanismo. La revista Historia Mexicana que estudia Marcos Gonçalves permite reconstruir el entramado relacional de exiliados republicanos en ese país, sus jerarquías e intereses que lograron ser vehiculizados en la fundación del Colegio de México. De manera particular, el autor considera que la revista contribuye a profundizar la redefinición del discurso historiográfico en términos del exilio como objeto de investigación específico. Mientras que la lucha antifascista, las ideas y prácticas de la buena vecindad, el panamericanismo y el antiimperialismo se entrecruzan en los textos estudiados por Angela Meirelles de Oliveira en la revista New Masses. Aunque cercana al partido comunista norteamericano, se torna visible en ella la tensión epistemológica de sus colaboradores entre la promoción de Frentes Populares para contrarrestar el avance del fascismo en el continente y la declarada tensión antiimperialista que forma su programa.

Por su parte, las revistas Christus y Mundo Nuevo exploran debates ideológicos y nuevas estéticas propias de los años ’60, integrándose a propuestas de emancipación, indagación de nuevas identidades y postulados ideológicos de transformación de la realidad nacional y continental. Igor Luis Andreo inspecciona la resistencia de una parte de la comunidad jesuita mexicana que, próxima a la teología de la liberación de fines de la década del sesenta, le disputa significados, saberes, prácticas y valores a la oficialidad episcopal nacional y a la propia Compañía de Jesús de México. En tanto que María Marcela Aranda indaga la articulación entre arte, literatura e historia en la revista editada en París mediante la relación dialógica que textos e ilustraciones, dibujos y fotografías mantienen con su época. Durante esos años el campo cultural latinoamericano fue interpelado por las convergencias y divergencias con los hechos mundiales derivados de la segunda posguerra y, en especial de la guerra fría y la revolución cubana; y las resistencias que inspiraron, aún con antagonismos, ofrecieron lecturas performativas de la originalidad americanas. Sólo insertándolas en el escenario complejo de la segunda mitad del siglo XX es posible comprender el alcance de la discusión que suscitaron tópicos como: el catolicismo liberacionista, el movimiento contracultural estudiantil en México, la confrontación con el catolicismo integrista, la crítica cultural en clave política y social, las reflexiones en torno a la negritud, el mestizaje cultural y las complejas relaciones con el hemisferio norte.

En síntesis, el conjunto de trabajos que se ofrece en este Dossier muestra cómo las publicaciones periódicas en general y las revistas culturales en particular, han sido desde fines del siglo XIX y durante el siglo XX vehículos idóneos en el desarrollo de representaciones sociales, en la recreación de imaginarios, en la formación de la opinión pública, en la elaboración de estéticas, en la generación de prácticas lectoras y de expresiones generacionales y en la afirmación de identidades político-ideológicas, culturales y profesionales. Al ser parte de las batallas propias del campo cultural en un momento histórico determinado, esas intersecciones entre los proyectos individuales y los proyectos grupales hicieron emerger en sus páginas la preocupación por América como tema filosófico, histórico y coyuntural, su relación estrecha con la cultura letrada y la formación de nuevas subjetividades plurales.

Referências

ALTAMIRANO, Carlos y SARLO, Beatriz. Literatura / Sociedad. Buenos Aires, Hachette: 1983.

BEIGEL, Fernanda. Las revistas culturales como documentos de la historia latinoamericana. Utopía y Praxis latinoamericana, Zulia, v. VIII, n. 20, eneromarzo 2003, p. 105-115.

EHRLICHER, Hanno y RIBLER-PIPKA, Nanette (eds.). Almacenes de un tiempo en fuga. Revistas culturales en la modernidad hispánica. Berlín, Shaker Verlag: 2014.

GRANADOS, Aimer (ccord.). Las revistas en la historia intelectual de América Latina: redes, política, sociedad y cultura. México, Juan Pablos Editor / UAM / Cujimalpa: 2012.

OSSUNA, Rafael. Materia y Texto: una reflexión sobre la revista literaria. Trad. cast. Kassel, Reichenberger: 1998.

SCHWARTZ, Jorge y PATIÑO, Roxana (eds.). Revistas literarias / culturales latinoamericanas del siglo XX. Revista Iberoamericana, Pittsburgh, v. LXX, n. 208- 209, julio-diciembre 2004.

SOSNOWSKI, Saúl. La cultura de un siglo. América Latina en sus revistas. Buenos Aires, Alianza: 1999.

Andrea Fabiana Pasquaré – Universidad Nacional del Sur

María Marcela Aranda – Universidad Nacional de Cuyo

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Experiencias de tiempo en los siglos XVIII y XIX iberoamericanos. Un abordaje desde la historia conceptual / Almanack / 2015

Los estudios sobre las formas de experimentar, representar y conceptualizar el paso del tiempo, así como los cambiantes vínculos entre pasado, presente y futuro y el valor que se les otorga a cada una de estas dimensiones, ocupan un lugar cada vez más importante en la agenda de las ciencias humanas y sociales. Las preguntas que orientan a estas indagaciones obedecen tanto a innovaciones promovidas por disciplinas como la filosofía, la sociología, la antropología, la estética y la teoría de la historia, como a las mutaciones en las formas de experimentar la temporalidad que se están produciendo en los últimos años.1 Esto permite explicar el creciente uso de categorías metahistóricas o antropológicas que procuran examinar con un mismo lente a diversas sociedades del pasado y del presente, como “espacio de experiencia” y “horizonte de expectativas” tal como las concibió Reinhart Koselleck; o herramientas heurísticas como “régimen de historicidad”, que François Hartog forjó para dar cuenta de los momentos en los que se producen “crisis del tiempo” al ponerse en cuestión las relaciones entre pasado, presente y futuro”2.

El dossier presenta los primeros resultados de una indagación colectiva realizada por miembros del equipo sobre Historicidad que integra la red de investigación de historia conceptual Iberconceptos.3 Nuestro propósito es analizar desde una perspectiva conceptual las experiencias de tiempo en el mundo iberoamericano durante los siglos XVIII y XIX. Dado que se trata de una temática novedosa para la historiografía iberoamericana, quisiéramos realizar algunas precisiones sobre nuestro enfoque.4 La primera es que no se trata de una indagación filosófica o teórica sobre el tiempo, la temporalidad o la historicidad, por lo que no se partió de una definición a priori, sino que se procuró examinar empíricamente cómo conceptualizaron las experiencias de tiempo los actores del período. La segunda es que a diferencia de la tradicional historia de las ideas, e incluso de enfoques más atentos a los contextos y a la historicidad como la historia de los lenguajes políticos, no se centra en los grandes nombres del pensamiento político, filosófico y social. Es por ello, y por el carácter polisémico y controversial que tienen los conceptos, que buena parte del corpus está integrado por debates parlamentarios y por la prensa en los que se pusieron en juego y se disputaron sus significados. La tercera es que si bien en ese período se produjeron transformaciones decisivas de orden social, cultural, económico, científico y tecnológico, decidimos privilegiar los cambios políticos como mirador para explorar las experiencias de tiempo y su conceptualización. En ese sentido, los trabajos analizan cómo estas experiencias se entrelazaron con los principales fenómenos y procesos ocurridos en esa centuria: las reformas imperiales, las crisis de las monarquías, los procesos revolucionarios e independentistas y la emergencia de nuevas unidades políticas soberanas.

El dossier se inicia con un trabajo en el que Ana Isabel González Manso traza algunas coordenadas teóricas y metodológicas generales, para luego detenerse en el examen de los cambios producidos en España en las formas de percibir el tiempo desde fines del siglo XVIII, y sus consecuencias en el campo historiográfico y político en la siguiente centuria. A continuación, Victor Samuel Rivera, analiza la recepción que tuvo la Revolución Francesa en la ciudad de Lima entre 1794 y 1812, llamando la atención sobre una de las formas en las que se procesó la aceleración del tiempo a uno y otro lado del Atlántico: la apocalíptica. Fabio Wasserman propone, por su parte, un minucioso recorrido en el que indaga cómo las elites rioplatenses conceptualizaron esa nueva experiencia de tiempo inaugurada por la revolución y cómo se entrelazó con su vida política hasta la década de 1830. Esa misma década es analizada por Luisa Rauter Pereira en un trabajo sobre los debates parlamentarios en Brasil que muestra algunos cambios fundamentales en la forma en la que el tiempo fue vivido e interpretado en el marco de disputas por la organización política de la monarquía independiente. El trabajo de Christian Lynch continúa de cierto modo el análisis de Rauter, pues toma como objeto el discurso parlamentario de Bernardo Pereira de Vasconcelos, quien a finales de la década de 1830 planteaba la necesidad de regular el ritmo de los cambios, llegando a la conclusión de que el “Regresso” es el verdadero progreso. De ese modo distinguía al conservadurismo de la reacción ya que en modo alguno se trataba de un retorno al Antiguo Régimen tal como se proponía en Europa. El trabajo de Francisco Ortega, por su parte, desarrolla una indagación sobre el “tiempo precario de la república” en Nueva Granada-Colombia durante las primeras décadas del siglo XIX, haciendo foco en las propuestas realizadas por el político y escritor conservador José Eusebio Caro que reivindicaba al movimiento constante como un componente esencial de las sociedades modernas. El dossier se cierra con un estudio de Miguel Hernández sobre la prensa conservadora mexicana en dos coyunturas, la de las revoluciones europeas de 1848 y la del Imperio de Maximiliano. Su trabajo le permite concluir que los conservadores compartían una misma concepción del tiempo con los liberales, pero procuraban atenuar el ritmo y ofrecían otra mirada sobre el pasado.

Como ya advertimos, las formas de experimentar y de conceptualizar la temporalidad en los siglos XVIII y XIX iberoamericanos es una temática que recién está comenzando a explorarse, por lo que aún no estamos en condiciones de ofrecer un panorama general a modo de síntesis. Confiamos sin embargo en que la riqueza de los estudios presentados en este dossier lo constituye en un punto de partida valioso para poder profundizar en el análisis sobre las experiencias de tiempo en ese convulsionado período, así como también para interrogarnos por los cambios que se están operando en nuestro presente.

Notas

1. CHARLE, Christophe. Discordance des temps. Brève histoire de la modernité. París: Armand Colin, 2011; GUMBRECHT, Hans Ulrich. Lento presente. Sintomatología del Nuevo tiempo histórico. Madrid: escolar y mayo, 2010; KOSELLECK, Reinhart. Estratos do Tempo.Estudos sobre História. Rio de Janeiro: Contraponto : Editora PUC Rio, 2014; LORENZ, Chris; BEVERNAGE, Berber (eds.). Breaking up Time.Negotiating the Borders between Present, Past and Future. Gotinga: Vandenhoeck & Ruprecht, 2013; ROSA, Hartmut. Social Acceleration:A New Theory of Modernity (New Directions in Critical Theory). New York: Columbia University Press, 2013.

2.KOSELLECK, Reinhart. Futuro pasado.Para una semántica de los tiempos históricos. Barcelona: Paidós, 1993; HARTOG, François. Régimes d´historicité.Présentisme et expériences du temps. Paris: Éditions du Seuil, 2003.

3. El proyecto en http: / / www.iberconceptos.net / grupos / grupo-historicidad. Éstos y otros trabajos del grupo fueron presentados y discutidos en el Colóquio Internacional Experiencias de Tempo nos Século XVIII y XIXrealizado en la Universidade de São Paulo en abril de 2014.

4. Esta afirmación no implica desconocer la existencia de aportes significativos sobre los cambios en las concepciones de la temporalidad producidos en Iberoamérica durante ese período, comenzando por los realizados en el marco del proyecto Iberconceptos como el análisis del concepto Historiacoordinado por Guillermo Zermeño para el primer tomo del DiccionarioIberconceptos(http: / / www.iberconceptos.net / wp-content / uploads / 2012 / 10 / DPSMI-I-bloque-HISTORIA.pdf) o una publicación reciente del director general del proyecto, FERNÁNDEZ SEBASTIÁN, Javier. Cabalgando el corcel del diablo. Conceptos políticos y aceleración histórica en las revoluciones hispánicas. In:_______; CAPELLÁN DE MIGUEL, Gonzalo (eds.). Conceptos políticos, tiempo e historia. Santander: Universidad de Cantabria McGraw-Hill Interamericana de España, 2013. También resultan de gran valor algunos trabajos que utilizan otros enfoques, como los estudios sobre lenguajes políticos realizados por E. Palti, o los estudios sobre historia cultural como el trabajo de V. Goldgel sobre prensa, literatura y moda: PALTI, Elías. El tiempo de la política. El siglo XIX reconsiderado.Buenos Aires: Siglo XXI, 2007; GOLDGEL, Victor. Cuando lo nuevo conquistó América. Prensa, moda y literatura en el siglo XIX. Buenos Aires: Siglo XXI, 2013. Cabe señalar por último la destacada producción sobre Teoría e Historia de la Historiografía realizada en Brasil, como el trabajo de ARAUJO, Valdei Lopes de. A experiência do tempo: conceitos e narrativas na formação nacional brasileira (1813-1845). São Paulo: Hucitec, 2008.

Fabio Wasserman – Instituto Ravignani – Conicet. E-mail: [email protected]

João Paulo Pimenta – Universidade de São Paulo. E-mail: [email protected]


PIMENTA, João Paulo; WASSERMAN, Fabio. Apresentação. Almanack, Guarulhos, n.10, maio / agosto, 2015. Acessar publicação original [DR]

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