Jorge Edwards. Custodio de la memoria | María del Pilar Vila

“El libro gira en torno al valor que Edwards le da a la memoria” dice María del Pilar Vila y sintetiza para el lector el espíritu de este ensayo al que Roberto Hozven define en su presentación como “un buen texto crítico” que “se va solo en la lectura”. Leia Mais

La constelación tercermundista. Catolicismo y cultura política en la Argentina, 1955-1976 | Claudia Touris

Es sabido que en materia de investigación histórica jamás hay una obra definitiva. Las preguntas cambian, los archivos se modifican, las preocupaciones se transforman. Pero cada tanto aparecen libros imprescindibles. Eso no implica que la lectura deba plegarse sin matices a la interpretación propuesta. Supone más bien que su consulta se hace inevitable por la calidad, solidez y alcance logradas. He allí la naturaleza historiográfica de La constelación tercermundista publicada por la historiadora argentina Claudia Touris.

Esta reseña se distribuirá en tres segmentos. El primero sintetiza el contenido del libro. El segundo pondera su valor historiográfico. El tercero propone dos líneas de reflexión sobre cuestiones abiertas por la obra. Leia Mais

El dinero no es todo: compra y venta de sexo en la Argentina del siglo XX | Patricio Simonetto

Los arreglos por los cuales una o varias mujeres accedían a tener sexo con un varón o un grupo de varones a cambio de dinero o bienes variaron en el tiempo y el espacio. Las mujeres, mayormente jóvenes o menores de edad, podían complementar esta actividad, que podía ser ocasional, con otras vías para conseguir ingresos. Podían realizar los actos en sus domicilios, en los de los varones, en bares, sitios laborales o burdeles próximos a destacamentos militares. Con frecuencia hubo intermediación de otros varones – maridos, concubinos, rufianes, taxistas –, que se quedaban con parte del dinero, o a veces con todo. Los grados de coacción y violencia implicados en la actividad variaron. Su relación con policías, jueces y el servicio penitenciario parece haber sido frecuente. Catalogadas por los jueces como prostitutas, pocas veces y solo avanzado el siglo se nominaron a sí mismas ante la ley con dicho mote, definiéndose a partir de otras actividades ligadas a lo doméstico.

Como se desprende de este recuento, Patricio Simonetto (2019) ofrece una mirada de la compra y venta de sexo en la Argentina que no se pretende totalizante, exhaustiva ni oclusiva, sino que se presenta ante el lector o lectora como la unión de una serie de historias dispersas y en ocasiones inconexas, que el autor urde en una trama que sin pretensión de completitud, logra dislocar las miradas habituales con las que se ha pensado a dicha actividad y a quienes participaron en ella. Leia Mais

La niñez desviada. La tutela estatal de niños pobres/ huérfanos y delincuentes. Buenos Aires/1890-1919 | Claudia Freidenraij

Al inicio de la última década del siglo XIX, Buenos Aires era una ciudad en ebullición. Devenida en capital nacional, se vio transformada por el crecimiento demográfico, la construcción del puerto que asegurara la comercialización de los productos pecuarios provenientes de su antigua campaña, la inminente crisis económica y la Revolución del Parque que, aunque derrotada, implicó la renuncia del presidente Miguel Juárez Celman. Este es el escenario inicial donde se desarrolla el análisis de Claudia Freidenraij, basado en la reescritura de su tesis doctoral, defendida en 2015. Leia Mais

Discursos de identidad y geopolítica interior. Indios/gaúchos/ descamisados/ intelectuales y brujos | Ana Teresa Martínez

En principio, me gustaría señalar la satisfacción que representó para mí leer este volumen colectivo, con perspectiva interdisciplinaria, que surge en el marco de un grupo de investigación interinstitucional que articula una universidad pública y un instituto de investigación del CONICET ubicados en el noroeste argentino, es decir, un lugar de enunciación periférico que ya nos interpela en tanto construcción situada del conocimiento. Aun cuando el libro, como producto de una apuesta polifónica, propone como objetos de estudio prácticas y discursos muy diferentes a los que han formado parte de mi propio derrotero de investigación, para decirlo más rápidamente mis anteojeras disciplinares considerando que vengo del campo de las letras, me resulta muy valioso porque muestra en ese tránsito de investigación diferente ecos y resonancias cercanos a mis propios intereses. Leia Mais

Conmemoraciones, patrimonio y usos del pasado – PAGANO; RODRÍGUEZ / Episodios de la Cultura Histórica Argentina – EUJANIAN et. al (HU)

PAGANO, N.; RODRÍGUEZ, M. (comp.). Conmemoraciones, patrimonio y usos del pasado. La elaboración social de la experiencia histórica. Buenos Aires: Miño y Dávila Editores, 2014. 192 p. EUJANIAN, A.; PASOLINI, R.; SPINELLI, M.E. (coord.). Episodios de la Cultura Histórica Argentina. Celebraciones, imágenes y representaciones del pasado. Siglos XIX y XX. Buenos Aires: Biblos, 2015. 209 p. Resenha de: ZAPATA, Miguel Hernán. Historia, memoria, patrimonio y celebraciones: nuevos problemas y tendencias en los estudios de historiografía argentina. História Unisinos 21(3):461-466, Setembro/Dezembro 2017.

Desde los inicios del complejo proceso de institucionalización de la historia como disciplina científica en Argentina, el área denominada comúnmente “Historia de la Historiografía” constituyó –siguiendo a las tradiciones intelectuales europeas del siglo XIX– una suerte de materia obligada en la formación general de los futuros historiadores dedicada, en su sentido tradicional de “historia de la historia”, a reflexionar sobre los textos históricos y sus autores. En las últimas décadas, diferentes tendencias, como la espectacular irrupción en la esfera pública de temáticas surgidas desde la “historia del presente” y, de manera más general, la aparición sistemática de las discusiones sobre el pasado en los debates políticos y los medios de comunicación, no solamente hicieron que el interés por la historia de la historiografía haya experimentado un crecimiento notable. Además, el propio campo de temáticas que comúnmente definían el objeto de estudio de la historiografía atravesó un intenso y complejo proceso de reflexión epistemológica, haciendo que este tipo de investigaciones rebosaran sus propios límites como disciplina “espejo”, es decir, como una actividad consagrada únicamente a desentrañar los caminos recorridos por la disciplina histórica hasta su definición y consolidación institucional en el ámbito local. Fue así que los historiadores argentinos especializados en esta área comenzaron a transitar otras posibles vías de indagación historiográfica y, en consecuencia, exploraron distintos procesos sociales e institucionales de activación de memorias y resignificación del pasado.

Ciertamente el campo delineado a partir de esta significativa renovación es demasiado vasto para ser sintetizado, pero es innegable que dos grandes líneas de investigación, que se suelen combinar y entrelazar en muchos casos, recortan los principales y actuales territorios de la historia de la historiografía en Argentina: una primera perspectiva de análisis historiográfica centrada en el desenvolvimiento de la historia como disciplina científica que sirviera de orientación para la investigación y la enseñanza del pasado, más familiar aunque de un modo menos heroico y dogmático, atendiendo a los procesos de profesionalización y combates por legitimar su situación disciplinar en el mundo intelectual y afirmar la concepción del conocimiento histórico como una investigación profesional y científica (metódica, racional y universal) frente a otras producciones sobre el pasado que circulan sobre el curso de las transformaciones políticas y culturales. Y una segunda perspectiva de la especialidad historiográfica, más amplia y heterodoxa, que concibe a la historiografía como un espacio propicio para la reflexión sobre los múltiples y contradictorios modos en que los grupos de una sociedad construyen relaciones con el pasado con miras a la intervención sobre el presente y que conllevan una cierta proyección hacia el futuro. En ese gran proceso se ve involucrada una diversidad de agentes, públicos, productos culturales y fenómenos de distinta naturaleza: el Estado que procura controlar y modelar memorias colectivas; los historiadores y los productos que ofrecían; los medios de comunicación que transmiten representaciones del pasado de todo tipo; las imágenes de ese pasado que elabora la literatura o el cine, los partidos políticos; las lecturas que ensayan los distintos destinatarios de esas imágenes y evocaciones.

Desde esta perspectiva, la historia de la historiografía argentina ha transitado un camino significativo y promisorio, pues, en efecto, de ser considerada un recurso puramente auxiliar de la historia (en tanto recopilación bibliográfica o relación de autores agrupados por temas y escuelas), esta subdisciplina se construyó como una auténtica área de especialización, discusión y producción profesional acerca de la influencia profunda que, desde su nacimiento, ejerce la historia en la experiencia social de una comunidad (desde aquella que le atribuía una función pedagógica a otra que reposaba en sus valores cognitivos, de la funcionalidad política a la cultural, desde la integración de ese pasado con el presente a su negación o abolición) y los problemas derivados de la existencia de distintas memorias, mitos históricos y visiones del pasado dictadas por las emociones, las disputas políticas y la construcción de identidades. En la actualidad, el campo académico argentino cuenta con varios equipos de trabajo consolidados en diferentes universidades y centros de investigación nacionales que conforman un punto de referencia de las investigaciones historiográficas sobre las diferentes representaciones y usos del pasado construidos tanto en los círculos académicos como en los espacios extraacadémicos. Como resultado de esta nueva sensibilidad y ejemplo de los territorios por los que avanza la especialidad historiográfica en nuestro país, aparecen en un primer plano los dos libros que son objeto de esta reseña: por un lado, Conmemoraciones, patrimonio y usos del pasado.

La elaboración social de la experiencia histórica (2014), una compilación de Nora Pagano y Martha Rodríguez, y, por otro, Episodios de la Cultura Histórica Argentina. Celebraciones, imágenes y representaciones del pasado, siglos XIX y XX (2015), organizado por Alejandro Eujanian, Ricardo Pasolini y María Estela Spinelli.

Más allá de la diversidad de temas, actores y períodos que cada trabajo analiza, ambos volúmenes parten del mismo presupuesto general, tomando a las conmemoraciones y a las políticas patrimoniales, así como también a los objetos que los emblematizan, como laboratorios privilegiados para percibir, dentro de las múltiples dinámicas sociales que una comunidad exhibe en un contexto temporal específico, las tensiones que emergen entre distintas interpretaciones y funciones del pasado, construidas acorde con las circunstancias del presente y por un conjunto heterogéneo de actores tanto a través de ciertas prácticas como así también de la valorización de espacios y objetos que genéricamente constituyen otros componentes de la cultura histórica. Una segunda línea que recorre ambos volúmenes, conectada y derivada de la anterior, consiste en conceptualizar a las conmemoraciones y al patrimonio histórico como fenómenos a través de los cuales uno o distintos colectivos sociales en pugna trazan un vínculo con su pasado y, por ende, se instituyen en dispositivos productores de imaginarios sociales con importantes secuelas en otros ámbitos de la sociedad. De ese modo, las diferentes contribuciones se detienen en escenarios políticos y culturales en los que es posible identificar las diferentes modulaciones que asume la constante redefinición de las relaciones entre un saber académico y su transmisión a la sociedad por medio de los otros soportes, esto es, las vinculaciones y tensiones entre erudición y divulgación, aspiración “científica” e intervención “pública”, entre historia y memoria, las diversas mediaciones y –fundamentalmente– los mediadores que posibilitaron esas relaciones.

En esta dirección, los dos libros comparten las huellas de una generación de historiadores movilizados por inquirir sobre este conjunto menos convencional y más amplio de estudios y problemas de la historia de la historiografía, aprovechando de modo renovado los conceptos y herramientas teórico-metodológicas de otros campos disciplinares y asentándose sobre el rico cimiento construido por núcleos de estudiosos del ámbito nacional y extranjero. Por tanto, estos nuevos ejemplares se presentan como excelentes ejemplos y puntos de partida de lo que en la actualidad se está constituyendo en una línea avanzada dentro de los programas de estudio e investigación encarados paralelamente en Estados Unidos, Europa y otros países de América Latina. Sin embargo, las respuestas a las preguntas que se plantean los autores que participan de ambas compilaciones no resultan de una transposición acrítica de modelos teóricos gestados en otros contextos y pensados para otros problemas, sino de una sostenida práctica de investigación, donde los debates importados adquieren su propia densidad a la luz de las preguntas que formulan sobre las modalidades locales que asumen los intentos de diferentes actores por gestar nuevas memorias.

En virtud de las claras líneas conectoras entre ambas compilaciones que hemos señalado supra, hemos decidido evitar realizar un recorrido lineal por cada uno de los acápites siguiendo el orden en que están dispuestos en cada libro y proponer, en cambio, una recensión de los mismos a partir de su agrupamiento en función de coincidencias temáticas y cercanías espacio-temporales, haciendo dialogar inclusive ciertos capítulos de un volumen con los trabajos del otro. Un primer núcleo de artículos se ocupa de las conmemoraciones de la Revolución de Mayo, una problemática no casual dentro de las opciones, puesto que si por un lado el dispositivo celebratorio constituye un objeto de interés legítimo para cualquier estudio historiográfico (pues una adaptación del pasado a las necesidades del presente comprende variadas formas de intervención que operan en la creación o remodelación de memorias e identidades colectivas), el contenido a rememorar, por su parte, condensa un importante entrelazamiento de tensiones y conflictos de más largo aliento sobre los sentidos asignados al acontecimiento para la sociedad argentina.

En efecto, desde la consolidación y expansión del Estado central a fines del siglo XIX, tanto el sistema escolar como los actos públicos contribuyeron a afianzar y difundir un relato fundador de la nación argentina en el que la Revolución de Mayo ocupó el lugar de “mito de los orígenes”, una suerte de semillero de la nacionalidad de acuerdo al historiador José Carlos Chiaramonte, en vistas de la necesidad de dar mayor cohesión y homogeneidad a una población sumamente compleja y diversa (integrada por criollos, indígenas e inmigrantes europeos) que habitaba la geografía nacional. En consonancia, mientras Alejandro Eujanian (in Eujanian et al., 2015) traza un cuadro analítico en el que observa los cambios y continuidades de las fiestas mayas en el Estado de Buenos Aires entre 1852 y 1860, Fernando Devoto (in Pagano y Rodríguez, 2014) nos traslada a los diferentes actos organizados por la clase dirigente argentina a principios de 1910 para celebrar los cien años de la Revolución de Mayo como un tipo especial de acontecimiento festivo con un claro perfil poliédrico.

Por su parte, Antonio Bozzo (in Eujanian et al., 2015) examina con minuciosidad la participación de intelectuales y artistas en algunas de las actividades propuestas por la Comisión Nacional de Festejos del Centenario. Por su parte, el siglo XXI continúa mostrando que las celebraciones continúan siendo una tecnología pedagógica capaz de ser empleada por el aparato del Estado para producir cierto tipo de anclajes identitarios, tal como indican Nora Pagano y Martha Rodríguez en sus acápites (Rodríguez in Pagano y Rodríguez, 2014; Pagano y Rodríguez in Eujanian et al., 2015). Mediante un sondeo original de algunas iniciativas culturales (proyectos editoriales, el mural del Bicentenario, una instalación interactiva y otra audiovisual) organizadas tanto por el gobierno nacional como por empresas privadas en el marco de las conmemoraciones del Bicentenario de la Revolución, las autoras concluyen que en cada una de estas instancias erigidas en ocasión del ritual colectivo se evocan la presencia de los diferentes sentidos del pasado puestos en juego, la multiplicidad de actores intervinientes en el proceso y el carácter de las mediaciones materiales y simbólicas.

Un segundo núcleo de trabajos prosigue en el tratamiento de la matriz instrumental de estos dispositivos celebratorios, pero en arenas que van más allá del Estado –y sus diferentes agencias y niveles– y se adentran en las prácticas de otros actores colectivos de la sociedad civil que, al calor de la vorágine de los sucesos políticos, sociales y culturales que signaban la vida del país y del extranjero, pusieron en marcha algunos mecanismos de intervención pública para fundar tradiciones y legitimar posiciones políticas y librar una lucha –a veces estridente, a veces opaca– por dotar de sentido al pasado frente a las versiones de sus muchos contendientes. Así lo exhibe el estudio de Julio Stortini (in Eujanian et al., 2015), dedicado a indagar el proceso de rehabilitación de la controvertida figura de Juan Manuel de Rosas, desde la década de 1930 hasta inclusive la etapa kirchnerista, por el revisionismo histórico (ese movimiento de corte nacionalista y antiliberal integrado por intelectuales pertenecientes a distintas tradiciones políticas que pretendían promover los estudios históricos), prestando atención a las mutaciones discursivas y reacomodamientos ideológicos en los diferentes contextos políticos durante los gobiernos peronistas. Por su parte, Eduardo Hourcade (in Pagano y Rodríguez, 2014) concentra su capítulo en una coyuntura particular de la saga revisionista: los proyectos destinados a repatriar los restos de Rosas, las polémicas que hicieron difícil su concreción –frente a otros anteriores, aparentemente menos polémicos, de personajes del panteón nacional (como Bernardino Rivadavia, José de San Martín, Domingo F.

Sarmiento y Juan Bautista Alberdi)– y su concreción definitiva en 1989, así como las circunstancias y motivos del fracasado intento por montar conmemoraciones asociadas al evento. En un registro similar, dos primeros textos de María Elena García Moral (in Pagano y Rodríguez, 2014) y Sofía Serás (in Pagano y Rodríguez, 2014) presentan puntualizaciones historiográficas sumamente originales sobre la cultura histórica de las izquierdas: mientras la primera decide comparar lo que se recuerda y cómo se recuerda dentro los grupos socialistas y comunistas en Argentina y Uruguay en diferentes contextos conmemorativos del siglo XX, la segunda autora reconoce –a través del periódico partidario El Obrero– la tensión entre elementos internacionalistas y nacionalistas en la creación y recreación de memorias e identidades colectivas a partir de ciertas imágenes del pasado que se promovían durante las celebraciones socialistas.

Los conflictos políticos de la historia reciente argentina también nos proveen otros ejemplos en los que es posible comprobar que no existen vínculos sencillos, evidentes, obligatorios entre las posiciones políticas de coyuntura y las historiográficas. Asumiendo de modo implícito esa suerte de dictum, María Estela Spinelli (in Eujanian et al., 2015) se adentra en la crisis política abierta a partir del golpe militar que derrocó el segundo gobierno de Juan Domingo Perón –ocurrido en septiembre de 1955– y, en consecuencia, el trabajo puede pensarse como un marco para las restantes contribuciones, puesto que su autora sintetiza, con la maestría de quien conoce el tema con solvencia, la serie de transformaciones, conflictos y proyectos políticos en pugna durante la década de 1960 y que rodearon las celebraciones oficiales del sesquicentenario de la Revolución de Mayo y de la declaración de Independencia. Un segundo trabajo de García Moral (in Eujanian et al., 2015) profundiza los usos del pasado en esa coyuntura político-cultural a partir del análisis de la labor editorial y, en particular, de la producción historiográfica realizada por fuera del ámbito académico por historiadores y/o intelectuales del socialismo y comunismo. Continúan por esta misma senda los aportes de Sofía Seras (in Eujanian et al., 2015), Ricardo Pasolini (in Eujanian et al., 2015) y María Julia Blanco (in Eujanian et al., 2015), aunque prefieren por hacerlo desde una aproximación más individual y personal, centrada en los escritos de los propios protagonistas: si Seras se ocupa de la construcción de la identidad del socialismo argentino a partir de los Recuerdos de un militante socialista del médico y político Enrique Dickmann (1874-1955), Pasolini hace lo propio con el comunismo mediante la interpretación, la crítica y la producción historiográfica de Aníbal Ponce (1898-1938). Por su parte, Blanco recupera las interpretaciones del pasado de la izquierda nacional en los ensayos históricos contenidos en algunos de los 35 libros de divulgación política y cultural que integraron la colección La Siringa publicados por el editor chileno Arturo Peña Lillo (1917-2009) en Argentina entre 1959 y 1963. Aunque los tres autores nos retratan un clima político-cultural que rápidamente nos muestra que todas las visiones del mundo incluyen –casi inevitablemente– visiones de su pasado, los recorridos particulares de estos intelectuales de izquierda también permiten detectar unos lazos más flexibles y menos definidos entre ciertos imagos y ciertas perspectivas historiográficas.

Finalmente, un tercer núcleo de artículos aborda la actividad memorativa de la conciencia histórica generada a partir de las nociones de patrimonio que circulan en el ámbito de la cultura, el poder simbólico de ciertas imágenes y lugares en el paisaje social y las políticas de patrimonialización a través de las cuales se asignan significados a ciertos activos materiales y/o inmateriales.

Por segunda vez la perspicaz pluma de Nora Pagano (in Pagano y Rodríguez, 2014) nos adentra en estas problemáticas con un logrado ensayo en el que reflexiona sobre un fenómeno particular de la administración de la memoria social durante el primer peronismo: la existencia de perspectivas y valoraciones contrapuestas de ciertos episodios y procesos del pasado argentino. De acuerdo a la autora, este fenómeno es producto de la línea patrimonial adoptada por el Estado durante esos años, identificable en las declaratorias de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos sobre los Sepulcros Históricos, y, paralelamente, de las actitudes asumidas por parte de la sociedad durante la conmemoración de los distintos centenarios –del escritor Esteban Echeverría y del pronunciamiento de Justo José de Urquiza (ambos en 1951), de la Batalla de Caseros (1952) y del Combate de la Vuelta de Obligado (1953)– que tuvieron lugar por aquel entonces. La preocupación por la perspectiva patrimonial en los debates colectivos sobre el pasado se repite en el capítulo de Gabriela Couselo (in Eujanian et al., 2015), cuyas páginas sistematizan los antecedentes, particularidades y controversias en la erección del monumento a la Bandera Nacional ideado por la escultora argentina Lola Mora (1866-1936) en la ciudad de Rosario, iniciado en el siglo XIX e incorporado recién en la década de 1990 al Pasaje Juramento –segmento del paisaje urbano vinculado a la bandera donde actualmente se encuentran las esculturas del inacabado proyecto.

Tres trabajos de una de las compilaciones merecen un comentario aparte, ya que si bien sus referentes espacio- temporales no coinciden con aquellos de la mayoría de los capítulos, centrados principalmente en distintos momentos y espacios de la cultura histórica argentina, no deja de ser cierto que insertan legítimamente dentro de la gama de preocupaciones que la historiografía ha considerado en los últimos años. Así las cosas, la italiana Sabina Loriga (in Pagano y Rodríguez, 2014) recorre las cuatro hipótesis sobre el origen de los etruscos y concluye que la opción por alguna de ellas supone la activación en el presente de una serie de enfrentamientos entre ciertos actores y proyectos políticos diferentes y a veces opuestos.

Situándose en España, Javier Moreno Luzón (in Pagano y Rodríguez, 2014) transita las conmemoraciones promovidas por el Estado español entre 1898 y 1918 (el primer centenario de la Guerra de Independencia, el tercer centenario de la publicación de la primera parte de Don Quijote de la Mancha y de la muerte de su autor, Miguel de Cervantes, y la oleada hispanoamericanista que tuvo su eje en el centenario de las independencias americanas de 1810-1811) y, en tal sentido, ofrece un interesante material empírico para realizar un contrapunto con el caso argentino y repensar los mecanismos estatales de nacionalización puestos en funcionamiento a ambos lados del Atlántico hacia las décadas finales del siglo XIX y las primeras del XX. Finalmente, Gabriela Siracusano (in Pagano y Rodríguez, 2014) nos transporta nuevamente a América Latina, esta vez al ámbito andino, en el que descubre –a partir de modulaciones interpretativas cercanas a la sociología e historia del arte– los modos en que la iconografía particular procedente de los colores del arco iris se transfiere, apropia y resignifica socialmente en los Andes en tanto signo que aseguraba metonímicamente su presencia en todas las prácticas sociales de cuño religioso y político.

En conclusión, estas dos compilaciones sobre las interpretaciones del pasado en la historia argentina constituyen un novedoso y relevante aporte bibliográfico para enriquecer las discusiones historiográficas tanto a nivel particular como a un nivel más general. Para el caso argentino, las contribuciones reunidas en ambos volúmenes nos devuelven las preguntas y reflexiones de cada autor suscitadas a partir del estudio de ciertos acontecimientos, rituales y emblemas del pasado nacional, así como su plasmación en actos, fiestas, estatuas y monumentos, mostrando que el interrogante acerca de las complejas y cambiantes relaciones entre historia y memoria continuará siendo imprescindible para conocer otra dimensión de los conflictos que atraviesan a una sociedad y que la apertura de la historia de la historiografía a nuevos terrenos define la vía para avanzar en este tipo de conocimiento. Después de todo, no hay que olvidar que cualquier interpretación del pasado –la del Estado, las de los partidos políticos, las de las comunidades étnicas, las difundidas por la literatura, el cine y el periodismo, e incluso la de los propios historiadores– refleja puntos de vista diferentes de acuerdo a concepciones, valores e ideologías, por lo que no es extraño que cualquier definición del pasado histórico nacional mantenga lazos particularmente estrechos con la vida política y cultural de un país.

Y, en términos más amplios, estas recopilaciones –así como otros libros– pueden ser un excelente pretexto para incentivar la reflexión entre los historiadores sobre los usos de la historia, en especial cuando desde instancias públicas y privadas se los interpela a adoptar un posicionamiento epistemológico respecto de los rasgos que caracterizan las decisiones de los pueblos y sus gobiernos por gestionar la memoria histórica y en función de la profundidad e intensidad de los debates políticos e identitarios que se dibujan en cada escenario y a su alrededor. Mucho más cuando, en las últimas décadas, las conmemoraciones y las acciones de patrimonialización están dibujando un escenario sumamente poliédrico y laberíntico para los historiadores, no sólo por la reflexión teórica que despierta la tarea de diferenciar las intencionalidades –unas abiertamente políticas, otras más académicas– que permean los “usos públicos de la historia” visibles en las prácticas que acompañan los actos públicos y privados, sino también porque deberán asumir los múltiples retos que plantea estar ante experiencias sociales que no pueden reducirse a un simple acto de recuerdo y que, inevitablemente, nos traslada al terreno de los sentimientos, de la emotividad y de la identidad.

Resulta obvio que el “delirio conmemorativo” y la “fiebre monumentalista” responden a un movimiento a nivel mundial, pero en el caso concreto de América Latina ambas tendencias obedecen a las diferentes actividades organizadas por los gobiernos a partir de la celebración de los bicentenarios de las independencias iberoamericanas.

No se puede olvidar que desde el año 2008 la mayoría de las repúblicas latinoamericanas han tendido a construir distintos escenarios conmemorativos, con mayor o menor participación popular, centrados en la exaltación de los hechos y de los protagonistas considerados nucleares para el nacimiento de las nuevas naciones. A pesar de que muchos de los “mitos fundacionales” de los Estados nacionales han comenzado a demolerse por los recientes avances historiográficos, es innegable que esas y otras fiestas patrias continúan siendo aquellas atmósferas en las que ciertos sectores de la política y la sociedad encuentran las claves del pasado necesarias para dotar de legitimidad a ciertas políticas e instituciones de los Estados, o bien para definir el “espíritu colectivo” capaz de articular el presente y el futuro de comunidades nacionales hondamente heterogéneas, desiguales, fragmentadas y diversas.

En consecuencia, resulta sintomático que ciertos sectores de la sociedad continúan sosteniendo la posibilidad de encontrar en la historia cierto eje didáctico-moralizante –según el viejo topos ciceroniano magistra vitae– que les permita entrelazar juicio del pasado, instrucción del elemento tenido por esencial para la configuración de un sentido de comunidad.

Debido a esta situación, siempre latente en el seno de toda sociedad, se torna primordial la necesidad de buscar un enfoque que nos ayude a matizar, cuestionar o simplemente reflexionar críticamente sobre las lecturas del pasado. Es allí donde la historia de la historiografía lleva una gran ventaja, al contribuir con una perspectiva más cautelosa, más aguda, más crítica, en fin, de leer e interrogar las prácticas sociales que evocan ciertos discursos del pasado. Y ello, como lo demuestran las compilaciones aquí reseñadas, no parece ser un aporte menor.

Horacio Miguel Hernán Zapata – Universidad Nacional del Nordeste (UNNE). Instituto Superior de Formación Docente “Profesor Agustín Gómez” (ISFDPAG), Argentina. Uruguay 1483, Paso de los Libres, CP 3230, Provincia de Corrientes, Argentina. E-mail: 1 [email protected].

Crecer y multiplicarse: la política sanitaria materno-infantil argentina, 1900-1960 – BIERNAT; RAMACCIOTTI (HCS-M)

BIERNAT, Carolina; RAMACCIOTTI, Karina. Crecer y multiplicarse: la política sanitaria materno-infantil argentina, 1900-1960. Buenos Aires: Biblos, 2013. 165p. Resenha de: SOUZA, Luciana Maria Borges da Matta. Multiplicar para crescer. História Ciência Saúde – Manguinhos, Rio de Janeiro, v. 22 n.2 Rio de Janeiro Apr./June 2015.

As políticas públicas voltadas para a infância desenvolvidas a partir do século XIX, inicialmente na Europa e EUA, sempre tiveram como objetivo básico a preservação das crianças, para garantia do crescimento populacional e constituição de mão de obra, necessária ao desenvolvimento econômico de uma nação. Crecer y multiplicarse: la política sanitária materno-infantil argentina, 1900-1960, obra organizada pelas historiadoras Carolina Biernat e Karina Ramacciotti, doutoras em história e ciências sociais, respectivamente, traz um conjunto de indagações sobre o processo de construção das políticas públicas de saúde argentinas, voltadas para o segmento materno-infantil, ocorrido na primeira metade do século XX. Por que nesse período? O recorte de análise privilegiou um momento sociopolítico-econô-mico no qual as certezas do crescimento populacional baseadas no aporte imigratório são postas em questão por um grupo que defendia o desenvolvimento da população a partir da preservação da vida e da saúde das mulheres argentinas e de seus filhos, o que foi, à época, deno- minado fator endógeno. A obra examina aspectos históricos dos debates e conflitos de interesses que ocorreram quando da criação dessas políticas, dissecando seus propósitos, seus sucessos, seus fracassos e seus limites ao serem colocadas em prática. Traz também reflexão sobre os bastidores políticos e econômicos que formavam o pano de fundo para o processo decisório não só na Argentina, mas também em outros países da América Latina, da construção da proteção social de mulheres e seus filhos.

O livro, além da introdução, foi estruturado em mais três capítulos, que trabalham diferentes aspectos do objeto de estudo: população e desenvolvimento econômico – a questão da crise demográfica; legislação de apoio à maternidade e as políticas de apoio à mulher-mãe e a seus filhos. De acordo com as autoras, o livro originou-se do desafio de converter a tarefa solitária do historiador em um projeto coletivo, momento em que abriram mão do seu ego e aprenderam a escutar e encarar o outro, nas diversas entrevistas e grupos que realizaram e que resultaram em críticas e sugestões ao material que foi, portanto, escrito a diversas mãos.

A introdução aborda os efeitos da política neoliberal dos anos 1990 e a crise de 2001, que trouxeram para a agenda política argentina um antigo problema, que se imaginava ter sido equacionado – a alta mortalidade materna e infantil. Partindo dessa situação, discorre-se sobre os programas desenvolvidos contemporaneamente para responder a essa questão, como o Seguro de Saúde Materno-infantil (2002), o Plano Nascer (2004) e a Assinatura Universal por Filho (2009) que, embora em conjunto tenham reduzido a alta mortalidade materna e infantil, não o fizeram de forma a causar grande impacto. Isso sugere, segundo as autoras, que o problema é mais complexo do que simplesmente garantir um pré-natal de qualidade, um parto seguro e recursos financeiros para famílias em situação de desemprego, estratégia largamente utilizada em países latino-americanos na atualidade. Surge no texto uma discussão, com fina ironia, sobre a criação de programas “inovadores” que têm a intenção de resolver problemas de longa data – há mais de um século a Argentina desenvolve estratégias para a redução da mortalidade infantil que, supostamente, deveria ter sido controlada por programas sociais preexistentes, apagados da memória do país por interesses políticos e ideológicos.

O texto traz como pressuposto a ideia de que as políticas sanitárias materno-infantis foram construídas em torno de duas preocupações essenciais: a alta mortalidade infantil e os baixos índices de natalidade, estes decorrentes de mudanças culturais que a sociedade argentina veio sofrendo ao longo do século, devido à urbanização e industrialização. Em certo momento o discurso estatal começa a ter um conteúdo moralizante, culpabilizando a mulher (como de costume!) por descuidar de seus filhos para se dedicar ao mercado de trabalho e por adotar um estilo de vida que estimulava a postergação do casamento, da primeira gravidez e consequentemente do número de filhos. O surgimento de um Estado com postura interventora nessas décadas inaugura um debate sobre a legitimidade da intervenção oficial em aspectos antes considerados de domínio privado.

No primeiro capítulo, intitulado “Muitos, porém sãos”, é discutido o lugar central das ideias eugenistas da primeira metade do século XX, período caracterizado por pessimismo acerca do futuro demográfico da “raça branca”, num contexto em que predominavam a alta mortalidade infantil, a baixa natalidade e a diminuição do fluxo imigratório (Bunge, 1984). Esse cenário traz um superdimensionamento do impacto da ideologia dominante nas decisões no setor público, numa lógica normalizadora e controladora, que entrelaçou propósitos econômicos, demográficos e sociais e acabou por construir o arcabouço da política social argentina (Biernat, Ramaciotti, 2008)

A política sanitária materno-infantil da Argentina nesse período é direcionada para a garantia do crescimento populacional (e sua necessidade premente!) – através de políticas de imigração e do aumento da fecundidade e da resolução da “questão social”, constituída pelos efeitos perniciosos do processo de modernização que ocorre após as crises mundiais, caracterizada pelo risco de aumento da pobreza, marginalidade, criminalidade, insalubridade, problemas habitacionais e conflitos trabalhistas (Biernat, 2005). Tudo isso para assegurar a existência de um grande número de cidadãos e soldados saudáveis e compatíveis com a pretendida homogeneidade racial e integração social, defendida à época. Em conclusão, o objetivo desse capítulo é analisar as distintas tramas discursivas que influenciaram essa ideologia, a fim de conhecer o pensamento, os atores e as instituições que participaram da construção da política materno-infantil da Argentina nesse período.

O segundo capítulo, “Para mais filhos, melhores mães”, é focado na análise do processo de construção das políticas de proteção das mulheres trabalhadoras em sua qualidade de mãe ou futura mãe. Apesar de os movimentos trabalhistas terem demandas para reconhecimento de outros direitos da mulheres, foi esse o único olhar dado pelo Estado à condição da mulher que trabalha, em consonância com a ideologia da época, já discutida. Propõe-se a revisar a distância entre as expectativas de uma sociedade a ser protegida em determinados aspectos e as capacidades efetivas de se pôr em funcionamento essa proteção social. Traz uma discussão sobre a preocupação do Estado argentino com relação à saúde das mulheres, mais especificamente em relação a sua capacidade reprodutiva, que se mostra presente desde as últimas décadas do século XIX (Coni, 1892). As políticas de proteção às mães, sejam as concretizadas, sejam as propostas, tinham propósitos fundamentalmente populacionistas e eugenistas, no sentido de diminuir os altos índices de mortalidade infantil, de prevenir a “degeneração da raça” ou de dar uma resposta à queda da natalidade, numa tentativa de “biologização da maternidade” (Nari, 2004). Eram conjugadas com as políticas de reordenamento social, melhora das condições de vida dos setores populares e moraliza-ção da população.

Para dar conta disso, existiam dois cenários privilegiados para essa intervenção estatal: o trabalho feminino e o processo de gestação, parto e criação dos filhos. O primeiro era considerado uma ameaça para a capacidade física reprodutiva das mulheres, por atrapalhar seu desenvolvimento corporal, deformar seu organismo e diminuir a possibilidade de surgimento da gravidez e de sua conclusão a contento. Além disso, o fato de a mulher trabalhar impediria a amamentação e criaria um obstáculo à constituição da figura materna. Apesar de todos esses obstáculos, a crescente e inevitável incorporação das mulheres ao mercado de trabalho gerava consenso em relação à necessidade da criação de legislação específica para regulamentar o trabalho assalariado, no sentido de compatibilizar duas funções da mulher: a de trabalhadora e a de mãe. O texto discorre sobre a relação do Estado com os sindicatos, que nem sempre se deu de forma pacífica. Enquanto o primeiro começa a pensar na proteção da mãe trabalhadora, o outro trabalha no sentido de apoiar a mulher trabalhadora que pode mãe não só para promover a redução da mortalidade infantil, mas também para reduzir os altos índices de mortalidade materna (Nari, 2004).

As autoras discorrem sobre os momentos distintos vivenciados na Argentina e nos países europeus em relação às políticas de proteção das trabalhadoras na sua qualidade de mães ou de futuras mães, capítulo importante na construção das intervenções sociais dos Estados contemporâneos. Enquanto a Argentina organiza políticas sociais em torno de um modelo pró-maternidade, a Itália, a França e a Espanha estabelecem leis pró-natalistas, nas quais surgem iniciativas de penalização do aborto e dos métodos contraceptivos, censura na educação sexual, imposto especial para pessoas solteiras e políticas de estímulo, como prêmios para nupcialidade e natalidade, além de empréstimos e isenções tributárias para famílias numerosas (Bock, Thane, 1991). Na Argentina, o aborto e os métodos contraceptivos não são penalizados energicamente, nem são incorporadas à legislação medidas de estímulo à natalidade, apesar de ser esse o discurso. Em seu lugar, nos anos 1920 e 1930 foram criadas várias estratégias que tendem a proteger a família e a desvincular a mulher do mercado de trabalho.

Nesse momento, partindo de diferentes pressupostos, socialistas e católicos são apresentados diversos projetos legislativos que se propõem a reforçar as “condições de reprodução” consideradas o “pilar fundamental da sociedade”. Mulheres com o papel exclusivo de reprodutoras… Isso direciona a uma política de constituição de um salário para o homem que seja suficiente para o sustento de sua mulher e seus filhos, reforçando a estrutura patriarcal, fenômeno que se vê ainda presente nos dias de hoje, quando constatamos que, em muitos cargos, o salário dos homens se mostra maior do que o das mulheres e as mesmas são preteridas quando concorrem com os homens. Por outro lado, no sentido de proteger as mulheres e seus filhos, promove-se a organização de um sistema nacional de assistência sanitária e social materno-infantil, criação de inúmeras instituições para controlar a saúde dos cônjuges através de exames pré-nupciais, estímulo ao aleitamento materno, amparo às mães solteiras e crianças órfãs e impulsiona-se a educação de mulheres na “arte de ser mãe” (Marpons, abr. 1935). Essa não é uma prerrogativa da Argentina, visto que observamos movimentos semelhantes na base da organização de programas materno-infantis em diversas partes do mundo, seja por uma preocupação de aperfeiçoamento da raça ou para garantir a eficiência econômica do fator humano (como ocorreu na Alemanha, no Reino Unido ou nos EUA), seja pelo processo de diminuição dos índices de natalidade (ocorrido na França) ou por todos esses motivos somados (como ocorreu em alguns países latino-americanos, como no Chile – vanguarda em matéria de seguro social –, no Uruguai e no Brasil).

No Brasil, a Consolidação das Leis do Trabalho, em 1943, estabeleceu a impossibilidade de demissão de mulheres grávidas; proibiu seu trabalho seis semanas antes e seis semanas após o parto, com permanência de salário integral; regulamentou descansos para a amamentação e estimulou a criação de ambientes de lactação/amamentação dentro das fábricas, proposta malsucedida até os dias de hoje (Freire, 2009). O que fica claro é que as políticas sociais e sanitárias para mães e seus filhos na Argentina são fruto de uma conflituosa relação entre o Estado e as demandas provenientes de diversos grupos políticos, sociais e acadêmicos.

O capítulo também discute a criação da Caixa de Maternidade, em 1934, modelo de política de saúde que se propôs oferecer às trabalhadoras licença remunerada a partir das últimas quatro semanas de gestação até seis semanas após o parto, medida que encontrou dificuldades de concretização política, visto que se restringiu à cidade de Buenos Aires e arredores. Interessante notar que na atual legislação argentina pouca coisa foi modificada desde então, só tendo ocorrido uma pequena ampliação da licença para duas semanas antes do término da gestação e o direito de intervalo para amamentação (Castel, 2008). Também é discutido o seguro social de saúde advogado nos primeiros anos do peronismo. Para o modelo de Estado peronista “rende mais à sociedade uma mulher cuidando de sua casa e tendo filhos do que os valores econômicos que possa produzir num emprego” (Rodriguez, 1947, p.3). Esses conjuntos de medidas transformam a maternidade em veículo por meio do qual as mulheres são incorporadas à ordem política, em um momento carregado de tensões sociais, mas que permite a ampliação dos seus direitos sociais e políticos e culmina na obtenção de sua capacidade civil plena.

O terceiro e último capítulo, intitulado “Mães e filhos na órbita estatal”, tem como objetivo estudar a mudança de dois aspectos centrais das políticas assistenciais da Argentina na primeira metade do século XX: o deslocamento do olhar para o sujeito a ser protegido, que deixa de ser a criança para ser o binômio mãe-filho; e a mudança do ator principal na organização dessa assistência, que deixa de ser o setor privado e o poder municipal para ser centralizado pelo poder estatal, ultrapassando as políticas inicialmente criadas para a cidade de Buenos Aires, por meio de um processo lento e conflituoso no período do peronismo clássico. Isso representa uma mudança na forma de pensar as estratégias para resolução das preocupações demográficas e sociais, assegurando, entre outras medidas, modificações socioambientais através de políticas de higiene, sociais e educacionais. As autoras apresentam os diversos dispositivos públicos e privados criados ao longo do período, como, por exemplo, o Patronato da Infância (entidade filantrópica) e a Diretoria da Primeira Infância, vinculada ao Departamento Nacional de Higiene, com seus dispensários de lactantes, institutos de puericultura e centros sanitários de internação, oriundos do poder estatal, inicialmente em Buenos Aires. O sucesso obtido na capital federal na redução da mortalidade infantil é atribuído ao Estado, que passa a reclamar para si a organização da tutela de mães e filhos, mediante a regulação do trabalho feminino, seus processos de gestação, parturição e criação de seus filhos. Não devemos ignorar que a intenção de solucionar a “crise populacional” enfrentada pela Argentina foi o gancho para um projeto político muito mais ambicioso: dotar o Estado de uma organização centralizada e racional de assistência sanitária e social (Guy, 1998Scarzanella, 2003). Ao longo de todo o capítulo é apresentada de forma bastante detalhada uma série de leis, portarias e documentos que tentam organizar a rede de apoio social e à saúde da mulher e seu filho em território argentino, caracterizada por superposição de tarefas e jurisdições e por escassez de recursos financeiros e humanos.

Em suma, a relevância desse texto é iluminar um momento de configuração da história argentina, apagado pela “revolução libertadora”. Iniciado com o golpe de Estado em 1955, esse movimento tenta anular todos os vestígios do período peronista e se propõe a obscurecer todas as discussões técnicas e políticas da primeira metade do século XX. Inaugura uma política materno-infantil argentina ainda preocupada com questões demográficas e sociais, mas baseada em acordos e recomendações internacionais, como a Ata de Bogotá e a Carta de Punta del Leste, tornando invisível toda a complexa política materno-infantil articulada até aquele momento. Isso nos faz pensar que não somente os argentinos, mas muitos povos são vítimas dessa perda de memória, que não nos permite ver as semelhanças e diferenças do passado e do presente e nos faz viver progressos e retrocessos ao longo da história.

Referências

BIERNAT, Carolina. La eugenesia argentina y el debate sobre el crecimiento de la población en los años de entreguerras. Cuadernos del Sur (Historia), n.34, p.251-273. 2005. [ Links ]

BIERNAT, Carolina; RAMACIOTTI, Karina. La tutela estatal de la madre y el niño en la Argentina: estructuras administrativas, legislación y cuadros técnicos, 1936-1955. História, Ciências, Saúde – Manguinhos, v.15, n.2, p.331-351. 2008. [ Links ]

BOCK, Gisela; THANE, Pat. Maternidad y políticas de género. Madrid: Cátedra. 1991. [ Links ]

BUNGE, Alejandro. Una nueva Argentina. Buenos Aires: Hyspamérica. 1984. [ Links ]

CASTEL, Robert. La inseguridad social: qué es estar protegido? Buenos Aires: Manantial. 2008. [ Links ]

CONI, Emilio. Patronato y asistencia de la infancia en la Capital Federal. Buenos Aires: s.n. 1892. [ Links ]

FREIRE, Maria Martha de Luna. Mulheres, mães e médicos: discurso maternalista no Brasil. Rio de Janeiro: Editora FGV. 2009. [ Links ]

GUY, Donna. The Pan American Child Congress, 1916-1942: Pan Americanism, Child Reform, and the Welfare State in Latin America. Journal of Family History, v.23, n.3, p.272-291. 1998. [ Links ]

MARPONS, Josefina. Protección a la maternidad. Vida Femenina. p.8-9. abr. 1935. [ Links ]

NARI, Marcela. Políticas de maternidad y maternalismo político: Buenos Aires, 1890-1940. Buenos Aires: Biblos. 2004. [ Links ]

RODRIGUEZ, Germinal. El trinomio médico-social. Archivos de la Secretaria de Salud Pública, v.5, n.3, p.3. 1947. [ Links ]

SCARZANELLA, Eugenia. Los pibes en el palacio de Ginebra: las investigaciones de la Sociedad de las Naciones sobre la infancia latinoamericana (1925-1939). Estudios Interdisciplinarios de America Latina y el Caribe, v.14, n.2. Disponível em: http://www7.tau.ac.il/ojs/index.php/eial/article/view/833. Acesso em: 20 fev. 2015. 2003. [ Links ]

Luciana Maria Borges da Matta Souza – Professora, Departamento de Pediatria/Universidade Estadual do Rio de Janeiro e do Curso de Medicina/Universidade Estácio de Sá (Unesa); coordenadora adjunta, Mestrado em Saúde da Família/Unesa. [email protected]

Pueblos indígenas. Interculturalidad, colonialidad, política – TAMAGNO (AN)

TAMAGNO, Liliana (Coord.). Pueblos indígenas. Interculturalidad, colonialidad, política. Buenos Aires: Colección Culturalia, Editorial Biblos, 2009, 206p. Resenha de: ZAPATA, Horacio Miguel Hernán. Anos 90, Porto Alegre, v. 18, n. 34, p. 397-402, dez. 2011.

Hace casi diez años, Liliana Tamagno nos proveía de una obra que iba a convertirse en una referencia ineludible para los estudios antropológicos e históricos sobre los pueblos indígenas en contextos urbanos: se trataba de Nam qom hueta’a na doqshi lma’. Los tobas en la casa del hombre blanco (2001). Si aquella obra se centraba específicamente en el caso de los grupos tobas que, provenientes de la provincia del Chaco, se habían asentado en la periferia transicional entre las ciudades de Buenos Aires y La Plata (Argentina), dando por tierra a través de las refl exiones vertidas allí con muchas ideas fuertemente arraigadas en el sentido común sobre la pérdida de identidad étnica, aculturación o exclusión, construidas desde la globalización y la desigualdad en las sociedades modernas, la compilación Pueblos indígenas.

Interculturalidad, colonialidad, política – objeto de nuestra reseña – continúa a la vez que renueva esta senda investigativa. La continúa en tanto se ocupa de algunas de las más relevantes problemáticas del campo antropológico de las últimas décadas, como la migración de las minorías a las grandes ciudades, sus formas de inserción en el espacio y la vida urbana multicultural, la reproducción de procesos de identificación étnica en espacios lejanos y culturalmente no afines con el de los migrantes. Y también la renueva en tanto compila en un volumen los avances de proyectos que han conformado y conforman la línea de investigación Identidad, etnicidad, interculturalidad, desarrollada en el Laboratorio de Investigaciones en Antropología Social (LIAS), perteneciente a la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

En este sentido, el libro reúne diversas investigaciones: algunas desarrolladas por Liliana Tamagno en los últimos años; otras, expresan las preocupaciones, de larga data, de académicos de reconocida trayectoria en el medio argentino, como Alejandro Balazote y Juan Carlos Radovich, o las recientes producciones de jóvenes becarios y doctorandos. Los proyectos han tenido y tienen como objetivo analizar la diversidad y el pluralismo en contextos nacionales, incluyendo la refl exión acerca de los modos en que la estructura de clase se articula con las relaciones interétnicas e interpretando las presencias actuales de los pueblos indígenas, en contextos neocoloniales, como el resultado de complejos y polifacéticos procesos de aceptación/ rechazo de los modelos impuestos o que se pretenden imponer desde lo hegemónico; sintetizan además el resultado de la relación con distintos referentes empíricos y en diferentes momentos de trabajo etnográfico, privilegiando la observación de las dinámicas en lo que tienen de creativo, de insospechado e incluso de asombroso.

Igualmente, los artículos que conforman este volumen se fundan en analizar situaciones particulares, referidas tanto al pueblo toba, como al mapuche, al huarpe y al mbya guaraní, en las que se ponen en evidencia las tensiones entre el discurso hegemónico sobre la interculturalidad y las prácticas que devienen de políticas concretas en los campos de la educación, la salud, la cultural, el patrimonio y el turismo. Demuestran además que el carácter crítico y propositivo que anima al término “interculturalidad” desde lo conceptual, se ve limitado por intereses de clase y por obstáculos epistemológicos que limitan la posibilidad de construir modos de relacionamiento exentos de racismo. De manera que lo que surge de las diferentes colaboraciones del libro no se limita a la mera comprensión y análisis de casos particulares, sino que procuran proyectarse al debate académico actual de las ciencias sociales, en especial a la discusión acerca de la sociedad argentina, sus tensiones, sus indefiniciones, sus crisis.

El prólogo de la obra, a cargo del reconocido antropólogo Miguel Alberto Bartolomé, subraya justamente este aspecto, enmarcando las producciones particulares en una profunda y esclarecedora refl exión sobre la pluralidad y fundamentalmente sobre la propia antropología argentina y latinoamericana.

Así, algunos de sus pasajes objetivan en palabras las preocupaciones que aquejan a sus autores cuando observan la realidad junto con miles de varones, mujeres y niños que sobreviven en condiciones de pobreza, violencia, discriminación, subestimación y racismo; cuando se encuentran frente a la criminalización de la miseria, frente a expresiones y actitudes que asocian la lucha contra la inseguridad con la lucha contra los pobres, frente a la limpieza de clase, ante los muros y las barreras que se levantan cerrando espacios habitacionales o líneas de fuga de posibles delincuentes, ante el recrudecimiento de la segregación y la desigualdad, ante el modo en que el ideario hegemónico gestado en los procesos de conquista y colonización se proyecta a nuestros días en un pensamiento que continúa siendo colonial. Otros párrafos, sin embargo, ponen en evidencia que, en tanto la historia es transformación, las demandas y los reclamos, los sueños y las utopías de los pueblos indígenas – y a pesar de ello incluso las diferencias que tensan sus organizaciones – se levantan como subversiones cotidianas que cuestionan la voracidad del sistema capitalista; un orden fundado en la competencia y contradicción entre unos bienes que son escasos y unas necesidades que se suponen infinitas. Ejemplo de ello es la lucha de los pueblos indígenas en defensa del territorio y de la naturaleza oponiéndose a explotaciones mineras, madereras, agrícolas y turísticas que atentan contra la biodiversidad y contaminan los suelos, el aire y el agua en grados impensados desde la lógica de la reciprocidad y desde el concepto de “ser en el mundo” que animó las tradiciones indígenas y que aún hoy está presente en la memoria de muchos de ellos, como se ha expresado dramáticamente, desde hace bastante tiempo y en diferentes regiones de Argentina, en los enfrentamientos entre los pueblos originarios, las políticas gubernamentales y los megaproyectos económicos.

La primera parte del libro, Territorios y memorias, contiene seis artículos. La sección se abre con un trabajo de Alejandro Balazote y Juan Carlos Radovich intitulado Turismo y etnicidad…, donde se indaga el impacto del turismo en la población mapuche localizada en el sur del territorio argentino como continuidad de las preocupaciones que, desde 1987, condujeron a estos autores a analizar la incidencia de los denominados proyectos de gran escala en la vida de los pueblos originarios. El artículo focaliza en los procesos identitarios y las luchas indígenas en el contexto de los procesos de inversión y desinversión de capital en la región de norpatagonia y sus relaciones con las disputas territoriales de pequeños productores criollos e indígenas.

El segundo artículo, Volver a la tierra…, de Carolina Mai dana, presenta la relación entre parentesco, migración y procesos de territorialización expresada en la conformción de los denominados “barrios tobas”, repensando el espacio físico y social en la superación de las dicotomías rural/urbano y local/global para así indagar y comprender la dinámica sociocultural de la población indígena toba en tanto integrante del pueblo qom. El tercer artículo, El mestizaje como dispositivo biopolítico, de Leticia Katzser, evisa críticamente censos, historiografías y monografías etnográficas y los interpreta como textos constitutivos y constituyentes de un régimen político específico, fundado en declarar la “extinción” del pueblo huarpe, una refl exión crítica que se proyecta a su vez al concepto contemporáneo de “indios emergentes”.

En el cuarto trabajo de esta sección, Las luchas por el territorio…, a cargo de Ana Cristina Ottenheimer, Bernarda Zubrzycki, Stella Maris García y Liliana Tamagno, se discute la tensión entre la población mbya guaraní del Cuña Pirú, localidad ubicada en la provincia de Misiones (Argentina), y la Universidad Nacional de La Plata, propietaria por donación de la Empresa Celulosa Argentina desde 1991 de las tierras habitadas por estos grupos indígenas. A lo largo del trabajo, los modos en que se ha ido estableciendo la relación y las concepciones que animan el tratamiento de la cuestión por parte de las autoridades de esta Universidad son analizados a la luz de una serie de consideraciones respecto de la identidad étnica, la interculturalidad, los derechos sobre el territorio, la concepción de la propiedad privada, lo legal y lo legítimo.

El quinto trabajo, Imágenes del ‘tiempo de los antiguos’… de Alejandro Martínez, discute el rol de la fotografía en la construcción de la memoria y la historia de los pueblos indígenas del Chaco argentino.

Las fotografías permiten al autor reconstruir la cotidianeidad de los trabajadores indígenas en los ingenios azucareros, las relaciones entre los indígenas y no indígenas y las condiciones de trabajo en esos establecimientos, presentando a los pueblos originarios como sujetos activos en la historia. En diálogo con los anteriores, el último trabajo de la sección, Saberes, ética y política…, de Liliana Tamagno, estudia el reclamo y la restitución de restos humanos por parte del Museo de La Plata, revisando críticamente algunas ideas fuerza que ordenaron el surgimiento, la constitución, el desarrollo y el afianzamiento de la identidad nacional y que aún perdura en el imaginario actual de una sociedad que se pensó sin indios y una modernidad que se imaginó sin diversidades, contradicciones y/o desigualdades.

La segunda parte del libro, Salud y Educación, que reúne cuatro estudios, se inicia con un artículo de María Adelaida Colangelo, La salud infantil en contexto de diversidad sociocultural, cuyo objeto central es recuperar el concepto de “interculturalidad” en su sentido crítico. La autora describe los modos en que el cuidado de la salud de los niños tobas pone en juego diferentes articulaciones entre la medicina tradicional-popular, la medicina oficial y los aspectos terapéuticos presentes en el ritual de la iglesia pentescostal. Por su parte, en Políticas públicas y prácticas educativas, María Amalia Ibánez Caselli se detiene en el examen de situaciones referidas a propuestas de educación intercultural bilingüe referidas al pueblo toba, preguntándose si la interculturalidad se practica y planteando que el concepto de interculturalidad se impuso en Argentina más como una moda a seguir que como el producto de las refexiones críticas y las sistematizaciones que supone toda planificación cuando de políticas de Estado se trata.

El tercer artículo, La interculturalidad desde la etnografía escolar, de Mariel Cremonesi y Mariel Cappannini, se detiene en los avances legislativos que proponen una “educación intercultural”. Desde una “etnografía del aula”, las autoras refl exionan sobre los modos de abordaje de la “diversidad” y la “identidad”, señalando contradicciones entre el discurso sobre la interculturalidad y las prácticas escolares. En Investigar en la escuela, Stella Maris García y Verónica Solari Paz describen el recorrido de una investigación antropológica guiada por la cuestión de si la escuela conseguirá poner en marcha una educación intercultural para atender a una población culturalmente heterogénea y con profundas desigualdades sociales. Frente a este interrogante, las autoras proponen entonces un modelo en el que el docente mismo se asuma en su identidad, un modelo que vincule diversidad y derechos y que, reconociendo la heterogeneidad de la comunidad a la que la escuela atiende, historice los procesos socioculturales que le dieron origen.

Se trata en definitiva de un libro intrépido a la vez que necesario, en tanto se atreve a problematizar y proseguir – más allá de lo establecido y sin ningún tipo de tapujo – un debate considerable para Argentina y, en una escala más amplia, para todos los países latinoamericanos: los sentidos de la diversidad y el pluralismo en relación al diseño y aplicación de políticas gubernamentales en diferentes campos y áreas. Libro aún más importante cuando, como en esta ocasión, posee el mérito de convertir la aparente insensibilidad de la más rigurosa investigación etnográfica en sentidas y afables situaciones de diálogo con aquellos hombres que nos relatan sus historias de dolor y alegrías, contenidas en la permanente resistencia a los dispositivos de poder en diferentes momentos de la gestación, la consolidación y el desarrollo del Estado-Nación.

Horacio Miguel Hernán ZapataEscuela de Historia – Centro Interdisciplinario de Estudios Sociales (CIESo), Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario (UNR)/ Sección de Etnohistoria, Instituto de Ciencias Antropológicas (ICA), Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA). E-mail: horazapatajotinsky@ hotmail.com.

Los que ganaron: la vida en los countries y barrios privados / Maristella Svampa

Em 2008, realizei um trajeto de ônibus entre Buenos Aires e La Plata. Pela janela, descortinou-se uma paisagem perturbadora. Nos 57 quilômetros de ocupação humana contínua entre as duas cidades, intercalam-se ajuntamentos de habitações miseráveis, grandes amontoados de lixo a céu aberto, pequenos cursos de água visivelmente degradados e placas de indicações dos acessos a vários condomínios fechados de luxo.

Naquele mesmo ano, publicou-se a segunda edição – revista e aumentada – da obra Los que ganaron, de Maristella Svampa, socióloga argentina, pesquisadora do Centro Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnicas em Buenos Aires (CONICET) e professora da Universidad de La Plata. Em um novo capítulo, incorporado sob a forma de posfácio, a autora considera o aprofundamento das tendências de privatização da sociedade argentina, apontadas na primeira edição de 2001 como a principal chave para a compreensão do fenômeno da expansão estrondosa dos condomínios privados nesse país desde os anos 1990.

Numa sociedade contemporânea crescentemente fragmentada, composta de ilhas que se constituem como universos autocentrados, os condomínios privados apresentam-se como uma metáfora emblemática e poderosa dos modelos neoliberais hegemônicos. A gravidade da crise argentina de 2001-2002, o avanço do neoliberalismo e o retraimento do Estado social, o esvaziamento das práticas de cidadania, o declínio da cidade como local de convivência social e política e o empobrecimento da população justificam, segundo a autora, o aprofundamento da reflexão sobre essas comunidades segregadas. Trata-se de romper com a sua naturalização, mostrar como surgiram a partir de certo momento da história das cidades argentinas e, sobretudo, criticar a forma como reproduzem e aprofundam uma “cartografia dura de nossa sociedade, marcada de maneira iniludível pela cristalização de grandes assimetrias” (p. 291) [1].

Os marcos cronológicos da pesquisa são 1989 e 1999, período da longa presidência de Carlos Menem, que inaugurou políticas de privatização radical dos serviços de utilidade pública e medidas para a livre circulação de capitais financeiros, desfavorecendo os setores produtivos, gerando forte desindustrialização e taxas de desemprego galopantes. Frente à redução dos trabalhadores a condições miseráveis, e ao depauperamento de grandes fatias das classes médias, aprofundaram-se as desigualdades sociais, cresceram a violência e o sentimento de insegurança urbana.

Foi nesse contexto que pequenas parcelas da população argentina – classes médias altas e elites enriquecidas (os „ganhadores‟, em contraposição aos „perdedores‟, ou „losers‟) – passaram a privilegiar amplamente a escolha de habitar em áreas isoladas, protegidas de um „mundo externo‟ caracterizado negativamente pela insegurança, destruição ambiental e heterogeneidade social. O „mundo de dentro‟ dos condomínios passou a ser valorizado como local de refúgio verde, contato com o mundo natural, liberdade para os filhos em ambientes seguros. Essas „ilhas‟ apresentam-se cercadas por altos muros, minuciosamente controladas por portarias monitoradas, tudo garantido pela presença de guardas particulares armados.

As entrevistas foram a principal fonte da autora, que chega a definir os principais tipos de bairros privados, desde aqueles originários dos primeiros „countries‟ dos anos 1930, até os mais recentes e mais luxuosos, com fachadas cinematográficas, frutos de mega-empreendimentos de grandes incorporadoras. Apesar das diferenças do nível econômico de seus moradores, assim como das construções arquitetônicas, é possível delinear uma série de pontos em comum, entre os quais o principal é a espacialização hierárquica das relações sociais. Dentro do condomínio vive-se junto ao seu igual. Esses „ganhadores‟ partilham ideais de prestígio, freqüentam os mesmos lugares (o golfe, a hípica, a quadra de tênis, etc.), enquanto seus filhos estudam nas mesmas escolas. Os „pobres‟ chegam todos os dias para a prestação de serviços, vigiados quase sempre com extrema rigidez nas portarias. Há também os que vivem nos bolsões de miséria entorno dos condomínios e para os quais se olha com terror. Somam-se aqueles para os quais se dirigem ações de caridade organizadas pelas mulheres e escolas dos condomínios. Entre a desconfiança e a beneficência, essas elites reforçam cotidianamente uma identidade do „entre nós‟, em contraposição a um mundo externo ameaçador.

Algumas questões percorrem toda a obra, e trazem um viés político para a análise da autora: qual tipo de sociedade se delineia nessas práticas segregacionistas? Que modelo de cidadania fazem prevalecer? Através da exposição sistemática das dezenas de entrevistas realizadas com moradores de condomínios privados na Argentina, Svampa argumenta o declínio dos espaços públicos. O sucesso dos condomínios favoreceu a formação de „microcidades‟ privadas com regras próprias e o delineamento de uma „cidadania patrimonialista‟ onde as pessoas são sócias e não cidadãos comprometidos com um pacto político. O „detalhe‟ de que os condomínios são acessíveis apenas para quem pode pagar algumas vezes gera culpa (aliviada na beneficência) ou simplesmente satisfaz a sede de prestígio e status. O que se encontra em jogo é o modelo de „cidade aberta‟ e dos encontros nela possíveis. A vida entre muros, a „cidade fechada‟ evidencia um processo de estreitamento das possibilidades de ação política.

A cidade passa a ser reconhecida apenas por suas funções econômicas ou turísticas. Seu papel político é obscurecido, pois os condomínios cada vez mais se regem por regras próprias, desconhecem a municipalidade e se tornam autosuficientes em serviços básicos. A cidade como centro cultural e social também se esvai, pois deixa gradativamente de ser opção de local de encontro entre diferentes. Antes, desenvolve-se uma vasta rede delivery dos mais diversos serviços, desde a entrega de alimentos e pratos prontos até livros e filmes. A história dos centros urbanos é também oculta à medida que esses novos espaços são naturalizados como destino inexorável para a qualidade de vida num mundo globalizado e ambientalmente deteriorado.

Para os leitores brasileiros, Svampa oferece estudo pioneiro sobre um fenômeno que se espalha por inúmeros países da América Latina, incluindo o Brasil.[2] Os condomínios „verdes‟ invadem o entorno de nossas cidades. Ao longo de nosso litoral, inúmeras praias são controladas por resorts internacionais e acessíveis apenas aos seus refinados hóspedes. As portarias de condomínios passaram a integrar nossas paisagens e se transformaram no grande ícone dos folhetos de propaganda imobiliária.

Para o grupo específico dos historiadores, Los que ganaron, apesar de sua abordagem marcadamente sociológica, instiga principalmente a reflexão sobre a história das cidades latino-americanas, as práticas políticas que nelas se desenvolveram ao longo do século XX e a relação entre as novas configurações espaciais e os desafios políticos contemporâneos. Se a história da América Latina não pode ser estudada sem que se investigue a história de suas cidades, a ruptura nas formas de vida urbana ocorrida nas últimas décadas é expressiva das escolhas que vêm prevalecendo nessas sociedades, e nas quais se delineia seu futuro.

Notas

1. Todos os trechos citados foram traduzidos pela autora desta resenha.

2. Outro estudo importantíssimo é o de Caldeira, Teresa Pires do Rio. Cidade de muros: crime, segregação e cidadania em São Paulo. São Paulo: Editora 34/EDUSP, 2000.

Regina Horta Duarte – Professora Associada do Departamento de História – UFMG. Doutora em História – Unicamp.


SVAMPA, Maristella. Los que ganaron: la vida en los countries y barrios privados. 2ed. Buenos Aires: Biblos, 2008, 301 p. Resenha de: DUARTE, Regina Horta. Revista Porto. Natal, v.1, n.1, p.127-130, 2011. Acessar publicação original [IF].

Inmigración española, familia y movilidad social en la Argentina moderna. Una mirada desde Mar del Plata (1890-1930)

En este trabajo la autora se propone abordar un aspecto crucial para el campo de los estudios migratorios: la problemática de la integración económico social de los inmigrantes en los lugares de destino. Este tema no es analizado unívocamente en términos de “ruptura” o de “continuidad”, sino que es examinado a partir de la noción multidimensional de “recreación”. Por ello, la permanencia de rasgos étnicos particulares y el mantenimiento de los lazos familiares pueden presentarse, según Da Orden, como la vía más segura para la integración en el contexto social de acogida.

El análisis se concentra en dilucidar el rol que jugaron, para la llegada y la posterior inserción de los inmigrantes españoles en una ciudad intermedia como Mar del Plata, las redes sociales primarias, la fortaleza de los vínculos familiares y las aspiraciones de ascenso social. A través del estudio de las redes sociales primarias (y atendiendo a su carácter dinámico tanto en el lugar de origen como en el de destino de los inmigrantes), Da Orden intenta rescatar la complejidad y las peculiaridades que adquiere la construcción de las identidades étnicas en un contexto social cambiante como lo fue la ciudad de Mar del Plata a principios del siglo XX.

El planteo metodológico propuesto por la autora deja entrever una impronta sociológica y antropológica que aspira a combinar, a través de una “vía intermedia”, una perspectiva macro estructural con un enfoque relacional y micro analítico, atendiendo tanto a los sujetos y a sus experiencias de vida, como a la observación de los datos agregados relativamente amplios.

A partir de una presentación breve del tema a abordar, cada capítulo o apartado de análisis se inicia con una serie de preguntas direccionales y concluye con una síntesis  explicativa que logra responder de manera sólida a sus cuestionamientos iniciales. El desarrollo de cada tópico es llevado adelante con un ejemplar trabajo de interpretación y entrecruzamiento de fuentes de diverso tipo. Estas incluyen, entre fuentes documentales editas e inéditas: fotografías, planos catastrales del Partido de General Pueyrredón y de la ciudad de Mar del Plata, diarios y periódicos del período (El mensajero leones, El trabajo, La vanguardia, entre otros), entrevistas a inmigrantes españoles, fuentes españolas (en particular del ayuntamiento de Sorbas y del municipio de Pola Gordon), documentación de la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Mar del Plata, datos del Primer, Segundo, Tercer y Cuarto Censo Nacional de Población de la República Argentina, Libros de Matrimonios y de Nacimiento del Registro Provincial de Mar del Plata y Expedientes Correccionales del Juzgado de dicha ciudad, entre otras. Además, la autora incorpora la reconstrucción de redes parentales y socio-ocupacionales (a partir de las fuentes nominativas disponibles: Libros de Nacimientos, Libros de Bautismos y Libros de Matrimonios de las parroquias marplatenses y españolas) que permiten un acercamiento gráfico al proceso de conformación y mantenimiento de los vínculos sociales primarios entre los inmigrantes españoles de Mar del Plata.

El libro se encuentra dividido en cinco capítulos y un epílogo, además de una introducción en la que María Liliana Da Orden expone la temática y los supuestos teóricos y metodológicos que guían su trabajo. En el primer capítulo incorpora una breve descripción sobre la realidad de procedencia de los inmigrantes, para acercarse al bagaje con el que debieron arribar a la ciudad de Mar del Plata. La España de fines de siglo XIX fue un contexto caracterizado por profundas transformaciones signadas por el avance del capitalismo en la economía local. Si bien este proceso afectó al campesinado español, también le brindó nuevas oportunidades a la economía doméstica a partir del ejercicio de algún trabajo temporario u oficio lejos del campo. Esto deja entrever, según la autora, la existencia de una tradición migratoria previa a los desplazamientos hacia América. En el segundo capítulo, realiza un análisis de las formas de asentamiento y de los mecanismos migratorios que utilizaron los españoles para arribar a Mar del Plata. A partir de ello, estudia pormenorizadamente el papel crucial que tuvieron las redes sociales primarias, y en particular, la familia en la elección de Mar del Plata como lugar de destino. También incorpora, a través del seguimiento de casos particulares, una revisión sobre el fenómeno de la “reemigración” y del “efecto de arrastre” que implicaba cada nuevo desplazamiento dentro del Continente Americano. El tercer capítulo ahonda en las posibilidades que ofrecía el mercado de trabajo de Mar del Plata y el importante papel que jugaron las relaciones sociales primarias para el arribo y la inserción laboral en la ciudad. También destaca la estrecha relación que se percibe entre la movilidad ocupacional (y las posibilidades de ascenso social que ella posibilita) y el matrimonio exogámico. El cuarto capítulo, se enfoca en estudiar las diferentes formas de adaptación que los inmigrantes españoles pusieron en juego una vez establecidos en la ciudad de Mar del Plata. A través del análisis de las pautas residenciales, la elección conyugal y las formas de crianza de los hijos, la autora subraya la importancia crucial que tenían los vínculos familiares y la permanencia de los particularismos como un medio fundamental para la adaptación al nuevo contexto social de residencia. En el quinto capítulo, se concentra en la esfera “visible” de la colectividad española residente en Mar del Plata. A partir del estudio del movimiento asociativo, se sumerge en las formas de adaptación ligadas al ejercicio del poder y la política en la nueva sociedad. Según Da Orden, estas asociaciones favorecieron la integración en mayor medida que los gremios o los partidos políticos y al mismo tiempo, unificaron a los españoles conservando sus costumbres y especificidades como colectivo. Por último, el epílogo retoma las principales conclusiones desarrolladas a lo largo del trabajo, ligadas al tema de la integración.

El trabajo incorpora valiosos aportes del debate que, en décadas pasadas, signó al campo de los estudios migratorios. Esta discusión, protagonizada por aquellos investigadores que privilegiaron las dimensiones “plurales” de los fenómenos migratorios (es decir, la permanencia de los particularismos étnicos) y por aquellos estudiosos proclives a destacar las favorables condiciones de asimilación y de homogenización de los inmigrantes en la sociedad de acogida, es retomada y en gran medida superada por el análisis de María Liliana Da Orden.

En este estudio de caso, centrado en la ciudad de Mar del Plata, la autora combina aportes de ambas posturas y demuestra que pueden ser utilizadas y revalorizadas conjuntamente, enriqueciendo los trabajos realizados en un nuevo contexto historiográfico. Si bien retoma puntos claves de la agenda de estudio germaniana, como lo fueron los matrimonios, el lugar de residencia, el movimiento asociativo, la participación política y las posibilidades de ascenso social, también incorpora el concepto de etnicidad y de grupo étnico, para hacer referencia a la permanencia de las especificidades sociales y culturales del colectivo español. De esta manera, la autora presenta un nuevo esquema de interpretación en el que la persistencia de las peculiaridades étnicas se demuestran primordiales para la integración de los  inmigrantes en la sociedad receptora. Creemos que esta original forma de reinterpretar un tema fundamental para el campo de los estudios migratorios y el análisis pormenorizado, a través del gran trabajo de entrecruzamiento de fuentes, se convierten en los principales aportes del libro de María Liliana Da Orden.

Este trabajo se presenta como un interesante modelo de análisis que combina exitosamente una interpretación novedosa con un consistente análisis de fuentes, lo que permite estimar positivamente la solidez de sus argumentos.

Alejandra Noemí Ferreyra – Universidad de Buenos Aires. E-mail: [email protected].


DA ORDEN, Maria Liliana. Inmigración española, familia y movilidad social en la Argentina moderna. Una mirada desde Mar del Plata (1890-1930). Buenos Aires: Biblos, 2007. Resenha de: FERREYRA, Alejandra Noemí. Aedos. Porto Alegre, v.2, n.3, p. 293-296, jan. / jun., 2009.

Acessar publicação original [DR]

La insubordinación fundante: breve historia de la construcción del poder de las naciones / Marcelo Gullo

La insubordinación fundante, de Marcelo Gullo, é obra que se propõe original em pelo menos dois aspectos: a perspectiva analítica e a criação de conceitos. Para tanto, percorre a trajetória dos casos de sucesso no processo de desenvolvimento econômico e construção do poder nacional, desde o século XIV – Portugal, Espanha, Grã-Bretanha, Estados Unidos, Alemanha, Japão e China –, em uma perspectiva periférica; e propõe novos conceitos para serem aplicados aos atuais países emergentes, principalmente o de umbral de poder. Nos últimos capítulos, o autor analisa a presença de novos atores no jogo político internacional e os desafios que se lhes apresentam na busca pelo desenvolvimento socioeconômico, e desenvolve análise prospectiva, incluindo a atual posição dos Estados Unidos no cenário internacional. Dessa forma, Gullo se lança em um estudo de caráter multidisciplinar, situado na interface da História Moderna e Contemporânea com a Economia Política e a Teoria do Desenvolvimento.

No prefácio do livro, Hélio Jaguaribe destaca que o conceito de periferia utilizado pelo autor apresenta duas dimensões, a de uma perspectiva e a de um conteúdo, ou seja, de um autor sul-americano que analisa as condições de possibilidade de um país periférico deixar de sê-lo. Ao longo do texto, a tese central – que todos os processos de crescimento comercial e/ou industrial exitosos resultaram da conjugação de uma atitude de insubordinação ideológica em relação ao pensamento dominante com um impulso estatal eficaz – é construída em perspectiva comparada. Aproxima-se, assim, de forma explícita, da interpretação cara ao neoestruturalismo econômico latino-americano referente às estruturas hegemônicas de poder e à necessidade de superá-las.

Na realização do duplo intento do autor, os dois primeiros capítulos, de natureza essencialmente teórica, discutem a teoria da subordinação e o conceito de umbral de poder. A teoria da subordinação considera que a igualdade jurídica entre os Estados é uma ficção e que as regras criadas no jogo do sistema internacional expressam os interesses das grandes potências, disfarçados na forma de princípios éticos e jurídicos universais. Para enfrentar as estruturas hegemônicas e as regras do jogo internacional, os países periféricos precisariam acumular recursos de poder e alcançar o umbral que se redefine a cada conjuntura histórica distinta. Por exemplo, Portugal e Espanha alcançaram o papel de pioneiros na expansão europeia dos séculos XV e XVI por intermédio da capacitação tecnológica, da vantagem estratégica (a opção por buscar outra rota para as Índias que não o Mediterrâneo) e do impulso estatal, com base na organização administrativa do Estado moderno e da racionalidade que o sustentava. Em linhas gerais, foi o mesmo processo seguido pelo Japão com a Revolução Meiji e com a China das últimas décadas do século XX e início do XXI.

Quanto ao conceito de umbral de poder, Gullo o conceitua como o quantum mínimo de poder necessário para se alcançar o desenvolvimento socioeconômico e a construção da potência, abaixo do qual cessa a capacidade de autonomia de uma unidade política. Em outras palavras, é o poder mínimo que necessita um Estado para não cair na subordinação, em um momento determinado da história. Os Estados que, historicamente, se transformaram em potência obtiveram em determinado momento o quantum mínimo de poder para atuar de maneira autônoma no cenário internacional e projetar o seu poder. Na verdade, do estudo aprofundado da história da política internacional se revela que, na origem do poder nacional dos principais Estados que conformam o sistema internacional, se encontra sempre presente o impulso estatal. Por impulso estatal entende o autor todas as políticas realizadas por um Estado para criar ou incrementar quaisquer dos elementos que conformam o poder desse Estado. Com efeito, o conceito de impulso estatal envolve todas as ações levadas a cabo por uma unidade política para estimular o desenvolvimento ou o fortalecimento dos elementos de poder nacional. O exemplo utilizado como paradigmático pelo autor foi a Lei de Navegação inglesa, de 1651, segundo a qual era permitido importar somente mercadorias transportadas em navios ingleses que estivessem sob comando inglês e cuja tripulação fosse de maioria inglesa. Assim, ao tratar da noção de impulso estatal, Gullo se aproxima nitidamente da corrente realista das relações internacionais, em diálogo indireto com o historiador Edward Carr e seus ensinamentos na obra Vinte anos de crise, publicada originalmente na conjuntura do início da Segunda Guerra Mundial.

Nos capítulos 3 a 9, são percorridas as experiências dos países bem sucedidos em seu processo de desenvolvimento, com a preocupação voltada para o momento no qual tais Estados decidiram pela insubordinação diante da ideologia predominante em determinada época e, por meio de forte ação estatal, envidaram esforços no sentido da construção do poder nacional. O mais importante exemplo contemporâneo de processo de construção do poder nacional é o da China que, a partir de Deng Xiaoping, iniciou uma mudança metodológica e, na visão do autor, não uma ruptura com o passado, na busca da construção – ou reconstrução – do poder da nação chinesa.

No caso da China, a ênfase da análise recai sobre a figura política de Sun Yat-Sen que, nascido em 1866, se converteu progressivamente, após a revolta nacionalista dos Boxers (1900-1901), na figura chave dos revolucionários chineses que lutavam contra a monarquia Manchú e na defesa da democracia e do fim da dependência chinesa em relação às potências estrangeiras.

A revolução contra a monarquia eclodiu em outubro de 1911 e, no início do ano seguinte, uma assembleia constituinte elegeu Sun Yat-Sen como presidente da nascente República da China. No entanto, o general pró-monarquia Yuan She-Kai, com um golpe de mão, provocou a renúncia de Sun Yat- Sen e assumiu o cargo de presidente.

Foi após esses episódios que Sun Yat-Sen desenvolveu um conjunto de concepções que afirmavam que uma revolução, para ser vitoriosa na China, precisaria da aproximação com operários, camponeses e com a burguesia nacional. Tais ideias orientaram, sob sua liderança, a fundação do Kuomintang – partido nacional e popular – que aspirava organizar uma frente única para a libertação da China, mas que enfrentou uma conjuntura interna politicamente caótica. Sun Yat-Sen faleceu em 1925 e deixou o Kuomintang firmemente organizado como um partido policlassista, dotado de um exército eficaz e reforçado pelos comunistas. Sua doutrina política, porém, encontrou terreno fértil para se desenvolver, tendo por base a ideia dos três princípios, utilizada pela primeira vez por Sun Yat-Sen em 1905 e significando a integração, em um mesmo projeto político e revolucionário, de suas teses sobre o naci que tais princípios devem ser adaptados a cada conjuntura histórica.

É nesse sentido que Marcello Gullo sustenta que a influência de Sun Yat-Sen chega a Mao Zedong e seus sucessores, sob o princípio da adaptação da teoria à realidade e não a realidade à teoria. A trajetória do modelo chinês de desenvolvimento, desde sua abertura no final da década de 1970, confirma a presença dos três princípios e revela extraordinária capacidade de adaptação a cada conjuntura histórica, além de um modelo planejado e gradual de desenvolvimento. Se até os anos noventa o governo chinês orientou a maior quantidade de capitais estrangeiros para a produção em setores intensivos em mão de obra, a partir de então, tratou de orientá-lo para os setores intensivos em capital e tecnologia. A nova estratégia ficou conhecida como desenvolvimento em paralelo, que consiste em desenvolver simultaneamente a indústria “tradicional” e a intensiva em conhecimento.

São esses exemplos de desenvolvimento econômico que, analisados em perspectiva histórica, podem auxiliar países emergentes, como os latinoamericanos, a encontrar seus próprios caminhos. Para tanto, Gullo sugere que líderes políticos, jornalistas especializados e estudiosos das relações internacionais na América Latina devem procurar ultrapassar a agenda, o debate e o vocabulário produzidos nos grandes centros de excelência acadêmica dos Estados Unidos. Significa pensar as relações internacionais desde a periferia latino-americana, para gerar ideias, conceitos, hipóteses e, certamente, um vocabulário próprio, capaz de dar conta da nossa própria realidade e dos nossos problemas específicos no sistema internacional. Na visão do autor, o pensar desde a periferia não deve levar à repetição das lamentações do passado, mas à ação no sentido da superação da condição periférica. Nosso debate teórico principal deveria ser cómo alcanzar el nuevo umbral de poder.

É justamente em sua análise prospectiva que Gullo deixa de contemplar o que tem sido o debate regional mais recente, voltado para a discussão em torno da existência ou não de consensos nacionais em relação ao tema do desenvolvimento e, no caso de resposta afirmativa, a discussão sobre os limites políticos enfrentados pela maioria dos países latino-americanos em seus esforços de desenvolvimento econômico e social. Gullo não aborda a questão das alternativas de desenvolvimento apresentadas por países como Bolívia e Equador, tomando o desenvolvimento econômico como um valor em si, principalmente quando o toma apenas como caso de crescimento e não de desenvolvimento em seu sentido amplo.

Outro aspecto a ser destacado é o fato de o autor não fazer referências a uma obra muitíssimo próxima da sua, o livro Chutando a escada, de Ha-Joon Chang (CHANG, Ha-Joon. Chutando a escada: a estratégia do desenvolvimento em perspectiva histórica. São Paulo: Editora UNESP, 2004). Chang analisou a trajetória histórica de potências como a Grã-Bretanha e retirou dessas experiências algumas lições, principalmente a necessidade de se rever algumas das ideias fartamente divulgadas na década de 1990, como a de que os países em desenvolvimento têm que seguir as sugestões dos desenvolvidos, a de que devem fazê-lo porque é o desejo dos investidores internacionais e a de que há um “padrão mundial” de desenvolvimento institucional das nações.

O diálogo com Chang daria condições a Gullo de aprofundar a dimensão institucional do desenvolvimento, tanto nos aspectos que freiam o desenvolvimento dos países periféricos quanto na busca de alternativas.

Não obstante as observações acima, La insubordinación fundante – livro premiado em Buenos Aires como melhor livro de 2008 – é obra original que consegue cumprir os objetivos de sustentar uma visão sul-americana dos casos históricos de êxito no processo de desenvolvimento e de propor novos conceitos nos estudos sobre o desenvolvimento. Os conceitos de umbral de poder e de insubordinação fundante trazem, indubitavelmente, novo vigor ao tema do desenvolvimento latino-americano.

Carlos Eduardo Vidigal – Professor Adjunto do Departamento de História da Universidade de Brasília.


GULLO, Marcelo. La insubordinación fundante: breve historia de la construcción del poder de las naciones. Buenos Aires: Biblos, 2008. Resenha de: VIDIGAL, Carlos Eduardo. Textos de História, Brasília, v.16, n.2, p.307-311, 2008. Acessar publicação original. [IF]

Nosotros vamos a estar acá para siempre. Historias tobas – GORDILLO (IA)

GORDILLO, Gastón. Nosotros vamos a estar acá para siempre. Historias tobas. Gastón Gordillo. Buenos Aires: Biblos, 2005. 222 p. Resenha de: CARRERA, Vleria Iñigo. Intersecciones en Antropología, Olavarría, n.7, ene./dic., 2006.

El “rescatar para la posteridad” la experiencia de pueblos exóticos “condenados a la extinción” ha sido asumido históricamente como postulado en la producción de conocimientos en antropología, reproduciéndose (ingenuamente, quizás, pero hasta qué punto es la pregunta) en ciertas construcciones académicas actuales. Sobre este postulado se han sustentado en gran medida las tradiciones de estudios antropológicos en la región del Gran Chaco, habiendo derivado en la elaboración de ficciones etnográficas que terminan por hacer abstracción de las condiciones sociales e históricas que subyacen a la producción de las formas de la conciencia que pretenden aprehender. Abstracción que suele ir de la mano con un desligamiento de cualquier tipo de compromiso real con la práctica de esos pueblos.

Si atendemos a la trayectoria etnográfica de Gordillo, no me parece descubrir ningún secreto al afirmar que se ubica en el extremo opuesto a aquella tradición disciplinar. Lo cual queda claramente evidenciado en la obra que aquí nos ocupa. Nos hallamos ante el despliegue de la historia de la gente toba (qomle’ec) del noroeste de Formosa, tal como ellos la recuerdan. A lo largo de las páginas se suceden relatos referidos a: las antiguas prácticas de subsistencia asociadas al monte, los enfrentamientos con el ejército, la colonización criolla en sus territorios, la evangelización anglicana, las migraciones laborales a los ingenios azucareros de Salta y Jujuy, los cambios en el curso del río Pilcomayo, las formas actuales del trabajo asalariado y la lucha por la propiedad de la tierra. Son estas distintas experiencias, que han marcado profundamente la historia de estos grupos y configurado sus prácticas cotidianas, las que, ordenadas de acuerdo a una cronología temporal, configuran el esqueleto del trabajo.

Producto de quince años de investigación entre los tobas del oeste formoseño, sustentado en un extenso trabajo de campo y en una importante investigación histórica, y fundamentalmente, producto de un comprometido proceso de reconstrucción de la memoria social, el trabajo claramente se distancia en varios sentidos y de manera crítica de aquellas invenciones literarias ficcionales. Quisiera comenzar esta reseña entonces destacando sus méritos.

Un primer aspecto destacable es la explicitación de las relaciones de producción que subyacen a la producción de los relatos. En la introducción misma el autor explicita el objetivo de este proyecto de recuperación de la memoria histórica: que las comunidades tobas cuenten con un registro escrito de su pasado accesible tanto a las propias comunidades como a un público general. Objetivo compartido y acordado, en tanto la necesidad de escribir la propia historia constituye a la vez un interés y una demanda de las propias comunidades tobas. Y objetivo claramente político, en tanto esa historia propia es pensada como instrumento que contribuya a un análisis de las fuerzas que han creado el presente y a una producción crítica de las futuras condiciones de vida. Es entonces en función de lo que está en juego en el presente que debemos leer las representaciones de su pasado a las que dan forma los tobas.

Al encarar una demanda, reconocida y problematizada como tal de manera conjunta, Gordillo avanza en la producción de relatos que dan cuenta de la manera en que recuerdan y se representan el pasado. La forma que adopta esta narrativa histórica es una en la que son protagonistas tanto la numerosa gente toba que ha acompañado al autor en sus viajes etnográficos y producciones científicas, como el propio autor, al que le cabe la selección, edición y organización de los relatos en base a criterios que buscan ser fieles a las experiencias de la gente, así como la articulación y contextualización de esos relatos a partir de introducir ciertos elementos que hacen inteligible, anclan y problematizan lo narrado en tanto aparente reflejo de una realidad transparente. Al desnaturalizar, vuelve necesarias las prácticas y experiencias de los tobas, liberándolas de arbitrariedad sin justificarlas, al reconstruir las condiciones materiales que las determinan.

Aquí se revela un segundo aspecto valedero del trabajo. Y esto en un doble sentido. El primero de ellos: Gordillo hace gala de una fuerte base documental. Los documentos que aporta, producidos por exploradores y misioneros dando cuenta de su propia experiencia con los tobas, posibilitan un juego de ida y vuelta con los relatos de los narradores. Por otro lado, acostumbrados a encontrarnos con magras producciones que se restringen a una mera representación de la voz de los otros, basadas en el imperativo autoimpuesto de recuperar el “punto de vista del nativo” (históricamente parte del programa de la construcción de conocimiento antropológico), gratifica enfrentarse a un texto que supera esa operación naturalizadora. Así, a diferencia de otros (gran parte) de los antropólogos, que parecen imaginar que la historia misma les es relatada por boca de los sujetos entrevistados, a la manera de una “verdad revelada”, Gordillo nos muestra cómo se puede realizar un trabajo serio sobre la memoria. Y, ¿de qué forma lo hace? Al no caer en una pretensión mimética con los sujetos; pretensión científica y políticamente peligrosa en tanto voluntarista, ingenua y fundada en una falsa equiparación de saberes. Al no verse obligado a detenerse y aceptar sin discusión lo que los tobas se representan acerca de su práctica real, evidenciando “olvidos” y tensiones existentes en los relatos sobre determinados hechos, propiciando el recuerdo de otros aspectos de esos mismos hechos.

Hechos de un pasado reciente (pero no tan sólo) que nos ponen frente a otro de los aspectos saludables del texto: el trabajar sobre un tiempo histórico. Lejos de constituir un muestrario descriptivo y desarticulado de relatos exotizados y divorciados de la materialidad de las experiencias concretas de las personas, los relatos que conforman el libro refieren a las trayectorias sociales, laborales, territoriales de las comunidades. En este sentido, el trabajo revela un distanciamiento de las producciones académicas que mencionara inicialmente de “rescate etnográfico” de “poblaciones arcaicas” a partir de sus narrativas “míticas” en tanto locus privilegiado de la conciencia de estos “otros”, que niegan todo otro tipo de narrativas y, al hacerlo, legitiman los presupuestos de irracionalidad de esos pueblos desde los que son interpelados por la narrativa historiográfica del poder. Contribuye así a la crítica, siempre necesaria, de la imagen ilusoria del indígena del Gran Chaco cargada de esencialismo y ahistoricidad. Imagen persistente no sólo en la academia sino también en el discurso y la práctica de organismos gubernamentales y de medios masivos de comunicación.

Continuando con el trasfondo teórico-metodológico, el trabajo busca superar la distinción entre memoria e historia, y las antinomias construidas en torno a esa distinción (cultural/histórico, subjetivo/objetivo, entre otras posibles). Excedería ampliamente los límites de esta reseña (y tampoco se encuentra entre los propósitos del libro) ahondar en el debate acerca de las posibles convergencias y divergencias entre la memoria y la historia, en tanto formas del conocimiento del pasado. Sí decir que el trabajo aporta a una saludable ruptura con distinciones que terminan por ser abstractas, bizantinas y estériles si se las abstrae de prácticas etnográficas concretas.

Por último, la reconstrucción de la memoria sobre las trayectorias sociales de los tobas contenida en este trabajo nos conduce necesariamente a formularnos de manera reflexiva las siguientes preguntas respecto de una propuesta etnográfica de esta naturaleza: ¿qué recordar?, ¿cómo recordar?, ¿para quién recordar?, ¿cómo transmitir?, y ¿por qué transmitir?

Recuperando un terreno de discusión abierto por el libro, esto es, la cuestión de la subjetividad en la dinámica de la producción de conocimientos de lo social (la del etnógrafo y la de los sujetos con los que desarrolla su trabajo), ¿es posible dar cuenta de una memoria social sumando relatos individuales? En otras palabras, ¿puede identificarse la memoria colectiva con una condensación de memorias individuales?; y más aún, ¿cuál es la validez del establecimiento de una relación directa entre cantidad de subjetividades y grado de representatividad? Sin correr grandes riesgos, podemos afirmar que existen configuraciones de la memoria características de cada sociedad, y al interior de estas configuraciones, variaciones individuales sobre las experiencias colectivas; y que, por otra parte, distintos puntos de vista individuales no conforman distintas subjetividades sociales. La memoria colectiva no es nunca unívoca, sino que se trata de una memo ria dinámica, contradictoria, que revela ambigüedades, continuidades y discontinuidades. ¿Cómo dar cuenta de la heterogeneidad de voces y a la vez del carácter social de la memoria? El autor sostiene que distintas personas recuerdan un mismo evento de forma diversa y, frente a esto, su intento por capturar esa heterogeneidad de voces en la pretensión de una construcción intersubjetiva conjunta que resulte de relaciones sociales históricamente determinadas.

Caben aquí dos señalamientos, a modo de interrogantes que el libro pone en juego. Por un lado, tratándose de un interés compartido y coparticipado, ¿cómo avanzar en la generación de instancias colectivas de activación de la memoria, más acordes tal vez a la construcción de un nuevo saber crítico, que trascienda la producción de relatos individuales que confluyen en una visión acordada del pasado? Por otro lado, reconociéndose el autor en la particularidad de su lugar, poniéndolo en tensión frente al conocimiento y la práctica de los sujetos interpelados, asumiendo que no es un sujeto neutro, entre otras cosas porque, al igual que aquellos, habla desde algún lugar desde el cual es visibilizado, no pretendiendo posicionarse en una ficticia situación de equidad ni involucrarse en un juego de interpretaciones, ¿cómo avanzar en la problematización de las relaciones de poder que se juegan en el proceso etnográfico, y más específicamente, en la transcripción y objetivación de experiencias etnográficas colectivas en un registro textual individual?

Preguntas que revelan los riesgos que se corren al hacer un trabajo de esta naturaleza. Lo cual no quiere decir que no valga la pena correrlos. Parafraseando a Marx los antropólogos no han hecho más que interpretar al mundo de diversas maneras, pero de lo que se trata es de transformarlo. En este sentido, Gordillo, en tanto etnógrafo, y su texto, en tanto producto, toman el camino más inteligente de entre aquellos posibles, aportando a la construcción de un conocimiento socialmente relevante y políticamente implicado que encuentra variadas instancias de validación. Dejándonos una pregunta final: ¿cuáles son las potencialidades y cuáles los límites de un proceso de reconstrucción de la memoria social en relación con la producción de una historia crítica de los procesos vividos?

Valeria Iñigo Carrera – Valeria Iñigo Carrera. Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Jerónimo Salguero 733, 5 B, (1177) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: [email protected]

Acessar publicação original

[IF]