Los ingenios del pincel. Geografía de la pintura y la cultura visual en la América colonial | Jaime Humberto Borja Gómez

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Jaime Humberto Borja Gómez | Imagem: Banrepecultural

Los siglos XVI, XVII y XVIII se presentaron como una bisagra entre dos mundos. Uno, ensamblado sobre una cultura oral que daba prelación a la retórica; otro, el del fortalecimiento de una cultura escrita ligada al surgimiento de la imprenta. El texto de Jaime Humberto Borja, Los ingenios del pincel. Geografía de la pintura y la cultura visual en la América colonial, entronca directamente con este contexto, no solo por la temática que aborda a lo largo de sus 577 páginas, sino también gracias a que su obra, tal como les ocurrió a muchos pensadores de los siglos XVII y XVIII, descansa sobre una transformación cultural: el tránsito de la cultura escrita a la cultura digital.

La asociación planteada por el autor entre el desarrollo de las nuevas tecno­logías y la investigación histórica, reposa aquí sobre dos pilares: uno, el uso de una fuente visual digital, y otro, el de la configuración de un e-book que, al rom­per con la linealidad de lo escrito, conecta las nuevas tecnologías con la investi­gación académica. El resultado plantea de entrada una posible salida al uso de lo digital en el marco de las humanidades, problema que ya ha supuesto para las ciencias sociales un álgido debate en lo tocante tanto a la catalogación de los nue­vos contenidos web, como a la definición del concepto mismo de fuente histórica, resignificado tras la explosión digital. La complejidad del debate, registrada por el autor en su texto (85-86), ha determinado una lenta vinculación de las meto­dologías propias del quehacer historiográfico con lo digital. Conceptos como big data, comunicación multimedial y multimodal, o coleccionismo digital aparecen registrados como parte de esta renovación de las humanidades, reconfiguradas ahora bajo el signo de lo que se ha denominado humanidades digitales y, particu­larmente, historia digital (86). Leia Mais

José Antonio Anzoátegui. Accionar y forja de un héroe binacional (1810-2019) | Hancer González Sierralta

José Antonio Anzoátegui. Accionar y forja de un héroe binacional (1810-2019) es una obra robusta en lo heurístico y ambiciosa en lo hermenéutico, que refl eja bien tanto las inquietudes cuanto los logros de la historiografía reciente sobre la fi gura del héroe en Europa y América. Tributario del resurgimiento de la biografía en el marco de la investigación histórica, el estudio de González Sierralta ofrece, además, un detallado recuento de la otra trayectoria del caudillo de la Independencia: su biografía póstuma. Al explicitar sus deudas teóricas e historiográfi cas, el autor nos facilita la tarea de ubicar su propia obra en el contexto de un nutrido revisionismo historiográfi co que, desde fi nales del siglo XX y a lo largo de estas últimas dos décadas, trajo consigo nuevas y sugerentes visiones sobre las guerras de Independencia en América y sus connotados caudillos. La obra de González Sierralta aprovecha, en el mejor de los sentidos posibles, toda aquella historiografía que nos ha ayudado a entender mejor los derroteros de las luchas independentistas, ampliando el ángulo de visión hacia nuevos problemas como la historia social de la guerra; los procesos de articulación de las élites en el contexto de declive de la monarquía hispánica; y los intricados procesos de negociación política que hicieron posible la emergencia y consolidación de los estados nacionales en América, a lo largo del siglo XIX. Al cobijo de las más recientes interpretaciones sobre estos fenómenos, y con el respaldo de una sólida crítica documental, la primera parte de la obra nos explica con todo detalle y rigor la labor militar y política de José Antonio Anzoátegui (entre 1810 y 1819) a la luz de la compleja red de intereses y cambios sociales de esa época convulsa. En la segunda parte de libro, por su parte, se analiza la transmutación heroica del personaje como un factor relevante en la construcción del Estado venezolano y de su propia memoria histórica.

Un aspecto significativo de la obra reseñada, en el contexto más amplio de los estudios recientes sobre el héroe, es la comparación entre las dos grandes matrices de su imagen: la vital y la póstuma. Una y otra son construcciones que el historiador recupera de testimonios contemporáneos (en el primer caso) y de relatos históricos y gestos conmemorativos de diversa índole (en el segundo). La imagen esencialmente marcial de Anzoátegui se revela como el resultado de su aguerrida (a veces incluso despiadada) y disciplinada labor militar, pero también como una consecuencia de su lealtad a la autoridad máxima en que terminó convirtiéndose Simón Bolívar. Sin omitir las opiniones y juicios negativos sobre Anzoátegui, González Sierralta explica su éxito político militar pero también el triunfo de su imagen pública en razón de su férrea lealtad a la autoridad de Simón Bolívar. Dado que la imagen del Libertador se volvió, a la postre, constitutiva de la ideología dominante del Estado venezolano, la memoria en torno a ese personaje y a sus leales representantes, sufrió similar destino. Leia Mais

El oficio del historiador: Reflexiones metodológicas en torno a las fuentes | Yobenj Chicangana-Bayona, María Cristina Pérez Pérez e Ana María Rodríguez Sierra

Yobenj Chicangana Bayona
Yobenj Chicangana-Bayona | Foto: Museo Colonial

El oficio del historiadorEl oficio del historiador. Reflexiones metodológicas en torno a las fuentes es un volumen colectivo en donde se reúnen textos que abordan diferentes temáticas y periodos, convocados por la misma premisa: reflexionar sobre las implicaciones, potencialidades y limitaciones del uso de fuentes primarias de diverso tipo en la investigación histórica. Se trata de una obra de corte metodológico e historiográfi­co, que sin duda aportará a la discusión sobre la práctica de la disciplina histórica en Colombia, en la línea de otros trabajos aparecidos recientemente.[1]

En la introducción, las editoras Yobenj Chicangana-Bayona,[2] María Cristina Pérez Pérez [3] y Ana María Rodríguez Sierra [4] llaman la atención sobre la necesidad e importancia de reflexionar pausadamente en torno a la materia prima de nuestro trabajo: las fuentes, ya que muchas veces las presuponemos y naturalizamos sin cuestionarlas, así como a menudo sucede con nuestras decisiones metodológicas. De allí la relevancia de tener presentes los desafíos, las dificultades, los cuidados, las maneras de búsqueda, selección y organización que implica el trabajo documental en la investigación histórica. Su propuesta es, entonces, presentar una compilación de experiencias de investigación a partir de las cuales los autores desarrollan reflexiones derivadas de su trabajo empírico con diversos tipos de archivos y documentos. “Son once artículos en los que se reflexiona sobre la importancia de las fuentes para el oficio del historiador, por medio del análisis del potencial significativo de estas y su tratamiento metodológico en el estudio de casos particulares” (p. x). Leia Mais

Una historia de la verdad en Occidente: ciencia, arte, religión y política en la conformación de la cosmología moderna | Mauricio Nieto Olarte

Un destacado historiador de la ciencia es el autor de este libro, un colombiano quien previamente había producido valiosos análisis sobre las expediciones científicas y el naturalismo en España y América en las postrimerías del período colonial ( Nieto Olarte, 2006 , 2007 ). En este ambicioso trabajo analiza el desarrollo del conocimiento racional y la emergencia del eurocentrismo político, cultural y científico a partir del siglo XVIII. La mayoría de los 21 capítulos de este estudio se concentran en los saberes producidos en Europa durante la Edad Moderna (1492-1789). Es decir, se ocupan de temas como el Renacimiento italiano, la astronomía de Galileo, el empirismo de Francis Bacon y la física de Isaac Newton. Los capítulos iniciales se remontan a las discusiones filosóficas de Platón y Aristóteles sobre los límites y la esencia del conocimiento, así como a la noción de una única verdad del monoteísmo cristiano. En sus capítulos finales aborda la construcción del carácter enciclopédico de la obra de Alexander von Humboldt y hace un recuento del positivismo de Auguste Comte. Para encontrar una obra de envergadura parecida en América Latina es necesario remontarse a Aldo Mieli (1952) , el inmigrante italiano que publicó en varios volúmenes una historia de la ciencia europea en la Argentina de los años 1950. Luego de este esfuerzo, la mayoría de los historiadores latinoamericanos de la ciencia y de la medicina nos ocupamos de la recepción, la negociación y la participación de investigadores latinoamericanos en circuitos internacionales del conocimiento. Leia Mais

Colonización y protesta campesina en Colombia (1850-1950) | Catherine Legrand

La segunda edición en español del ya clásico libro de Catherine LeGrand nos hace reflexionar nuevamente acerca de las razones históricas del conflicto agrario en Colombia. ¿Por qué y contra quién pelean los campesinos? ¿Qué es lo que quiere el campesinado? Estas son las preguntas que plantea LeGrand para intentar esclarecer las raíces del conflicto rural. Por ello, no es coincidencia que la reedición de Colonización y protesta campesina en Colombia se hiciera en 2016, en el contexto de la firma de los acuerdos de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC-EP; el primer punto del acuerdo se refiere justamente a la Reforma Rural Integral, ya que, una de las causas fundamentales del conflicto armado en Colombia han sido los problemas derivados de la colonización de las tierras públicas, dinámica que en este libro se analiza minuciosamente. Leia Mais

Circulación y apropiación de imágenes religiosas en el Nuevo Reino de Granada, siglos XVI-XVIII | María Cristina Pérez Pérez

En la última década, el interés por el estudio la imagen en el periodo colonial neogranadino, desde diferentes disciplinas y enfoques, ha aumentado. Nuevas miradas desde la historia, la antropología, y la misma historia del arte, han aportado valiosa información y reflexiones sobre la cultura visual de la época, pero al mismo tiempo han tendido a complejizar y abrir nuevas preguntas, actores y escenarios.

Más allá, de los ya clásicos trabajos de Santiago Sebastián, Luis Alberto Acuña o Gil Tovar, que enaltecían las figuras de grandes pintores, sin considerar del todo su realidad material o sus relaciones personales, las aproximaciones de Laura Vargas1, Olga Acosta2 , Jaime Borja3 o María Constanza Villalobos4 , entre otros, han hecho uso de importantes documentos o libros manuscritos, que han permitido comprender mejor el aprendizaje y la labor de los artesanos o artífices comisionados para hacer las imágenes o retablos, el funcionamiento ideológico de las pinturas o la importancia y circulación de los grabados europeos. Leia Mais

La Enseñanza de la Historia de Venezuela en la Escuela Básica – ARANGUREN (RTDCS)

Universidad de los Andes By Leandro Neumann Ciuffo CC BY 2.0
Universidad de los Andes. Edifício Mario Laserna – Bogotá, Colombia. Foto: Leandro Neumann Ciuffo. httpscommons.wikimedia.org.

ARANGUREN, Carmen. La Enseñanza de la Historia de Venezuela en la Escuela Básica. Mérida. Universidad de Los Andes. Consejo de Publicaciones / Caracas. Editorial Los Heraldos Hegros, 1997. Resenha de: LÓPEZ, Alí Enrique. Revista de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales, v.3, n.3, p.204-207, ene./dic. 1998.

Desde hace varios años hemos venido escuchando voces de protesta sobre la calidad de la enseñanza de la Historia de Venezuela, en la que ahora se conoce como Escuela Básica. Entre ellas la de la destacada profesora de la Universidad de Los Andes, Carmen Aranguren, quien ha dedicado gran parte de su actividad docente y de investigación a llamar la atención sobre la crítica situación del proceso de enseñanza-aprendizaje en lo que a la Historia de Venezuela se refiere. Actividad que tiene su expresión reciente en el libro La Enseñanza de la Historia en la Escuela Básica. Los programas de Historia de Venezuela en la Educación Básica: Un análisis teórico, didáctico y psicopedagógico (Mérida, ULA/Consejo de Publicaciones/ Ediciones Los Heraldos Negros, 1997, 159 p.).

Se trata de un trabajo que no vacilamos en calificar de excepcional y oportuno. Lo primero, por el vigoroso sentido científico de su análisis y contenido. Lo segundo, porque aparece en el momento en que en el país se hace pública una encuesta de la Fundación Polar, mediante la cual se ha evidenciado la ignorancia de nuestros estudiantes sobre el proceso histórico venezolano, cuya responsabilidad debe aclararse para que los entes y sujetos responsables y actores directos de este teatro, que se ha llamado enseñanza de la Historia de Venezuela, definitivamente dediquen el tiempo requerido para corregir una realidad que se hace recurrente cada cierto tiempo, pero a la que definitivamente no se le da el tratamiento que exige su importancia. Oportuno también porque actualmente se discute la aplicación de los nuevos programas en la primera etapa de la Escuela Básica; y es precisamente este libro el que podría orientar la reforma que requieren no sólo los contenidos programáticos, sino también la enseñanza misma, referida ésta a los dos sujetos involucrados en tan importante acto de creación de conciencia e identidad nacional: el maestro y el alumno.

El texto mencionado, está integrado por tres capítulos que desentrañan y desmenuzan el Plan de Estudio de Educación Básica del Sistema Educativo venezolano, en lo que a la Historia de Venezuela corresponde. Mediante el análisis y la valoración de los objetivos de etapa, generales y específicos; los contenidos, las estrategias de evaluación, las estrategias metodológicas y la bibliografía básica, la autora va evidenciando las diferencias, señalando en su debida oportunidad algunos aportes, e indicando las orientaciones ideo-políticas de los programas de Historia de Venezuela en las tres etapas de Educación Básica, para llegar a conclusiones que seguramente no sorpenderán a quienes conscientemente han sido, por años, responsables de la orientación de esos programas,pero sí a quienes sólo han pensado que se trata de un mero problema de aprendizaje de las nociones históricas requeridas para los niños venezolanos en esas etapas de la educación.

Así, la profesora Carmen Aranguren considera que la enseñanza de la Historia de Venezuela en el Primer Grado es “una historia sin sociedad”. La del segundo Grado tiene “un enfoque político para justificar la democracia representativa” y la del tercero “mediatiza la conciencia histórica acerca de nuestros origenes”. En el Cuarto Grado se estudia una “Historia más para comprender a Europa que 206para explicar a América”; mientras que la del Quinto sólo presenta la “Historia Cronológica” que incide en la memorización; en el séptimo la Historia “está vista a retazos”, como etapas desconectadas en el tiempo y en el espacio; y en el Octavo se insiste en la enseñanza y la comprensión de la “Historia de Venezuela para el aprendizaje democrático”.

En cada uno de los análisis de los programas se hacen observaciones críticas sobre los objetivos y estrategias utilizadas para lograr que los contenidos alcancen su proyección en el concepto de “identidad nacional”. El estudio se complementa con once gráficos que demuestran el número de páginas por asignaturas en los Planes de Estudio de los seis primeros grados y la distribución porcentual de la carga horaria por áreas en los planes del primero al octavo, así como también en una tabla que muestra la distribución de las asignaturas del area de Estudios Sociales en la Educación Básica. Todo ello para evidenciar la desconexión de los programas, la incoherencia de los objetivos y contenidos, y la discontinuidad del proceso de enseñanzaaprendizaje en la escasa importancia que se le otorga al conocimiento y comprensión de la Historia de Venezuela.

Si bien a través del libro se aprecia la responsabilidad que en el problema tienen los programas y, por supuesto quienes los diseñan y ponen en práctica, no menos significativa es la que concierne al maestro o al profesor y, particularmente, a los libros-textos utilizados para la enseñanza de la Historia de Venezuela en la Escuela Básica.

Ambos aspectos, por su relevancia, son dignos de recibir la atención que la autora concedió a los programas, y que, en algunos momentos de su trabajo deja planteado; reto que debería asumir conjuntamente con su equipo de investigación, para reforzar aún más los planteamientos formulados en el libro que analizamos.

Consideramos que docente y libro representan un binomio de primer orden que, en cierta medida, pudiera ser una solución a este grave problema de la educación venezolana, pero las condiciones actuales demuestran también que la formación del educador y la calidad de los textos que utiliza para desarrollar el área de Historia de Venezuela, no avizoran un futuro inmediato halagador. Por el contrario, esa situación agudiza mucho más la problemática, claramente denunciada en esta investigación. Tal es la cualidad de este trabajo que el jurado calificador del Area de Ciencias Sociales de Fundacite-Mérida acordó por unanimidad solicitar el conferimiento del premio como mejor libro de esa área publicado en 1997 y recomendó a esa institución remitir el libro al Ministerio de Educación, a fin de que sean considerados los planteamientos formulados por la profesora Aranguren. Sólo nos resta cerrar esta reseña invitando a los lectores, especialistas o no, a penetrar en las páginas de esta obra, pequeña en tamaño, pero sustanciosa en contenido y sentido científico, dándole la bienvenida a la ya extensa historiográfia sobre la enseñanza de la historia venezolana.

Alí Enrique López – Profesor de la Escuela de Historia. Coordinador del Grupo de Investigaciones Sobre Historiografía de Venezuela. Universidad de Los Andes . Mérida.

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Dibujar la nación. La Comisión Corográfica en la Colombia del siglo XIX | Nancy P. Appelbaum

Este libro fue originalmente publicado en inglés con un título diferente, Mapping the Country of Regions. The Chorographic Commission of NineteenthCentury Colombia (The University of North Carolina Press, 2016), y recibió en 2017 el Premio Iberoamericano al Libro Académico sobre el siglo XIX de la Latin American Studies Association (LASA). Reflejo de una política editorial que procura una mayor circulación para un libro importante, el nuevo título refiere a una práctica que fue común a varias de las nacientes repúblicas latinoamericanas: cartografiar el territorio sobre el que pretendían ejercer soberanía. lo cual, con el fin de prestigiar esa labor y justificar el alto costo que esas expediciones exigían, se contrataron muchas veces expertos extranjeros para dirigirlas, como fue el caso de Claudio Gay (1830-1841) en Chile, o del propio Agustín Codazzi, primero en Venezuela (1830-1840) y luego en la República de Nueva Granada (1850- 1859). Leia Mais

Género y cuidado: teorías, escenarios y políticas – ARANGO GAVIRIA et al (REF)

ARANGO GAVIRIA, Luz Gabriela; AMAYA URQUIJO, Adira; PÉREZ BUSTOS, Tania; PINEDA DUQUE, Javier. Género y cuidado: teorías, escenarios y políticas. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Pontificia Universidad Javeriana, Universidad de los Andes, 2018. Resenha de: GASCA, Ells Natalia Galeano. La dimensión política del cuidado Revista Estudos Feministas, Florianópolis, v.27, n.2, 2019.

El libro Género y cuidado: teorías, escenarios y políticas contiene reflexiones sobre la interrelación entre las categorías de género y cuidado desde diferentes perspectivas. La edición académica a cargo de Luz Gabriela Arango, Adira Amauya, Tania Pérez Bustos y Javier Pineda Duque resulta de un esfuerzo interinstitucional entre la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad Javeriana y la Universidad de los Andes de Bogotá. Se abordan debates teóricos y aportes empíricos derivados de investigaciones de autoras/es adscritas/os a distintas instituciones alrededor del mundo, lo que permite vislumbrar cómo el fenómeno del cuidado mantiene ciertas continuidades en el nivel doméstico, local y global. Las aportaciones contribuyen a entender cómo la categoría de cuidado tiene un potencial político de importancia, sobre todo en lo referente a la necesidad de encontrar formas de relación más justas y equitativas, desde los espacios micro sociológicos que afectan la vida cotidiana, hasta los macro sociales que afectan a los colectivos.

El libro se encuentra divido en tres secciones: “Ética y ethos del cuidado”, “Escenarios y significados del trabajo del cuidado” y “Organización social del cuidado y política pública”. El primer capítulo, de autoría de Joan Tronto, es titulado “Economía, ética y democracia: tres lenguajes en torno al cuidado”. La autora hace una reflexión ética desde la óptica del cuidado, vinculando aspectos relativos a la democracia. Igualmente, reflexiona sobre las atribuciones inequitativas de responsabilidades de cuidado y las asocia con las desigualdades de poder, expresadas en la clase social, la raza, la etnicidad, la sexualidad, entre otras diferencias. Aquí, la autora tipifica diversas formas de exención de las responsabilidades. Su enfoque intenta evitar que, al considerar la dimensión ética, se dejen de lado las preocupaciones sociales y estructurales, intentando tener presentes las dimensiones morales y las asociadas a la economía del cuidado. En este sentido, considera que es importante enmarcar el cuidado de manera que nadie se entienda ni totalmente dependiente, ni totalmente autónomo. Leia Mais

Contra la Tiranía Tipológica en Arqueología: Una Visión desde Suramérica – GNECCO; LANGEBAEK (C-RAC)

GNECCO, Cristóbal; LANGEBAEK, Carl Henrick. (Editores). Contra la Tiranía Tipológica en Arqueología: Una Visión desde Suramérica. Bogotá: Facultad de Ciencias Sociales, CESO, Universidad de los Andes, Ediciones Uniandes, 2006. 272p. Resenha de: LOZA, Carmen Beatriz. Chungara – Revista de Antropología Chilena, Arica, v.40, n.1, p.99-102, jun. 2008.

Ninguna lectura –con un mínimo de atención y sensibilidad– dejaría de presentar y reflexionar sobre este denso, polémico y novedoso libro suramericano, destinado a mostrar la necesidad de sobrepasar los ámbitos de la tipología y, por esa vía, descentrar la narrativa arqueológica de los estrechos límites que imponen los modelos y las categorías. Me refiero a diez ensayos, escritos por un número equivalente de arqueólogos suramericanos, en los que la investigación rigurosa, el espíritu crítico y la claridad expositiva se alían al servicio de la discusión sobre los alcances de la tipología arqueológica. En efecto, se trata de observar cómo las evidencias de la cultura material se colocan dentro de proporciones ordenables, reduciéndolas para convertirlas en suficientemente manejables, obviamente, dentro de una dirección operativa, cómoda y útil, susceptible de atraer numerosos adeptos a esta opción metodológica.

La propuesta del libro es, desde el inicio, provocativa: inventar nuevas categorías, nuevas formas de interpretar, nuevas propuestas analíticas a la luz de una evaluación de la literatura teórica y un análisis de la información arqueológica. Ese ofrecimiento se concretiza en un libro que se posesiona de manera directa “en contra de la tiranía” tipológica, expresada en una aplicación automática, irreflexiva, apolítica y poco crítica de los datos arqueológicos suramericanos. Por esa razón, los autores se adhieren a varios postulados básicos. Uno de ellos, considerar que la universalización se produce a condición de que la teoría que construye las tipologías requiera que ese criterio se cumpla. El otro postulado, prevenir sobre la supuesta neutralidad objetiva de la tipología, a la cual califican de un producto social como cualquier otro. Por eso mismo aseguran que no “…escapan de la lucha ideológica; no son inocentes construcciones y neutras sino dispositivos de poder…” (Gnecco y Langebaek 2006:ix).

De ahí que utilicen los postulados señalados como leitmotiv de los ensayos escritos en base a los datos arqueológicos provenientes de diferentes estudios de caso. Todos los autores proponen lecturas que “cuestionan la tiranía del pensamiento tipológico” en sus formas abusivas y dominantes. Sin que ello signifique emplearla desde una perspectiva no prescriptiva, más bien crítica y heurística que conduciría a formular interpretaciones “alternativas y sugerentes”, es decir, propuestas transitorias, provocativas a las interpretaciones reiterativas que confirman, una y otra vez, los modelos institucionalizados, forzando muchas veces los propios datos para que coincidan con estos últimos.

¿Cómo ese grupo de arqueólogos suramericanos plantea tamaño desafío metodológico?, ¿cuáles son los ámbitos que se dedican a estudiar y sobre qué tipo de evidencia?, ¿cómo se posesionan con relación a la tipologización desde sus estudios de caso? Los diez ensayos independientes que componen el libro han dado respuestas a estas interrogantes. Cada respuesta es, sin duda, única. No sólo porque hay estudios de caso donde se discute el manejo de la tipología en condiciones específicas de su aplicación, sino porque cada texto está sujeto a condicionamientos propios de su objeto de análisis y de sus horizontes ideológicos. Esto no quita que, vistos los capítulos en su conjunto, las respuestas esbozadas por todos ellos presentan también rasgos comunes, preocupaciones similares, idénticos desafíos metodológicos, entregándonos una imagen unitaria de los peligros de una tipologización.

El primer capítulo, escrito por la investigadora Cristina Barreto desde Brasil, guarda distancia del determinismo ecológico a pesar de su popularidad. Más bien, la autora construye su narración recordando los prejuicios con que se ha mirado a las sociedades de las tierras bajas del subcontinente –considerándolas carentes de complejidad; luego, de simples e igualitarias y, finalmente, limitadas en sus estructuras políticas jerárquicas. A partir de esas lecturas que provienen de la arqueología y de la analogía etnográfica, la autora se pregunta: ¿Por qué no se desarrollaron sociedades más complejas en la región o por qué no duraron mucho en el proceso evolutivo de la sociedad? La respuesta la bosqueja apoyada en un examen crítico y agudo de los modelos de evolución social fuertemente influenciados por el determinismo ecológico. Para Barreto, estos modelos habrían tenido un rol de “plaga” que se propaga en la comprensión del desarrollo evolutivo de las sociedades amazónicas. Sin embargo, sus datos contradicen los modelos de desarrollo cultural amazónico que enfatizan limitantes ecológicos y que tienden a explicar cualquier asentamiento grande en la región como consecuencia de ocupaciones repetidas de lugares favoritos. Barreto invita a considerar las particularidades locales, los fenómenos sociales (como la demografía, la intensificación ritual, la movilización de la fuerza de trabajo) y la constitución y mantenimiento de interacciones supralocales para tener una visión más integral.

El segundo capítulo discute el llamado “Sistema de interdependencia regional” del Orinoco en Venezuela, caracterizado por la horizontalidad política y la complementariedad ecológica. Rafael A. Gasson realiza un detallado balance bibliográfico con la particularidad de contrastar datos sobre el problema de las organizaciones políticas del área. La pregunta que lo guía es: ¿cómo estaban estructurados los sistemas durante la época prehispánica y qué relación existió entre las organizaciones sociopolíticas del área y el tamaño y complejidad de los sistemas? Para ello, escudriña las definiciones y controversias acerca de los sistemas regionales de intercambio. De ello deduce que no hubo un macrosistema regional de interdependencias en el Orinoco, sino más bien sistemas y subsistemas regionales de intercambio. Asimismo, invita a desechar la visión primordialista a favor de “una perspectiva que tome en cuenta la diversidad, la complejidad y la prioridad explicativa de los procesos históricos” a partir de nuevos datos (Gasson 2006:47).

Siguiendo con el terreno venezolano, el tercer capítulo, de Rodrigo Navarrete, estudia los palenques y empalizadas, a partir de una revisión del problema de la complejidad social durante el período del contacto en el oriente de Venezuela. Partiendo de una perspectiva de análisis bibliográfico cronológico, desarrolla una narrativa lineal para entender la información etnohistórica, etnográfica y arqueológica como documento iluminador de la depresión del Unare. Repasa detalladamente la visión europea temprana, prestando atención a los palenques complejos dejando al descubierto “los silencios” existentes en las fuentes sobre las mujeres y sobre los individuos no pertenecientes a las élites, producto de una representación eurocéntrica, andinocéntrica y elitista (Navarrete 2006:61). Con el propósito de complementar esas visiones se adentra en las referencias coloniales tardías para mostrarnos una mutación gradual de los palenques. Finalmente, ese recorrido lo conduce a afirmar que: “Las diferencias en las versiones de este pasado específico no están sólo determinadas por diferencias metodológicas sino por interpretaciones y posiciones de los autores” (Navarrete 2006:66). Por esa razón, el autor sugiere como derrotero establecer un análisis donde la cultura material tenga un papel comunicativo justo ahí donde no existen documentos. Obviamente, considerando “las transformaciones sociopolíticas Palenque y los cambios de los diferentes intereses políticos de los actores sociales que escribieron los documentos, de quiénes produjeron sus prácticas materiales en la vida cotidiana y de los antropólogos que las interpretaron” (Navarrete 2006:67).

Alejandro F. Haber, en el cuarto capítulo, nos introduce al problema de la relación entre la caza y la domesticación, alejándonos de las causalidades unidireccionales y determinismos para concentrarse en la vicuña, a partir de los estudios de la Puna de Atacama. Dicho estudio parte del postulado de renunciar a “aplicar sobre el mundo un pensamiento tipológico que lo interpreta según la realidad virtual sostenida por las grandes narrativas teóricas”, razón por la cual prefiere atender a las teorías locales acerca de las condiciones de las relaciones entre los seres del mundo. Apoyado en datos etnográficos y lingüísticos quechua-aymaras se adentra en la búsqueda de categorías explicativas que den cuenta de las relaciones domésticas y los vínculos de los hombres con los animales silvestres. Recoge el concepto de uywaña para explicar la producción y reproducción de las vicuñas; pero, también para entender las relaciones entre los humanos y no humanos.

El quinto capítulo es redactado por Andrés Laguens sobre el espacio social y recursos en la arqueología de la desigualdad social. Apoyado en los conceptos “campo y espacio social”, provenientes de la teoría del sociólogo francés Pierre Bourdieu, desarrolla una estrategia para entender las desigualdades sociales preeuropeas. Dicha propuesta es presentada en toda su amplitud. En primer lugar, a partir de un inventario sumamente cuidadoso de los conceptos que son utilizados en el análisis, por ejemplo desigualdad, diferenciación, clase, campo social o recursos. Esta revisión es capital para dar cabida a las elecciones metodológicas cuali-cuantitativas para la definición del espacio social desde el registro arqueológico del valle de Ambato, en Catamarca, entre los siglos VI y XI a.C. Con la ayuda de ese arsenal teórico, el autor logra determinar que el volumen y la estructura de los recursos son dos dimensiones descriptivas importantes en la caracterización de la desigualdad social, siendo esta última una dimensión relacional, relativa y multidimensional.

El sexto capítulo, de Axel E. Nielsen, está destinado a mostrar que las tipologías neoevolucionistas son herramientas teóricas inadecuadas para conceptualizar los procesos sociales que permiten el tránsito del período Medio al período Intermedio Tardío. Pero, sobre todo, impiden aprehender el modelo de “jefatura” y su aplicación al noroeste argentino. Tal constatación se desprende de un análisis minucioso de las variables utilizadas en determinados contextos que permitieron la formulación de los modelos, pero también de las transformaciones sociales andinas en las jefaturas del siglo XVI. Considerando sobre todo literatura etnohistórica y etnográfica andina plantea los rasgos del espacio social andino y deduce que el modelo etnohistórico se ajusta más a la interpretación del registro arqueológico del período de Desarrollos Regionales.

El séptimo capítulo, de Víctor González, presenta una evaluación de un modelo de localización geográfica de asentamientos en Alto Magdalena. Se trata de ver hasta qué punto se cumplen las expectativas teóricas y hasta qué punto podemos caracterizar los cacicazgos agustinianos como sistemas tributarios. Apoyado en el empleo de patrones geográficos para señalar la disposición espacial de los centros monumentales, señala la disposición espacial de dichos centros.

El octavo capítulo, redactado por Wilhelm Londoño, se centra en discutir el estereotipo de cacicazgo en Tierradentro, a partir de una narrativa que contrasta los datos etnohistóricos y arqueológicos para mostrar la diferenciación social en el sur occidente de Colombia. A su manera, desea contrarrestar la transferencia del derrotero histórico de occidente al resto de las culturas pasadas y presentes. Dicha tarea la realiza repasando los conceptos y planteamientos de Reichel-Dolmatoff y de sus sucesores, los cuales son discutidos y presentados ampliamente, mientras que para tener una idea del manejo de artefactos que se empleaban todavía en el contexto colonial ceremonial, se ahonda en el registro etnohistórico para comprender el universo indígena simbólico.

Cristóbal Gnecco, en el noveno capítulo, discute el concepto de desarrollo prehispánico desigual en el sur occidente de Colombia. En realidad, se ataca al desarrollo por su “pesada carga política, por sus connotaciones evolucionistas que fundan el orden colonial” (Gnecco 2006:191). Una manera de hacerlo es ahondar en la forma en que diversos estudiosos fueron construyendo sus marcos conceptuales, pero además rastreando cómo éstos fueron influyendo en las explicaciones e interpretaciones sobre las entidades prehispánicas. Examina las relaciones intrarregionales ahondando sobre los objetos que circulaban y las trayectorias que debieron seguir.

Finalmente, el último capítulo, escrito por Carl Henrik Langebaek, muestra la posibilidad de inferir analogías de los documentos y la etnología para la comprensión de la sociedad muisca. Se trata de advertir al lector acerca de la manera en que se está asumiendo la información etnohistórica, cuyos resultados son muchas veces discutibles y merecen una revisión más detallada.

En suma, esta obra fundadora nos muestra la madurez en los estudios arqueológicos suramericanos, al probar extensamente que las más recientes investigaciones no se construyen como simple reflejo de teorías, modelos y categorías replicadas redundante e irreflexivamente. Mas, al contrario, los ensayos prueban que se trata de deconstruir las narrativas del pasado en la búsqueda de una coherencia interna entre datos de cultura material y teoría. No deja de sorprender, sin embargo, la falta de una síntesis final que redondee lo planteado en la decena de ensayos y establezca las relaciones existentes entre los textos, en sus propuestas metodológicas y datos arqueológicos. La corta introducción no llega a llenar ese importante vacío del libro.

En el libro hubiese sido importante utilizar otros notables contraejemplos provenientes de Bolivia, Chile, Ecuador y Perú para tener un verdadero panorama de los cambios que se están operando a nivel teórico y conceptual en la arqueología suramericana. Estamos seguros de que los mismos habrían complementado mucho lo realizado por los autores desde Argentina, Brasil, Colombia y Venezuela. Señalo esto porque el peso específico de la arqueología andina en Suramérica es gravitante en la actual configuración continental. Además, más allá de ofrecernos contraejemplos, la arqueología andina habría aportado mucho con el manejo de las fuentes etnohistóricas y los datos etnográficos por el mismo hecho de poseer una larga tradición en ese campo. Aunque hay, ciertamente, varios ensayos que han mostrado una sensibilidad particular por el manejo de la información documental llamada “etnohistórica”, esta información debe ser leída cuidadosamente porque también es reflejo de una ideología y producto de un contexto histórico específico.

Sea como fuere, las reflexiones y el trabajo de campo realizados por los arqueólogos que produjeron este libro son una muestra de que la institucionalización de la arqueología en una parte de Suramérica ha sido un factor que coadyuvó la construcción de una arqueología crítica. Esto se debe a la influencia de factores económicos y políticos que permiten a los arqueólogos de los países desde donde se trabajó el libro, tener mayores recursos para sus investigaciones y la prueba es la confección editorial de este libro desde la Universidad de los Andes. Los arqueólogos que lo escribieron se hallan trabajando en países donde la investigación científico-arqueológica cuenta con el respaldo de una estabilidad institucional, la cual, en la práctica, no es homogénea a todos los países sudamericanos y, en menor medida, a los andinos. La discusión sobre tipología en algunos países no es el centro del debate, pues existen actividades de rescate y conservación que ocupan gran parte de su trabajo y reflexión.

Carmen Beatriz Loza – Directora de Investigación INBOMETRAKA, La Paz. E-mail: [email protected]

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Métodos, diseños y técnicas de investigación social – RAPOSO (RTDCS)

RAPOSO, María del Salvador. Métodos, diseños y técnicas de investigación social. Mérida: Publicaciones Vicerrectorado Académico, Universidad de Los Andes, 2006. 417p. Resenha de: ARANGUREN, Carmen. Revista de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales, n.12, p.247-249, ene./dic., 2007.

Métodos, diseños y técnicas de investigación social es un libro que recoge el fruto de la larga experiencia de la autora en investigación y docencia en la Universidad de Los Andes (Venezuela) y Universidade da Coruña (España). Su producción científica en Estadística aplicada a las Ciencias Sociales es cuantiosa; destacamos las siguientes publicaciones: Diseño de experimentos, Demografía escolar, Introducción a la metrología histórica, Aplicación de modelos lineales en investigación psicopedagógica, Estadística aplicada al análisis de documentos coloniales, y Un enfoque estadístico de la Mérida colonial.

Nos parece muy acertada la exposición de la autora sobre el proceso lógico-matemático de la investigación, lo enfoca bajo una doble perspectiva –epistemológica y métrica–, expone las principales teorías sobre la adquisición del conocimiento, las hipótesis sobre la naturaleza del cosmos, y la búsqueda del mejor método para recabar la información y narrar con precisión y orden los fenómenos investigados. La reflexión epistemológica sobre la adquisición del conocimiento la expone a través de las dos grandes corrientes del pensamiento de Occidente: el idealismo –que sistematiza Platón, apoyado en las ideas de Parménides, Pitágoras y Heráclito– y el realismo –que tiene en Aristóteles su gran representante. El enfoque métrico de la investigación científica lo ilustra con los hallazgos de las primeras investigaciones en las ciencias sociales y de la conducta, y los métodos que usaron los investigadores para obtener una información fiable y válida.

Los historiadores encontrarán en este libro amplia información sobre el origen y desarrollo de la medida, la prerrogativa de emperadores y monarcas para establecer la normativa metrológica, y cómo imponían las monedas, pesas y medidas a los pueblos sometidos.

También hallarán los sistemas cronológicos y cronográficos, con ejercicios de conversión de la datación de las distintas eras y, dentro de éstas, sus diferentes estilos, lo cual constituye un apoyo en la lectura de protocolos notariales e inscripciones que figuran en los monumentos antiguos. El dato cuantitativo reviste el hecho histórico de precisión y exactitud. Los primeros historiadores griegos se apoyaron en el conteo para extraer conclusiones acerca del hecho histórico: Tucídides contabilizó los hombres que integraban el ejército peloponesio en la primera invasión del Ática.1 Herodoto narró lo que consumían los obreros que construyeron la principal pirámide de Egipto en rábanos, cebollas y ajos.2 Sociólogos, educadores y psicólogos pueden beneficiarse de la lectura de este manual, sobre todo con el contenido de los dos últimos capítulos en los que explica detenidamente los métodos y técnicas de investigación en las ciencias sociales y de la conducta humana.

Notas

1 Tucídides II 10, 6-7.

2 Herodoto, II 125, 6-7. Interpretaciones posteriores de la escritura jeroglífica descifran el simbolismo que encierra: el Faraón, representado por la cebolla, dominaría sobre el Bajo y el Alto Egipto, simbolizados por los rábanos y el ajo, el papiro y el loto.

Carmen Aranguren Rincón – Dra. en Filosofía y Letras. E-mail: [email protected]. Grupo de Investigación Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales. Facultad de Humanidades. Universidad de Los Andes-Venezuela.

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Itinerarios y enseñanza de la memoria urbana de Mérida – ARANGUREN (RTDCS)

ARANGUREN, Carmen; ANTÚNEZ, Ángel (coords). Itinerarios y enseñanza de la memoria urbana de Mérida. Niria Suárez y Marleny Rivas; Joel Mejía; Claudio Briceño M; Amneris Guerrero; Elizabeth Marín. Mérida: Universidad de Los Andes. Consejo de Publicaciones. Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico. Consejo de Estudios de Postgrado, 2006. Resenha de: ARANGUREN, Carmen Aranguren. Revista de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales, Mérida, n.11, p.317-322, ene./dic., 2006.

 

La ciudad, nuestra ciudad, la ciudad de Mérida y sus trayectos ciudadanos, nos convocan a escribir esta obra inscrita en la línea de investigación Conocimiento y enseñanza de la ciudad del Grupo de Investigación Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes, bajo la coordinación de quien suscribe. En su discurrir, se conjuga la participación de especialistas externos que junto a nosotros concentraron múltiples esfuerzos e ilusiones con la idea de ofrecer una visión global y pluridisciplinaria de recorridos urbanos, centinelas de memorias y testimonios de querencias, avatares, costumbres, recuerdos, utopías y realidades a veces dolorosas, como tantas otras lo han sido también de satisfacciones para un colectivo urbano en búsqueda de su identidad simbólica.

En este contexto de aciertos y limitaciones, nos hemos posicionado para interrogar a la ciudad de Mérida sobre sus itinerarios donde coexisten –lo hemos constatado– diferentes sujetos, acontecimientos, saberes, espacios y memorias en constante deambular, como un enorme relato de la vida urbana inscrito en un cúmulo de significados que transitan a las identidades múltiples. Si percibimos la ciudad más allá de su obra física podemos aprehender la imagen que proyecta su luz, sus texturas, sus sonidos, sus colores, sus contrastes; nos referimos a los secretos que guardan el andar de la gente entre los cambios y las persistencias del espacio urbano.

Los artículos de este libro se centran en el estudio de los distintos escenarios que conforman la base estructural de la ciudad, considerando su ilación con el mundo de las representaciones colectivas y la construcción de significados presentes en el orden fundante de las prácticas sociales, de las ritualidades y de los espejismos míticos que se tejen durante el convivir y la apropiación de la ciudad.

En el primer capítulo, Múltiples miradas al conocimiento de la ciudad, Carmen Aranguren, reflexiona sobre la urbe como objeto de saber que admite distintos enfoques teóricos y metodológicos para una aproximación a su existencia como construcción social, haciendo especial énfasis en las concepciones de ciudad que recorren diversos tiempos y su posibilidad de interpretación en un marco científico que se resiste a la visión unívoca de la realidad; bajo este supuesto se ubica el objeto de estudio en el ámbito de una ciencia sometida a permanente revisión como lo exige la dialéctica de la complejidad urbana.

Niria Suárez y Marleny Rivas en Región y Ciudad: aspectos socio-históricos, culturales y educativos de la sociedad merideña, analizan, desde una perspectiva global e interdisciplinaria, el recorrido de la ciudad de Mérida a lo largo del tiempo histórico que le pertenece. Para las autoras, es de particular importancia investigar el concepto histórico de región articulado a las expresiones del pensamiento local y del patrimonio cultural; plantean, cómo las instituciones socioeducativas han sido determinantes en la formación de la identidad cultural merideña.

Lo primero a destacar, según Joel Mejías, en Una visión geográfica de la ciudad de Mérida, es entender que el espacio urbano no es sólo el territorio físico sino el escenario de representación del poder que decide los usos, el ordenamiento social y el diseño de los linderos. El espacio de la geografía urbana permite testimoniar los recursos, las debilidades del ambiente y los peligros que representa la energía de la naturaleza no canalizada para el bienestar de los habitantes de la ciudad. Se alude al entorno agrario productivo de Mérida y se alerta sobre las consecuencias que puede tener el olvido de los riesgos presentes en la meseta donde se asienta esta ciudad.

En el capítulo cuarto, Claudio Briceño Monzón aborda la Evolución político-territorial de Mérida: tradición y vigencia en una aproximación a los distintos entramados del poder que, desde el período colonial impusieron un orden urbano con base en un sistema de jerarquías sociales, determinante en el modo de vida de la ciudad.

El autor realiza una descripción de las transformaciones geohistóricas de Mérida sustentada en criterios políticos, jurídicos y administrativos. Deja establecido que la ciudad es el centro del poder, y su función principal es de carácter político; allí se instala la capital y residen las instituciones públicas cuyo rol es gobernar en nombre del Estado.

Amneris Guerrero se ocupa del Proceso socioeconómico y sus implicaciones en un apretado resumen que parte de la heterogeneidad en la composición social y organizativa de la ciudad. Aquí, se esbozan las relaciones asimétricas de la sociedad merideña asentadas en la desigualdad de las condiciones de vida de la población y en el acceso sesgado a los recursos económicos y simbólicos. Refiere la limitación de fuentes de trabajo que genera desempleo y aumento de la economía informal. Entre los problemas sociales destaca la autora la incidencia en el consumo de drogas, los suicidios y los casos de Sida, preferentemente entre la población joven de la urbe. A la par, señala la potencialidad de los recursos humanos que posee la ciudad en el plano científico y tecnológico que representan valiosas aportaciones al sector productivo.

Ángel Antúnez, asume en Letras merideñas: una página en la cultura nacional, la tarea de indagar la producción literaria de escritores que han volcado ideas, rimas y sentimientos en la práctica escritural sobre la ciudad. Estos discursos, plenos de lírica, convocan a las gentes, a los ríos y a las montañas que circundan la ciudad para el goce de su fuente lúdica y estética. De manera vital y contrapuesta a la visión de la urbe problemática, pareciera que el autor quiere homenajear al Parnaso, morada de Apolo y de las musas, por su símil con la sierra merideña inspiradora de poetas itinerantes. La intención, me parece, es atrapar instantes efímeros del placer de disfrutar la otra cara de la urbe: aquella imagen que «es soporte simbólico y real donde se objetiva la escritura en la palabra que se pronuncia y en la que se silencia; en la lectura de sus modos de comunicar las ideas y las emociones; en la urbe imaginada y recreada». Así concibe Ángel –entrañable compañero de andanzas intelectuales y artesanales–, el acervo cultural de Mérida que guarda la impronta de una historia social imperecedera.

Con el propósito de armonizar las manifestaciones del patrimonio tangible y simbólico, Elizabeth Marín en el texto Ciudad y patrimonio: hacia la interacción del patrimonio artístico y arquitectónico de la ciudad de Mérida, elabora un estudio afirmativo de la imbricación del sujeto-ciudadano con las expresiones emblemáticas que otorgan un sentido estético a los bienes patrimoniales de la urbe, a la vez que representan construcciones valorativas del comportamiento ciudadano.

En esta visión, la ciudad es susceptible de convertirse en una obra de arte que exige para su lectura respeto, conocimiento, crítica y sensibilidad. La autora recorre los espacios históricos, sociales y culturales donde se fundan, transforman y consolidan los íconos públicos de la Mérida Serrana; Mérida Universitaria; Mérida Turística; Mérida de los Merideños; Mérida, Ciudad de los Caballeros, enunciaciones que recoge en su discurrir sobre la ciudad patrimonial.

Cierro el último capítulo del libro con el título La ciudad y su enseñanza: hacia una didáctica urbana, donde la búsqueda de una pedagogía ciudadana atribuye al aprendizaje social el protagonismo en la apropiación de significados presentes en los valores y saberes de los procesos urbanos. Dentro de la perspectiva teórico-didáctica aludimos a la enseñanza de la ciudad en las prácticas educativas y socioculturales como propuesta para el resguardo de la memoria urbana en la formación de identidades.

Esta idea transita el contenido del tema al hablar de cultura urbana como creación objetiva y subjetiva de los ciudadanos que adscriben el sentido de pertenencia colectiva a un determinado modo de vida.

La ciudad también se construye en el discurso y en la práctica educativa, pues de manera simbólica y textual, refiere su imagen en un saber que consolida conocimientos, representaciones y actitudes en los modos de interactuar con la ciudad.

Proponemos, finalmente, algunas orientaciones que pueden contribuir a la búsqueda de alternativas en la enseñanza de la urbe.

Carmen Aranguren R.

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Identidades a flor de piel. Lo negro entre apariencias y pertinências: categorias raciales y mestizaje en Cartagena – CUNIN (M-RDHAC)

CUNIN, Elisabeth. Identidades a flor de piel. Lo negro entre apariencias y pertinências: categorias raciales y mestizaje en Cartagena. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia; Universidad de los Andes, Instituto Francês de Estudios Antinos; Observatorio del Caribe Colombiano, 2003. 329p. Resenha de: DÍAZ, María José Almarales. Memorias – Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe, Barranquilla, n.2, jan./jun., 2005.

María José Almarales Díaz – Antropóloga e investigadora membro del Grupo de Investigación en Historia y Arqueologia del Caribe Colombiano de la Universidad del Norte. Asistente editorial de Memorias.

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